sábado, 29 de noviembre de 2008

Socorro, perdón...


Socorro, perdón - Frédéric Beigbeder

No estoy seguro de tener un corazón pero si de que tengo un cuerpo que late.

Las apariencias no sólo se guardan sino que son las que mandan.

Las chicas que hacen consumir a las mujeres son las que excitan a sus maridos.

Todo el mundo quería la pureza, probablemente porque todo el mundo se sentía asqueroso.

Los hombres que comparan sus cilindradas me dan pena, es espantoso el tiempo que pierden en enumerar marcas.

Desconfía siempre de tu primera impresión porque es siempre la mala.

Hoy día todas las mujeres son guapas a primera vista porque todas saben ocultar sus defectos.

Todo el mundo necesita un objetivo preciso, ahora bien, el nuestro cada vez es más borroso.

Quiero abandonar a todo el mundo sin que nadie me abandone.

Nadie es malo voluntariamente pero aún así hay algunos que lo buscan un poco.

Mi odio a mí mismo altera mis relaciones con el resto de la especie humana.

Detestamos los cuentos de hadas ajenos.

No es para presumir, pero en este momento estoy soltero, una ocasión así no se presentará muchas veces en tu vida, baby.

Tenía prisa por que se marchara, prisa por que saliera de mi vida para poder por fin añorarla a mis anchas.

No sufrir sigue siendo sufrir.

Aborrezco los ascensores que te llevan a los pisos inferiores.

Al querer poseerme, acabas de perderme.

I´M MARRIED, PLEASE SHOOT ME!.

Quien dice pareo alrededor de la cintura, dice culo gordo debajo.

Creo porque es absurdo.

Creo porque no es más absurdo que el resto.

Eres tan chungo que para gozar tengo que pensar en mi vbrador.

Siempre me ha gustado que las mujeres fueran bellas y lesbianas.

Sabe lo que signfican las siglas R&B para la juventud de Moscú? No "Rythm ¬ Blue" sino "Rich & Beautiful".

La imaginación es una forma de la memoria.

Amar a alguien ¿no es decirle implicitamente: tú no mirirás?

Amar a alguien es confiar en él.

Amé y he sido amado, pero nunca las dos cosas al mismo tiempo.

Mientras las iglesias estén frías, la religión estará en crisis.

Los padres son huesos con los que los hijos hacen los dientes.

Quisiera morir joven, pero mucho más tarde.

Todos los hombres necesitan saber a dónde ir.

La novedad es el tirano de mi alma.

La belleza salvará al mundo.

La belleza es la maldición de este mundo.

Soy un vampiro que se alimenta de tu juventud, no puedo amarte sin destruirte.

viernes, 28 de noviembre de 2008

La venganza...


La venganza se sirve en un plato frío...

Revenge is a Dish Best Served Cold...


- Kill Bill -

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El mejor jugador...


El mejor jugador de ajedrez del mundo tiene 17 años

Resulta interesante que según Live Top List el noruego Magnus Carlsen, de 17 años, sea ya el jugador #1 del ránking mundial del ajedrez. Los ránkings oficiales de la FIDE se actualizan sólo cuatro veces al año, pero esa página mantiene una mejor aproximación a medida que se celebra cada torneo. Tras los últimos resultados, y aunque los que encabezan la lista están muy próximos todos unos a otros (Carlsen, Anand, Morozevich, Topalov e Ivanchuk) el joven noruego les lleva ventaja.

Es el jugador más joven del mundo en llegar a ser número uno, más precoz incluso que el recordado Bobby Fischer. Tal vez por eso algunos le apodan el nuevo Bobby Fischer, el Mozart del ajedrez o incluso «el superordenador infantil».

El blog del campeón: Magnus Carlsen: Chess Grand Master.

domingo, 23 de noviembre de 2008

El logo de Google Chrome...



El logo de Google Chrome y sus parecidos razonables

En estos días en que toda la blogósfera no ha parado de hablar de la nueva “vedette de los navegadores”, nosotros no podemos ser menos, así que a falta de noticias sobre Google Chrome, le dedicamos la imagen de la semana a… Chrome. Específicamente nuestra imagen de la semana se refiere a los sospechosos parecidos que hay entre el logo del navegador de Google y otros elementos populares, como el juego Simon, las clásicas Pokebolas, las webcams, etc. Incluso un lector se ha puesto en contacto con nosotros para manifestarnos la inquietante similitud entre el logo de Chrome y la Pester Ball del juego Pokemon Snap para Nintendo 64.

También hay otros logos que guardan semejanzas considerables, como el de la suite ofimática ThinkFree, el del canal de televisión TV Record o hasta el logo de Windows Vista. Sin duda ha sido un auténtico Fail el haber elegido colores tan comunes para el logo de Chrome, y para peor haberle asignado una forma circular. El resultado es que se provoca en los usuarios una desagradable sensación de “Yo he visto esto en otro lugar”.
- http://www.genbeta.com -

sábado, 22 de noviembre de 2008

Hace un tiempo...


"Once upon a time I wanted to know what love was; love is there if you want it to be, you just have to see that it's wrapped in beauty and hidden away between the seconds of your life.If you don't stop for a minute, you might miss it."

"Hace un tiempo quise saber qué era el amor; el amor está allí si tu quieres que esté, sólo tienes que ver que está envuelto en belleza y escondido entre los segundos de tu vida. Si no te paras un momento, podrías perdertelo."

- CashBack‏ -

jueves, 20 de noviembre de 2008

Cuál es el ciclo de vida ...


¿Cuál es el ciclo de vida de tus camisetas?
Es un auténtico ciclo de vida.

1. Etapa de introducción en el armario.
Tanto si el mensaje me cautivó como si fue el color o me gustaba como se ceñía a mi incipiente barriga, mi flamante camiseta pasa a formar parte de las elegidas para los momentos especiales. Sea la próxima fiesta, una cita o una boda (sí, voy con camisetas a las bodas) echaré mano al montoncito de las camisetas preferidas.

