martes, 30 de junio de 2009

El éxito...



Lo dejo; tengo demasiado éxito

Profesionales y artistas encumbrados abandonan en plena gloria - Un triunfo mal llevado puede paralizar la creatividad

El 13 de marzo de 1973, Juan Rulfo desveló la razón por la que había renunciado a seguir escribiendo: "... Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me platicaba todo". Fue en la Universidad Central de Venezuela, durante una conferencia, mucho tiempo después de que el autor de Pedro Páramo y El llano en llamas hubiera optado por dedicarse a la fotografía y a los guiones de cine, y fue muchas veces después de que le formularan esa misma pregunta. El mismo camino del portazo a la literatura había tomado, años antes, nada menos que Arthur Rimbaud, quien a los 19 decidió que ya había dicho todo lo que tenía que decir en poesía y se convirtió, entre otras cosas, en traficante de armas.

Ambos tienen algo en común: tras lograr un éxito brutal, se apartaron de la publicación de libros y procuraron permanecer lo más alejados posible de la fama. No es un caso exclusivo de los escritores. Hace un par de semanas, un prestigioso cocinero francés, Olivier Roellinger, se deshizo de lo más parecido a un nobel que se le reconoce al arte culinario, las tres estrellas que le había otorgado a su restaurante la guía Michelin. Su motivo, su muerte del tío Celerino particular, era el estrés. Declaró que había pasado "26 felices años manejando el timón de los fogones" y que ahora quería "emprender un camino diferente" con el objetivo de "mantener la pasión de vivir".

Hace un mes, Deluxe, uno de los puntales del rock independiente español, dio su último concierto. Xoel López, el alma del grupo, se va "indefinidamente", primero a Argentina y luego a Estados Unidos. "Necesito romper, tomarme un descanso. Estoy un poco harto de tanto rock. Llevamos tres años sin parar, más de 100 conciertos. No sé: necesito un cambio", dijo a EL PAÍS. Seguirá componiendo, pero admite su agotamiento.

El impecable Daniel Day-Lewis, el Gerry Conlon de En el nombre del padre, que acaba de ganar un Oscar, pasó cinco años sin actuar. Aunque evita hablar de ello, se sabe que vivió en Florencia trabajando de aprendiz de zapatero.

Esta es una historia de dilatados parones o abruptos finales. Aunque los primeros son mucho más frecuentes, hablan de las dificultades de la creatividad para soportarse a sí misma y para soportar (y más aún, mantener) el éxito. Manuela Romo es autora de Psicología de la creatividad (Paidós) y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. Al investigar sobre el trabajo de los creadores, se encontró con que se trata de una actividad que exige "un enorme esfuerzo cognitivo y mental al que hay que dedicar cientos o miles de horas. Además, cuando hablamos de auténtica creación, de producir algo nuevo, la persona experimenta fases de gran incertidumbre, no sabe hacia adónde va exactamente, no hay nada definido, y, además, está desafiando paradigmas establecidos, lo que puede ocasionar rechazo o incomprensión. Por otra parte, el hecho de trabajar en soledad puede generar estrés", explica. Visto así, se parece bastante a una especie de tortura. Sin embargo, Romo subraya que nada de esto es capaz de quebrar, por sí solo, la voluntad de un artista, un científico o un compositor. "Es su vida. Una personalidad creativa ama su trabajo, en el que a veces tiene lo que la psicología llama 'la experiencia del fluir': un estado de total inmersión en una tarea, estar absorbido y perder por completo la noción del tiempo".

Rulfo o Rimbaud siguieron, en este sentido, un camino excepcional. Se esfumaron. Estaban aquejados de lo que el narrador de Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas (Anagrama), llama "el síndrome de Bartleby" en su brillante rastreo por la literatura del no y sus protagonistas, entre los que destaca.

Si se escribiera algo parecido sobre cocineros, se incluiría la renuncia de Jordi Parramón, aunque sus motivos son más claros y vitalistas. "Un día mandé un fax a los autores de la guía Michelin. Les explicaba que renunciaba a mi estrella. No lo entendieron. Me llamaron, pero no se convencían de que yo quisiera renunciar. Así que enviaron a un señor, charlamos y me dijeron que no les había pasado nunca", cuenta por teléfono. De esto hace tres años. Ahora Parramón vive en el campo, dedicado a la fotografía. "Un trabajo así te ocupa todo el día y toda tu energía, aunque te guste mucho. Me dediqué 20 años a la cocina, nunca busqué ni la fama, ni el éxito. Cuando nos dieron la estrella, coincidió con el boom de la cocina, de Ferran Adrià. Hubo buenas críticas, llegó la prensa, me invitaban a actos. Una mañana iba en un avión hacia Milán a dar una conferencia sobre cocina, y me di cuenta de que antes de despegar sólo estaba pensando en volver. Me dije '¿pero dónde vas?' y ahí empecé a plantearme dejarlo y cambiar de vida. Quería hacer más cosas. Al principio no todo el mundo lo entendió, se ve raro cambiar una vida con dinero y reconocimiento".

Introducir la variable del éxito en la creatividad puede descompensarlo todo. Por extraño que parezca. "Ocurre cuando se orienta la obra hacia la consecución de un resultado", comenta Javier Mañero, director de la Escuela de Inteligencia. Después de un gran triunfo, entre la crítica o el público, de un libro, un disco, un cuadro o un plato, lo más temido y estresante para el autor puede ser la pregunta: "¿Y ahora, qué?".

"Los fracasos no cuentan excepto, si vienen después de un éxito", asegura el escritor Santiago Roncagliolo. En 2006 obtuvo el premio Alfaguara por Abril Rojo y se adaptó al cine Pudor, su primera novela. "Cuando escribí esas obras, sobre todo Pudor, nadie tenía expectativas sobre mí. Sólo quería publicar. Se tradujo a varias lenguas, vendió. El error es tratar de hacer lo mismo para no defraudar", dice.

No hay creatividad sin riesgo. "Es muy difícil mantener indefinidamente la admiración de los otros. Tanta expectativa de la gente puede desarrollar un miedo al fracaso que bloquea, es paralizante", explica el psicólogo Gonzalo Hervás. En el mundo de la música esa presión es elevada.

"Después de haber sacado un disco muy potente, todos los grupos tienen ese vértigo, el de superarse. Y justo el segundo es muy complicado, porque repetir la fórmula ya no vale. Hay que igualar como mínimo, o experimentar", explica Carlos Mariño, manager de grupos como Dover, Fangoria o Kiko Veneno. Es que "ser creativo o tener talento no tiene nada que ver con saber gestionar el éxito, y mucho menos la fama", asegura Javier Liñán, ex director artístico de EMI España, donde trabajó con Amaral, José Mercé o Manu Chao. Ahora es manager de Los Planetas, Albert Pla y Astrud.

El escritor dominicano Junot Díaz obtuvo el premio Pulitzer -uno de los más importantes de las letras estadounidenses- en abril pasado con su novela La maravillosa vida breve de Oscar Wao. Pero han tenido que pasar 11 años para que volviera a publicar: su anterior trabajo, una antología de cuentos titulada Drown, es de 1996, la que le convirtió en la promesa literaria de su país. En una reciente entrevista con este periódico, aseguró que ese lapso temporal "fue un infierno". "No sé cómo sobreviví. Soy terriblemente duro conmigo mismo, padezco la enfermedad del perfeccionismo", dijo.

La alta autoexigencia creativa puede paralizar. Pero puede que también influya el hecho de que "cuanto más tiempo pase entre una novela y otra, más prestigio adquiere la segunda", dice Roncagliolo. Y más presión: "Si la primera novela es buena, la segunda novela, más diez años después, tiene que ser genial". El proceso creativo no es, ni mucho menos lineal. "Hay muchos abortos", confiesa Roncagliolo. "Y existe el terror al vacío. Puedes tirar una novela de 200 páginas. Si has tenido éxito, es parecido a una borrachera. Cuando acaba la atención sobre la obra, la promoción, llega la resaca, te preguntas si podrás hacer otra, si estás acabado... Es parte del ciclo". Manuela Romo explica que "es un fenómeno complejo, en el que hay repetidas cumbres y repetidos abismos".

Varios experimentos sugieren que el éxito puede fagocitar parte de la creatividad. A finales de los ochenta, la profesora de Psicología Theresa Amabile, de la Universidad de Brandeis (EE UU), trabajó con varios grupos de niños. Les pidió que dibujaran lo que quisieran. A una parte de ellos les ofrecieron recompensas por hacerlo, y a otros no. Quienes habían sido premiados presentaron los dibujos menos creativos. "Si la motivación externa, es decir, la necesidad de reconocimiento, la fama, es más fuerte que el placer por crear (la motivación interna), puede aparecer el estrés", explica Alfredo Muñoz, psicólogo social de la Universidad Complutense de Madrid y profesor de talleres de creatividad en empresas. Ahí sí puede darse el abandono temporal para recuperar el equilibrio o la renuncia definitiva. Cantautoras como Tracey Chapman o Lauryn Hill, ex miembro de The Fugees (con los que vendió 17 millones de discos con sólo un álbum, The Score) frenaron su carrera cuando mayor fama tenían, por ejemplo.

Aunque para fobia a la fama, la del escritor estadounidense Thomas Pynchon (El arco iris de gravedad). De él apenas hay media docena de fotos de hace más de 40 años. No concede entrevistas. Lo último que se conoce de él es su voz: aparece con una bolsa de papel en la cabeza en un cameo excepcional en Los Simpson. Se interpreta a sí mismo asesorando a Marge, que publica una novela. El caso de J. D. Salinger es también misterioso. Tras la publicación de El guardián entre el centeno, una auténtica novela de culto desde el momento en que apareció (1951), se borró de la vida pública y apenas se editaron un par de libros suyos más. "Un rasgo fundamental de la personalidad creativa es que necesita hacer lo que le da la gana. La libertad, que se olviden de ellos para volcarse en su trabajo", asegura Romo. Apenas hay compositores, escritores o artistas que no se quejen, en algún momento, de la pesadez de la promoción y la fama. Lo sufren, por ejemplo, los managers: "Es muy cansino, repiten lo mismo en las entrevistas, la gente les para por la calle, llaman 200 veces al día, aparecen por todas partes", ilustra Mariño.

Con todo, quienes abandonan para siempre son una excepción. "La personalidad creativa siempre está produciendo, tiene una gran confianza en su trabajo y una fuerte tolerancia a la frustración, aunque se pueda resentir puntualmente", dice Romo. Muñoz también cree que, si no es así, pierden "la capacidad de jugar, la creatividad es tan gratificante que no puede estresar". Y quienes desaparecen un tiempo al final "siempre vuelven. Es su vida", dice Romo.

