miércoles, 30 de junio de 2010

Los cobardes mueren...


Los cobardes mueren muchas veces antes de morir; los valientes sólo prueban la muerte una vez.

Richard Wakefield, en Rama, de Arthur C. Clarke.

lunes, 28 de junio de 2010

La universidad 'online'...


La universidad 'online' obtiene mejor nota

La enseñanza virtual es más efectiva que la clásica, sobre todo combinada con elementos presenciales - El alumno es más activo y el profesor, más asesor

La educación a distancia a través de Internet (online) ha experimentado en los últimos años un gran crecimiento. En Estados Unidos, unos 3,9 millones de personas estudiaban en 2007 algún curso de educación superior virtualmente, un 12% más que el año anterior, mientras la población universitaria total creció un 1,2%, según las cifras del estadounidense Sloan Consortium. En España, aproximadamente el 30% de la oferta de programas de posgrado es ya online, según datos del Instituto Universitario de Posgrado (IUP). El crecimiento de esta opción parece imparable, pero siempre se ha considerado algo menor, el recurso de quien no puede acceder a la formación clásica presencial, la única que realmente ofrece una educación de alta calidad.

Pero, ¿y si resulta que los alumnos de enseñanza online aprenden más, de media, que los de presencial en educación superior? Según un estudio que la consultora SRI International ha hecho para el Departamento de Educación de Estados Unidos, es así, con una diferencia pequeña cuando se refiere a la formación totalmente online, pero que es muy significativa cuando se compara con los proyectos que combinan las clases de toda la vida con la formación a distancia usando nuevas tecnologías.

No se trata, dicen las conclusiones, de que el ordenador tenga algún tipo de efecto mágico, es decir, que el modelo en sí sea más efectivo, sino que el uso de esas herramientas en la educación suele implicar que el alumno dedica más tiempo al estudio, que busca información adicional por su cuenta, la comparte, colabora y, en definitiva, es más propenso a tomar las riendas de su propio aprendizaje en lugar de ser un sujeto pasivo y muchas veces anónimo en medio de una clase llena (a veces excesivamente) de alumnos. Objetivos que, por otra parte, lleva décadas reclamando la investigación educativa para la enseñanza en general, recuerda el experto en educación Rodrigo Juan García.

De hecho, muchos expertos aseguran que el futuro de la universidad está en el modelo mixto: mucho trabajo individual o colaborativo con herramientas de Internet -desde clases magistrales colgadas en la web hasta materiales de trabajo o ejercicios- y seminarios presenciales, y tutorías individuales, online o en persona. Éste es el futuro, sin duda, según James C. Taylor, profesor de la Universidad de Queensland (Australia) y uno de los autores del estudio de 2006 de la UNESCO La Universidad virtual: "Bien diseñado, toma lo mejor de ambos modelos".

Y para el profesor de la Complutense Jesús Flores el proceso es imparable. Señala que la idea de enseñanza híbrida está en el fondo de la reforma europea de las universidades (el plan Bolonia). "El nuevo modelo en el que se basa la educación online conllevará una transformación de las instalaciones de las facultades, igual que con la filosofía del espacio europeo. ¿Para qué queremos aulas para 140 personas, si el modelo online no las necesita y el modelo europeo apuesta por un número limitado de 25 a 40 alumnos por clase? Desde luego que todo esto implica una transformación".

El reciente trabajo del Departamento de Educación estadounidense se ha dedicado a revisar las investigaciones hechas sobre el tema entre 1996 y 2008 y ha acabado seleccionando los 99 estudios que hacían una comparación cuantitativa fiable entre las dos formas de enseñanza, para quedarse finalmente con los 49, casi todos muy recientes, que ofrecían una mayor fiabilidad (la mayoría del campo de la Medicina y sanidad, pero también de informática, educación, matemáticas, idiomas, ciencias sociales y empresariales).

Asignándoles valores a las diferencias de aprendizaje (medidos mediante test fiables) de cada uno, el resultado es que la enseñanza puramente online produjo un efecto ligeramente mejor que la presencial (una desviación favorable de 0.14 medida entre 0 y 1) en los resultados, pero que la combinación de elementos online y presenciales es significativamente más efectiva (con una desviación de 0.35).

El estudio advierte de que hace falta mucha más investigación en este campo -muchos de los trabajos analizados se hicieron con muestras pequeñas o con escasez de variables analizadas- y que sus conclusiones están encuadradas para educación superior y de adultos; no son válidas para la enseñanza primaria y secundaria porque en esas edades no han encontrado suficientes evidencias. Esto, para el doctor en Psicopedagogía y profesor en la Facultad de Educación de la UNED José Manuel Suárez tiene toda la lógica, ya que la autorregulación que requiere la educación a distancia necesita a su vez cierta madurez del estudiante.

Al profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Sevilla Julio Cabero no le sorprenden los resultados del estudio, similares a los de uno que se hizo recientemente en las universidades andaluzas, asegura. Cabero cree que "la formación online puede perfectamente dar iguales o mejores resultados que la presencial, pero siempre que por encima de la tecnología pongamos la pedagogía". El profesor recuerda algunos errores que cometió la educación virtual en sus inicios, como colocar, sin más, información en la Red, e insiste en que lo importante es buscar "metodologías activas y colaborativas en el trabajo de los estudiantes y no solamente entornos pasivos donde el estudiante se baje un fichero y lo memorice".

"Opino que ni mejor, ni peor", comienza relativizando la comparación online-presencial Jesús Flores, doctor en Ciencias de la Información de la Complutense. Para él, por su experiencia como docente a distancia, la principal ventaja por ahora de la opción online es "la flexibilidad de horario sin tener que trasladarse a ningún sitio". Y, aunque eso es una ventaja para algunos, dice, no lo es para todos, ya que en España aún predomina "una cultura en donde la formación cara a cara es importante y es sinónimo de calidad y fiabilidad". El reto está, dice, "en trasladar la calidad de la educación presencial a la virtual. De momento, en el ranking de las 200 mejores universidades del mundo no figura ninguna universidad cuyo modelo de enseñanza sea únicamente virtual".

"No se puede determinar que una metodología sea mejor que otra, pues deben de utilizarse en función de la situación, de forma que en unos casos y para unos estudiantes pueda ser mejor una y para otros estudiantes ser mejor la otra. De hecho, los resultados del estudio muestran mejores rendimientos para un mayor número de estudiantes, no para todos (y además las diferencias, aunque existen, no son excesivamente elevadas)", insiste el profesor de la UNED José Manuel Suárez. De hecho, otro punto importante a tener en cuenta es el perfil de los estudiantes a distancia, gente que normalmente tiene que compaginar sus cursos con otras actividades, como un trabajo, lo cual implica una fuerza de voluntad y una motivación extra.

Así, lo que un gran número de expertos defiende como la mejor opción de futuro para la universidad es la mezcla, el híbrido. "La sustitución de la formación presencial por la formación virtual, aun cuando sea en niveles educativos superiores o universitarios (en primaria podría ser una barbaridad), siempre será menos buena que la combinación de online y presencial. Porque la interacción directa entre las personas (si se hace bien, si los profesores están bien preparados y ponen voluntad) es la más eficaz y eficiente", asegura Pere Marqués, experto en nuevas tecnologías y docente en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Aunque también hay quien piensa que, aunque creciente, será una posibilidad más entre todas las que darán las universidades. Es el caso del profesor de la Universidad de Meryland (EE UU) Mark L. Parker, que también participó en el estudio de la UNESCO sobre la universidad virtual: "Creo que será uno de los modelos que adoptarán la mayoría de las universidades en un futuro cercano. De qué manera y hasta dónde lo adoptarán dependerá de los objetivos y necesidades de cada campus", añade. La oferta híbrida típica en su universidad, explica Parker, consiste en una clase presencial a la semana, con el resto de clases a través de la Red. Los alumnos pueden trabajar en pequeños grupos por Internet con videoconferencias, chat o correos electrónicos. Y el profesor, por su parte, puede colgar la selección de lecturas tomadas de la biblioteca virtual o hacer las tutorías por Internet.

En España, sin alcanzar tampoco para lanzar cohetes, las universidades van haciendo los deberes en este campo. La española es la segunda comunidad del mundo más activa de Moodle (un soporte de software libre para campus virtuales en los que alumnos y profesores puden hacer todas esas cosas de las que habla Parker) y desde hace años, se ha ido sucediendo la creación de campus virtuales de las universidades españolas e, incluso, uniéndose. Al campus virtual del G-9 -creado en 1997 por las universidades públicas de Baleares, Cantabria, Extremadura, Oviedo, País Vasco, Zaragoza, Navarra, La Rioja y Castilla-La Mancha-, le siguieron la red catalana Intercampus -Barcelona, Autónoma, Politécnica de Cataluña, Girona, Lleida, Rovira i Virgili, Pompeu Fabra y UOC- y la madrileña -Autónoma, Alcalá, Carlos III, Complutense, Politécnica y Rey Juan Carlos-.