2. Etapa de rodaje.
Ahora bien, las camisetas especiales no son especiales eternamente (los que están casados lo entenderán mejor). De este desengaño se encarga el desgaste de los lavados, el uso intensivo que suponen los momentos especiales o el darse cuenta de que tus amigos lucen mejores camisetas. Además, se puede dar el caso de que, justo después de estrenarla, encuentras que todo el mundo lleva la misma. Sales y te encuentras al mismo tipo llevando tu camiseta. Pues le coges manía e involuciona hacia una nueva fase: la pila de las camisetas para el día a día. Para ir al trabajo, al supermercado, a tomar un café…

3. Etapa de madurez.
Aceptémoslo, llegará un momento en el que las camisetas dejarán de ser atractivas hasta para ir al super. Ha llegado la hora de salir a correr con ellas, de ponértelas para una mudanza, para la limpieza del baño, para bajar a tirar a la basura. Ha llegado la hora de sudarlas, llevarlas al límite, hacia una última etapa.

4. Etapa de decadencia.
El nivel de estar por casa. Da igual si la camiseta te queda corta o tiene un agujero, mientras esté limpia te puedes acostar con ella. Se perdió el encanto.

Como última apreciación, comentaré que no todas las camisetas cumplen el ciclo de vida completo. Algunas entran directamente en la etapa de madurez (como las de propaganda) y otras se quedan por el camino (las uso de trapo). ¿Tus camisetas pasan por un ciclo de vida?

- makememinimal -

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Hay el mismo número...

Hay el mismo número de cabronazos que de pelandruscas en este mundo, pero el problema es que no se juntan los unos con los otros, sino que vienen a jodernos al resto

http://blogs.hoymujer.com/

lunes, 17 de noviembre de 2008

Leer sirve para algo...



¿Leer sirve para algo bueno?

¿Son menos corruptos, despóticos, coléricos o violentos quienes leen? La lectura tiene una utilidad sensorial y una utilidad práctica, pero tal vez no tenga ninguna utilidad ética, que es la que más se pregona.

La ópera ha sido considerada siempre el espectáculo artístico más completo y refinado. Aúna música, literatura y teatro. Para disfrutarla hay que ser una persona cultivada y tener educadas todas las capacidades estéticas. Es necesario, además, poseer una sensibilidad especial. Podríamos decir, por lo tanto, que los amantes de la ópera forman parte de un linaje extraordinario. De una quintaesencia humana. En febrero de 2001, sin embargo, los socios del Círculo del Liceo de Barcelona -quintaesencia de la quintaesencia- decidieron rechazar el ingreso en el club operístico de las diez mujeres que, después de siglo y medio de absoluta hegemonía masculina abolida en unos nuevos estatutos, habían solicitado la admisión. Entre esas mujeres -por si alguien duda de sus méritos- estaba Montserrat Caballé. Es decir, los seres más sensibles, los que se conmovían hasta el retorcimiento del alma con la música de Verdi, con la voz doliente de María Callas o con las quejas de amor de Madame Butterfly, se comportaban en la vida real como gañanes de taberna.

Este suceso, excesivo y paradigmático, es un exordio vistoso, pero resulta fácil encontrar diariamente muchos otros ejemplos que nos obligan a plantearnos si la cultura contribuye a iluminar las ideas o si, por el contrario, sirve sólo para empachar las mentes y emponzoñar los ánimos. Uno de nuestros novelistas jóvenes más eximios, a quien se le debió de aparecer una virgen en algún camino de Damasco, como a Fernando Arrabal, escribe cada semana en los periódicos sesudos y floridos artículos en los que igual pone en cuestión la teoría de la evolución -"siempre me ha llamado la atención la rotundidad con que se suele negar la intervención del misterio cuando se trata de explicar el origen del hombre; pero lo cierto es que, si existe un momento en la historia del universo en que parece más que probable la intervención del misterio, es precisamente el momento en que el hombre irrumpe en el mundo"- que describe con extraño discernimiento las sociedades modernas -"matrimonios deshechos porque sí a velocidad exprés, hogares desbaratados con el menor pretexto o sin pretexto alguno, hijos desparramados y convertidos en carne de psiquiatra, abortos a mansalva, nuevas fórmulas combinatorias humanas negadas a la transmisión de la vida, etcétera"-. A algunos otros escritores, no menos eximios, les vemos participar en tertulias televisivas diciendo disparates y simplezas que sólo mejoran las de los invitados de Salsa rosa en el rigor de la gramática y en la riqueza del vocabulario. Y aquellos a los que no se les ha aparecido ninguna virgen ni han sido invitados a ninguna tertulia no pueden tirar tampoco la primera piedra. En el sector editorial y en el mundo literario -un castillo de hombres cultos, de cultivadores de ese gran bien espiritual que es la lectura- se encuentra la mayor concentración de individuos biliosos, marrulleros, hipócritas, envanecidos, desequilibrados y tortuosos que conozco. Incluyéndome, por supuesto, a mí mismo.

La gran obra de la literatura española cuenta la historia de un pobre hombre que, empachado de libros, salió a recorrer el mundo escudado por un analfabeto que no había leído ninguno. Todos conocemos las peripecias que les ocurrieron. Todos sabemos quién creaba los problemas y quién los resolvía luego; quién era soberbio y quién humilde; quien contemplaba la realidad y quién veía únicamente sus propias fantasías y vanaglorias. Que cada cual elija un modelo, pero que no haya excusas: todos los libros son de caballerías.

No quiero hacer menosprecio de corte y alabanza de aldea, y ni siquiera estoy seguro de si soy abogado de dios o del diablo, pero desde hace años tengo la sospecha de que la lectura es menos benéfica de lo que se proclama continuamente con altavoces y pregoneros. O incluso que es dañina, que resabia. Hay dos virtudes que nadie le puede negar: su ejercicio produce un placer estético que sólo es superado por los que producen los de la música y la sexualidad; y desarrolla, instrumentalmente, las capacidades de comprensión y de construcción textual, que sirven para leer el prospecto de un medicamento, para redactar una carta o una reclamación, o para poder estudiar mecánica de automóviles o mecánica cuántica. Es decir, la lectura tiene una utilidad sensorial -si hay utilidades así- y una utilidad práctica -valga el pleonasmo-, pero tal vez no tenga ninguna utilidad ética, que es la que más se pregona. "Los libros nos hacen libres", decía uno de los eslóganes publicitarios con los que el Ministerio de Cultura trataba de concienciarnos de los beneficios de leer. "El nacionalismo se cura viajando y leyendo", proclamaba Juan María Bandrés en aquellos años en los que se pensaba aún que las barbaridades de ETA eran cometidas sólo por ignorantes sin formación. Como Sócrates, en suma: "No hay hombres malos, sólo hay hombres ignorantes". Y continuamente escuchamos hablar con desprecio o conmiseración de aquellos que no leen o que leen productos como El código Da Vinci o La catedral del mar y no a Borges, a Paul Auster o a Vasili Grossman, que son algunos de los autores que al parecer nos hacen más libres y menos abertzales.