- El País -

lunes, 29 de junio de 2009

El mp3...

"El mp3 ha vulgarizado la música"
- Ángel Kaplan -

Subastada la mayor colección de...



Subastada la mayor colección de fotos de Marilyn Monroe

Junto a las imágenes de la actriz se han vendido decenas de retratos de estrellas del cine, modelos y artistas captadas por grandes fotógrafos

La mayor colección de fotografías de Marilyn Monroe en el mercado, junto con otras de famosos artistas y modelos como Monica Bellucci, Linda Evangelista o Kate Moss, ha salido a subasta este martes en la casa Christie's de Nueva York, todas ellas recogidas bajo el título Iconos del glamour y el estilo. Las imágenes forman parte de la colección privada del matrimonio Constantiner, integrada por unas 300 instantáneas de personajes populares captadas por los más grandes fotógrafos del siglo XX, como Helmut Newton, Richard Avedon, Irving Penn y Robert Mapplehorpe.

Entre ellas, las que algunos de ellos captaron de uno de los iconos cinematográficos del pasado siglo, Marilyn Monroe, retratada en sus más variadas facetas desde su época de adolescente hasta el momento en que estaba en la cima de su carrera, con imágenes tan conocidas como su desnudo para la portada de Playboy en 1949, obra de Tom Kelley, que se ha vendido por 18.750 dólares.



Los Constantiner también tenían la mejor colección privada del alemán Helmut Newton, conocido como el fotógrafo de las estrellas y famoso por retratar el desnudo femenino. De él se han adjudicado algunas de sus imágenes más conocidas, polaroids únicas, y una serie de fotografías de desnudos en gran formato que se exhibió bajo el título Sexo y paisajes en el 2002, con pujas que han superado los 400.000 euros.

Además, del mundo de la moda se han ofertado decenas de imágenes con trajes de alta costura protagonizadas por modelos de la talla de Kate Moss y Linda Evangelista, algunas de ellas tomadas por los famosos fotógrafos de la moda estadounidenses Irving Penn y Richard Avedon. De Penn salió a subasta una de sus imágenes más famosas, Lisa in Mermaid Dress by Marcel Rochas, en la que aparece una modelo con un elegante vestido negro que emula a la cola de una sirena, que finalmente no se ha adjudicado porque las pujas no alcanzaron los precios mínimos establecidos por Christie's, que esperaba vender la foto por un mínimo de 250.000 dólares.



Sí se vendieron decenas de imágenes que inmortalizan a estrellas del cine de varias épocas, desde Ava Gardner y Raquel Welch a Kim Basinger, Monica Bellucci o Michelle Pfeiffer, además de cantantes como David Bowie. En 62.500 dólares se adjudicó una fotografía de la italiana Bellucci, tomada en Montecarlo en 2001 y que refleja un primer plano de la actriz en el que se resaltan sus labios y la mitad de su cara se oculta con un pañuelo blanco.



- El País -

sábado, 27 de junio de 2009

Tuenti...


O estás en Tuenti o perdiste el tren

Un portal creado por cinco jóvenes en Madrid es ya la red de amigos líder.

Todo empezó en una sucia oficina del paseo de la Castellana de Madrid, en la primavera de 2006. Había restos de comida por todas partes, un cuadro de un viejo servidor de IBM de principios de los 80 colgado en la pared y un sofá rojo muy feo.

Cinco veinteañeros se pasaban allí el día y la noche, enchufados al ordenador, bajando cada dos por tres a la gasolinera para comprar latas de bebidas isotónicas. Eran tres españoles y dos norteamericanos: Félix, Joaquín, Adejemy, Zaryn y Kenny. Una pequeña red de amigos creando el sueño de una gran red de amigos. Kenny, el Messi del equipo, el programador creativo, se quedaba muchas noches a dormir allí, sobre el sofá rojo, con los ojos rojos. Así nació el último fenómeno de Internet en España, un pequeño proyecto que en apenas dos años se ha hecho muy grande y se ha convertido en la red social líder.

Tuenti es una herramienta de comunicación que está causando furor entre colegiales y universitarios. Con ella los jóvenes van agregando amigos con los que comparten mensajes, información y fotografías. Además, se apuntan a los llamados eventos: desde la canonización de Iker Casillas, a la que se fueron sumando usuarios en la noche en que España ganó la Eurocopa, hasta propuestas de movilizaciones contra la homologación de estudios de Bolonia.

Tan sucio era el apartamento en que nació esta red que un día, de la cafetera, empezaron a salir cucarachas. Lo cuenta con una risa de oreja a oreja Zaryn Dentzel, californiano de 25 años, el consejero delegado de Tuenti. Aparece con su sudadera surfera, sus vaqueros anchos caídos y sus correspondientes gayumbos asomando por encima del cinturón. Y se repantinga sobre un impoluto sofá azul de la nueva y moderna oficina, que poco tiene que ver con aquel viejo sillón rojo y con aquellas cucarachas. "Lo más importante es no hacer lo que hacen otros", dice, "ser muy puro en el pragmatismo". Los grandes nuevos ejecutivos ya no son como los de antes.

Van dos mudanzas en dos años y medio. Del Paseo de la Castellana a la calle Barquillo y hace dos meses, de Barquillo a las Cortes. Todo se queda pequeño muy rápido.

Tuenti es la segunda palabra emergente en Google por detrás de Fama, la segunda palabra que mayor crecimiento ha experimentado en este buscador en 2008. Según la auditora de Internet ComScore, en octubre andaba ya por los 4.654.000 usuarios únicos al mes, por encima de los 2.727.000 de Facebook. "Que una red local, de España, esté rivalizando con Facebook, da una idea de su crecimiento masivo", explica por teléfono desde Londres Jamie Gavin, analista y portavoz de la auditora. Enrique Dans, experto en sistemas de información, bloguero y profesor del Instituto de Empresa, va aún más lejos: "El que no está en Tuenti está excluido". Se refiere a la generación de los que llama nativos digitales. Los que tienen entre 14 y veintitantos años. A los de más de 30 años ya se les denomina inmigrantes digitales, explica Dans.

Félix Ruiz se encarga del marketing de Tuenti. Este malagueño de 26 años, uno de los cinco fundadores, sacó buen provecho de su experiencia como relaciones públicas de discotecas. Ese trabajillo que compatibilizaba con sus clases de Empresariales le dio una clave. Había que crear un sitio exclusivo. Al que la gente deseara entrar. Pero de difícil el acceso. Como un club de élite. Desde un principio, cuenta, intentó incorporar a unas mil personas de "alto poder adquisitivo", con gran mayoría de chicas y, todo, "gente guapa". La voz empezó a correr.

Las redes sociales estaban en fase de desarrollo cuando Zaryn Dentzel aterrizó en Madrid en 2006. "Pero vi que había hueco", explica, "faltaba algo muy puro y fácil que recogiera la información relevante de tus amigos y con un nivel de privacidad alto". A Tuenti sólo se accede si alguien te invita. Uno encuentra de manera fácil a compañeros de colegio, universidad o del trabajo. Si alguien cuelga una foto tuya y pone tu nombre, puedes retirarlo para que la imagen circule menos.

El analista Enrique Dans sostiene que la clave del éxito de esta red radica en que se han especializado en un país y en una franja de edad. A sus 43 años, Dans, que tiene una hija de 14 que es usuaria, afirma: "Las redes sociales son un complemento de la vida social de los jóvenes, no un sustitutivo".

Ya hay 43 personas en plantilla. Los usuarios suben un millón de fotos al día, según los datos que facilita la compañía. La aventura que nació entre cinco amigos sigue creciendo. Ya lo anunciaba un inefable hit de finales de los ochenta que cantaba un grupo llamado Objetivo Birmania: "Uy, vaya lío, los amigos de mis amigas son mis amigos".

El chico de la sudadera es consejero delegado

Zaryn Dentzel tenía una experiencia previa en el campo de las redes sociales. A los 21 años ya creó en Estados Unidos Essembly, una red social política, con un cierto cariz antisistema. "Estaba fascinado por la política, quería dar voz a la gente". La cosa no funcionó.

A los 15 años llegó a Cabeza del Buey, Badajoz, para pasar un año con una familia española. Poco después conoció en la costa andaluza a Félix, otro de los cinco fundadores de tuenti.

Californiano, de Santa Bárbara, Dentzel estudió Literatura Española y Relaciones Internacionales, pero el mundo de las nuevas tecnologías siempre le fascinó. "La tecnología puede ser muy útil para las personas, pero hay que hacer un esfuerzo por entender a las personas", explica.

Sus padres son artistas. Y de ellos, dice, ha heredado la vocación de crear. "Valoro el arte de hacer cosas interesantes en vez de ganar dinero". Su resistencia a abrir Tuenti a los formatos publicitarios más invasivos ha sido una de las claves del éxito del proyecto hasta la fecha. Arrancaron gracias al medio millón de euros que consiguieron reunir los cinco fundadores recurriendo a familiares y amigos.

Sus antepasados se dedicaban a construir carruseles en Alemania, una vieja tradición que su padre retomó con entusiasmo. Su madre se dedica a la pintura.

Zaryn asegura sin dudas que su autor favorito en lengua española es Gabriel García Márquez, pero que ahora ya no lee: vuelve a casa con los ojos rojos de tanto mirar la pantalla.

- El País -

viernes, 26 de junio de 2009

Para ser libre...

"Para ser libre hay que reírse de la muerte como del sexo"

- Simon Critchley (Filósofo y profesor) -

jueves, 25 de junio de 2009

Capa...


Capa, reportero gráfico del siglo XX

Las instantáneas más célebres de Robert Capa se reúnen en una antología de bolsillo que permite recorrer la historia gráfica de medio siglo XX

El miliciano que cae abatido en el cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, en los primeros compases de la Guerra Civil. Meses después, varios cadáveres yacen desperdigados en un páramo de Teruel en diciembre de 1937. Y ya siete cruciales años más tarde, la imagen desenfocada de los soldados aliados que avanzan a través de las olas en Omaha Beach, en el desembarco de Normandía, que liberaría definitivamente Europa del yugo del Eje. Son imágenes que describen algunos de los momentos cruciales del siglo XX. Y todas las tomó un compacto reportero gráfico estadounidense de origen húngaro, Endre Ernö Friedmann, más conocido como Robert Capa (Budapest, 1913-Indochina (actual Vietnam), 1954).