Así, parece que, se llegue a imponer como modelo o se convierta en una opción mayoritaria más, todos parecen tener claro que la formación virtual va a crecer enormemente. Y el profesor australiano James C. Taylor va más allá, cree que el cambio será necesario para atender de manera eficiente el previsiblemente enorme aumento de alumnos de enseñanzas superiores en la próxima década, sobre todo en los países en desarrollo. Sólo India, asegura, necesitaría 2.400 universidades más en los próximos 25 años para atender su previsible aumento de alumnos. "Tanto en países desarrollados como en desarrollo, Internet será la única forma viable y efectiva de atender a la demanda de educación y formación continua", escribió Taylor para una reciente conferencia.

La duda que queda es cómo cambiaría ese escenario del papel del profesor. Como se ha dicho tantas veces tras la irrupción de las nuevas tecnologías en la sociedad del conocimiento, los expertos siguen viendo al docente en el centro de la enseñanza, pero en lugar de como el proveedor principal de información, como un "facilitador, asesor", asegura Taylor. "Es también conveniente que el profesor desarrolle un papel más activo y aquí la figura del tutor virtual es clave para garantizar acciones de calidad", añade Cabero.

Parker, una vez más, se queda en una posición intermedia (híbrida): "Creo que el papel del profesor no cambia. Seguirá esperándose de él que lidere el aprendizaje de los alumnos y que los evalúe. La diferencia es que en un contexto mixto tendrá a su disposición muchos más recursos para mejorar ese aprendizaje. Además, tendrá la oportunidad de interactuar con los alumnos de una manera más rica. Por ejemplo, los comentarios y preguntas tanto de profesores como estudiantes, pueden quedar grabadas quedar accesibles todo el curso. Estas son claramente ventajas sobre el modelo clásico del profesor que habla en clase mientras sus alumnos toman apuntes".

- El País -

domingo, 27 de junio de 2010

Lo real y lo imaginario...


“La idea es que, al final, el público no sepa qué es real y qué no, de todo lo que ha visto”.

- James Cameron -

viernes, 25 de junio de 2010

El mal estaba en todas partes



El mal estaba en todas partes

Nicholson Baker muestra en 'Humo humano' cómo la pulsión destructiva de la II Guerra Mundial no era sólo de un bando - El autor rinde homenaje al pacifismo

Desde que, con motivo de la conmemoración del medio siglo del final de la II Guerra Mundial, la investigación historiográfica empezó a confundirse con el denominado "trabajo de memoria", la idea de que el conflicto más devastador de todos los tiempos revestía los caracteres de una lucha escatológica, de un combate contra el Mal Absoluto, ha ido ganando terreno. Poco a poco, la indagación sobre los procesos políticos, diplomáticos y económicos que condujeron a la guerra se fue abandonando en favor de una reflexión de otra naturaleza, a medio camino entre la filosofía y la teología, y en la que lo más relevante es responder a la pregunta de por qué el ser humano fue capaz de tantas atrocidades como tuvieron lugar entre 1939 y 1945. Podría tratarse, sin duda, de una reflexión interesante, incluso necesaria, pero a condición de que no parta del equívoco que Nicholson Baker denuncia en su ensayo Humo humano, que acaba de publicar en España Debate: ese genérico ser humano que se libró a la destrucción y el asesinato en masa no se encontraba únicamente en las filas del nazismo, sino también, en mayor o menor medida, en cada uno de los bandos enfrentados.

El propósito declarado de Baker es saber si la II Guerra Mundial fue una "guerra buena" y si, hechos todos los balances, "ayudó a alguien que necesitara ayuda". Tal vez la sensación de que, al emprender esta tarea, se vería obligado a nadar a contracorriente de un relato historiográfico que consagra a Churchill y a Roosevelt como héroes haya llevado a Baker a plantear su obra, no como un volumen de historia al uso, sino como un texto coral en el que son los protagonistas quienes toman la palabra. El autor, por su parte, se ha limitado a seleccionar las declaraciones, los artículos de prensa, las cartas o los diarios en los que los protagonistas se expresan en primera persona, añadiendo de vez en cuando breves comentarios sobre el contexto y, siempre, la fecha de los documentos. El resultado es perturbador, como si, de pronto, hubieran sido convocados a escena todos los silencios, todos los equívocos imprescindibles para que la historia de la II Guerra Mundial se pueda seguir contando como hasta ahora.

Baker no expone una tesis, la ilustra. Y para ello concentra la mirada sobre dos de los dramas mayores del conflicto: el sistemático bombardeo de poblaciones civiles y las iniciativas, o mejor, la absoluta ausencia de iniciativas oficiales, para salvar a los judíos perseguidos por el nazismo. En realidad, la posición de Baker, la tesis que se propone ilustrar en Humo humano, sólo queda fijada en la dedicatoria con la que concluye un breve epílogo de apenas dos páginas: "Dedico este libro", escribe Baker, "a la memoria de Clarence Pickett y otros pacifistas estadounidenses y británicos. Jamás han recibido realmente el reconocimiento que se merecen. Intentaron salvar refugiados judíos, alimentar a Europa, reconciliar a Estados Unidos y Japón e impedir que estallara la guerra. Fracasaron, pero tenían razón".

Humo humano establece un implícito paralelismo entre la guerra total que inspira la estrategia de todos los contendientes en la II Guerra Mundial y los ataques aéreos en los territorios coloniales. Es entonces cuando aparecen por primera vez protagonistas como el futuro jefe del Bombing Command, Arthur Harris, y el también futuro primer ministro británico, Winston Churchill. "Estoy decididamente a favor de emplear gas tóxico", escribe Churchill al jefe de la Royal Air Force, "contra tribus incivilizadas". La confianza del primer ministro en la eficacia del bombardeo contra civiles, aunque ya no con gas tóxico, que había sido prohibido, se mantiene intacta al iniciarse la II Guerra Mundial, sólo que ahora Chur-chill pretende que la lluvia de fuego que descarga sobre las ciudades de Alemania transmitan el mensaje de que los alemanes deben rebelarse contra Hitler. Con el implícito y aterrador corolario de que, si no lo hacen, se convierten en cómplices del dictador.

Los textos que reproduce Baker recuerdan que el antisemitismo no fue sólo un sentimiento alimentado por el nazismo, sino un clima general. Cuando aún era un simple abogado, el futuro presidente Roosevelt se dirigió a la Junta de Supervisores de Harvard proponiendo que se redujera el número de judíos en la Universidad hasta que sólo representaran un 15%. Y Churchill, entretanto, publicaba en febrero de 1920 un artículo de prensa en el que decía que judíos "desleales" como Marx, Trotski, Béla Kun, Rosa Luxemburgo y Emma Goldman habían desarrollado "una conspiración mundial para el derrocamiento de la civilización". Creía, sin duda, en la existencia de "judíos leales", a quienes exigía en ese mismo artículo que vindicasen "el honor del nombre de judío", pero la obsesión antibolchevique le jugó la mala pasada de elogiar, también en la prensa, a Mussolini, de quien se declaró "encantado por el porte amable y sencillo" y "por su actitud serena e imparcial". E incluso a Hitler, de quien, dejándose influir por los comentarios de los que lo conocían, estima que era "un funcionario harto competente, sereno y bien informado de porte agradable y sonrisa encantadora". En contraposición, Trotski "era un judío. Seguía siendo un judío. Era imposible no tener en cuenta este detalle".

Es probable que quienes defienden la interpretación de la II Guerra Mundial como una "guerra buena", como una lucha escatológica contra el Mal Absoluto, reprochen a Baker la selección de los textos que ha incluido en su provocador Humo humano. Pero, aun así, esos textos seguirán estando donde están, y obligan, cuando menos, a repensar la relación entre la historia y el tan traído y llevado "trabajo de memoria".

Los bombardeos

- Un informe de la RAF, en 1936. "Si nuestros ataques pudieran desmoralizar al pueblo alemán, empleando métodos parecidos a los que prevemos que los alemanes utilizarían contra nosotros, su Gobierno podría verse obligado a desistir (...). Pero es probable que una dictadura militar sea menos susceptible a las protestas populares que un gobierno democrático".

- Capitán Philip Mumford, ex oficial en Irak, en 1937. "¿Qué diferencia hay entre arrojar 500 bebés a una hoguera y arrojar fuego desde un avión sobre 500 bebés?".

- George Bell, obispo de Chichester, en 1941. "Las incursiones nocturnas inglesas sobre suelo alemán habían precedido a los bombardeos nocturnos alemanes sobre suelo inglés".

- Winston Churchill, en 1941. "Hay millones de alemanes que son curables y otros matables".

- El País -

jueves, 24 de junio de 2010

No puedes fiarte de nadie...


“¿Veis? Es que no puedes fiarte de nadie. La primera chica a la que dejo entrar en mi vida, e intenta comerme”.

