jueves, 31 de octubre de 2013
El origen de todo...
El origen de todo
Las teorías sobre la creación del universo y del porqué de la vida dan un paso más allá de lo conocido. Dos grandes científicos lo cuentan en sendos libros: Stephen Hawking, junto a Leonard Mlodinow, sostiene en El gran diseño que venimos de la nada sin la intervención de un Dios; y Roger Penrose explica en Los ciclos del tiempo que el caos cósmico va en aumento.
Aunque no fueron compañeros de estudios y les separan once años de edad, las carreras científicas de Stephen Hawking (1942) y Roger Penrose (1931) muestran muchos rasgos comunes. En 1966 compartieron el Premio Adams de la Universidad de Cambridge, al que Penrose optó con un trabajo titulado Un análisis de la estructura del espacio-tiempo y Hawking con uno sobre Singularidades y la geometría del espacio-tiempo. Poco después (a partir de 1969) unieron fuerzas publicando una serie de artículos que contenían teoremas de gran generalidad sobre el espacio-tiempo de la relatividad general, resultados que ayudaron a que la idea de los agujeros negros se tomase en serio como una posibilidad real. Luego sus caminos se separaron, Hawking instalado en Cambridge y Penrose en Oxford, y aunque continuaron trabajando en el campo de la teoría de la relatividad general, lo hicieron desde perspectivas diferentes.
Sin embargo, a finales de la década de 1980, respondiendo tal vez a una especie de Espíritu del Tiempo, ambos se adentraron en un dominio diferente: el de la publicación de libros de ensayo científico. Primero (1988) llegó Historia del tiempo (Crítica), de Hawking, que se convirtió en un éxito de ventas mundial, y luego (1989) La nueva mente del emperador (Mondadori), de Penrose, también un éxito aunque no alcanzase las cifras del libro de su colega. Más tarde publicaron otros libros; los mejores, El universo en una cáscara de nuez (Crítica 2002), de Hawking, y de Penrose, Las sombras de la mente (Crítica, 1996) y El camino a la realidad (Debate, 2006). Y ahora llegan dos más, como si se marcasen estrechamente en una inacabable competición: El gran diseño y Los ciclos del tiempo. Una competición que, debido a su estado físico, Hawking ya no puede librar en solitario, necesitando la ayuda de un coautor, Leonard Mlodinow, quien probablemente ha realizado la mayor parte del trabajo, pero ciertamente perfectamente imbuido del "estilo y espíritu Hawking".
Se trata de libros muy diferentes, aunque nos hablen de los grandes temas del espacio-tiempo cósmico. Diferentes entre sí, pero en los que no es difícil encontrar abundantes ecos de sus libros anteriores.
Así, de forma parecida a El camino a la realidad, aquel mayúsculo -y en mi opinión imposible de seguir para lectores sin una formación avanzada en física y matemáticas- texto de 1.471 páginas, en Los ciclos del tiempo, Penrose ha optado por tratar el problema de la naturaleza del tiempo y del universo, y de cómo se pueden introducir los requisitos cuánticos en la teoría de la relatividad general, recurriendo a sus formidables habilidades matemáticas. Es un libro riguroso, en el que no se escamotean las presentaciones revestidas de un ropaje geométrico, y en el que Penrose da un papel preferente a la segunda ley de la termodinámica, la del crecimiento de la entropía, y a -otro viejo tema suyo, que ya se apuntaba en La nueva mente del emperador- la geometría conforme. Aunque, como decía, el estilo se asemeja a El camino de la realidad, afortunadamente para muchos lectores Los ciclos del tiempo no es ni tan extenso ni tan técnico, encontrándose en él un mayor número de disquisiciones de índole más general. Es, en cualquier caso, un texto exigente.
Muy diferente es El gran diseño, un libro bien escrito, cuya lectura atrapa la atención más incluso que Historia del tiempo. Ciertamente, está fabricado para atraer esa atención mezclando hábilmente cuestiones científicas con otras a las cuales es difícil no ser sensible. Preguntas como: "¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada?", "¿por qué existimos?" y "¿por qué este conjunto particular de leyes y no otro?".