Considerado como el mejor fotógrafo de guerra, sus imágenes más contundentes se reúnen ahora en Robert Capa (Lunwerg), un volumen de bolsillo que muestra 68 instantáneas que equivalen a recorrer los acontecimientos decisivos de la primera mitad del siglo XX. Desde la que muestra a un enfervorecido León Trotsky durante una conferencia en Copenhague sobre la historia de la revolución rusa, en 1932, hasta la serie que recoge el clamor popular en París, con niños y adultos con el puño en alto, tras la creación del Gobierno de Frente Popular, en 1936. Durante aquellos años, el joven Friedmann conoció a los otros grandes fotógrafos del siglo: Henri Cartier-Bresson y David Seymour, con los que luego crearía la legendaria agencia Magnum. La antología se completa con una introducción de Jean Lacouture, más una breve reseña biográfica y bibliográfica.

Mención especial merece el grupo de instantáneas sobre la Guerra Civil. Como la del grupo de refugiados que se cobijan del conflicto en la parada de metro de Gran Vía, en Madrid, en 1936. Ese mismo años, Capa perdió a su compañera y fotógrafa Gerda Taro, que falleció tras ser atropellada por un tanque. El infatigable Capa siguió recorriendo aquel país roto. Otras de sus grandes imágenes es la de la multitud que asiste, puño en alto, a la ceremonia de despedida de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, en Barcelona, el 25 de octubre de 1938. Las imágenes de Capa (nombre que adoptó en 1935) daban a conocer al mundo lo que sucedía en España, a través de revistas ilustradas como Life, Colliers y Holliday.



Tras el fin de la contienda en España, Capa se traslada a China, donde retrata los primeros enfrentamientos del gigante asiático con el Japón imperial. Luego llegaría la II Guerra Mundial. Capa viajó empotrado con las tropas aliadas en el desembarco de Sicilia, en 1943, y asistió al otro gran acceso al continente europeo que dominaban las fuerzas del Eje. Fue en la playa de Omaha, en Normandía, donde Capa fotografió el avance casi suicida de los aliados hacia la costa francesa. Tres de aquellas imágenes desenfocadas se recogen en el libro, que muestra también los cadáveres amontonados de los soldados abatidos, justo después del desembarco, ante la mirada de los lugareños.

Luego llegaría la liberación de París. Capa registró la felicidad de la capital francesa al recibir a las tropas aliadas, el 26 de agosto de 1944, e incluso retrató a un general Charles de Gaulle, saludado por el gentío. El itinerario gráfico de la antología continúa con el avance aliado hacia el Este, con despliegues de paracaidistas y escaramuzas con francotiradores para conquistar las ciudades alemanas, como la de Leipzig, el 18 de abril de 1945, y con una impresionante panorámica del ghetto de Varsovia completamente arrasado, en octubre de 1948. Poco después viajó a Palestina. Allí fue testigo de la llegada de los centenares de supervivientes judíos de Europa que acudían al recién nacido Estado de Israel.

Capa era infatigable. Su inquietud lo llevó años después hasta el sureste asiático, nuevo escenario del enfrentamiento entre las grandes potencias mundiales. La última imagen del libro es una toma de la carretera de Thai Binh, en Indochina (actual Vietnam), del 25 de mayo de 1954. Iba a ilustrar un reportaje para la revista Life. Se ve a varios soldados avanzando a través de un campo abierto. Capa seguía de cerca, como siempre. "Si la imagen no es buena, es que no estás lo bastante cerca", solía ser su lema. Ese mismo día y en ese mismo lugar, Robert Capa pisó una mina que acabó con su vida.



- El País -

miércoles, 24 de junio de 2009

Contra los bolsos...



Carla Bruni, contra los bolsos que la llevan desnuda

La primera dama francesa demanda a una empresa que utiliza su fotografía para vender complementos de moda

La primera dama de Francia, Carla Bruni, ha demandado a una empresa de la Isla de la Reunión por poner a la venta un bolso con la imagen del desnudo de la cantante y ex modelo sin autorización, ha informado hoy su abogado, Thierry Herzog.

La imagen plasmada en la bolsa de la firma Pardon como reclamo publicitario proviene de una fotografía en blanco y negro para la que Bruni posó de manera benéfica por la lucha contra el sida en 1993 y en la que aparece de pie, con el torso desnudo y cubriéndose el pubis con las manos.



El abogado declaró a la emisora France Info que, "en el hipotético caso de que la sociedad sea condenada", la indemnización por daños y perjuicios sería destinada a un fin benéfico.

La fotografía, obra de Michel Comte, alcanzó el precio de 91.000 dólares en la subasta de Christie's del pasado 10 de abril. Y el bolso, que se vende a partir de 5 euros y tuvo una tirada de 10.000 unidades, comenzó a venderse a principios de mes en la isla francesa de la Reunión, en el Océano Índico.



- El País -

martes, 23 de junio de 2009

lunes, 22 de junio de 2009

Historias de vampiros... 14



El abuelo vampiro

Al Lewis encarnó al abuelo en la serie de televisión The Munsters, un vampiro con estética clásica que tenía por hobby favorito experimentar en el laboratorio que tenía en el sótano de la casa familiar. La serie fue emitida por la CBS en los años 60 y siendo una programa de culto de la televisión clásica

domingo, 21 de junio de 2009

Dime cómo vistes y te diré...

Dime cómo vistes y te diré qué escuchas

Desde siempre, la música ha tenido una relación muy estrecha con la moda. ¿Que hubiera sido de los Ramones sin sus estrechos y raídos vaqueros?¿habría llegado Amy Winehose donde ha llegado si luciera una larga melena rubia? Está claro que las cosas serían muy diferentes si a su música no les hubiera acompañado una estética.

No creo que halla dudas respecto a que tanto la música, como la indumentaria son dos vías perfectas para expresar tus emociones, sentimientos o estados de ánimo. Por esto no es raro que cuando uno de estos gustos coincide lo haga también el otro. A continuación podréis descubrir algunas de las características de los estilos que más asiduamente se dan en los clubs.


Collage Chiks on Speed/Electroboys

Si te pasas la vida escuchando a gente como los Chemical Brothers, Justice, Tiga, Riche Hawtin, Krafwerk, Prodigy... y no te pierdes ninguna edición del Monegros Desert Festival, Creamfields o Rivadesella este es tu look.

El blanco y el negro tienen que ser tus principales aliados, a partir de ahí, has de combinar accesorios neón y/o de aspecto futurista (sin excesos), con camisetas oversized y pantalones pitillos. Unas sneakers metálicas terminarán de darte el look que buscabas. Ahora en invierno, una chaqueta deportiva de corte retro y un plumífero metálico no te vendrían nada mal.

Tiga, Ellen Alien o las Chiks on Speed (un poco más extremo) son un claro ejempo de cómo conseguir este look.

*En la imagen superior: Chiks on Speed, gafas Kanye Shutter, reloj O.D.M, modelo Adidas Y-3(o/i), zapatillas Adidas Consortium, plumifero Monastier, zapatillas Yohji Yamamoto para Adidas Y-3
Indie


Collage The Killers

Vives en Razzmataz, te vas de vacaciones al Fib o al Summercase y la banda sonora de tu vida componen grupos como The Breeders, The Killers, The Kooks, Arcade Fire, Feist. Eres Indie.

En tu armario no pueden faltar unas Converse All Star, camisetas serigrafiadas, vaqueros desgastados y unas gafas de pasta. Complétalo con un jersey con microprints, unas gafas de aviador, bufanda de rayas, bandolera y un abrigo tipo pescador y nunca más volverán a preguntarte que música te gusta.

Si todavía no te ha quedado claro, echale un vistazo a los Babyshambles, a Franz Ferdinand o a los Artic Monkeys y verás de que te hablo.

*En la imagen: The killers, Camiseta de Elena Gallen, modelo Eastpak (o/i), converse Kurt Cobain, zapatillas Vans, modelo Vans (o/i), Gafas Ray Ban Aviator.
Poppie


Collage Camera Obscura

Si en la última concentración de Vespa o en el último concierto de La Casa Azul que estuviste la gente te miraba raro, no te preocupes sigue estas pautas y te convertirás en un autentico poppie (o al menos lo parecerás).

La mejor forma de conseguir este look es rebuscar por los cajones ropa de cuando tus padres eran jóvenes, visitar tiendas vintage o poner en el buscador de eBay “ropa años 60”. Pero si eso de llevar ropa usada no es lo tuyo no te preocupes, marcas como Fred Perry, Ben Sherman o Paul Smith ofrecen una versión renovada de esos atuendos.

Busca vestidos con estampados psicodélicos, polos en tonos pastel o camisas de rayas con microcorbatas. Acompaña esto con botines, zapatillas Victoria, bolsos y zapatos tipo Bowling y ¡Bienvenido a los 60’s! A partir de ahora, Paul Wellers y The Sugars serán tu modelo a seguir.

*En la imagen: Camera Obscura, modelo Paul Smith (o/i), Bolso Chupachups, Pajarita Paul Smith, Vestido de la Redoute, Zapatillas Victoria, Zapatillas Fred Perry y Vestido Twin Set.

- noctamina -

sábado, 20 de junio de 2009

Obsesiones...

Sin duda es una gran calamidad para un ser humano no tener ninguna obsesión.

– Robert Bly, poeta

viernes, 19 de junio de 2009

Historias de vampiros... 13



Colmillos de leche

'El pequeño vampiro' es un personaje de la lieteratura infantil creado alemana Angela Sommer-Bodenburg. Tuvo también su adaptación al cine y cuenta las aventuras de un niño humano llamado Anton y Rüdiger, un niño vampiro

jueves, 18 de junio de 2009

Más tiempo en Internet...


Los españoles ya pasan más tiempo en Internet que viendo la televisión

Los internautas se conectan 12,1 horas semanales frente a las 11,7 horas que dedican los telespectadores frente a un televisior, según la EIAA

Internet ha desbancado a la televisión como el medio al que los españoles dedicamos más tiempo: pasamos 12,1 horas a la semana en Internet y vemos la televisión una media de 11,7 horas semanales, según el quinto estudio Mediascope de la Asociación Europea de Publicidad Interactiva, EIIA, en el que se han realizado 9.000 entrevistas (6.000 de ellas telefónicas) en 10 países europeos.

Los datos de la EIIA, asociación que representa a los medios interactivos europeos, muestra un gran avance en el uso de Internet en España, donde calculan que hay 18,4 millones de españoles que se conectan todas las semanas. Además, nos conectamos más tiempo que la media de los europeos, que lo hace 12 horas a la semana; y también tenemos más banda ancha, un 86% de los internautas tienen este tipo de acceso frente a la media europea que está en el 80%.

"Eso sí, la banda ancha en España no es tan rápida como la de otros países, y tiene un coste altísimo. La diferencia de precios con Europa es abismal", puntualiza Michael Kindl, presidente de la EIIA, que se muestra muy optimista ante las perspectivas de futuro de la web a pesar del delicado momento financiero.