Columbus (Zombieland)

martes, 22 de junio de 2010

Hergé y Tintín, piezas de exposición



Hergé y Tintín, piezas de exposición

Tras trece años de trabajos, el dibujante belga contará al fin con su museo

"A fuerza de creer en los sueños, el hombre los convierte en realidad", afirmó una vez George Rémy, Hergé. Algo así ha sucedido con su museo. Proyectado desde 1996 y anunciado ya el 10 de enero de 2001 (Tintín nació tal día como ése en 1929), se inaugurará por fin el 2 de junio en la ciudad belga de Louvain-la-Neuf. Un total de 200.000 visitantes anuales, según los cálculos, lo esperan.

Ingentes brigadas de operarios trabajan estos días a destajo para tener a punto un museo que se intuye moderno, colorido y cargado de simbolismo. Complicado decir más: la irritante rigidez con el que Fanny Rodwell (segunda esposa de Hergé) y su marido Nick dirigen el patrimonio familiar ha blindado la mayor parte de la información sobre el museo.

Lo que no puede ocultarse es la singular construcción. Obra del arquitecto francés Christian de Portzamparc (premio Pritzker, 1994), el edificio en forma de prisma evoca vagamente a la H del apellido del dibujante. Sus diseños de los años 20 han inspirado también el logotipo. La blancura de la fachada refuerza la sensación de ligereza del edificio que emerge atracado en una zona verde (los bosques de esta región valona que Hergé pintó más de una vez). Como una especie de isla que quedará unida al resto de la ciudad por una pasarela.

Los inmensos ventanales laterales se asemejan a viñetas. No hay líneas verticales dentro ni fuera. Cuatro paredes de vivos colores (amarillo, verde, salmón y cuadros en blanco y negro) con motivos abstractos reciben al visitante como homenaje simbólico de las aventuras vividas por Tintín.

Pasarelas ondulantes y techo parcialmente acristalado para absorber la escasa luz belga dan cierta sensación de irrealidad a los visitantes, que empezarán el itinerario por las plantas superiores. "Es un centro dedicado a Hergé, no a Tintín", aclara Laurent de Froberville, director de un recinto donde trabajarán 30 personas. Los ocho ámbitos en que se dividirán sus 3.800 metros cuadrados se podrán leer en tres niveles (de principiante a tintinólogo). Los dos primeros ahondarán en la vida de un amante de los gatos y de un hombre que empezó como diseñador gráfico. Habrá una sala para sus personajes; otra para su pasión cinéfila y periodística, alusiones a su visionaria vocación científica y su búsqueda humanista... Todo sobre un artista que vende dos millones de álbumes al año, según la editorial Casterman.



Las tensiones existentes sobre ese formidable legado afloran "ahora que se acerca la película de Steven Spielberg" sobre el personaje, apunta De Forberville. En juego está que los herederos de Hergé se separen de la editorial que siempre publicó a Tintín.

El museo es posible gracias a la constancia de Fanny Rodwell, que ha aportado los 17 millones de euros del presupuesto. Y sus paredes albergarán una ingente cantidad de material inédito cedido por la familia... fotografías familiares, objetos (entre ellos, su primera mesa de dibujante) y 80 viñetas y 800 bocetos originales. Fondos que rotarán cada cuatro meses.

¿No habrá, pues, censura sobre temas delicados como su labor en revistas colaboracionistas durante la guerra o su visión del colonialismo? "Eso no se ocultará, pero se pondrá en su contexto; un hombre que ha creado a Tintín, un ser tan bueno y perfecto, no puede ser malo", considera De Forberville.

El museo tendrá una macrotienda, que ayudará a mantener la salud mercantil del mundo Tintín, algo alicaído desde finales de los años 70. ¿No favorece el bajón el secuestro de Tintín y Hergé por la rigidez de la gestión? "Los Rockwell han respetado la memoria de Hergé, que no hubiera querido que se dilapidara su obra, como empezaba a ocurrir. Sin ese control, Spielberg nunca se hubiera fijado en Tintín".

- El País -

lunes, 21 de junio de 2010

Malos tiempos...

He tenido una pesadilla. He soñado… que se acabaron los días felices.

– Flash Forward -

domingo, 20 de junio de 2010

Desnudo en Haití...


Desnudo en Haití

Un joven trastornado pasea desnudo por Puerto Príncipe, un símbolo inconsciente de la indefensión del país tras el terremoto

Pasea siempre solo, desnudo, sin rumbo. De vez en cuando se detiene, mira al frente, bosteza, se rasca el costado y continúa su camino con los brazos caídos. Si un coche pasa demasiado cerca, se recoge unos centímetros en la acera y sigue andando. Lo echan de un sitio y se va a otro. Sin protestar. A las seis de la mañana se le puede ver en cualquier calle. El frío le hace abrazarse a sí mismo entre la gente que carga con sacos de arroz y bidones de agua en la cabeza. No mira a nadie y nadie le mira. ¿Quién está más trastornado? ¿El chico desnudo o la sociedad que ni siquiera repara en él, que no tiene resortes para acogerlo en ningún lado como cualquier ser humano se merece? ¿Quién vive más enajenado?

El chaval desnudo se ha convertido en un símbolo inconsciente de la indefensión de Haití. Una indefensión que ya era patente, igual que su desnudez, antes del terremoto. Con cada autobús, cada coche o cada moto que sortea, cada peatón que se cruza, cada tienda de móviles, el joven va desnudando las grandes palabras de este siglo: ayuda humanitaria, cooperación, solidaridad internacional, reconstrucción.

Desnuda también a sus compatriotas, ricos y pobres. Después del 12 de enero hay bajo sus pies más cristales, escombros y alambres, pero su historia ya era así antes de la catástrofe. En el centro de Puerto Príncipe, muy cerca del Palacio Presidencial, desde toda la vida, algunos "locos" se pasean en cueros sin que nadie haga nada por ellos.

Son pocos, pero son. Las ruinas del terremoto sólo ha puesto el decorado idóneo detrás de ellos. La estampa podría servir para que un publicista avispado idee un anuncio en el que ensalce la fuerza, la independencia y la libertad de la juventud ante cualquier situación.

Tendría mucho éxito en cualquier sitio, menos en Haití.


- EL PAIS -

sábado, 19 de junio de 2010

Gmail caído, el pánico recorre la red


Gmail caído, el pánico recorre la red

Para desmayo de muchos de nosotros, que dependemos del correo electrónico como herramienta fundamental para nuestro trabajo, Gmail está caído. Desde aproximadamente las 11:30 de la mañana el servicio web de correo electrónico de Google ha dejado de funcionar para la gran mayoría de usuarios, que nos encontramos sin poder consultarlo.

Pero atención, que no cunda el pánico, el problema parece estar solamente en la interfaz web de acceso. Por ello, los correos se siguen recibiendo y para la mayoría de usuarios existe una manera alternativa de consultar el correo. Se trata de utiliza la interfaz IMAP o POP para leerlo desde un cliente de escritorio.

Para ello es necesario haber activado previamente estas desde el interfaz web, cosa que so no habíamos hecho invalida esta solución. Si ya lo habíamos activado previamente, deberemos configurar nuestro programa de correo (sirve casi cualquiera: Outlook, Mail.app, Thunderbird, Evolution…) con los siguientes datos:

IMAP

* Servidor entrante (con SSL y con el puerto 993): imap.gmail.com
* Servidor saliente (con autenticación, STARTTLS y puerto 587): smtp.gmail.com
* Nombre de la cuenta: [usuario]@gmail.com

POP

* Servidor entrante (con SSL y con el puerto 995): pop.gmail.com
* Servidor saliente (con autenticación, STARTTLS y puerto 587): smtp.gmail.com
* Nombre de la cuenta: [usuario]@gmail.com

Si necesitáis instrucciones más detalladas, Google ofrece guías para la configuración de IMAP o la configuración de POP en diferentes aplicaciones.

viernes, 18 de junio de 2010

El suicidio sólo debe mirarse como...

El suicidio sólo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amarguras.

Goethe

miércoles, 16 de junio de 2010

Retratos para la eternidad


Retratos para la eternidad

Vestidos de gala, con sus seres u objetos queridos, los recién finados eran retratados con mimo en el siglo XIX. La fotografía mortuoria era más común que la de bodas o vacaciones. Con el siglo XX bajó la mortalidad infantil, llegaron las guerras, la muerte devino tabú y estos retratos resultan hoy, al menos, inquietantes. Salvo para quienes los coleccionan.

El pariente llegaría cansado. Habría cabalgado durante horas hasta la casa del fotógrafo. “Traigo malas noticias”. Pactarían un precio, casi el doble del de un retrato normal, y viajarían de vuelta a casa del muerto. El fotógrafo planificaría la escena. “Me colocan al difunto más cerca de la ventana que aquí no hay luz”. La familia ya lo habría vestido con sus mejores galas. El artista pondría a los parientes alrededor del féretro o les haría sacar el cadáver de la caja. “¿Cuál era su sillón favorito?”.