Es decir, los apóstoles de la lectura hemos creído siempre que a través de ella se crearía un mundo más justo, más tolerante, más inteligente y más pacífico. Más humano, en suma. Hemos creído que alguien que se conmoviera con las desdichas adulterinas de Anna Karenina y el Conde Vronski no podría luego, por ejemplo, llamar alimañas a quienes cometen una infidelidad o se divorcian. Que quien se emocionara sumergiéndose en el alma insatisfecha de Emma Bovary no sería capaz de pegarle una paliza a su mujer o de negarle el ingreso en el Círculo del Liceo a Montserrat Caballé. Que aquel que se estremeciera al conocer la vida de Primo Levi en Auschwitz o la de Anna Frank en Ámsterdam no tendría ya nunca la desvergüenza de -pongo por caso- votar a Batasuna, apoyar la guerra de Irak, defender Guantánamo o enmascarar con palabrería libertaria la dictadura cubana. Hemos creído siempre, en fin, que los libros eran el manual de instrucciones de la naturaleza humana y que quien leía terminaba descifrando sus mecanismos y mejorando su rendimiento. Pero a la vista está que hemos creído mal.

A los niños y a los adolescentes les instigamos casi enfermizamente a que lean, anunciándoles las siete plagas si no lo hacen. Pero habría que preguntarse si esa obsesión está justificada por tantas plagas como decimos. ¿Son menos corruptos los que leen? ¿Son menos despóticos en sus trabajos o en sus casas? ¿Respetan más las señales de tráfico? ¿Sienten menos cólera, saben dominarla mejor? ¿Tienen mayor clarividencia política? ¿Son menos violentos? Hace años leí un artículo -seguramente de algún norteamericano extravagante- en el que se sostenía que entre los individuos de mayor nivel cultural estaban más extendidas las prácticas sadomasoquistas. No quiero poner de ejemplo a Hannibal Lecter, pero creo que la duda es razonable.

Son no obstante los razonamientos desvariados de este texto, sin duda, la mejor prueba de que leer -lo hago mucho- no siempre trae provecho.

- El Pais -

domingo, 16 de noviembre de 2008

Padre nuestro blogger...

Via email me llega este fantástico padre nuestro blogger que seguro que más de uno tendría que entonar cada noche antes de irse a la cama:

Padre nuestro blogger

Padre Technorati, que estás en la blogósfera,
santificado sea tu Authority;
venga a nosotros tu Trackback;
hágase tu voluntad tanto en Digg como en Meneame.

Danos hoy los feeds nuestros de cada día;
perdónanos nuestro SPAM,
como también nosotros perdonamos a quienes nunca comentan.

No nos dejes caer en el plagio,
y libranos de todo troll.

Enter.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Crecer en público...



¿Vivir de los réditos paternos, negar los orígenes o esconder la cabeza? Muchos hijos de tratan de hacerse un hueco en la industria del espectáculo bajo la alargada sombra de sus progenitores. Preguntamos a Sean Lennon (en la foto), Sophie Auster, Bryce Dallas Howard o Jack Osbourne quién rige sus destinos: ¿ellos, sus padres o la prensa?

"LO más importante que me ha enseñado mi padre es que mi trabajo no es mejor que cualquier otro. Cuando pienso que hay más de mil millones de personas en China que no tienen ni idea de quién soy, desaparece de mí cualquier rastro de petulancia". Así se refería Emilio Estévez, actor (Rebeldes, Freejack), director (Bobby) y hombre ejemplar, a su padre, Martin Sheen, patriarca de una de las más exitosas sagas de la historia reciente de Hollywood. "De niño, mi padre no me enseñó a negociar el éxito, sólo el fracaso. Me instruyó para intentarlo todo una y otra vez, pero no me dijo qué hacer una vez lo había logrado". El que ahora habla es Charlie Sheen, hermano de Estévez, actor (Wall Street, Hot shots) en decadencia y ex adicto a cualquier sustancia ilegal hasta el punto de que una noche, Slash, guitarrista de Guns N' Roses, le sugirió que entrara en rehabilitación. Cuando un miembro de Guns N' Roses te sugiere eso, es que estás realmente jodido.

El número de hijos de famosos presentes en los medios de comunicación durante la última década ha crecido de modo exponencial. Hasta el punto de que, si nadie lo remedia, en una década habrá más hijos de famosos que famosos. "Creo que el momento bueno para todo esto llegará de aquí a 10 años", comenta Álvaro García Bermejo, director de la revista Cuore, "cuando los hijos de Brad y Angelina, o los de Tom y Katie empiecen a aparecer en los medios". Por entonces es posible que Paris Hilton esté enterrada o que se haya convertido en una cristiana renacida, mientras que Sophie Auster (hija de Paul Auster) se encuentre grabando su sexto álbum. La primera seguirá desheredada; la segunda, probablemente, continuará colaborando con el afamado escritor y ahora director de cine. "Mis padres siempre han estado de acuerdo con mi carrera y con las decisiones que he tomado", explica Sophie. "[Paul] Es una persona con la que es muy fácil trabajar. Trata a todo el mundo del mismo modo. La primera vez que trabajamos juntos, yo tenía 16 años. Ahora, con 21, siento mayor independencia, pero eso no quiere decir que no desee volver a trabajar con él en el futuro".

Sophie es actriz y acaba de rodar Circuit, de Xavi Ribera, en Barcelona. Y ahora se dispone a terminar su segundo largo como cantante solista, en el que se incluyen letras de su padre y de su madre, la también escritora Siri Hustvedt. Paris Hilton acaba de presentar un vídeo en el que sale en bañador en una piscina y se postula como aspirante a presidenta de Estados Unidos, porque es guay. "No creo que exista una manera de determinar por qué ciertos hijos de celebridades pueden convertirse en personas que trabajan y otras en simples buscadores de atención", opina García Bermejo. "Algunos hijos de hacen cosas, pero no salen en la prensa; otros, para lograr algo, deben exhibir el apellido de papá. Son muchos los que han empezado en esto del mundo de la farándula creyendo que podrían lograr triunfar sólo con su talento y, al cabo de unos años, han debido tirar de los contactos de papá para hacer algo".