"En 125 países diferentes, el único medio en el que se prevé un crecimiento en la inversión publicitaria es Internet y esto se debe a los cambios fundamentales que se están experimentado en el consumo de medios", insiste en subrayar este ejecutivo, que advierte que pese a los resultados espectaculares de España, el país sigue sufriendo un gran retraso respecto al desarrollo e inversión tecnológica.

Aún así los españoles nos hemos acercado e incluso sobrepasado a las tendencias europeas de cómo se consumen los medios. Por la mañana, de 6:00 a 10:00 los medios más consumidos son la radio y la prensa. La televisión (67%) sigue siendo la reina de los hogares españoles en la franja nocturna, mientras que Internet vive su momento álgido de 17:00 a 21:00 con un 47% de los encuestados que dice que se conecta a esas horas, seguido de la noche, con un 39%. A lo largo del día, Internet nunca llega a ser el medio más utilizado pero su consumo es más "heterogéneo y constante", según dice el estudio.

Uno de los datos más curiosos es la duplicidad que se produce entre Internet y la televisión, un hábito muy extendido entre los jóvenes de 25 a 34 años. El 34% de los jóvenes europeos tiene la costumbre de ver la televisión y estar conectado al mismo tiempo, una estadísticas que llega hasta el 37% en el caso español.

Sinergias con la televisión

"Es un ejemplo de esta transformación: se presta menos atención a los mensajes publicitarios y se crean sinergias con la televisión. Es muy común que se esté siguiendo una serie de TV y se esté comentando con los amigos en Internet", sostiene Carlos Relloso, director de Marketing de Yahoo, quien ve en estos datos un argumento que sostiene la cada vez más extendida tendencia de realizar campañas cruzadas, que empiezan en una pantalla del salón y continúan en la del ordenador.

Otro de los puntos donde España destaca especialmente es en el uso del móvil. El 32% de los usuarios utiliza el teléfono para otras comunicaciones que no pasan por la voz, un 15% usa el correo electrónico, y 10% se conecta a Internet y un 7% usa la mensajería instantánea.

Esta es una de las aplicaciones favoritas de los españoles, que también sale destacada en el listado de los usos más intensivos que hacemos de Internet, con un 41% de usuarios que lo utiliza frente a una media europea del 36%.

Muy sociales y más mujeres

"En España el Messenger es el medio interactivo que más inversión publicitaria recibe. Somos muy sociales y se nota en nuestros usos de Internet", explica Cecilia Francolí, directora de Markéting de Microsoft.

Tanto es así que por encima de la mensajería instantánea están las redes sociales que han tenido una aceptación muy por encima del resto de Europa, con un 47% de uso frente a un 41%. Las descargas son otro de los hábitos más arraigados con un uso del 37% de los usuarios frente al 26% de los europeos.

Entre tantas estadísticas, también se puede percibir una normalización de la brecha entre sexos. En España ya hay más mujeres que hombres conectados a Internet. La EIIA dice que hay 9,3 millones de mujeres conectadas en España, lo que representa un crecimiento del 16% respecto a 2007.

- El País -

martes, 16 de junio de 2009

Historias de vampiros... 12



Vampiros catódicos

'True Blood' ha sido uno de las revelaciones de esta temporada en la televisión de EE UU. En ella los vampiros ya no necesitan beber sangre humana gracias a una bebida inventada en Japón. Además quieren dejar atrás su mala fama y vivir entre los humanos con mismo derechos que cualquier ciudadano. La historia de la serie se basa en la colección de libros de vampiros 'Sookie 'Stackhouse, de Charlaine Harris y en España la emite Canal+

lunes, 15 de junio de 2009

La crisis se cuela...



La crisis se cuela en nuestros sueños y pesadillas

Miedo al despido, estrés o la tecnología han empezado a poblar lo onírico. Son los temores más ancestrales bajo nuevas apariencias


Mientras Luis firmaba un contrato de alquiler de una casa enorme y ubicada en el centro de Madrid por tan sólo 90 euros al mes, Macarena se disponía a comer un bocadillo, y justo antes de hincarle el diente se dio cuenta de que en lugar de jamón estaba lleno de dinero. Y, mirando mejor, vio cómo los billetes se convertían en insectos. La noche siguiente, Juanjo invitó a su casa (no recuerda si para cenar) al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, y éste le presentó a su familia. Teresa, en cambio, fue al estadio de fútbol porque tenía una cita con David Beckham. Después del partido, como en una película, la velada acabó con un romántico beso de despedida.

¿Realidad o ficción? Las dos cosas a la vez. Así es el mundo mientras dormimos, cuando cotidianidad, situaciones y personajes reales se mezclan con la fantasía propia de una experiencia onírica. Y así lo atestiguan los llamados registros o diarios de sueños: auténticas bases de datos de una parte del subconsciente colectivo.

Los psicoterapeutas, sociedades de psicoanálisis en medio mundo y cada vez más archivos online gestionados por psicólogos conscientes de su valor reúnen miles de relatos recogidos a lo largo de los años. Un tesoro que da fe de cómo cambian las ambiciones, los desasosiegos o los deseos de los pacientes de medio mundo. Y, aunque la observación de los sueños no constituya una fuente de información tan precisa como un informe cuantitativo o un estudio del Instituto Nacional de Estadística, tal vez pueda darnos algunas pistas sobre el humor general de la sociedad.

Porque, como destaca en un artículo el psicoanalista Daniel Valiente Gómez, del Centro Psicoanalítico de Madrid, los sueños constituyen una forma de comunicación con nosotros mismos y con nuestro entorno. No surgiría del inconsciente un sueño si el individuo no quisiera decirse algo a sí mismo. Por ejemplo: "Éste es el modo en que yo veo el mundo y el modo en el que yo me veo en él".

Así, en las experiencias oníricas recientes de pacientes y soñadores españoles (cuyos nombres, como los anteriores, son inventados por razones de privacidad) no faltan claros reflejos de la situación que estamos viviendo: la crisis, el miedo a quedarse sin trabajo o a no poder pagar el alquiler, darse cuenta de que se han acabado los ahorros, el deseo de parecerse o codearse con personajes famosos, los estímulos eróticos que se perciben a diario en la publicidad o la televisión, o elementos y símbolos significativos de la revolución tecnológica (móviles, ordenadores, Internet, chats...).

No extraña tampoco, entonces, que miles de internautas se animen todos los días a compartir sueños tan desalentadores como éste de Mónica, quizá para buscar apoyo públicamente: "Soñé con que me despedían de mi trabajo y mi jefa, que estaba al corriente hace algún tiempo, disfrutaba de ese momento aun sabiendo que tengo dos niños pequeños y que soy la única fuente de ingresos de la familia. Entonces desperté entre lágrimas",

A propósito de la adaptación de las experiencias oníricas a la realidad, un estudio realizado por la Association for Psychological Science de Washington deja claro que los sueños de los estadounidenses cambiaron radicalmente en las semanas anteriores y posteriores al 11 de septiembre de 2001. La autora de la investigación, Ruth Propper, docente de psicología del Colegio Merrimack de Massachusetts, apunta además a que la cobertura en televisión de los ataques terroristas a las Torres Gemelas contribuyó a incrementar el estrés de los ciudadanos, modificó su rutina emocional y por consecuencia sus sueños, que más bien se convirtieron en pesadillas amenazadoras y con explícitas referencias a ese día.

No parece casualidad, entonces, que las consultas al psicólogo hayan aumentado un 12% en Madrid a causa de la crisis económica, como ha señalado el presidente del Colegio de Psicólogos. Este incremento se ha producido desde el mes de junio debido, por ejemplo, a la pérdida del trabajo o la subida de las hipotecas. Lo advirtió hace dos meses también la Organización Mundial de la Salud (OMS). "No nos debería sorprender ni deberíamos subestimar las consecuencias de la actual crisis financiera", señaló Margaret Chan, directora del organismo, quien destacó que la crisis desempeñará un papel importante y contribuirá a aumentar los desórdenes psicológicos ya existentes. Lo que quiere decir: más depresión, más estrés, cambios de rumbo o nuevas señales en las experiencias oníricas de medio mundo.

Y, a ese respecto, el hecho de soñar con dinero (algo, por otro lado, frecuente desde la antigüedad) puede adquirir nuevos significados o convertirse en una experiencia casi obsesiva. "Estaba en un lugar en el que se fabricaban billetes, y yo notaba cómo los podía tocar y gozaba con ello, aunque me preguntaba por qué el dinero estaba al alcance de todo el mundo. De repente, me doy la vuelta y veo a unas personas sentadas a escritorios, miro otra vez los billetes y noto que el icono central (que representaba una dama), era distinta en algunos billetes. Pregunto el porqué y nadie puede contestarme. De repente, se oyen estas palabras llegar desde una mesa: yo sé el porqué. Las palabras provenían desde una especie de marco para fotografías en el que, mirando mejor, veo a mi abuela".

Según las teorías tradicionales de la interpretación, soñar con dinero (como Cristina en este relato) o con ganar sumas elevadas solía apuntar al deseo de alcanzar el éxito y el bienestar. Porque en el subconsciente, dinero es a menudo otra manera de decir seguridad, autoestima y reconocimiento de los demás, mientras que la pérdida de poder adquisitivo significa que tal vez nos sentimos vulnerables. Impotentes ante la crisis o infelices. Más todavía si de verdad se está pasando por apuros económicos. Sin embargo, este sueño, recogido por psicoterapeutas del Centro de Psicología Evolutiva, vinculado un grupo de estudios italianos, puede ser un ejemplo de cómo se concebía el dinero (y el esfuerzo o el trabajo por conseguirlo) hace unos años y en la actualidad.

Y es que las experiencias oníricas suelen tener una relación con lo que algunos expertos llaman "resto diurno", esto es, imágenes con las que se tropieza en el día a día. Pilar Rojas, directora del departamento de clínica psicoanalítica de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, lo explica así: "Si una imagen sirve para formar el sueño, yo la tomo. Así, en un sueño puede aparecer un coche, un ordenador, un teléfono móvil... Eso hace que el sueño sea diferente" a los que se tenían en el pasado. Aunque, en el fondo y en la sustancia, permanecen iguales a las experiencias oníricas de toda la vida. "Lo que cambia es la forma", destaca. Como en este sueño, publicado por la web www.mis-sueños.org, una iniciativa española para compartir experiencias oníricas que, junto a la estadounidense www.dreambank.net (una especie de banco de sueños gestionado por psicólogos de la Universidad de la California), o la italiana www.cepei.it, constituye una significativa base de datos. "He soñado que me iba de acampada y que mi única preocupación era que me diese tiempo, antes de salir, de ir a casa a buscar el cargador del móvil. De camino, me encuentro con una amiga que me enseña una revista con una foto en la que salimos ella y yo, guapisísimas y no le hago mucho caso, aunque me guste encontrarme así de guapa, porque quiero llegar a casa a recoger el cargador que se me había olvidado..."