Muchos nos enteramos de la existencia de la fotografía mortuoria por la película Los otros. Cuando Nicole Kidman descubre un álbum de difuntos grita: “¡Qué macabro, lo quiero fuera de mi casa!”. En aquel álbum aparecían imágenes del descatalogado Sleeping Beauties. “Un libro inquietante y repulsivo”, según John Updike, “que abrimos con dificultad aunque dentro sólo hay quietud y ternura”. “Lo han robado de la mayoría de las bibliotecas”, se jacta su autor, Stanley B. Burns, oftalmólogo de Nueva York que ha escrito 34 libros sobre fotografía histórica. Es el gran conservador de un arte que ha estado a punto de desaparecer: “Si encuentras en el desván la foto de tu tatarabuela muerta, lo más probable es que la tires; sin embargo, hace tres generaciones estas imágenes se encargaron con todo el cariño”.

La casa de Burns en Manhattan es una caries victoriana en la jungla de rascacielos. El doctor abre con perilla de chivo y unas increíbles gafas de los años veinte. Conserva un millón de daguerrotipos, ambrotipos y fotografías de más de cien años, casi todas en torno a la muerte, la violencia o la enfermedad. “Tenemos cinco chimeneas, pero no me atrevo a encenderlas”, dice señalando las miles de cajas en las que se apila su extraordinario archivo. Un huracán de imágenes impactantes: trincheras nazis, manicomios decimonónicos, linchamientos, Al Capone, Bonnie y Clyde… “Cuentan la otra historia”, dice Burns, “la mayoría de los libros muestran una y otra vez las mismas viejas fotos…, ¿cuántos Walker Evans necesitas ver? Yo quiero mostrar lo que no se enseña”. Cuatro mil de sus fotografías son retratos de difuntos, una práctica común desde la segunda mitad del siglo XIX hasta mediados del XX, entre la burguesía neoyorquina y en la selva mexicana, en las casas victorianas de Londres y en las aldeas de Pontevedra.

Burns encontró su primera pieza por casualidad a principios de los setenta, cuando coleccionaba antiguas fotos médicas: una madre sostenía un bebé muerto por sarampión. “Tenía un aura, una poética…, se notaba que era un recuerdo; nunca había visto nada parecido”, admite. “Ahora el coleccionismo está muy extendido, en gran parte por mi culpa”.

La familia colocaría sus objetos favoritos alrededor del muerto; los juguetes del niño, el misal de la abuela. Si querían que pareciese vivo, le abrirían los ojos con una cucharilla, le sujetarían la cabeza colocando un tenedor entre la barbilla y el esternón o le atarían las manos para que pareciese que rezaba. El marido pasaría un brazo sobre los hombros de su difunta, la madre acunaría al hijo sin vida. Vivos y muertos posarían juntos hasta que la imagen quedase grabada en la placa.

El sobre llega a Madrid desde Los Ángeles marcado Do not bend (no doblar) y con la foto de una niña victoriana en un sofá. Las pestañas excesivamente rizadas y las manos crispadas delatan que no está dormida. El remitente es un vendedor de eBay (donde cada día se cuelgan entre 60 y 80 de estas fotos). El destinatario, Carlos Areces, dibujante y miembro de Muchachada Nui: “No soy un coleccionista al uso, no busco la antigüedad ni lo raro, me importa más la luz, el contraste…”.

Areces atesora unas cien fotos, la mayoría extranjeras, aunque en los reversos también hay sellos de estudios españoles (Busquest en Barcelona, Mínguez en Madrid). Las suele comprar en Internet por unos 50 dólares. Entre sus últimas adquisiciones, la más cara, 200 dólares: unos demacrados trillizos con faldones de bautismo. “He notado que los precios suben cuánto mayor es la decrepitud del finado”, explica el actor.



Llevaba años coleccionando fotos pero Areces también vio su primer post mortem en Los otros: “Son difíciles de encontrar si no las vas buscando y a veces resulta violento”. En una tienda de viejo de Bilbao encontró una foto de una anciana de los años cincuenta. Al preguntar por el precio, el tendero le espetó: “¡Hay que ser hijo de puta para sacarle una foto a una muerta!”. Resulta irónico, la foto fue tomada por el hijo de la retratada para mandársela a un hermano. En el reverso escribió: “Ésta es la cama donde ha muerto madre, como ves hemos cambiado los muebles”. Areces sonríe: “Ésa es la ausencia de morbo que me fascina”.

En ocasiones, la distancia o el clima harían que el fotógrafo tardase días en llegar al velatorio. El cuerpo permanecería rodeado de hielo. Aunque se maquillaba al cadáver, a veces no era suficiente y la familia pediría unos retoques tras el revelado. El fotógrafo, su esposa o los miniaturistas, pintores a los que el nuevo invento había dejado sin trabajo, se encargarían de iluminar la imagen. Dibujarían los ojos abiertos sobre los párpados, sonrosarían las mejillas, incluso inventarían un fondo; quizás unas nubes celestiales rodeando al angelito.

“La fotografía de difuntos se convertía así no sólo en un registro del luctuoso ritual de la muerte, sino en un elemento más del propio ritual”, explica Publio López Mondéjar en La huella de la mirada, una de las escasísimas referencias sobre el tema en España. En su casa, lanzando sobre el sofá fotos desvaídas de muertos antiguos, el académico de Bellas Artes explica que la prensa del XIX estaba llena de anuncios de “se retratan difuntos a domicilio”. “Es increíble que se conozcan tan poco, las hacía todo el mundo, pero las autoridades ignorantes han dejado que desaparezcan”. “Una pena, estas fotos dicen tanto de una cultura como cualquier tratado: que lo que antes era un consuelo ahora nos espante dice mucho de una sociedad que no quiere ver la muerte”.

Los memento mori se remontan a la antigüedad. La tradición no nació con la fotografía, pero sí murió con ella. ¿Por qué dejaron de hacerse estas fotos? Primero, descendió la mortalidad, sobre todo la infantil. “En el XIX en Estados Unidos oscilaba entre el 30% y el 50%”, explica Burns, “al propio Abraham Lincoln se le murieron dos hijos”. Segundo, la fotografía se abarató y la gente dejó de esperar al funeral para pagarla. “Estas fotos fueron más comunes que las de boda o vacaciones”, dice Burns, “hasta que las familias empezaron a tener recuerdos de sus momentos felices”.

Con el cambio de siglo hubo además un cambio más profundo. “En la Primera Guerra Mundial la muerte cambió de significado”, dice Burns, “tanta gente de luto no era buena propaganda, en Inglaterra se prohibió el duelo”. La muerte pasó de la esfera pública a la privada y se dejó de superar en comunidad. “Ahora se lo cuentas a tu jefe y te quedas en casa un par de días, es algo que se comenta en voz baja”, dice Burns, “el sexo fue el tabú del XIX, la muerte es el nuestro”. “Además, entonces la gente moría de un día para otro”, añade, “ahora la medicina extiende las enfermedades y morimos demacrados, una sombra de lo fuimos, un rostro que nadie quiere recordar”.

El fotógrafo haría varias copias para que la familia las repartiese como recordatorios con leyendas como: “Hasta que la muerte nos separe” o “Duerme, querida niña”. Los más pudientes encargaría marcos con flores secas que decorarían el salón principal, donde se celebraba el velatorio. En las casas victorianas, esta sala, parlour, pasaría después a llamarse living room, la habitación de los vivos, para evitar toda asociación con la muerte. En los álbumes de difuntos habría parientes, mascotas y también algún famoso cuyo retrato post mortem se vendía en los quioscos. Valentino fue uno de los más demandados, también Sarah Bernhardt, que murió casi octogenaria, pero se retrató en un ataúd a los treinta para que sus fans tuviesen un recuerdo bonito.

“Yo soy un producto de mi tiempo”, explica Virginia de la Cruz Lichet, autora de la tesis Fotografía post mortem en Galicia siglos XIX y XX , para explicar que, como gran parte de su generación (tiene 30 años), nunca ha visto un muerto en vivo. “En España estas fotos se tomaron hasta finales del XX sobre todo en regiones de emigrantes, como Galicia”, explica, “donde servían para compartir el duelo al otro lado del océano y como documento a la hora de repartir herencias”. Virxilio Vieitez, fotógrafo rural en Pontevedra sobre el que centra su tesis, trabajó de 1955 hasta los ochenta. “No cobraba más por estos encargos, y sólo elegía el encuadre, de lo demás se ocupaba la familia o la funeraria”, cuenta su hija Queta por teléfono desde Soutelo de Montes. “Le parecían choumerías, cosas de brujas y mojigatas, pero era un profesional y conseguía buenas fotos”. Cuando la propia Queta tuvo que hacerse cargo de un llamado a finales de los ochenta, para ella, hija de otro tiempo, no fue tan fácil: “Me desbordó la situación; mandé salir a todo el mundo, disparé y me fui. Me temblaba el pulso, no quedaron muy bien”.