Ejemplar en su devenir y atípico en su realidad es el caso de Bryce Dallas Howard (Mandarlay, La joven del agua), hija del director Ron Howard (Una mente maravillosa, El código Da Vinci) y de Cheryl Howard, actriz y escritora. Los contactos de papá le sirvieron sólo para hacer de documentalista durante unos meses en Vanity Fair y para servir mesas y pasear perros en Hollywood. Se extirpó el apellido popular ?más tarde lo recuperaría, cuando alguien le comentó que Bryce Dallas era también el nombre de una actriz porno? y su padre, de momento, se niega a contar con ella en sus filmes. "Me encantaría trabajar con él. A veces se lo comento. Bueno, casi siempre se lo ruego, pero de momento no me hace mucho caso", comenta la joven del agua.

No es lo mismo crecer en Brooklyn rodeada de libros que en Park Avenue rodeada de peluches y jerséis para perro. No es lo mismo que tu madre sea Demi Moore y crezcas pensando que Striptease es un filme que un día podrías también protagonizar tú, que tu padre sea Tony Perkins, el Norman Bates de Psicosis. "Claro que no", recuerda Elvis Perkins, músico folk indie, creador arrastrado y totalmente alérgico a fama y fortuna. "Podría haber sido actor y podría haber estado cerca de toda esta gente que sale en los realities y en la prensa del corazón, pero jamás me educaron así. Me enseñaron otros valores. Afortunadamente, me muevo en un mundo en el que ser hijo de Anthony Perkins es una curiosidad. Nada más".

Hace un par de meses, Scarlet Page se paseó por Barcelona haciendo las fotos promocionales de la banda británica The Fratellis. Al final del periplo, los del grupo le dijeron que Page era un apellido la mar de molón, que se podría hacer pasar por la hija del guitarrista de Led Zeppelin. "Jimmy Page es mi padre", respondió ella. Y cogió un taxi rumbo al aeropuerto.

"Todo el mundo sabe quién es mi padre y casi todos parecen pensar que es idiota, pero no es cierto", así de contundente se mostraba Jack Osbourne, retoño de Ozzy y uno de los hijos de más publicitados del siglo XXI. Ahora, Jack quiere producir un documental sobre su progenitor para lograr cambiar la imagen de viejo senil que se forjó en The Osbournes, el reality que sigue siendo las sagradas escrituras de todo esto. Jack se manifestó como un verdadero zopenco, pero se hizo famoso, que es, al final de todo, lo que importa. "El caso de los Osbourne, tanto de Jack como de Kelly [la hermana cantante], es el de niñatos malcriados que no tienen más mérito que ser hijos de y que han superado incluso la fama de sus padres. En cantidad, claro, jamás en calidad. Lo mismo que Lindsay Lohan, cuya madre es una actriz en decadencia que ahora puede volver a trabajar un poco y a recibir algo de atención. Eso sí, tampoco nos equivoquemos: no hay muchos casos de hijos que salven la carrera decadente de sus padres", recuerda García Bermejo, quien reconoce el ejemplo de Miley Cyrus (Hannah Montana) como criatura que ha superado con creces la fama de su progenitor, el cantante country apocalíptico Billy Ray Cyrus.

"Sé que puede sonar algo mal, pero lo cierto es que, para alguien como yo, es realmente importante tener muchos amigos que sean parecidos a mí, con padres conocidos y que forman parte de la industria del entretenimiento. La vida es extraña cuando eres alguien cuyo álbum de fotos familiar ha sido publicado en todas las revistas". Así explica Sean Lennon el hecho de que en estos momentos sea una de las personas mejores conectadas de Nueva York. Y es que, ya sea por elitismo o por seguridad, la mayoría de esta gente tiende a rodearse de otros como ellos, hasta el punto de terminar creando alianzas contra natura, como el sonado romance entre Lizzie Jagger (hija de Mick Jagger) y el propio Sean.

"Mi padre es un tipo algo conservador, y en muchas ocasiones no se ha sentido muy a gusto con mis decisiones", recordaba Lizzie en una entrevista concedida durante aquel romance y coincidiendo con su visita a España para promocionar una firma de ropa. "Creo que hay algo de protector en su generación. No sé si es que no desean que cometamos los errores que ellos cometieron, pero lo cierto es que ser hija de un rockero muchas veces no es tan guay como puede parecer. Tal vez por eso, muchas veces necesitas hablar y relacionarte con otras personas que han tenido una infancia similar a la tuya". En términos parecidos se manifiesta Bryce Dallas Howard, quien tiene en Natalie Portman a una de sus mejores amigas. "Tener amigos en el negocio es bueno para compartir experiencias, pero puede alejarte demasiado de la realidad. Mis padres siempre quisieron que estuviera conectada a ella. Ser normal es raro en Hollywood".

Hay gente que sostiene que el talento sí puede trasladarse de padres a hijos. Que hay algo en los genes que predispone a replicar las actividades de los padres. Pero lo cierto es que esta teoría, si se analizan los logros de casi todos los hijos de famosos, posee un componente apocalípitico. Estamos negando la evolución de las especies si creemos que Theodora Richards, ahora diseñadora de vaqueros, puede alcanzar la cotas creativas de su padre, Keith, o que los hijos de Rod Steward, cuando logren salir de la cárcel y de la MTV, podrán escribir algo como Maggie May.

"Es muy duro competir con los estándares de un tipo que fue el Mozart del pop", recuerda Sean Lennon, en una de sus excusas favoritas para explicar su limitado éxito comercial. "Yo vendo pocos discos, pero creo que eso sucede porque a la gente le gusta pensar que no tengo el talento de mi padre. Lo que pasa es que tampoco tengo el dinero para grandes producciones". Menos mal que el pobre Sean es amigo de The Strokes, Lenny Kravitz, Bijou Phillips, Irina Lazareanu o Lindsay Lohan, quienes siempre están dispuestos a echarle una mano. "Creo que terminas dedicándote a cosas creativas por el ambiente en que creciste, no por ningún tema genético", apunta la siempre un poco más lúcida Sophie Auster. "Siempre estaba rodeada de gente de las artes, y eso, sin duda, influyó en mí. Pero no debemos olvidar que ni mi padre ni mi madre cantan o actúan, y ésas son las dos actividades que desarrollo yo. Aunque lo cierto es que me podría dedicar a cualquier cosa y la gente seguiría tratándome como la hija de. Es lo que hay".