Algo parecido ocurre con el sexo. "Es verdad que, en España, se tiene todavía cierto reparo, al principio, en contar sueños eróticos", explica Miguel Ángel Sánchez-Quiñones, psicoterapeuta experto en análisis de los sueños en el ámbito de la salud mental. Sin embargo, aunque no haya registrado grandes diferencias entre las experiencias oníricas de hoy y las de antes, cada vez hay más relatos -que no necesariamente sueños- por ejemplo, de relaciones homosexuales, algo que los profesionales vinculan a la mayor presencia que han adquirido en la sociedad y a la desinhibición a la hora de contarlo.

En su 90%, los sueños son el reflejo de las circunstancias personales (preocupaciones, deseos, miedos) de las personas, cuenta Héctor González Ordi, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Desde otra perspectiva, Pilar Rojas añade que "en principio, el fondo erótico de los sueños de ahora es el mismo que en la Edad Media". Pero sí se han introducido nuevos elementos, de acuerdo con la mayor presencia de mensajes eróticos en la sociedad actual. Porque, "lo que ocurre con los sueños es que a lo largo del día puedo ver 20.000 cosas (incluidos estímulos eróticos procedentes de anuncios o de la televisión), pero en el sueño siempre aparece el objeto más apto para formar mi experiencia onírica", explica.

Y es que los conflictos psicológicos que se manifiestan con más frecuencia en los sueños son, de alguna manera, inmortales, según recuerda el terapeuta José María Camacho. Por eso tampoco es de extrañar que decenas de miles de internautas en todo el mundo decidan compartir públicamente su vida onírica. Se trata de un tipo de prácticas ancestrales. Según descubrió en los años treinta del pasado siglo el antropólogo Kilton Stewart, los miembros del pueblo malasio de los Senoi, por ejemplo, se reunían nada más despertarse alrededor de una hoguera en sus asentamientos. El objetivo consistía en compartir y contarse los sueños vividos a lo largo de la noche. Si alguien había tenido una pesadilla y estaba preocupado, los demás se encargaban de ayudarle y, entre todos, intentaban enfrentarse a los elementos más aterradores y los miedos aparecidos en la experiencia onírica. ¿Qué cambia, entonces, entre una sociedad primitiva y la contemporánea? "Determinados tipos de símbolos, que, sin embargo, al final se resuelven de la misma forma y, en muchos casos, tienen el mismo significado", añade Camacho.

Por eso hoy, en lugar de los clásicos monstruos de la tradición popular o el hombre del saco, se encuentran aviones, atentados, inseguridad ciudadana. "Porque el sueño es una prolongación de la actividad vigil, pero en otro formato", añade González Ordi.

También el estrés, que tanto caracteriza el mundo actual, se puede reflejar en la calidad del sueño y en sus consecuencias en la actividad onírica. Aunque no es posible generalizar, por la falta de estudios cuantitativos en este ámbito, sí se considera el estrés como una circunstancia frecuente en el día a día, su reflejo nocturno se puede manifestar en pesadillas llenas de imágenes como carreras hacia ninguna parte, caídas en pozos, catástrofes naturales y, en general, con un descanso poco reparador.

Porque, por ejemplo, cabe preguntarse cómo se habrá despertado el autor de este sueño cuyo protagonista es un tsunami onírico en toda regla. "Me encuentro en una playa muy amplia, y mucha gente está conmigo. Todos estamos de pie, en silencio, como paralizados. Miramos la oscuridad hacia el horizonte, sin embargo nadie hace nada por huir. Simplemente esperamos a que llegue. La humanidad será barrida en silencio. La sensación es solamente de espera".

El mundo mientras dormimos

- "Soy un futbolista y estoy jugando un partido. Realizo saques de esquina y los adversarios cada vez me devuelven la pelota... Detrás de la portería está la cantante Patty Smith, que me dice que todo va bien porque vamos ganando. Pero yo encuentro la situación tan frustrante que empiezo a jugar cada vez peor".

- "Soñaba que conseguía despegar del suelo, al principio con algunas dificultades, sin embargo, luego sin ningún problema, simplemente moviendo brazos y piernas".

- "Mi sueño es muy recurrente: siempre soñaba con un avión, y que se estrellaba. El avión se estrellaba cada vez más cerca, y la última vez que soñé cayó a unos 100 metros de mi casa. Yo corría para ir a ver qué había ocurrido".

- "Iba caminando por la calle, cuando se me cayó la cartera al suelo. Al cabo de un rato, una persona me devolvió la billetera. Lo que ocurría era que dentro había dos billetes, de 200 y de 500".

- "He soñado que me tragaba un calamar gigante".

- "Soñaba que estaba en una ciudad (no recuerdo su nombre) con unas personas conocidas y estábamos sentados en el bordillo de la acera, cuando de repente llegó Silvio Berlusconi, asiendo un cuchillo enorme. De repente, mató a una persona que conozco, su esposa y dos hijos. Después me subí al coche de los cuatro fallecidos y vi muchos rayos en el cielo... Al

- "Hay grupos de personas que están en guerra entre sí. Yo estoy en medio, pero no siento miedo ni temor a que me golpeen o hagan daño. Estoy muy tranquila a pesar de todo, y, casi irónicamente, también parece que participo en este enfrentamiento. En un momento dado, dos de los hombres (con actitud un poco amenazadora) parece que empiezan a perseguirme como para agarrarme. Yo, como si se tratara de un juego, echo a correr y cuando ellos están a punto de cogerme, baja Superman del cielo y, rápidamente, me levanta del suelo y, riéndome a carcajadas, me doy la vuelta para mirar y saludar a los hombres que me estaban persiguiendo".

- El País -

domingo, 14 de junio de 2009

sábado, 13 de junio de 2009

Historias de vampiros... 11



El vampiro mestizo

Wesley Snipes protagonizó en 1998 la primera de las películas de la saga Blade, la adaptación de un cómic que cuenta en clave de acción la historiade un vampiro mestizo (mitad humano, mitad mestizo) que ayuda a los humanos a deshacerse de los vampiros

viernes, 12 de junio de 2009

Alguien que vuelve...


Alguien que vuelve

El alma de la fotografía es el encuentro, dice Alberto García-Alix. Uno va al Reina Sofía creyendo que va a encontrarse una exposición de fotos y desde que entra en ese laberinto de antiguas salas de enfermedad y muerte lo que encuentra es mucho más: una crónica, una novela, una confesión, una noche oscura del alma, un viaje al fin de la noche, un viaje de ida y vuelta que es la refutación de su misma imposibilidad. De donde no se vuelve. Por las escaleras y las esquinas, por los corredores del museo, yo percibo siempre el escalofrío de su antigua condición de hospital. En un lugar así los personajes de Alberto García-Alix revelan su condición frecuente de enfermos y difuntos, de seres dañados literalmente por golpes o navajazos o por su propia decisión de elegir el desastre. También es más fácil de entender aquí (en estas salas donde tantas veces se quedaría en la almohada de una cama recién desocupada el hueco de la cabeza de un muerto) el talento de García-Alix para retratar la ausencia: la camisa de alguien muy querido que murió, la camisa estrujada y llena de sangre de una mujer asesinada, un par de zapatos, una ventana, una pared vacía. Al final, viene a decirnos, presencia y ausencia son lo mismo, porque nada nos retrata mejor que el vacío que hemos dejado al salir de una habitación o que las cosas cotidianas que usamos; y porque esa cara rotunda que nos mira desafiándonos en un primer plano, como queriendo imponernos no sólo su presencia física sino también las normas según las cuales debemos mirarla, muy pronto habrá sido modificada por la desgracia o el delirio y por el paso del tiempo y más pronto o más tarde habrá dejado de existir.

Pero no sólo recorremos una galería de retratos de personajes familiares o anónimos y un mapa de lugares que tienen en común su cualidad extraterritorial (habitaciones de hotel, descampados, bloques gigantes de apartamentos recién terminados en los que todavía no vive nadie, patios de vecindad en ese momento hondo de la noche en el que ya quedan muy pocas ventanas iluminadas, o en ese otro del principio del amanecer en el que ya se han encendido las luces en los dormitorios y las cocinas de los más madrugadores y en el que la luz todavía débil de la mañana no borra la de las farolas). También asistimos a la crónica de unos tiempos que parecían el ayer mismo hasta hace poco y ahora se han vuelto muy lejanos, y a un relato que tiene una arquitectura sofisticada de novela y un desgarro de confesión personal. En los últimos setenta, en los primeros ochenta, la vindicación pop del presente y de lo nuevo parecía implicar una garantía de perpetua juventud. Viejos eran otros, y lo habían sido desde siempre: los padres, por ejemplo, con sus trajes formales y sus gafas de concha anticuadas, las madres con sus batas caseras, con sus sonrisas de obstinado y desfallecido optimismo; viejos eran los barbudos y los melenudos, los del rock sinfónico, la canción protesta, el espesor ideológico. García-Alix hizo entonces la crónica de lo instantáneo, de lo que estaba sucediendo delante mismo de sus ojos, y por eso fue fácil tomarlo distraídamente por un fotógrafo de moda y de lo que estaba de moda: ciertas indumentarias y tipos de peinado, celebridades mayores o menores del momento, a medio camino entre la frivolidad y el malditismo.

Pero lo que hacía en realidad y no ha dejado de hacer desde entonces es lo que no ha hecho casi nadie más con esa suma de verdad y de talento, con esa desvergüenza, no sólo para ser testigo del esplendor y de la destrucción de los demás, sino para mirarse a sí mismo. Una y otra vez, a lo largo de treinta años, Alberto García-Alix se ha sometido al escrutinio de su cámara con una valentía más admirable aún en un país en el que todos, siendo tan propensos al exabrupto ronco y a las proclamaciones terminantes, somos sin embargo de una mojigatería extrema a la hora de escribir en primera persona sobre nosotros mismos. La crónica tendría trampa si no fuera también una confesión; la mirada que retrata inflexiblemente los paraísos artificiales y los infiernos de los otros tendría algo de espionaje morboso si no se volviera hacia el fotógrafo para mostrarlo como uno de ellos. Diane Arbus perseguía a los raros y a los monstruos pero guardaba siempre la distancia en el fondo hipócrita de la observación: "Os busco y os espío pero no soy uno de vosotros", parece decirles, emboscada tras la cámara. La originalidad de un artista como Alberto García-Alix es inseparable de una decisión moral que no es menos rigurosa por jugar con el exhibicionismo y con la máscara, con la impostura, con la jactancia: si sabe tanto de esos mundos es porque él mismo ha viajado por ellos; si retrata el tenebrismo lívido del ritual de la heroína es porque alguna vez ese brazo en el que se hinca la aguja ha sido el suyo; quien lo probó lo sabe: si no lo supiera no habría podido retratar esa cara de expectación y pánico del que espera al dealer y no sabe si lo verá aparecer; no percibiría el drama de la primera luz del día en un paisaje de extrarradio ni la sonrisa ebria ni el peso de los párpados entornados de quien se perderá durante los próximos minutos en una especie de densa eternidad sin dolor.