En el siglo XXI estos retratos se están volviendo a tomar en la más improbable de las localizaciones: las salas de maternidad. Según los psicólogos ayudan a superar la muerte perinatal, la más tabú, la de los no natos y recién nacidos. La ONG estadounidense Now I lay me down to sleep (ahora me echo a dormir) trabaja con 7.000 fotógrafos voluntarios en 25 países. Desde 2005 realizan sesiones gratuitas en las que los padres posan con sus bebés muertos. Es la puesta al día de la tradición victoriana: encuadres poéticos, filtros suaves y la magia del Photoshop consiguen que los niños parezcan dormidos. “Estos retratos pueden parecer morbosos”, explica Sandy Puck, fundadora de la ONG, “pero es que la gente no puede imaginar lo que significa olvidar el rostro de alguien de quien no guardas una sola imagen”.


- El País -

martes, 15 de junio de 2010

Siempre he pensado que una buena foto es...

Siempre he pensado que una buena foto es como un buen chiste. Si tienes que explicarla, no es tan buena.

- Anónimo -

domingo, 13 de junio de 2010

El club de los fundadores...



El club de los fundadores

No hay un retrato robot claro de los creadores de empresas en Internet: los hay jóvenes, pero también talluditos; algunos sin experiencia y otros con varios fracasos detrás; muchos hombres, pero cada vez más mujeres. Hay un objetivo común: buscar la idea ganadora

Esta historia se nutre de fracasos y éxitos, y tiene el rostro de los aventureros que se lanzaron a materializar sus ideas en un medio joven. Internet no se hizo en un día y según Marc Andreessen, creador del navegador Netscape, le quedan todavía nueve años para cerrar su ciclo (de 25 años, según dice este gurú) y consolidarse.

Sea como fuere, los intrépidos digitales siguen arriesgándose. Pese al tópico, ni son tan jóvenes (la mayoría supera ampliamente la treintena) ni les persigue el éxito (han tenido más fracasos que éxitos). Aun así, son muchos los emprendedores que se queman las cejas desarrollando una idea o recorren el planeta en busca de financiación. Algunos logran fundar una empresa y unos pocos triunfan. Varios de esos intrépidos desfilaron por el circo Price de Madrid con ocasión de Red Innova, el primer encuentro de innovación y tecnología para los mercados de habla hispana y portuguesa. Sus vidas ilustran las tres últimas décadas de Internet y de las nuevas tecnologías.

¿Cuál es el perfil de un triunfador? ¿Existe la receta del éxito? "Detrás de las mejores empresas en Internet están las personas más insospechadas: jóvenes, sin experiencia, sin un duro e independientes. Lo que quiere decir que no existe una receta clara. Si la hubiese, las compañías con más recursos serían líderes de la historia comercial de Internet", asegura Alec Oxenford, fundador de tres empresas online: Deremate, Dineromail y OLX.

Alec Oxenford, argentino de 40 años, extrae enseñanzas de una de sus aventuras, Deremate, la versión de eBay para América Latina nacida en el año 2000 y adquirida por Mercado Libre en 2005. "Éramos 42 competidores en América Latina en el sector de las subastas, hoy sólo quedamos dos". Las razones según Oxenford: "El timing, entonces sí podíamos competir con eBay, crear ahora un clon suyo sería un suicidio".

Loïc Le Meur es el símbolo del triunfo. Podrá tener 36 años, pero deja tras de sí un reguero de hazañas. Cinco empresas: la agencia interactiva B2L (1996, hoy de Omnicom), el portal de alojamiento de páginas Rapidsite (1996, de France Telecom); LeWeb (cita parisina sobre Internet); Six Apart, el primer sitio europeo para blogs y su reciente red social de videobloggers, Seesmic (2007).

La máxima de Le Meur, lanzarse a la piscina aunque no se sepa nadar. "No importa que el proyecto no esté acabado, es mejor lanzarlo para ver si funciona. Libros no me ha marcado casi ninguno... Me ha servido y mucho la educación que recibí en L'École de Hautes Etudes commerciales. Se basa en la ejecución de las ideas. Es mi primera recomendación para montar una empresa: una idea no vale nada si no se ejecuta bien y rápido".

Otra, reconocer los errores; tercera, no criticar jamás a sus competidores; cuarta recomendación, compartir siempre. Julio Alonso se inspiró en el blog de Le Meur para crear Xataka, uno de los más visitados en España, y germen de Weblogs, S.L., la red comercial de bitácoras (37) más importante de Europa. "Una de las claves del triunfo pasa por colaborar. Es la única forma de construir una comunidad fuerte".

"Mi 'master', un buen tortazo"

De la pasada edición de LeWeb surgió la empresa madrileña eRepublik. Su creador, el parisino Alexis Bonte, visitó Red Innova. Bonte consiguió dos millones de euros en LeWeb para eRepublik, un videojuego de estrategia ciudadana online, una especie de Sin City con elecciones mensuales e internautas que fundan partidos políticos o empresas.

Este parisino de 33 años disfruta de las mieles del éxito, pero asegura que su proeza fue un buen tortazo. "Me estrené con Tradeok.com, una versión europea de eBay, pero no me fue nada bien". Y confiesa: "Es lo mejor que me ha pasado, mi master. Una tragedia que pagaron mis inversores".

Sus conclusiones, "la capacidad de reacción es vital, por eso hay que rodearse de un excelente equipo". La segunda: "recauda todo lo que puedas, al final siempre falta".

Bonte recomienda el libro El arte de empezar, de Guy Kawasaki. "Aprendes que todos fallamos en lo mismo al principio", lecciones que aplicó en Livra.com. "Durante cuatro años no ganamos un euro. Para mí esa es la historia de una auténtica start-up". Aguantaron y salieron victoriosos. "Se la vendimos a Ipsos".

Con 18 años, Rodrigo Manuel Teijeiro jugaba a la Bolsa. Es el fundador de Sonico, una red social con más de 38 millones de personas registradas en América Latina. Su sede está en Buenos Aires, pero el grueso de su visitas vienen de Brasil (segunda comunidad virtual, tras Orkut). ¿Su secreto? "Solucionar los problemas que encuentres en la Red. En Sonico nos centramos en el spam, la pornografía y la eliminación de perfiles sin foto, nombre y apellidos. Queremos permitir duplicar tu vida real y que la organices".

"Pensar en el largo plazo"

La crisis no es para François Bourdoncle, un francés de 45 años. Creó Exalead en el año 2000. Su secreto: "Pensar en el largo plazo y gestionar bien el crecimiento. Subir rápido a veces conlleva caer deprisa". Exalead ayuda a otras empresas a frenar la influencia de Google en sus negocios. Sin embargo, ése no era su objetivo inicial. Entra aquí en juego otra recomendación de Bourdoncle: si el mercado muta, adáptate. "Yo venía del buscador Altavista, pero cuando abrí mi compañía en 2000 Google era demasiado fuerte". Presagiando las dificultades decidió ofrecer tecnología para empresas y no para consumidores.

Estar en el sitio adecuado en el momento oportuno no tiene precio. "Nosotros fuimos a Estados Unidos y la ronda de financiación la hicimos allí y en Londres", cuenta Javier Pérez, cofundador de eDreams, primera agencia española de viajes online y segunda europea.

Pérez trabajó en el navegador Netscape. "No tener un competidor monopolista ayuda mucho. En el mercado turístico virtual no había un Microsoft", razona. Otro secreto: "En algunos servicios como la venta de billetes, Internet hace la vida de la gente mucho más fácil. Desaparecen las colas, los precios bajan, comparar es más sencillo...".

Dina Kaplan es la cofundadora de un modelo de televisión que ha triunfado en EE UU, India, Reino Unido e Italia: Blip.tv. "Uno debe pescar donde no haya barcos, eso es lo que hicimos con Blip.tv".

Kaplan venía de la CNN y la MTV. Durante el primer año no ganó ni un dólar. Ahora su empresa es líder. "Seguir el propio camino es mi segundo consejo. Cuando las cadenas online apostaron por los vídeos virales, nosotros no. Una tercera sugerencia: participa en los foros de los consumidores, responde a sus comentarios, a sus preguntas por Twitter... ". Y el último: "No creas jamás que sabes más que tus consumidores. Ellos mandan".

Un sector en expansión es el del cloud computing, software con el que se accede a la información guardada en Internet. Tim Barker es ejecutivo de Salesforce. "Fundé tres empresas, dos las vendí. Una sigue bajo mi mando. La última, Koral (2006) da soluciones para la administración de una empresa. En cuanto la presentamos, nos salieron clientes. Uno de ellos era Salesforce.com. Nos compraron en 2007", cuenta este británico de 48 años.

"Aprovecha tu suerte"

Tariq Krim, es una estrella del ciberespacio. En 2005 lanzó Netvibes, una red especializada en personalización de páginas de inicio. A Red Innova trae Jolicloud, una tecnología que le sirve para hablar del software libre. "Nos basamos en Linux, pero mejoramos el diseño". Este gurú recomienda leer Start-up, de Hervé Lebret, que compara el éxito de Palo Alto con los inútiles esfuerzos europeos para emular el milagro estadounidense.

Hasta el director de Red Innova, Pablo Larguía, podría pertenecer al club de los fundadores.

"Terra nos acababa de comprar Bumeran, un portal de búsqueda de empleo en América Latina con base en Miami cuando estalló la burbuja. Me salvé por los pelos". Moraleja final: "Aprovecha tu buena suerte" .