En el entramado argumental que Hawking y Mlodinow construyen en El gran diseño destacan varios puntos. El primero, que para tratar la cuestión del origen del universo es imprescindible hacerlo en base a una teoría que sea válida en una situación tan extrema como la que se debió dar entonces, en lo que denominamos Big Bang. En semejante teoría, las cuatro fuerzas que reconocemos en la naturaleza deben mostrarse como manifestaciones de una única fuerza. Para Hawking y Mlodinow, tal teoría existe, tiene once dimensiones en lugar de las cuatro espacio-temporales de la relatividad general y se llama "teoría M" (aunque en El gran diseño se comentan algunas de sus propiedades, los lectores harán bien en repasar El universo en una cáscara de nuez, donde Hawking se detuvo con mayor detalle en ella).
Una característica de esta teoría es que tiene soluciones que representan unos 10500 (un 1 seguido de ¡500 ceros!) universos, cada uno con sus propias leyes. Ante esto, surge la pregunta si debemos otorgar existencia a esos universos, meras posibilidades teóricas en principio. Siguiendo una línea de pensamiento que se remonta a la tesis doctoral (1957) de Hugh Everett, la de los "multiuniversos", Hawking y Mlodinow no dudan en asignarles realidad. Y esto les sirve bien para alguno de sus propósitos: "Mucha gente a lo largo de los siglos", escriben, "ha atribuido a Dios la belleza y la complejidad de la naturaleza que, en su tiempo, parecían no tener explicación científica. Pero así como Darwin y Wallace explicaron cómo el diseño aparentemente milagroso de las formas vivas podía aparecer sin la intervención de un Ser Supremo, el concepto de multiuniverso puede explicar el ajuste fino de las leyes físicas sin necesidad de un Creador benévolo que hiciera el universo para nuestro provecho". En otras palabras, existimos -existe vida- porque las leyes que gobiernan nuestro universo lo permiten, mientras que en la mayoría de los restantes sus leyes no serán propicias para que surja vida. Es una forma elegante y atractiva de combatir el argumento, similar al clásico del Diseño Inteligente, que defiende la necesidad de un Dios porque este se manifiesta en la existencia de un producto tan refinado, tan "raro", como es la vida.
En cuanto a la gran pregunta, la de cómo empezó todo, Hawking y Mlodinow recurren a las posibilidades que abre la física cuántica: el universo apareció espontáneamente, como una fluctuación cuántica que englobaba todos los estados posibles, todos los universos imaginables, o al menos los 10500 mencionados antes. "Según las predicciones de la teoría M", leemos, todos los universos "fueron creados de la nada. Su creación, sin embargo, no requiere la intervención de ningún Dios o Ser sobrenatural, sino que dicha multitud de universos surge naturalmente de la ley física: son una predicción científica".
Como decía antes, es este un libro fabricado para atraer la atención. Podría haberse construido para decir lo mismo pero sin meter a "Dios" por medio. Al fin y al cabo, esto es lo que hacen la mayoría de los muchos libros que se ocupan de la Teoría de Todo. Pero está bien que este haya seguido la senda que ha tomado. Se le podrá acusar de oportunista, pero no de trivial. Porque las cuestiones que aborda importan, pertenecen al patrimonio atávico del pensamiento humano. Aun así, ¿qué sentido tiene decir que la creación del universo "no requiere la intervención de ningún Dios o Ser sobrenatural, sino surge naturalmente de la ley física"? "¿Quién creó esa ley física?", continuarán argumentando quienes defienden la idea de un Dios creador. Los razonamientos de Hawking y Mlodinow son buenos para socavar algunos de los argumentos de los creacionistas, como el ya mencionado de un universo en el que existe vida (así como el chapucero de que se necesita una causa, un Dios -cuyo propio origen no se explica- para explicar el origen del universo), pero no parece que la ciencia pueda responder a todas las preguntas que nos formulamos (como la del porqué de las leyes): basta con que las teorías que construimos conduzcan a predicciones contrastables observacionalmente. Que nadie olvide que -como nos enseñó Darwin- estamos emparentados con todas las formas de vida que existen en la Tierra, y si para la, digamos, lombriz de tierra "1+1=2" es seguramente incomprensible, algo fuera de sus capacidades, ¿por qué va a ser todo comprensible para nosotros, los humanos, parientes suyos aunque lejanos? Bastante hacemos con construir teorías científicas y escribir libros tan fascinantes como El gran diseño y Los ciclos del tiempo. Si tuviese que hacer una crítica a Hawking y Mlodinow, sería que deberían haber insistido en estas ideas, tan, por otra parte, triviales, en lugar de hablar tanto de Dios.