Él ha estado en ese lugar de donde no se vuelve: él ha regresado, ha emprendido otros viajes. En una sala a oscuras del Reina Sofía, detrás de un cortinaje negro, yo veía la película o el montaje visual que ha hecho Alberto García-Alix con sus fotos y con las músicas que ama y con el metal de su propia voz y pensaba con envidia: qué novela. El viaje al pasado sucede a lo largo de otro viaje simultáneo a los confines del mundo y casi a los del porvenir. El porvenir que no pudieron conocer los que ya están muertos; el que mira el superviviente con la sensación de estar viendo por error un tiempo demasiado lejano para ser suyo: las autopistas, los callejones ruinosos, los rascacielos en construcción de Pekín, siniestros como acantilados de nichos. Una novela es una mirada y una voz y el lugar en el tiempo desde el que se cuenta la historia. Desde la máxima lejanía, una noche de otro siglo en Pekín, un hombre recuerda a los vivos y a los muertos y sostiene su propia mirada en el espejo de una habitación de hotel que se parece mucho a tantas otras que frecuentó en sus vidas pasadas. Pero en esa distancia en la que se ve perdido advierte signos familiares: ventanas iluminadas, claridades de amanecer sobre tejados pobres, caras de hombres y mujeres tan perdidos como él y en cuya fragilidad y locura se reconoce. Dispara la cámara y los retrata con ella, figuras emergiendo en la oscuridad, perdiéndose. El encuentro es el alma de la fotografía. -

De donde no se vuelve. Alberto García-Alix. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Hasta el 16 de febrero. www.museoreinasofia.es/


- El País -

jueves, 11 de junio de 2009

miércoles, 10 de junio de 2009

Historias de vampiros... 10



Los vampiros de Tarantino

Los vampiros cambian los castillos góticos por un siniestro bar de carretera en esta película de Robert Rodríguez protagonizada entre otros por George Clooney y Quentin Tarantino. Además la sangre que beben estos vampiros de finales del siglo XX es verde, por exigencias del guión

martes, 9 de junio de 2009

Un ejército de monstruos

Un ejército de monstruos

Zombis, vampiros, fantasmas y demonios cautivan a unos lectores ávidos de misterio, relaciones prohibidas y seres del más allá

Las editoriales andan a la caza del vampiro, afanadas en la búsqueda para repetir la fórmula del éxito de la Saga Crepúsculo (Alfaguara), la tetralogía de Stephenie Meyer de la que ya se ha vendido más de un millón de ejemplares en castellano. Y quien dice vampiros, dice zombis, hombres lobo, fantasmas o demonios. Porque por la puerta que los muertos vivientes han abierto entra ya un ejército de monstruos. Literatura a raudales para satisfacer a un público ávido de misterio, relaciones prohibidas y seres del más allá. Así es el relato de amor imposible entre una chica humana y un joven vampiro que discurre a lo largo de Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer. Una historia que se ha convertido en todo un fenómeno editorial y que ha aupado consigo al género al que pertenece, el romance paranormal. Antes de Meyer, Drácula, de Bram Stocker, y Entrevista con el vampiro, de Anne Rice, pusieron de moda a los vampiros con sentimientos. Ahora, la corriente ha vuelto y lo ha hecho para quedarse, según todas las editoriales. "La locura sólo acaba de empezar", advierte el editor de Alfaguara Infantil Raúl González.

Más de cinco mil jóvenes hacen cola a la puerta de la FNAC de Madrid. Es 8 de octubre de 2008. No se trata de un concierto de Tokio Hotel o del estreno de la última película de High School Musical. No. Se trata de un libro. Se trata de Amanecer, el capítulo final de la saga Crepúsculo, del que en Estados Unidos se vendieron tres millones de ejemplares en diez días. Pero los fans españoles no hacen cola para comprarlo, ni para que la autora se lo firme. Esperan durante horas para ver una breve entrevista grabada con la escritora. Tal es la fiebre de los lectores, que Meyer está pensando en sacar un quinto libro. "Una precuela desde el punto de vista de Edward (el protagonista vampiro)", adelanta González. Aunque de momento las negociaciones están paradas. Los fans del romance paranormal siempre quieren más.

Marta Vilagut lo sabe bien. Su editorial, Destino, ha lanzado otra tetralogía, Crónicas vampíricas, de L. J. Smith, y sus dos primeras entregas, Conflicto y Despertar, han vendido más de cincuenta mil ejemplares en España. ¿Su argumento? Una chica que debe elegir entre dos hermanos vampiros. "Creo que a los jóvenes les vuelve locos este género porque es una nueva versión de Romeo y Julieta pasada por el tamiz del vampirismo", explica. Una mezcla, enumera, de suspense, amores imposibles y tensión sexual. Una receta clásica pero infalible, cuyos ingredientes repite la gran apuesta de Destino para 2009: Cazadores de sombras, de Casandra Clair. Esta vez, unos seres de otra dimensión cruzan a nuestro mundo para acabar con las criaturas del mal: hombres lobo, demonios... De mundos paralelos trata también El viajero (SM), primera entrega de la trilogía La puerta oscura, de David Lozano. Y el Libro de monstruos españoles (Siruela), sobre mitología ibérica.

Que el género está de moda lo prueba la avalancha de seres paranormales (encuadernados, claro) que inundó la pasada Feria de Francfort. Guillermo del Toro vendió la primera entrega de su trilogía de vampiros The strain (El virus) a casi una veintena de países. Entre ellos, España, donde Suma de Letras la publicará en abril. La enorme oferta y las cifras de ventas han hecho que muchas editoriales se unan a la corriente. Es el caso de Nabla. Su responsable, Luis Carreras, confiesa que, aunque al principio era escéptico, decidió apostar por el género con Vampire kisses, de Ellen Schreiber. De nuevo una chica que se enamora de su vecino, que es, cómo no, un vampiro.

"Los vampiros gustan tanto porque, en el fondo, todos queremos ser como ellos: no morir nunca, ser guapísimos y glamourosos", apunta Raúl González. Así, más atractivos y menos terroríficos, más cercanos al grupo The Jonas Brothers que a Drácula, son los protagonistas de Crepúsculo y del resto de novelas del género. Criaturas que conviven entre humanos, van con ellos al instituto e intercambian miradas en la discoteca. "Los lectores de romance paranormal han crecido con Harry Potter, están acostumbrados a la fantasía. Con esta corriente, la magia da una vuelta de tuerca hacia el realismo", señala González. Para Sigrid Kraus, editora de la serie de J. K. Rowling, esta integración en el mundo real de los adolescentes es una de las claves del éxito del género. Como en Encanto fatal (Salamandra), de Melissa Marr, cuya protagonista, Aislinn, puede ver a los elfos que viven entre los hombres. "Sí, es fantasía. Pero también es realista. Los chicos tienen que poder identificarse con las cosas que les pasan, con ese primer amor", explica. Javier Ruescas, presidente del club de fans de Crepúsculo, está de acuerdo: "Si pones dos vampiros besándose, ¿cuál es la gracia?".

Aunque realistas, los vampiros aparecen un tanto idealizados, decimonónicos, incluso, en lo sentimental. "Son muy caballerosos, como del siglo XIX; están enamorados de la protagonista y, como saben que si se acercan a ella le harán daño, se mantienen a distancia", cuenta Gemma Xiol. Su editorial, Montena, lleva vendidos 25.000 ejemplares de Medianoche, de Claudia Gray. En este caso, la vampira es la chica, y su enamorado, un cazavampiros que entre besos le clava frases como: "Bianca, deberíamos parar". Y eso parece que gusta, y mucho, a las chicas actuales, las principales consumidoras del género. "Estos libros los leen, sobre todo, chicas a partir de 13 años, y en un mundo como el de hoy no están acostumbradas a que las traten así. Creo que ese aspecto es uno de los que más les atraen", argumenta Vilagut. Resulta como poco paradójico. Las jóvenes españolas pierden la virginidad con 15 años -según el estudio La juventud en cifras, del Instituto de la Juventud-, pero lo que buscan, al menos en la literatura, son historias que no traspasen lo platónico. "Un párrafo que describe la tensión sexual entre dos personajes puede dejarte mucho más helado que otro de sexo explícito", dice Ruescas.

"Al final, las jóvenes de hoy son tan románticas como las de siempre. Sólo que les da apuro reconocerlo, y este formato, con una estética gótica, les permite huir de la cursilería", concluye Vilagut. Porque, aunque hay muertos vivientes, el romance paranormal no es sólo territorio de los siniestros como lo era en los ochenta. Si se habla de fenómeno editorial, es porque estos libros los lee toda clase de jóvenes. Para González, la clave está en que el lado tenebroso de estas obras está rebajado. Busca gustar a todo el mundo. Y parece que lo consigue: la película basada en la novela de Meyer, Crepúsculo, fue la más taquillera la semana de su estreno en Estados Unidos. Allí, la serie inspirada en la saga, Sangre fresca -que acaba de estrenar Canal + en España-, tiene una audiencia media del 24%.

En Alfaguara están seguros de que Crepúsculo, que llegó ayer a los cines españoles, atraerá a un ejército de nuevos lectores. "Esta generación de adolescentes está acostumbrada al multiformato y lo demanda", argumenta Raúl González. Pero los soportes audiovisuales no son la única forma de llegar al público juvenil. Hay otro canal cada vez más eficaz: Internet. Casi todas las editoriales han creado webs para estas novelas. Alfaguara lo ha hecho con Crepúsculo (www.alfaguarainfantilyjuvenil.com/crepusculo/), y Montena, con Medianoche (www.medianoche-novela.com). Allí, además de encontrar noticias, los fans entran en contacto, organizan quedadas y, lo más importante, se recomiendan títulos. Es el mejor instrumento para pulsar el gusto de los lectores y la evolución de la corriente, dice Xiol. Es también el escenario donde nace y se multiplica el fenómeno. Hace cuatro años, un grupo de fans comenzó a grabar cortos amateurs que reproducían escenas de Crepúsculo y a colgarlos en la web de Ruescas, www.crepusculo-es.com. Este estudiante de periodismo de 20 años recuerda que, cuando rodaban el corto basado en el segundo libro, Luna nueva, se presentaron más de mil voluntarios sólo para hacer de extras: "Es un fenómeno que ha ido creciendo poco a poco, pero todavía está muy lejos de tocar su techo. Los lectores son insaciables y muy fieles".
Colmillos de leche

Puede que ahora se dejen ver más en las cubiertas de los libros, pero los monstruos siempre han estado ahí y nunca han dejado de gustar. "Lo que nos da miedo nos atrae, y jugar con eso que aterroriza, además de divertirnos, nos ayuda a superarlo", explica Elsa Aguiar, editora de SM. Los datos la respaldan. Uno de los cuentos con protagonista paranormal más famosos de la historia, El pequeño vampiro (Alfaguara), de Angela Sommer-Bodenburg, se publicó por primera vez en 1979 y desde entonces ha vendido más de 10 millones de ejemplares y ha sido traducido a 20 idiomas. Rüdiger abrió camino. Algunos de los que lo siguieron, como el detective vampiro Bat Pat, una de las apuestas más exitosas de la editorial Montena para niños mayores de siete años, se mueven entre cementerios y brujas. Otros se mezclan en la vida diaria de los niños. Es el caso de ¡¡¡Gela se ha vuelto vampira!!! (SM): una profesora que regresa de las vacaciones de verano un tanto cambiada.