EL PAIS

viernes, 11 de junio de 2010

Aquellos años de...


Aquellos años de crisis

Muchos miran hoy a la Gran Depresión de 1929. Duros tiempos que fueron retratados por una gran fotógrafa. Un trabajo que, ochenta años después, cobra inesperada vigencia. Las fotos de Lange podrán verse en PhotoEspaña 2009.

Esta es la historia de dos mujeres, Dorothea Lange y Florence Owens Thompson, pero, como todos los relatos personales, es también la historia del mundo. 1936, campo de refugiados en Nipono (California). La Gran Depresión de 1929 había generado cientos de miles de víctimas que años después seguían luchando por su supervivencia. La familia de Florence marido y siete hijos se ve obligada a refugiarse en un campamento al averiarse la destartalada camioneta en la que viajaban de un lugar a otro en busca de trabajo y comida. En esos días se acercó una fotógrafa en su viejo Ford y comenzó a realizar fotografías.




Dorothea Lange lo recordó así: Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo le expliqué mi presencia o la de mi cámara, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre ni su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y de los pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba, sentada, reposando en la tienda, con sus niños abrazados a ella, y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me ayudó. Había una cierta equidad en esto.



Todo remite a Las uvas de la ira, de John Steinbeck, la novela que publicó el premio Nobel norteamericano en 1939 y que llevó al cine un año después John Ford. También en 1940, Woody Guthrie grabó la balada Tom Joad en honor al protagonista de la novela, algo similar a lo que hizo Bruce Springsteen en 1995 al publicar su álbum acústico The ghost of Tom Joad.



Años más tarde, muerta ya la fotógrafa y localizada la protagonista de su obra más famosa, aquella madre coraje nacida en Oklahoma, descendiente directa de indios cherokee, y casada con el granjero Cleo Owens el día de san Valentín de 1921, contaba aquel encuentro desde otra perspectiva: Ojalá nunca me hubiese hecho esa foto. No obtuve provecho alguno de ella. Ella ni siquiera me preguntó mi nombre. Me dijo que nunca vendería aquellas fotos y que me enviaría una copia, pero nunca lo hizo.



Dos versiones distintas, pero un dato irrebatible: la madre emigrante se convertiría en uno de los iconos fundamentales de los años treinta, un tiempo de hambrunas en el país más próspero del mundo. Dorothea Lange, como Walker Evans y algunos más, recorría la América profunda contratada por la Farm Security Administration con el fin de documentar la situación económica y social de los miles de aparceros que malvivían de pueblo en pueblo. La mirada humanista y solidaria de Lange se convirtió en una referencia histórica de aquel tiempo y aquel país.



Convencida de que sus imágenes podían ayudar a cambiar las cosas, dejó el estudio de retratista de San Francisco con el que había iniciado su profesión y se lanzó a fotografiar lo que ocurría en las calles y los campos de su país, ayudada por su segundo marido, Paul Schuster Taylor, profesor de Economía Agraria de la Universidad de California, quien la forma en asuntos sociales y económicos. Juntos trabajaron varios años en un documental sobre la pobreza rural y la explotación de los cultivadores inmigrantes.



Una breve nota sobre la crisis económica mundial: Son muchas las causas esgrimidas para explicar su estallido y persistencia. Es un hecho claro que el fenómeno se inició en Estados Unidos tras una década de crecimiento económico, incremento del endeudamiento y especulación bursátil, con beneficios rápidos y fáciles. Lo sorprendente es que la frase citada pertenece a la definición que ofrece la Wikipedia sobre la Gran Depresión de 1929, sorprendente porque 80 años después de aquel desastre estamos donde estamos: en un paisaje humano y social desolador, con unos Gobiernos incompetentes, un selecto grupo de nuevos millonarios que identifican la inteligencia con las recalificaciones, y en España, con más de cuatro millones de parados. Si Dorothea Lange (1895-1965) levantara la cabeza podría empuñar su aparatosa cámara y recorrer de nuevo los campos nacionales e internacionales con la seguridad de conseguir testimonios gráficos similares a los de la década de los años treinta. Es lo que se llamó con fortuna la demagogia de los hechos.



En 1941, Lange recibió el Premio Guggenheim Fellowship por la excelencia en fotografía. Después del ataque de Pearl Harbor (diciembre de 1941) decide dedicar su mirada y su trabajo a dejar constancia de la evacuación de los japoneses estadounidenses (los nisei) a los campos de concentración del occidente del país. Las torpezas históricas se repiten sin remisión. Sus fotografías de jóvenes estadounidenses de origen japonés presentando su respeto a la bandera de las barras y las estrellas antes de ser enviados a los campos de concentración es un testimonio irrefutable de las políticas de detención de personas sin ningún cargo criminal y sin derecho a defenderse. De Las uvas de la ira a Guantánamo. Naturalmente, el Ejército norteamericano embargó aquellas fotografías, o dicho de otra manera, siempre hubo Donalds Rumsfelds para vergüenza de la humanidad. En la actualidad, las fotografías de los nisei están disponibles en la Universidad de California. En 1990, el realizador Alan Parker presentó su filme Bienvenido al paraíso, una historia sobre los estadounidenses-japoneses.



En 1959 surgiría otro inolvidable libro fotográfico de la América profunda: Los Americanos, de Robert Frank, con un prólogo de Jack Kerouac en el que, entre otras cosas, afirmaba que extrajo una poesía triste del corazón de América, ganando así un lugar entre los poetas trágicos del mundo. Finalizó el prólogo con la siguiente frase: A Robert Frank ahora le envío este mensaje: Tú tienes ojos. Pues bien, esos ojos tuvieron sus precedentes en nombres como los de Lange y Evans, y, como ellos, tuvo numerosos problemas por la intolerancia de quienes gobernaban.



Mi enfoque, escribió la fotógrafa, se basa en tres consideraciones:

Ante todo: ¡Manos fuera! Aquello que yo fotografío, no lo perturbo ni lo modifico ni lo arreglo. En segundo lugar, un sentido del lugar. Lo que yo fotografío, procuro representarlo como parte de su ambiente, como enraizado en él. En tercer lugar, un sentido del tiempo. Lo que yo fotografío, procuro mostrarlo como poseedor de una posición dada, sea en el pasado o en el presente.

Ahora, PhotoEspaña 2009 presenta en Madrid la exposición Dorothea Lange. Los años decisivos, producida por la Fundación ICO y con Oliva María Rubio como responsable de la misma. Ciento cuarenta fotografías de los años treinta y cuarenta del pasado siglo. En esos años, escribe la comisaria de la muestra, alcanza una gran madurez, sabiendo enmarcar a los personajes en medio de las masas, utilizando los recursos de la Nueva Visión para crear imágenes potentes, muchas de ellas de gran belleza estética más allá de su carácter documental.

Steinbeck, Ford, Guthrie, Kerouac, Springsteen, al hablar de Dorothea Lange surgen los mejores nombres de la mejor cultura popular norteamericana. A ellos se pueden añadir, naturalmente, muchos más. Quizá resulte imprescindible el citar de entre todos ellos a Edward Hopper, el extraordinario pintor de la melancolía ciudadana. Sus cuadros, como las fotografías de Lange, nos recuerdan con talento y sensibilidad el duro oficio del vivir: seres solitarios, incertidumbre social, pero, siempre, con las dosis suficientes de dignidad, las que nos permiten seguir confiando en el ser humano.

Dorothea Lange. Los años decisivos, forma parte de PhotoEspaña 2009. Se inaugura el próximo 4 de junio en el Museo Colecciones ICO, Madrid.

El catálogo está editado por La Fábrica Editorial.

- El País -

jueves, 10 de junio de 2010

Érase una vez ... Beirut


Érase una vez ... Beirut

La dibujante libanesa Zeina Abirached (Beirut, 1981) creció y pasó su infancia a unos pocos metros de uno de los lugares más aterradores del mundo: la línea verde, el frente de combate que separaba en Beirut a musulmanes y cristianos durante la guerra civil que asoló Líbano entre 1975 y 1990. En su primer tebeo, El juego de las golondrinas, esta joven autora, afincada en París, relataba el conflicto a través de lo que ocurría durante una noche de bombardeos en su casa, cuando todos los vecinos se reunían en una sola habitación del primer piso. Más corto, en un formato más pequeño, ahora vuelve a la guerra, a sus recuerdos, y construye una obra emocionante y evocadora, uno de esos libros que se quedan en la mente mucho tiempo después de haberse cerrado.

Abirached recurre a un extraordinario juego literario para describir sus recuerdos del conflicto: los "me acuerdos". Inventados por el pintor Joe Brainard y perfeccionados por el gran narrador francés George Perec, se trata de pequeñas frases que empiezan siempre con "me acuerdo" y que a continuación captan un recuerdo. La novedad que aporta Abirached son sus dibujos pero la capacidad de emoción que genera su obra no está sólo en su indiscutible talento gráfico, sino en cómo es capaz de describir una guerra a través de los momentos de paz, cómo puede transmitir todo el horror de un conflicto como el libanés (marcado por las matanzas por motivos religiosos, por la crueldad y por la duración) a través de la cotidianidad.