Recordando a Feynman
Según se va leyendo El gran diseño, se hace evidente la importancia que para las ideas que se presentan en él tienen las contribuciones de un físico: Richard Feynman (1918-1988). En particular, Hawking y Mlodinow dependen de una versión de la mecánica cuántica que Feynman introdujo: la de las integrales de camino. "Las teorías cuánticas", se lee en las primeras páginas de El gran diseño, "pueden ser formuladas de muchas maneras diferentes, pero la descripción probablemente más intuitiva fue elaborada por Richard (Dick) Feynman, todo un personaje, que trabajó en el Instituto Tecnológico de California y que tocaba los bongos en una sala de fiestas de carretera. Según Feynman, un sistema no tiene una sola historia, sino todas las historias posibles".
Puedo comprender muy bien estos sentimientos: como cualquier estudiante de Físicas, al cursar las asignaturas de mecánica cuántica me encontré con un mundo de probabilidades que parecía violar el sentido común: partículas que se comportan como ondas y ondas que se comportan como partículas; realidades que contienen todas las realidades posibles y que únicamente se concretan en una cuando se observa el sistema en cuestión. Finalmente, aprendí a calcular, a resolver problemas, pero las ecuaciones que utilizaba para resolverlos me parecían brotar del sombrero de un mago inescrutable. Y entonces, unos pocos años después de terminar la carrera, Feynman vino a mi rescate con un libro que me libró de aquel desasosiego y del que nunca me he separado: Quantum Mechanics and Path Integrals (1965). Todavía recuerdo el placer intelectual que me proporcionó la manera en que Feynman generalizaba el principio clásico de mínima acción, introduciendo todas las trayectorias posibles, y cómo deducía así la ecuación de Schrödinger, la base de la mecánica cuántica ondulatoria.
Es esta manera de entender los fenómenos cuánticos la que sirve a Hawking y Mlodinow para explorar la idea de que el propio universo no tiene una sola historia, ni tan siquiera una existencia independiente, o, en otras palabras, que nuestro universo no es único, propuesta sin la cual El gran diseño seguramente se quedaría en nada.
Por todo esto es razonable recordar a Feynman ahora que se publica este nuevo libro de Hawking. Recordar a uno de los científicos más originales del siglo XX, a un científico que realizó contribuciones centrales a la física (fue uno de los creadores de la electrodinámica cuántica, contribución por la que recibió en 1965, junto a Tomonaga y Schwinger, el premio Nobel de Física) mostrando una originalidad y claridad poco frecuentes. Una originalidad y sencillez que se pueden encontrar también en libros de carácter general que escribió, de los cuales existen traducciones al castellano (en Alianza, Crítica y Tusquets). Libros como ¿Está Ud. de broma, Sr. Feynman?, su maravillosa autobiografía, El carácter de la ley física, El placer de descubrir, ¿Qué significa todo eso?, ¡Ojalá lo supiera! o Seis piezas fáciles (también existen traducciones de obras más exigentes, como Conferencias sobre computación, Electrodinámica cuántica y La conferencia perdida, además de su mítico curso de física).
Para los físicos, Feynman es una leyenda. La clase de científico que todos querrían ser: profundo y original a la vez que desenfadado y jovial. Aún no se ha desvanecido el recuerdo de su intervención en la comisión que se formó para encontrar las causas del desastre del transbordador espacial Challenger, que él desentrañó con una demostración memorable (utilizando un vaso de agua muy fría). Pero, aunque la admiración que siento por sus integrales de camino o por los diagramas que llevan su nombre es inmensa, prefiero recordarlo por la idea que tenía de la ciencia, una idea que se muestra de forma conmovedora en una carta (reproducida en ¡Ojalá lo supiera!) que escribió a un antiguo alumno suyo en respuesta a una que éste le había escrito felicitándole por la obtención del Premio Nobel y mostrando al mismo tiempo tristeza por lo que él consideraba muy humildes trabajos suyos. "Usted me conoció en la cima de mi carrera", escribió entonces Feynman, "cuando según usted yo estaba interesado en problemas próximos a los dioses; no obstante, he trabajado en innumerables problemas que usted calificaría de humildes, pero con los que disfruté y me sentí muy bien porque a veces podía obtener un éxito parcial. Ningún problema es demasiado pequeño o demasiado trivial si realmente podemos hacer algo con él".