Para lectores un poco más mayores hay libros que recogen las leyendas más extendidas sobre los vampiros y sus hábitos, como Buscando a Drácula (Espasa) o Cazadores de vampiros (Montena).

Otra muerta, pero ésta no viviente, es la protagonista de Ghost girl (Alfaguara), de Tonya Hurley. Cada capítulo de este libro arranca con una cita literaria o un extracto de letras de grupos como Evanescence o Radiohead.

Ampliando el abanico a criaturas terroríficas en general, El monstruoso libro de los monstruos (SM), de Thomas Brezina, narra las aventuras de un niño que descubre un vagón de tren donde habita una pandilla de monstruos. La última edición, que hace ya la número 12, tiene sorpresa: al abrir su tapa se escucha una terrorífica risotada. Cada vez es más frecuente que las novelas infantiles incluyan extras que las sitúan a medio camino entre el libro y el juguete. Como Los Flood (Alfaguara), una serie de novelas protagonizadas por una familia de monstruitos que se presentan metidas en una bolsa de sangre (ficticia) y que terminan con un capítulo de manualidades y juegos. El libro de El Grúfalo (Macmillan), por ejemplo, se vende acompañado de un peluche. "El cuento infantil se mueve dentro del mercado del ocio y tiene que competir con videojuegos y DVD. Así que es normal incorporar fórmulas que llamen la atención del lector", explica Aguiar. El objetivo es que el libro se convierta en una experiencia más amplia que la propia lectura.

- Despertar y Conflicto. L. J. Smith. Traducción de Gemma Gallart. Destino. 251 y 200 páginas, respectivamente. 14,96 euros cada uno.
El viajero. David Lozano. SM. 653 páginas. 19,95 euros.
- Libro de monstruos españoles. Ana Cristina Herreros. Ilustraciones de Jesús Gabán. Siruela. 245 páginas. 30 euros.
- Vampire kisses. Ellen Schreiber. Traducción de Patricia Sánchez Maneiro. Nabla. 192 páginas. 13 euros.
Encanto fatal. Melissa Marr. Traducción de Begoña Hernández Sala. Salamandra. 320 páginas. 14,50 euros.
- Medianoche (Mitjanit). Claudia Gray. Traducción de Laura Martín de Dios y Aída García Pons. Montena. 359 páginas. 12,50 euros.
- El pequeño vampiro. Angela Sommer-Bodenburg. Ilustraciones de Amelia Glienke. Alfaguara. 192 páginas. 10,95 euros. Bat Pat . Jordi Bargalló. Montena. 128 páginas. 7,95 euros.
- ¡¡¡Gela se ha vuelto vampira!!! Fina Calsalderre. Iulstraciones de Paco Giménez. SM. 51 páginas. 6,65 euros. Buscando a Drácula. Pascal Croci y Françoise-Sylvie Pauly. Espasa. 144 páginas. 19,90 euros.
- Cazadores de vampiros. Martin Howard. Ilustraciones de Miles Jeves. Montena. 32 páginas. 24,95 euros.
- Ghost girl. Tonya Hurley. Ilustraciones de Craig Phillips. Alfaguara. 341 páginas. 19,95 euros.
- El monstruoso libro de los monstruos. VV. AA. Alfaguara. 23 euros. 17,95 euros.
- Los Flood Colin Thompson. Alfaguara. 171 páginas. 11,95 euros. El Grúfalo. Julia Donaldson y Axel Scheffler. Macmillan. 32 páginas. 7,60 euros.

- El Pais -

lunes, 8 de junio de 2009

domingo, 7 de junio de 2009

Historias de vampiros... 09



El amigo de los niños

No todos los vampiros son siniestros. El que vive en Barrio Sésamo enseña a los niños a contar y conocer los números

sábado, 6 de junio de 2009

El mordisco de...


El mordisco de Stephenie Meyer

"Sólo un vampiro te querrá para siempre", promete la autora de la Saga Crepúsculo. La joven escritora estadounidense de literatura fantástica ha logrado con sus cuatro novelas -protagonizadas por la joven Bella y su enamorado vampiro Edward, demasiado guapo para ser mortal- desbancar a J. K. Rowling en las listas de ventas y en las salas de cine.

Esto es lo que me parece surrealista. Mi vida, mis libros, es de lo más normal", arranca una siempre sonriente Stephenie Meyer. Razón no le falta, porque el hotel Beverly Wilshire de Los Ángeles es un hervidero por su culpa. Fuera aumenta el número de seguidores a muerte de su saga Crepúsculo, que la esperan para conseguir su autógrafo, una foto o respirar el mismo aire. Y, dentro, varias plantas están dedicadas exclusivamente a entrevistas relacionadas con esta serie de cuatro libros: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer (las tres primeras se reeditan ahora en español y la cuarta acaba de salir a la venta en España), y de Crepúsculo, su primera adaptación a la pantalla, que se estrenó el mes pasado en Estados Unidos y ayer en las salas españolas. Un hervidero que justifican los 17 millones de copias vendidas de una obra traducida en 37 países o los 70,6 millones de dólares amasados durante el estreno en Estados Unidos. Pero aunque insista la escritora, su vida, sus libros, tampoco tienen nada de normal. ¿Cómo es posible que esta ama de casa mormona casada, con tres hijos y sin experiencia literaria, sea el motor de este fenómeno centrado en la saga de una joven, Bella, profundamente enamorada de un joven vampiro, Edward, demasiado guapo para ser mortal? Es la pregunta del millón y Meyer (Connecticut, 1973, www.stepheniemeyer.com) tiene la respuesta. "Escribí Crepúsculo pensando en mí. Y concebí una fantasía. Un amor que en las páginas de mi libro es tan fantástico como el mundo de los vampiros. Es Romeo y Julieta, es la mitología del amor. Esa primera vez que nadie olvida. No quería nada real. Buscaba algo diferente, parecido a los dioses griegos, y eso es lo que escribí", explica de su génesis.

Eso fue hace unos cinco años y después de tener un sueño tan fantástico que necesitó guardar de algún modo. Probó con la música o la pintura, pero no funcionó. "No tengo ni talento ni paciencia. Si las cosas no me salen rápido, desisto enseguida", dice. Si esos otros intentos artísticos "no fueron satisfactorios", cuando se sentó a escribir Meyer no tuvo ninguna duda. "Me hice una adicta desde ese día. El sueño sólo fue una parte de mi obra. Lo importante fue darme cuenta de lo mucho que escribir significa para mí", redondea con orgullo. Sin quitarle mérito al hecho de ser una autodidacta, la autora confiesa que los libros siempre fueron parte de su vida. Lectora desde que tenía siete años, cuanto más gordo el volumen, mejor. De ahí le viene la longitud de sus propios tomos. Si sus autores preferidos son William Shakespeare, Jane Austen y Orson Scott Card ("un Shakespeare moderno", dice de este escritor de ciencia-ficción), algunos de sus libros favoritos son La espada de Shannara (que le leía su padre), Lo que el viento se llevó, Mujercitas, Guerra y paz o las obras completas de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán. En total, una escuela de más de mil novelas con las que aprendió a escribir, "a cómo acabar un capítulo, donde necesitas tensión. Así le pillé el tranquillo", reconoce.

Lo que desconocía era el mundo de la edición, algo que tampoco detuvo a esta escritora novel a quien no le gusta correr riesgos. Primero se sumó a un grupo de escritores que se contaban sus penas y leían sus obras perdidos en Arizona. Luego contactó por Internet a un buen número de agentes literarios que desconocía. Y finalmente le llegó ese contrato por tres libros, un cheque por 750.000 dólares y la visita de un representante de Brown Books, su editorial, para saber qué podían esperar de esta ama de casa mormona. Sus creencias religiosas siguen siendo un elemento disonante a la hora de describir a esta autora, criticada (nunca por sus fans) por la castidad de sus libros dentro del torrente de pasión que describen. "Yo de niña leía Cenicienta y soñaba con el zapato de cristal, el príncipe azul y vivir en el castillo. No fue así. Mi amor es real, nos prometimos y me casé. Pero eso no está reñido con la fantasía, aunque luego crezcas y encuentres a esa otra persona que no tiene nada de príncipe pero que con todas sus faltas hace palidecer al mismísimo Edward", se defiende.

Su Edward es Pancho Meyer, un contable ahora retirado ante el éxito de su esposa y que no tiene ni una gota de sangre hispana a pesar del nombre. "Es culpa de su abuela, porque se llama William Patrick Meyer, pero desde que nació le llama Pancho. Yo le conozco desde los 4 años y hasta los 16 no supe su verdadero nombre", agrega divertida. A él le volvió loco con sus libros, primero usurpándole su ordenador para poder escribir y luego con la música de Linkin Park, en concreto Meteora, durante Crepúsculo, o el grupo británico Muse y el tema Time is running out al parir Luna nueva. "Tengo que escribir con música. Me da el ritmo. Especialmente los grupos alternativos. No puedo con el country", detalla de su proceso de creación. También están sus hijos, tres entre los 6 y los 11 años, ésos de los que se intenta esconder mientras escribe, pero que tiene que tener cerca o no le viene la inspiración. "Pensé en construirme una oficina aislada de todos, pero me di cuenta de que no podía escribir sin sentirlos", concede ahora que ya tiene su propio ordenador y su despacho situado en el corazón de la casa, lo que antes era su comedor. Lo que sí aprovecha son las horas en las que todos se han ido a la cama para trabajar. "Tengo que saber que puedo contar con un tiempo sin interrupciones, porque no hay nada que más odie que estar en medio de una idea y tener que dejarla para volver y descubrir que perdí la pista", argumenta sin esconder su frustración.