"Nada distingue los recuerdos de los otros momentos. Sólo los reconocemos más tarde, por sus cicatrices". Con esta cita de Chris Marker arranca este libro, cuyas cicatrices nacen a veces en un conflicto omnipresente y a la vez invisible. En su guerra hay muchos momentos alegres o surrealistas y muchos recuerdos similares a los de cualquier otra niña de su edad. Porque la guerra puede destruir muchas cosas, pero no es capaz de parar la vida. Como dice un personaje de esa maravillosa película llamada Hace mucho que quiero, "la guerra no es tan fuerte, no puede destruirlo todo". Pero sí deja cicatrices, miedos que tal vez no tengan cura y, en el caso de Líbano, la guerra a veces deja nuevas guerras, como ocurrió en el verano de 2006.

- El País -

miércoles, 9 de junio de 2010

Intentándolo...

El fracaso no es una opción. Es un privilegio reservado para quienes al menos lo intentan.

– Leído por ahí -

martes, 8 de junio de 2010

Una mirada sobre el Día D... 06


Partisanos

La importancia estratégica de las guerrillas es siempre difícil de cuantificar. Eisenhower, de una manera muy diplomática, respondió cuando le preguntaron por el papel de la resistencia: "Mejor de lo esperado, menos de lo anunciado". (NATIONAL ARCHIVES / 111-SC-217401)

lunes, 7 de junio de 2010

El metraje de la hecatombe...


El metraje de la hecatombe

'Apocalipsis' muestra la II Guerra Mundial con imágenes inéditas y color

El piloto japonés derribado flota en el mar de las Filipinas junto a un buque estadounidense. Cuando lo intentan rescatar, extrae una granada de mano, se la mete en la boca y la hace detonar. La explosión le destroza la cabeza. La cámara muestra toda la escena -en colores- y a un marino del barco que dispara compulsivamente su pistola contra los restos ensangrentados. Parece de Tarantino, pero es real: una de las más tremendas secuencias de Apocalipsis, un extraordinario documental sobre la II Guerra Mundial de seis horas de duración con imágenes exhaustiva y minuciosamente seleccionadas, entre ellas un 50% inéditas. Realizado para conmemorar el 70º aniversario del inicio de la contienda, Apocalipsis, que ha costado 6 millones de euros, es una producción de National Geographic Channel (NGC) y la empresa francesa especializada en programas históricos CC&C y se emite en España desde hoy en entregas de dos capítulos cada domingo (NGC, Digital + a las 21.00). Fue presentada el martes en Caen, en Normandía, una de las ciudades martirizadas durante la II Guerra Mundial.

Apocalipsis trata de ofrecer una nueva visión del conflicto, más emocionante y conmovedora y sobre todo susceptible de interesar al público joven. Contiene escenas terribles, sí, casi gore, como la mencionada del piloto, las de marines matando con lanzallamas a japoneses desarmados (en este aniversario se ha puesto de moda recordar que los buenos y los malos de siempre a veces cambiaban las tornas), las de granaderos alemanes ardiendo en un semioruga en las calles de París o algunas de cadáveres francamente desagradables -aunque los responsables afirman haber dejado fuera cosas muchísimo (?) peores-. Pero el documental trata, sobre todo, de aproximar al espectador de manera emotiva al drama humano de la experiencia de la guerra, implicándolo y haciéndolo identificarse como nunca con aquella tragedia desde la perspectiva de la gente corriente. "La verdadera historia de la II Guerra Mundial es la historia de la desesperación", señala Daniel Costelle, autor de Apocalipsis. "Hasta el final no estuvo claro que aquello fuera a acabar y que Hitler resultaría derrotado".

Entre el material inédito, escenas de lucha en Stalingrado, insólitas imágenes de una Eva Braun sexy con pantalones muy ajustados (!) en Berchtesgaden, del general Sikorski tragándose el sapo de que Stalin le diga que no tiene ni idea, pero vamos ni la más remota, de dónde están los oficiales polacos que en realidad ha hecho asesinar en Katyn o la asombrosa secuencia del entrenamiento de un destacamento de perros bomba rusos. Una toma curiosa muestra a Hitler saludando a sus partidarios con el puño cerrado, cuando aún no había optado por el saludo con la palma extendida: resulta chocante. Una parte del material inédito ha sido descubierto en archivos al trabajar con los negativos originales, otra ha sido desclasificada (se ve que lo de los canes kamikazes era secreto militar) y otra procede de películas amateurs y familiares. El montaje, muy ágil y efectivo, con una gran carga sentimental -la secuencia de la adolescente polaca ante su madre muerta pone al borde de las lágrimas- y testimonios orales de la época, prioriza los primeros planos de los rostros (ya sean soldados, mandatarios o civiles) y muestra pormenorizadamente el sufrimiento de la población. "La historia real es mucho más conmovedora aún que Salvar al soldado Ryan", reflexiona Sidney Suissa, responsable de contenidos de NGC mientras hace sonar una chicharra metálica de las que usaban los paracaidistas de la 101ª Aerotransportada adquirida en el Memorial de Caen. Prácticamente todo el metraje es en color. Un 10% lo componen imágenes filmadas originalmente en colores y el resto -a excepción de las del Holocausto que se conservan en blanco y negro y que por indicación de la Fundación Shoah no se han tocado "para no dar argumentos a los negacionistas"- ha sido coloreado mediante un meticuloso proceso técnico que ha contado con la colaboración de historiadores para garantizar la máxima exactitud en detalles como los uniformes o el camuflaje de los aviones. Todas las imágenes han sido además cuidadosamente restauradas y pasadas a alta definición. Van apoyadas por un sonido fidedigno (cuando vuela un Spitfire suena un Spitfire) y estremecedor en las secuencias de batalla, y por una música que persigue también la emotividad.

El coloreado cambia radicalmente las escenas emblemáticas de la II Guerra Mundial: la bandera rusa que ondea en el Reichstag es roja, Hitler acaricia la piel sonrosada de los niños de las Juventudes Hitlerianas y las barras y estrellas relucen en el monte Suribachi. Las grandes paradas nazis resultan estremecedoras en color, como las llamas de Dresde, el feldgrau de los alemanes o la omnipresente sangre que anegó como una marea el mundo durante aquellos años de pesadilla.

- El País -

domingo, 6 de junio de 2010

La belleza está presente en todas las cosas...

La belleza está presente en todas las cosas. Ver y componer esa belleza es lo que separa una captura de la fotografía.

- Matt Hardy -

sábado, 5 de junio de 2010

Una mirada sobre el Día D...05


Prisioneros

Los escritores norteamericanos han tendido a mitificar en todos estos años lo que ellos mismos denominaron como "la mejor generación". Ellos potenciaron la imagen de que cada hombre en Omaha Beach era un héroe. "Pero es una sentimentalización", señala Beevor. En la fotografía, procesión de soldados alemanes presos tras la caída de Aachen, Alemania, en octubre de 1944. (NATIONAL ARCHIVES / 260-MGG-1061-1)

viernes, 4 de junio de 2010

La última leyenda del rock...


La última leyenda del rock

1989. Una banda ignota de Aberdeen graba con 600 dólares un álbum de debut, Bleach, que cambiará la historia de la música. 20 años después, los protagonistas revelan su génesis.

La pequeña casa de madera del 4.230 de Leary Way NW, en un barrio residencial de Seattle, no parecía el centro de una revolución. Pero un letrero confirmó a un veinteañero Kurt Cobain que era Reciprocal Recording. Aquí los grupos locales Green River y Soundgarden grabaron, para el sello indie Sub Pop, sus primeros discos, piedras angulares del estilo que cambió la música del final del siglo XX. El 23 de enero de 1988, Jack Endino, productor de esos discos, tenía un compromiso: grabar una maqueta para unos chicos de Aberdeen, un sombrío y aislado puerto maderero de 16.000 habitantes a 133 kilómetros de Seattle, en la costa del Pacífico. Uno de ellos, Cobain, había llamado para reservar diciendo que era amigo de Dale Crover, de The Melvins, quien tocaría la batería. The Melvins era el único grupo de renombre que había salido de Aberdeen, y a Crover se le reverenciaba. Por él, Endino aceptó la reserva, por lo demás poco prometedora. La banda ni tenía nombre.

En cuanto empezaron a trabajar, Endino se dio cuenta de tres cosas. La primera, lo alto que era el bajista Chris Novoselic (no empezó a llamarse a sí mismo Krist hasta 1993). La segunda, lo serio que era el cantante y guitarrista Cobain. Parecía muy joven, era muy tímido, y no daba muestras del típico ardor de las estrellas de rock. Pero claro, Nirvana venía del quinto pino. Si Seattle estaba aislada, Aberdeen estaba fuera del mapa. “Eran ingenuos y no se lo tenían muy creído”, dice Endino. “Un grupo que crece en una zona rural, no recibe ningún refuerzo positivo por lo que hace. No hay bares donde tocar, ni conciertos, ni público; tienen que disfrutar de verdad y ser muy decididos”. La tercera observación de Endino se produjo más o menos a los 71 segundos de empezar a grabar la voz de Cobain en una canción llamada If you must. “¡Vaya!, pensé. Este tipo tiene un grito genial, algo muy valioso en el rock and roll”. En ese momento, nadie imaginaba hasta qué punto.