¿Somos lo que somos o somos lo que hacemos? Sea lo que sea, lo que está claro es que nosotros no somos lo mismo que nuestros progenitores, por mucho que nos parezcamos. "La gente está fascinada conmigo, pero yo no hice nada. Entiendo que los fanáticos de Nirvana deseen conocerme, pero deben comprender que yo no soy mi padre", explicaba elocuentemente Francis Bean Cobain, hija del grunge, a Harper's Bazaar, en una sesión de fotos disfrazada de Evita Perón.

- El Pais -

jueves, 13 de noviembre de 2008

En la vida animal a los débiles...

En la vida animal a los débiles se los elimina pronto.
Has de ocultar tus debilidades. No nos queda otro remedio.

- La hija del sepulturero: Joyce Carol Oates -

martes, 11 de noviembre de 2008

Oleada de tristeza...


Oleada de tristeza

El otoño viene cargado de angelitos grises y hojarasca literaria. La oscuridad, refugio natural de la tristeza, ha tomado la literatura, el arte, el cine, la música. Auster, Murakami, Almodóvar, Bacon, Björk y tantos otros garantizan lágrimas de rímel y negro riguroso.

Comenzó el otoño literario con muy malas noticias. David Foster Wallace (La broma infinita, La chica del pelo raro) se suicidaba a los 46 años en su casa de California víctima de una negra depresión y de una mala medicación. Literato e hijo de literatos, su taller creativo de la Universidad de Pomona no le dio la paz suficiente como para vencer a la negra sombra. Foster Wallace es una cruz más en la larga lista de los caballeros de largos cabellos que no han soportado el otoño del imperio americano (Kurt Cobain, Elliott Smith). Los heraldos negros de los que hablaba César Vallejo (uno de los grandes tristes de la cultura universal) no hacen más que anticipar un otoño que promete grandes dosis de romanticismo en vena: delgadez estética, tristeza como actitud y oscuridad como una forma de adentrarnos en la materia filosófica. Caen Fannie Mae y Lehman Brothers pero sube la cotización de Paul Auster y Leonard Cohen.

Más síntomas sobre el paciente. Si hasta los idus de marzo no conoceremos con todo detalle los secretos de Los abrazos rotos, ésta promete ser sin duda la película más romántica y negra de Almodóvar en su carrera. El director manchego apunta ya en esta dirección en su muy filosófico blog relatando su experiencia en la penumbra:

"El origen de Los abrazos rotos se halla en las largas horas de oscuridad que viví en mi habitación aquejado de migrañas. Durante meses sólo disponía de dolor, oscuridad, imaginación. Si quería defenderme de lo primero tendría que utilizar las otras dos armas".

O sea, que la oscuridad, refugio natural de la tristeza, no es ya sólo moda en la pasarela. Acaba de desembarcar en la cultura. Una oscuridad romántica, pálida, nocturna, de ojeras pronunciadas, lágrimas de rímel y negro riguroso. Una manifestación insomne de algo más incorruptible: esa tristeza a la que Chico Buarque llama señora en Desde que o samba é samba, manifiesto de la saudade por excelencia, y a la que rinden tributo las almas en pena del momento. A ella se adhieren desde toda una primera dama como Carla Bruni, que susurra versos de Emily Dickinson a la mandíbula de Sarkozy, hasta un tipo nada sospechoso de melindres literarios como Michael Jackson, que se enfrenta al poeta nacional escocés Robert Burns a calzón quitado. En el horizonte poético brillan también dos crespones: la reedición por Bartleby, traducida por Xoán Abeleira, de la integral poética de Sylvia Plath (murió metiendo la cabeza en un horno, ya saben) y esa noticia de que Bunbury le ha robado la cartera a un poeta ya fallecido, Pedro Casariego Córdoba, que puede tener así cierta y merecida fama póstuma en su condición de "hombre delgado que no flaqueará jamás".

La misma medicina para todos los que han padecido, de una forma u otra, los venenos de la abundancia y ahora quieren recuperar la elegancia a la hora de llevar la antorcha.

La anorexia cultural recorre el mundo, aunque la industria la mire de reojo, y empieza a vomitar el viscoso mejunje de la última dieta alta en calorías, léanse los pasotes del best seller de engorde y el culto a todo tipo de descerebramiento cinematográfico y televisivo; léase la resaca de superhéroes o la inflación de bandas de rock que han imitado inútilmente a Radiohead sin hacernos derramar una lágrima. O sea que la mística rebelde invade la escena (vegetarianos fascinados por Juan de la Cruz, yonquis tras los pasos espirituales de William Burroughs, famosas lectoras de Las Moradas de Santa Teresa) y los libreros se frotan las manos con una fórmula infalible en tiempos de crisis: por apenas quince euros usted puede viajar a cualquier lugar imaginario sin tener que padecer la Terminal 4 de Barajas. De momento, muchos han reservado por Internet los billetes para el mejor banquete del otoño negro: la suculenta exposición que la Tate Gallery de Londres dedica al pintor Francis Bacon en su centenario y que reúne hasta el 4 de enero las obras principales de toda su trayectoria. Bacon, cuya exposición llegará al Museo del Prado el 3 de febrero, es sin parangón uno de los más grandes maestros de la carne que gusta especialmente a los vegetarianos; un apóstol del hematoma en tiempos de cirugía estética, un gay de la crudeza en tiempos rosas. Si ustedes van a Londres, por el mismo precio pueden darse el gusto de poder ver, también en la Tate, la retrospectiva dedicada a Mark Rothko, el pintor americano, suicida, al que muchos sitúan en la cima de la abstracción con sus bandas coloridas de ocultas reverberaciones místicas. Si se quedan con más ganas de anatomía y su linterna no ha perdido la pila, el Museo del Prado nos premia con Rembrandt, aunque el holandés no es precisamente un triste, pero sí un guía maravilloso para adentrarse en la oscuridad a través de 35 modélicos viajes al fin de la noche.