Así es Meyer, ama de casa de día, cercana a su madre y a sus hermanos, haciendo la compra o la colada y autora comparada con J. K. Rowling de noche o cada vez que sus seguidores le dan caza. "La comparación es absurda. J. K. Rowling no hay más que una, y en lo único que nos parecemos es en que somos mujeres y escribimos", se enfada de forma fingida. Hay otro parecido: como pasó con la serie de Harry Potter, los libros de Meyer han devuelto el apetito por la lectura a un colectivo perdido en el mundo de la imagen. Eso sí que la llena de orgullo. "Lo he visto con mi hijo mayor, al que forcé tanto a leer que no disfrutaba hasta que este verano leyó El ladrón del rayo, de Rick Riordan. Cuando encuentras a un autor así, debes estarle agradecido el resto de tus días", acepta con mezcla de orgullo y humildad dado que ahora el libro favorito de su hijo es The host, el primer volumen de una trilogía. La autora deja así atrás a sus amados vampiros para adentrarse llena de amor en el campo de la ciencia-ficción, por el momento, con el mismo éxito de lectores entre los más jóvenes, especialmente las mujeres. -

. 15,95 y 17,50 (tapa blanda).
Caja Saga Crepúsculo (cuatro volúmenes). Alfaguara, 2008 65 euros.
Crepuscle: un amor perillós. Lluna nova. Eclipsi. A trenc d'alba.
576, 560, 624 y 744 páginas. 17,50 euros.

La película Crepúsculo, sobre la primera novela de la serie se estrenó ayer en España. Dirección: Catherine Hardwicke. Intérpretes: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Billy Burke, Ashley Greene, Nikki Reed, Jackson Rathbone.

Crepúsculo: un amor peligroso. Luna nueva. Eclipse. Amanecer. Stephenie Meyer. Traducción de José Miguel Pallarés y María Jesús Sánchez. Alfaguara. Madrid, 2008. 512, 576, 624 y 832 páginas. 22,50 euros (tapa dura) Stephenie Meyer. Traducción de Laura Gelada. Alfaguara. Madrid, 2008. y 15,95
Crepúsculo: libro de la película. Alfaguara. Madrid, 2008. 136 páginas. 13,95 euros.

- El Pais -

viernes, 5 de junio de 2009

jueves, 4 de junio de 2009

Historias de vampiros... 08



La versión de Polanski

Antes de realizar La semilla del diablo, el director polaco filmó en 1967 en El baile de los vampiros que cuenta las aventuras un profesor y su alumno que viajan hasta Transilvania para demostrar la existencia de vampiros

miércoles, 3 de junio de 2009

Las 10 verdades del P2P...


Las 10 verdades del P2P que dice Cultura que son mentira

El Ministerio publica un decálogo contra la piratería que refutan las asociaciones de internautas y otros colectivos de la Red

El Ministerio de Cultura, dentro de su campaña Si eres legal, eres legal contra la "piratería" en Internet ha colgado en su página web un decálogo con "Las 10 mentiras más difundidas sobre propiedad intelectual". Bajo la consigna "Los ilegales intentan engañarte... ¡No te dejes manipular!, para que nadie te time", el Ministerio que dirige César Antonio Molina señala que las descargas de música y películas no son legales, que los programas de intercambio de archivos P2P (como el eMule) son perseguibles judicialmente, no son seguros, y suponen un expolio para los artistas y creadores.

No obstante, el decálogo ha sido refutado punto por punto por las asociaciones de internautas, blogs y otros colectivos ciudadanos relacionados con la Red. Este es el antidecálogo basado en sus opiniones:

1.- Lo que está en Internet es gratis

Ministerio de Cultura: ¡Falso! La música, el cine, las imágenes, los textos, los videojuegos que están en Internet han sido creados por personas. Es a ellas a las que corresponde disponer si su utilización es libre y gratuita o, por el contrario, poner un precio a su uso.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Lo que está en Internet puede ser gratis, de pago o incluso de ambas categorías, gratis por un tiempo con opción a compra (share). En el caso de los vídeos y la música, los creadores pueden exigir un precio a los que comercializan esos contenidos o se lucran con ellos (iTunes, Google, Yahoo, etcétera)

2.-Bajarse música o películas de Internet es legal

Cultura: ¡Falso! Cuando los dueños de contenidos autorizan la descarga gratuita, sí es legal. Si la descarga no está autorizada por los titulares de los derechos, tiene lugar una infracción de la propiedad intelectual.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Las descargas de música son legales o, más precisamente, no son ilegales. Lo dice una sentencia de 2006 del juzgado de lo Penal número 3 de Santander que absolvió a un internauta, para quien se pedían dos años de cárcel por descargar y compartir música en Internet, por considerar que esa práctica no es delito, si no existe ánimo de lucro, y está amparada por el derecho de copia privada.

3.- Si no aparece el símbolo © en un contenido en Internet lo puedo utilizar

Cultura: ¡Falso! La ausencia del símbolo no indica que el contenido es de utilización libre. Para que así sea el titular lo ha tenido que hacer constar expresamente.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Siempre que no tenga ánimo de lucro, el usuario particular no tiene medios a su alcance para comprobar si un contenido está o no protegido por copyright. Corresponde a las empresas de la Red poner los medios tecnológicos para garantizar este derecho. Por ejemplo, YouTube ha creado su sistema Video ID que permite a los titulares de los derechos identificar sus contenidos y decidir que hacer con ellos: bloquearlos, autorizarlos o comercializarlos.

4.- Es legal copiar o utilizar un contenido de Internet siempre que se cite al autor

Cultura: ¡Falso! Debemos mencionar la fuente y el autor cuando utilizamos una cita en un trabajo de investigación o en un artículo. En estos casos, el fragmento ha de ser corto y proporcionado al fin de la incorporación. Y si no estamos citando, sino utilizando una obra sin autorización, debemos obtener una autorización del titular.

Antidecálogo: Verdadero. El propio enunciado de Cultura se contradice. Una cosa es usar un contenido y otra plagiar. El plagio es perseguible dentro y fuera de Internet. La cita, no. Respecto a la copia, en España se paga un canon por todo aparato o servicio que es susceptible de copiar o grabar (DVD, mp3, móviles, fotocopiadora, memorias flash y usb, etcétera) contenidos protegidos. El importe de ese canon digital (118 millones de euros este año) se reparte entre los autores y creadores.

5.- Cuando intercambio música y contenidos a través de programas peer to peer (P2P), no necesito autorización

Cultura: ¡Falso! La utilización de estos programas supone la explotación de derechos de propiedad intelectual que no han sido autorizados, por lo que constituye una infracción de los derechos de propiedad intelectual.

Antidecálogo:¡Verdadero!. En España, no hay ningún fallo judicial que diga que el p2p necesita autorización. Al contrario, una sentencia firme de la Audiencia Provincial de Madrid del pasado mes de septiembre absolvió a los promotores de Sharemula, una página web de enlaces, señalando que enlazar a las redes de p2p "no supone vulneración de los derechos de propiedad intelectual".

6.- Los intercambios de archivos a través de las redes P2P son legales

Cultura: ¡Falso! Si estos intercambios tienen lugar sin la autorización de los titulares de los derechos de propiedad intelectual, son actos ilegales.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Además de lo dicho en el punto cinco, la doctrina de la Fiscalía General del Estado (circular de mayo de 2006) señala que el intercambio de archivos través del sistema p2p no es incriminable penalmente. Es cierto que la Fiscalía señala que pueden constituir un ilícito civil, pero tampoco ha habido un fallo judicial en vía civil contra internautas que hayan usado el p2p sin ánimo de lucro.

7.- Las redes P2P son seguras

Cultura: ¡Falso! La seguridad es un grave problema ya que damos entrada a nuestro ordenador a todos aquellos que estén conectados a ella. Cualquiera puede circular libremente y acceder a nuestros datos: IP, tipo de descargas que estamos haciendo, número de teléfono y otra información de seguridad que figure en el ordenador.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Las redes p2p son tan seguras como lo quiera el usuario, que puede decidir libremente los contenidos que comparte de su ordenador y filtrar mediante antivirus los contenidos que se descarga. Es curioso que Cultura denuncie esta falta de seguridad cuando quiere implantar un modelo de control de las descargas como el francés por el que una autoridad extrajudicial tendría acceso a todos esos datos de nuestro ordenador.

8. La industria cultural y los artistas ya ganan suficiente así que no perjudico a nadie si no pago

Cultura: ¡Falso! Los autores, los artistas y las industrias de contenidos de propiedad intelectual tienen el derecho legítimo a ganar dinero, triunfar y tener una carrera exitosa, como ocurre en cualquier sector profesional. No se justifica que a este sector se le discrimine y se cuestione su derecho a ser retribuido.

Antidecálogo: ¡Verdadero! La industria cultural como todas debe adaptarse a los nuevos tiempos y a los cambios tecnológicos. Con los mismos argumentos, los linotipistas estarían autorizados a pedir la prohibición de la informática. En contra de lo que dice Cultura, es la propia industria audiovisual la que exige una discriminación positiva (subvenciones, prohibición del P2P, canon digital, etcétera) de la que no goza ningún otro sector productivo.

9.- Las descargas ilegales promocionan a los artistas y a los autores, que ven difundidos sus trabajos y se dan a conocer sin necesidad de la industria

Cultura: ¡Falso! Detrás de los autores y los artistas hay una industria que les da trabajo, los da a conocer e invierte en ellos.

Antidecálogo: ¡Verdadero! Ningún artista famosos se ha arruinado por las descargas ni siquiera los que como Prince han tratado de perseguirlas (pidió una indemnización a una madre que le puso una canción suya a su bebé). En cuanto a los modestos, Internet ha dado la posibilidad a cientos de grupos, entre ellos algunos tan famosos como Arctic Monkeys, de acceder al público, sin tener que pasar por el filtro de las discográficas que decidían hasta ahora quién publicaba y quién no.

10.- El acceso a los productos culturales tiene que ser gratis y eso es lo que consiguen las redes P2P

Cultura: ¡Falso! Las infracciones de derechos de propiedad intelectual realizadas a través de Internet (descargas ilegales) no pueden confundirse con el derecho de acceso a la cultura, una forma de libertad de expresión o de desobediencia civil legítima, ni tampoco como algo inevitable e intrínseco a la Red.

Antidecálogo:¡Verdadero! Las redes P2P democratizan el acceso a los contenidos culturales permitiendo disfrutar de obras que no se comercializan por falta de rentabilidad o porque están descatalogadas. La industria debe encontrar nuevas formas de rentabilizar sus activos. iTunes, Amazon y otras plataformas de pago ya han demostrado que se puede hacer.

- El País -