No había muchos artistas locales de los que Jonathan Poneman, socio de Bruce Pavitt en el sello en ciernes Sub Pop, no hubiese oído hablar. Así que cuando Endino mencionó al tranquilo con una voz increíble, Poneman se sintió lo bastante intrigado como para conducir hasta Reciprocal y hacerse con una cinta. En la etiqueta ponía “Chris, Dale y yo”, aunque el grupo ya se llamaba Nirvana. Poneman empezó a escuchar la casete en el viaje de vuelta. Al cabo de unos 71 segundos oyendo If you must, su mandíbula casi golpea el volante. Entonces empieza este gran grito catártico y luego el estribillo, que no tiene mucho de estribillo. Me quedé pensando: “Oh... Dios mío”.

Poneman organizó una reunión con Cobain y Novoselic para proponerles que Nirvana grabase un sencillo para Sub Pop. Planeó su primer concierto para el 24 de abril de 1988, como parte del espectáculo Sub Pop Sunday en la discoteca Vogue. El público estaba compuesto en su mayoría por músicos de Seattle que tenían curiosidad por comprobar cómo eran.

Lo que vieron fue a tres jóvenes nerviosos y de aspecto dispar. Novoselic, Cobain, de expresión lúgubre, un zurdo que tocaba una guitarra para diestros cogida al revés. Lo peor, el batería Dave Foster (otro oriundo de Aberdeen) llevaba bigote. La movida punk rock de Seattle era tolerante, pero los bigotes poseían unas inaceptables connotaciones de macho. “Nirvana se pone a tocar”, recuerda el batería de Mudhoney, Dan Peters. “¡Menudo sonido de mierda! Acto seguido, llega el tipo del sonido presa del pánico, enciende la mesa de mezclas y los altavoces y, de repente, es como una explosión. Y ellos no tienen ni idea de lo que está pasando”. Nirvana había subido al escenario a la hora prevista, sin tener en cuenta que la sala no estaba preparada. “Cualquiera que diga que vio ese espectáculo y supo que iban a ser grandes, miente”, afirma Mark Arm. Poco después, Cobain hablaba de la actuación en una carta nunca enviada a Dale Crover. “Había un representante de cada grupo de Seattle observándonos. Nos sentíamos como si sólo les faltase ponernos nota”.

La siguiente vez que Endino vio a Nirvana fue el 11 de junio de 1988, cuando el grupo llegó a Reciprocal para grabar su sencillo de debut para Sub Pop: una versión de Love buzz, del grupo holandés de los años sesenta Shocking Blue. Les acompañaba un nuevo batería, Chad Channing, de Bainbridge Island, un barrio residencial de Seattle separado del centro por un viaje en ferry, Channing encajaba en el perfil del grupo tanto por su alejamiento geográfico como por su aire de pirado; Bainbridge Island tenía una pésima fama por sus profundas raíces hippies.



Novoselic había descubierto la canción en un disco en oferta y pronto se convirtió en éxito del directo. La idea de convertirla en la primera publicación del grupo fue de Sub Pop. “Al no tener otras ofertas, Nirvana se avino a ello”, dice Endino.

A Cobain lo que le cabreó fue el retraso en la publicación del disco. Sub Pop se había convertido en una empresa legal el 1 de abril. Para aumentar las ganancias, idearon el Sub Pop Singles Club, en el que los suscriptores pagaban por adelantado por una serie mensual de sencillos en edición limitada. El primero fue Love buzz/Big cheese, en noviembre de 1988, e inmediatamente se agotaron las 1.000 copias. Para entonces, los prescriptores como Mark Arm eran fans. “Lo primero que llama la atención es la voz de Kurt”, afirma Arm. “Tiene esa cualidad indefinible”.

Pero el ambicioso Cobain se sentía resentido. “Teníamos la impresión de que no conseguíamos nada tocando en clubes”, escribía Cobain en otra carta no enviada, esta vez a Mark Lanegan, de Screaming Trees. “Sub Pop está teniendo problemas económicos y la promesa de un epé y un elepé en el plazo de un año no es más que una excusa chorra de Jonathan para evitar que tanteemos a otros sellos. Ocho meses después, por fin hemos sacado un maldito sencillo. Hemos enviado la maqueta, pero nadie ha respondido”. Nirvana dudaba lo bastante del sello como para reservar tiempo en un estudio para grabar su debut con su dinero. Pero, conscientes de que ningún otro sello se había interesado en publicarles, también terminarían por abordar a Sub Pop y exigir un contrato.

Con un nuevo contrato, Nirvana decidió dedicarse a la música. Novoselic dejó su trabajo como pintor industrial y se había separado de su novia. Hacía maratonianos viajes de ida y vuelta en su furgoneta para recoger a Cobain en Olympia, luego a Channing, en Bainbridge Island, y volver a Aberdeen, donde ensayaban en una habitación que estaba encima de la peluquería de la madre de Chris.

Y así fue como el grupo se presentó en el estudio el 24 de diciembre de 1988. La grabación y la mezcla se realizaron en seis días y quedaron rematadas el 24 de enero de 1989. “Kurt escribía las letras en el último minuto”, cuenta Novoselic. “Yo iba a por cerveza; luego terminábamos los temas y las voces, y a mezclar”.

Endino les cobró 30 horas de trabajo, 606,17 dólares. Ser capaces de hacer un disco tan barato era motivo de orgullo. No tenían un céntimo, pero estaban decididos a pagarlo. Lo hicieron gracias a Jason Everman, un guitarrista antiguo compañero de colegio de Channing. Everman había ganado dinero como pescador en Alaska y se ofreció a cubrir los costes. Consideró que su jugada era, además de altruista, una inversión. Para agradecerle que les hubiese prestado el dinero, pusieron en la contraportada que había tocado la guitarra (no lo había hecho); hasta aparecía en la foto de la portada.

En el disco destacaba una canción, About a girl. Destacaba tanto que Cobain le pidió disculpas a Endino por ella. “Kurt decía cosas como: vale, para que todo el mundo lo sepa, es posible que también haga más cosas como ésta en el futuro. Era divertido el modo en que me la presentó: ahora voy a hacer una canción pop, ten paciencia conmigo… Y claro, yo sólo soy el tipo del estudio: ¡Vale, lo que sea, desde luego! ¡Genial! ¡Bonita canción!”, dice el productor. “Kurt se sentaba dentro de la bañera y escuchaba Meet The Beatles”, recuerda Novoselic. “Decía que había comprendido a The Beatles; lo que él pensaba que era esa fórmula”.

En febrero de 1989, el grupo emprendió una breve gira (su primer viaje por carretera más allá del Estado de Washington). Mientras conducían por San Francisco, Cobain y Bruce Pavitt se fijaron en el cartel de una campaña de prevención del sida que instaba a los consumidores de drogas a “Bleach your works“ (algo así como: “desinfectar las jeringas”). Serviría de inspiración para el título del disco: Bleach [lejía].



Bleach fue publicado el 15 de junio de 1989. Para entonces, Nirvana era un cuarteto: Jason Everman se había unido al grupo en febrero como segundo guitarrista. Pero sólo ocupó ese puesto cinco meses. Durante una agotadora gira por EE UU para promocionar Bleach, la relación se fue volviendo cada vez más tensa. En Nueva York, Cobain y Novoselic decidieron que Jason tenía que marcharse. Cancelaron la gira y emprendieron una vuelta de 50 horas por carretera. “La furgoneta seguía adelante. Y eso fue todo. Era como si se sobrentendiese que aquello ya no iba a repetirse. Nunca recuperó su dinero”, reflexiona Novoselic.

Bleach es el disco de más éxito publicado por Sub Pop: más de 1,7 millones de copias vendidas. Las modestas ventas iniciales se multiplicaron gracias al impacto de su sucesor, Nevermind. Endino calcula que los 330 discos que ha hecho desde Bleach juntos no han recibido tanta atención. “Estoy contento de que suene tan bien teniendo en cuenta que sólo gastamos 600 pavos. Si sonase fatal, estaría muy disgustado, ¡Iggy Pop me dijo que era su disco favorito de Nirvana! Con eso me basta”. Novoselic, ahora un activista político, escritor y músico ocasional valora el disco que él y sus amigos hicieron hace 20 años. “Es la quintaesencia del grunge”, afirma, “pero tiene una sensibilidad pop que revela hacia dónde se dirigía el grupo. Eso es oficio para hacer canciones. Y es un tributo a Kurt Cobain, su visión y su habilidad como artista. El disco es su herencia”.

La edición 20 aniversario de Bleach (que incluye un directo inédito) se edita el 3 de noviembre en Rhino.

- El País -