La novia cadáver. Está claro ya que los nuevos iluminados prefieren la pintura de Caspar David Friedrich a los globos de Jeff Koons, la oscuridad de Lynch que el becerro de Hirst, matarían por un crepúsculo de Turner o un firmamento de Anselm Kiefer, visitan el Père Lachaise, adoran Stonehenge y no entienden cosas para ellos importantes como la presencia de Leonard Cohen en el último festival de Benicàssim o por qué Dylan prestó Hard rain's a gonna fall para la Exposición Universal de Zaragoza (¿será por dinero, Mr. Zimmerman?).

Todos parecen haber encontrado La novia cadáver, de Tim Burton, en sus vidas y ahora es difícil salir de esa ensoñación de plastilina, pero no se alarmen, porque después de La novia y El barbero diabólico, el maestro Burton vuelve a internarse en otra perla de la disoluta aristocracia inglesa, la Alicia de Lewis Carroll, el conejo que la magia moderna reivindica una y otra vez; el espejo en el que se refleja buena parte de esta distorsionante sociedad de la anorexia. Ya no se trata del manto asfixiante y negro de los discípulos de The Cure (otra vez a la carga con el vampiro Robert Smith menos insomne que antaño) o de Joy División (ya está disponible en DVD Control, la película sobre la vida y muerte de Ian Curtis). No es la negrura de los hijos de la tiniebla posindustrial del punk predicada por Trent Reznor y Marilyn Manson sino la intuición crepuscular de las obras multimedia de Olafur Eliasson y sus crepúsculos repartidos por todo el planeta: prodigios que congregan a los banqueros rampantes con los adictos a la cultura de club.

En el hipotético bagaje de estos viajeros al fin de la noche -que siguen pensando que Céline es un pobre inocente- cabe también un último redescubrimiento al alza en el mundo del arte: la fotografía de Francesca Woodman, prodigiosa joven italonorteamericana que se suicidó con sólo 23 años arrojándose al vacío desde la ventana de su loft neoyorquino (véase la excelente monografía editada por Phaidon) y que deja tras de sí una especie de estela de desolación de la misma onda sísmica que ese Kurt Cobain que rescató no hace mucho Gus Van Sant (un creador siempre atento a la infinita tristeza de la adolescencia) en Last days. Otras dos mujeres cotizan muy al alza en este curioso ranking de la depresión: la también fotógrafa Diane Arbus (lean la biografía de Patricia Bosworth publicada por Lumen), que supone una de las mejores manifestaciones de la aristocracia del precipicio, y por supuesto la redescubierta, para gloria de todos, adolescentes o no, Carson McCullers (Seix Barral ha publicado toda su obra).

Noches de insomnio. Pero no se pongan tristes todavía porque el otoño ha llegado cargado de angelitos negros y hojarasca literaria para avivar el rescoldo del corazón. Dos autores de fama internacional ofrecen alivio a los tenebristas y nuevas dosis de tristeza compartida. Son el japonés Haruki Murakami, para mí quien mejor se maneja en los abismos adolescentes de la era posbeatle, que vende nuevos apagones existenciales de japoneses adictos al pachinko y a la soledad, y el gran seductor Paul Auster, que con su nuevo título, Un hombre en la oscuridad, da pasto a la tiniebla aunque de la mano de su siempre encendida linterna mágica.

Tanto en el Tokio de Murakami (After Dark, Tusquets), donde los aliens transmiten a sus cuarteles cósmicos los sueños de los jóvenes noctámbulos nipones, como en esa noche insomne de Vermont (Un hombre en la oscuridad, Anagrama) donde el protagonista de Auster no consigue dormir y va mezclando en su duermevela los desastres de la guerra de Irak con otros desvelos que acechan su existencia, la adoración nocturna está servida. Dos noches blancas, dos madrugadas dantescas que personifican esa oscuridad de Oriente y Occidente en la que, como en las pinturas de Friedrich, avanzamos por el corredor en penumbra con la antorcha de nuestro desvarío en la mano. Hablando de desvelo hay que citar dos clásicos recientes del insomnio que no me resigno a pasar por la criba de la actualidad: Ayer no te vi en Babilonia, del maestro portugués António Lobo Antunes (Mondadori), y La carretera, el más ceniciento libro, aunque no el mejor, que ha salido de la pluma de Cormac McCarthy (Mondadori).

En lo más hondo del pozo, si todavía siguen ahí, la banda sonora viene de la mano de un hada, la más universal de las hadas que las sagas islandesas, las que tanto gustaban a Borges, han dado a los tiempos modernos: Björk. Sus tres últimos discos (Vespertine, Medula, Volta) eran ya una creación puramente espiritual que a muchos estómagos festivaleros se le atragantaron como una sesión de Schönberg, pero lo que viene a continuación es como un triple salto mortal sobre la boca del géiser. Se llama al modo romántico que aquí hablamos The dull flame of desir (la pálida llama del deseo) y cuenta con dos ingredientes que garantizan una lujuriosa depresión; la presencia de Antony, el inclasificable músico de Antony and The Johnsons, con su voz de tenor eduardiano, y los versos del poeta ruso Fiódor Tiutchev arrancados a un prodigio de la desolación de todos los tiempos, la película Stalker, de Andréi Tarkovski, un festín de cenizos de una misma tacada para su disfrute.

Sobre la negra lava. Aunque el disco lleva publicado desde principios del verano, también hay que reseñar para los seguidores de la Santa Compaña una banda sonora imprescindible de los también islandeses Sigur Ros, pura delicia y tortura vocal, equivalente a un ciclo completo de Carl Theodor Dreyer y Lars von Trier juntos. El disco se llama Meo Suo I Eyrum-Vio Spilum Endalaust, y no le busquen más significados que "la música que zumba en nuestros oídos eternamente", dado que el entierro está oficiado en una lengua a medias entre el islandés y otra de su pura invención. En la misma onda hiperbórea aunque no tan al norte andan los devaneos siempre bíblicos de un apuesto caballero australiano, Nick Cave, que tras su prolongada caída en los infiernos visionarios nos viene deleitando con nuevas perlas más luminosas desde que ha convertido el gospel en aliado: tras su baconiano Abbatoir Blues, llega Dig! Lazarus Dig!, celebrado por la prestigiosa revista británica Mojo como el mejor álbum de lo que va de año (las revistas ya no esperan a acabar el año). Por cierto, Lars von Trier (no confundir con su famosa parodia de la tele) anda empeñado en arrojarnos a la cara para inicios de año todo un temible Anticristo, con Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg en liza. Supongo que, de saberlo, Nietzsche abrazaría de nuevo al caballo.

De las raíces del blues y del gospel, del rezo, de la penitencia, del lamento y la redención después de tanto desatino, nacen también lujos del nuevo panorama de la música americana que parece consistir en volver a los grandes nombres, de Johnny Cash a Bruce Springsteen, a los tiempos de la Gran Depresión (la de ahora no es precisamente pequeña). Un ramillete de ejemplos contumaces de esta nueva era fanny mae son las últimas producciones de Rick Rubin, con el difunto Johnny Cash (muchos han elegido ya para su entierro las canciones de Solitary Man), o con Neil Diamond, sí, oyen bien, Neil Diamond sin más aditamento que una colección de guitarras y la aridez del estudio por testigo (12 songs). En la misma onda deben figurar las del carismático productor T. Bone Burnett, para sí mismo (Tooth of crime en colaboración con su amigo Sam Shepard) o para otros amiguetes, como la celebrada reunión entre Alison Kraus y el viejo zeppelin Robert Plant, o el redescubrimiento del rey del pantano, B. B. King, que finalmente hace un disco de blues como Dios manda. Desde que Beck se ha puesto triste (Sea, Modern Guilty) el country está buscando novia...

Aunque animada por una tristeza cosmopolita y una soledad congénita a la especie, The burning plain -no confundir con Burn after reading (Quemar después de leer), de los hermanos Coen, comedia sobre la CIA y película también incendiaria- muestra sus credenciales (aparte Kim Basinger y Charlize Theron) para ser una de las cintas de otoño idóneas para compartir abatimiento y una manta escocesa en el patio de butacas. Es la venganza también de Guillermo Arriaga, que insiste en repetir la estrategia de Babel, de su antiguo amigo Alejandro González Iñárritu, del que dice poco menos que le robó el alma. Peleas aparte, es la hora del debut para este cazador de grandes huracanes emocionales que es Arriaga.

Volvemos al principio. ¿Somos tan frívolos para suponer que está de moda la señora tristeza de Chico Buarque? ¿Que la oscuridad es el último refugio de la cultura? Nadie puede entender que podamos gozar tanto de esta lista negra. Pregunten a su psiquiatra, no se conformen con Woody Allen, y escuchen a João Gilberto o a Jorge Drexler, elijan entre Tarkovski o Dos metros bajo tierra, visiten a Bacon o a su carnicero, y no traten de negar que a veces uno se siente a gusto con este misterio, como dice la canción, "hijo del placer y padre del dolor". Ya lo dijo Casariego, no flaqueen, por favor. -

- El País -

En internet...


En internet, nadie sabe que eres un perro

sábado, 8 de noviembre de 2008

Kate Moss, a subasta‏...


Kate Moss, a subasta‏

Las fotografías de la modelo podrían alcanzar en un valor de entre 22.000 y 29.000 euros

Una decena de imágenes de la modelo británica Kate Moss, que van desde sus primeros retratos tomados en su barrio del sur de Londres hasta recientes daguerrotipos de 2003, se subastarán el próximo 31 de mayo en la sala londinense Christie''s, según ha informado la casa de subastas. Los seis daguerrotipos, titulados Kate Moss y que el artista Chuck Close hizo para la revista de moda W, podrían llegar a alcanzar un valor de mercado de entre 15.000 y 20.000 libras (entre unos 22.000 y 29.000 euros).



Para Close, fotografiar a la modelo, de 33 años, fue una "agradable sorpresa". "Ella no llevaba maquillaje, no se había peinado y en ningún momento se miró al espejo. Dijo que ya le habían hecho suficientes fotografías preciosas", ha afirmado Close en un comunicado divulgado por Christie''s.



También se adjudicarán al mejor postor algunos de los retratos que la fotógrafa Corinne Day realizó de una joven Moss de apenas 16 años, como "Kate taken in Croydon" (Kate fotografiada en Croydon), que plasma a la modelo en su barrio del sur de Londres y que nunca se hizo público.



Con un valor estimado entre las 4.000 y las 6.000 libras (unos 6.000 y 9.000 euros), la fotografía forma parte del primer trabajo de Kate para la revista británica "The Face", donde fue portada con una aparición en topless. La imagen, firmada conjuntamente por Day y por Moss, fue una de las que sirvieron para marcar una nueva tendencia en la fotografía de moda, al ofrecer modelos sin maquillaje, con un posado natural y decorados naturales sin glamour, muy alejados de las imágenes esplendorosas de los años ochenta.



Kate Moss es un "icono cultural, podría decirse que es la modelo con más influencia en nuestros días", según el director de fotografía de Christie''s, Yuka Yamaji. En una subasta que cuenta con 120 lotes, también se encuentra la controvertida imagen "Kate at home" (Kate en casa), tomada en 1993 por Day en la primera colaboración de la modelo con la revista "Vogue", en la que aparece Moss, con 19 años, vestida con una camiseta de tirantes rosa y rodeada de luces de colores.



La fotografía, que hasta el 28 de mayo aún se puede ver en la exposición "Face of fashion", en la Galería Nacional del Retrato de Londres, acompañó un artículo de "Vogue" en el que la revista fue criticada por situar la estética "grunge" como la última tendencia de la moda. Una gran imagen de la modelo desnuda realizada por Albert Watson, de dimensiones que alcanzan los 243 x 182 centímetros, completa la colección de imágenes de Moss que se podrán adquirir a finales de mayo, junto con una lamina de platino de 1996, elaborada por Irving Penn.



Asimismo, la subasta también contará con una fotografía de Steven Klein que muestra la intimidad de la familia formada por la pareja de actores Angelina Jolie y Brad Pitt, así como una imagen de Madonna con orejas de Minnie Mouse tomada en Tokyo en 1987.

- El Pais -

miércoles, 5 de noviembre de 2008

En España no compra discos...


En España no compra discos ni el Tato

Se filtra un PDF con los datos de ventas de la lista española una semana cualquiera: la industria del CD tiene los días más contados en nuestro país, que en ningún otro sitio.

Ya lo sabíamos pero no imaginábamos hasta qué punto. Promusicae, quien se encarga de recopilar la lista de ventas española preguntando a unas tiendas sí (Fnac, El Corte Inglés, Alcampo) y a otras no (CD Drome), nunca jamás revela cuántas copias ha vendido un álbum en una semana. Pero esta semana se ha filtrado en un foro el PDF con las cifras y son un absoluto escándalo que ha dejado alucinados hasta a los mayores expertos internacionales en listas de ventas. Los datos (1 y 2) vienen a decir que en España se compran tantos discos como en un país tercermundista.

Si el PDF es auténtico, el álbum que está en el número 1, que es la reedición de Mónica Naranjo, sólo habría necesitado vender 4.500 copias para llegar a esta posición. Amaral puede parecernos que están triunfando porque llevan varios meses en el top 5, pero en realidad sólo venden 2.000 copias por semana y sólo han vendido 88.000 copias de su último disco, cuando con otros se acercaron al millón.

Madonna, que fue número 1 con ‘Hard Candy‘ y aún aguanta en el top 30 gracias a sus anunciados conciertos en Sevilla y Valencia, no habría conseguido aún llegar al disco de oro. Ni tampoco Coldplay, que sólo habrían vendido 30.000 copias de ‘Viva La Vida’ cuando internacionalmente han vendido 5 millones.

Amy Winehouse, que lleva un año en listas y muchos meses en los primeros puestos, sólo habría vendido 120.000 copias en España, mientras que en Francia ha vendido 750.000 y en Alemania 1.000.000.

Por otro lado, nos encontramos con datos absurdos, como los certificados de oro y platino. Para que certifiquen un disco de oro o de platino, no hay que vender las copias, sólo distribuirlas en tienda. Antes hacían falta 50.000 y 100.000 copias respectivamente, pero hace unos años se cambió como consecuencia de la piratería y ahora mismo sólo son necesarias 40.000 y 80.000 copias.

Pues gracias a esta supuestra filtración descubrimos que el recopilatorio de La Oreja de Van Gogh ha sido certificado como disco de oro cuando sólo ha vendido 9.000 copias. O que el disco de David Bisbal, al que dieron 5 discos de platino nada más salir al mercado… aún no ha llegado a las 300.000 dos años después.

Habría que matizar algunas cosas. En primer lugar, estas cifras sólo recogerían el 79% del mercado, ya que hay tiendas que no registran sus ventas para Promusicae. En segundo no incluyen los datos de Itunes ni similares. En tercero, corresponden a una semana del mes de agosto, uno de los más flojos del año. Y en cuarto, puede que esta hoja de PDF sea un fake como una catedral. Pero ni extrapolando a un 100%, ni imaginando que los españoles bajen como locos música de Itunes (que ya es imaginar), ni sumando un pequeño porcentaje por lo que pueda pasar otros meses del año; esas 200 copias semanales que necesita un álbum para colarse entre los más vendidos suenan mejor para la industria española, que estaría más muerta que viva. Puede que la hoja sea un fake, pero algo nos dice que los datos verdaderos no andarían muy lejos. ¿Alguien se imagina a un adolescente español entrando en una tienda y saliendo cargado de cedés?

- jenesaispop.com -

martes, 4 de noviembre de 2008

El Patrón de la Banca...



El Patrón de la Banca: San Carlos Borromeo

Si hablamos de Patrón de la Banca, es posible que algunos piensen en Emilio Botín. Después de todo creo que es de los pocos banqueros reales que existe en España, si consideramos banqueros a los dueños de los Bancos. Botín se juega su dinero (junto con el de sus accionistas) en la toma de decisiones y eso muy pocos en España y en el mundo lo pueden decir, y menos asumiendo funciones ejecutivas. Pero no, no me refiero a ese tipo de Patrón.

Otros pueden pensar en Miguel Martín, Presidente de la patronal bancaria española, la AEB. El Patrón de patrones. Pero no, tampoco estoy pensando en este tipo de figura. Mi referencia no es de este mundo.

Me refiero a la figura del Santo Protector de una profesión, de una actividad, de una zona geográfica. Y es que, aunque muchos lo desconozcan, hace dos días (perdón por el retraso, pero he estado liado), el 4 de noviembre, se celebra por la Banca a San Carlos Borromeo, su Patrón. Es habitual ver comidas de profesionales financieros ese día, rememorando una antigua tradición.


Ciertamente desconozco los motivos que llevaron a adjudicar a este canonizado como protector del sector crediticio. Era de familia rica, muy rica, pero renuncio a ella, y alguno de los episodios que se le suelen adjudicar me recuerdan a cierto desapego por el lujo en el vestir de D. Emilio Botín padre. Si alguno puede abundar en los motivos de la asociación San Carlos Borromeo-Banca se la agradecería. Mis últimas elucubraciones se encaminan a pensar que la etimología del nombre, Carlos, como hombre prudente, puede ser una pista.

El caso es que las celebraciones de este año deben haber sido más bien tristes, viendo lo que hay lo que viene. Por ello, y en aras de poner una gota de humor, aunque sea negro, me permito el lujo de reproducir un viejo chiste financiero, que en cada plaza adjudican al banquero de turno. Yo me lo sé con el Tío Gilito.

Todos los días D. Gilito entraba a su Banco por la puerta principal, en la que siempre estaba el mismo mendigo. Todos los días éste le saludaba con un: una limosnita, por el amor de Dios. D. Gilito pasaba de largo. Y así día tras dia, se repetía como un mantra: una limosnita, por el amor de Dios. Y todos los días D. Gilito lo obviaba. Hasta que un día la frase cambió: una limosnita, por el amor de Dios y la Virgen María. D. Gilito se sacó unos billetes del bolsillo y se los dio al sorprendido hombre, que no acababa de encontrar una explicación a su éxito. D. Gilito se lo aclaró: con dos avalistas si.

Más información|Corazones

domingo, 2 de noviembre de 2008

Si Cars de Pixar fuese real...


...Rayo McQueen debería que tener una anatomía parecida a esta. O eso es lo que debió pensar el ilustrador Jake Parker cuando empezó a divagar tratando de encontrar algún sentido al mundo creado por Pixar en su película Cars.

Según Parker, la película presenta estos coches con ojos de coloridos iris y bocas con blancos dientes que no lograba encajar en su mente, así que decidió ponerse manos a la obra para aclarar donde termina la máquina y empieza la carne. Por supuesto, existe cierto “vacío legal” en el apartado reproductivo (pobre Sally) pero no hay que olvidar que al fin y al cabo se trata de una película para niños… que no puede faltar en la estantería de ningún adulto.

- zonafandom -

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- Confucio -