Fue un buen consejo. Uno que no conviene olvidar al leer sobre las cuestiones fundamentales que Hawking y Penrose tratan en El gran diseño y en Los ciclos del tiempo.
El gran diseño. Stephen Hawking y Leonard Mlodinow. Traducción de David Jou. Crítica. Barcelona 2010. 228 páginas. 21,90 euros. Edición especial en caja, a partir del 2 de diciembre, que incluye además las conferencias Mi vida en la Física y El origen del Universo. 27,90 euros. Los ciclos del tiempo. Una extraordinaria nueva visión del universo. Roger Penrose. Traducción de Javier García Sanz. Debate, Barcelona 2010. 291 páginas. 21,90 euros.
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
lunes, 28 de octubre de 2013
Venimos en son de paz...
"Venimos en son de paz"
El Chaos Computer Club, la veterana asociación de hackers alemana, celebra su 27 Congreso
Activistas informáticos, frikis de los ordenadores, modificadores de hardware y rebeldes del código abierto, pero también curiosos, estudiosos de lo digital, músicos... y desde luego hackers, muchos hackers. Son los variopintos participantes de la vigesimoséptima edición del Chaos Communication Congress (27C3, del 27 al 30 de diciembre) que organiza cada año en Berlín el Chaos Computer Club (CCC), célebre asociación de hackers alemana que se autodefine como una "comunidad galáctica de seres de todas las edades, género, origen o posición social" cuyos objetivos son entre otros, la libre circulación de la información, la neutralidad de la red, la protección de la privacidad y el derecho a comunicarse sin censuras. El CCC proporciona un foro de información y comunicación entre estos seres y la opinión pública. Es por ello que en esta edición de la mano del veterano Rop Gonggrijp, que abre el congreso, insisten ya desde el principio que lo quieren es sacar a la luz las deficiencias y los abusos especialmente en temas de privacidad, control y vigilancia, recolección de datos y restrición de las libertades individiuales, que se preocupan y ocupan del ciudadano de a pié allí, en la complejidad tecnológica donde él no puede defenderse. En definitiva que vienen en son de paz.
"Esperamos entre 3000 y 4000 personas" comenta Constanze Kurz, oficina de prensa del CCC "y porque más no caben". El congreso se ha convertido en un punto de encuentro cada vez estimado por la comunidad hacker, por lo que este año se ha realizado por primera vez una venta anticipada de entradas, para evitar que la gente viajara hasta Berlín y se quedara sin poder entrar. A fecha de 6 de diciembre estaban vendidos todos las bonos para los cuatro días, quedando solo la posibilidad de asistir a un día concreto o a las sesiones de madrugada.
Más de 100 conferencias y talleres prácticos se reparten a lo largo de los cuatro días que dura el congreso. Desde contendidos altamente técnicos imposibles de aclarar en pocas palabras a temas de calado social como copyright vs. libertades, pasando por métodos para fomentar la creatividad en la educación usando ingeniería robótica, a la construcción de un generador de sonidos, la creación de arte y belleza más allá de las "blikenlights", intervenciones relámpago para los que necesiten sus 4 minutos de atención y llegando incluso a una aportación sobre psicología cognitiva para hackers.
Pero no todo se queda aquí. Un canal de streaming en directo se encargará de que todas estas actividades que sucederán en el centro de congresos de Berlin (BCC) se puedan seguir desde cualquier punto del globo. Y para los que esto les sabe a poco y quieren involucrarse activamente pero no pueden trasladarse hasta la capital alemana o se hayan quedado sin entradas, existen las misiones de paz (Peace Missions) repartidas por todo el mundo que paralelizan el congreso con la organización de puntos desde los que participar a través de la red, dándole una dimensión descentralizada muy a tono con sus principios, como no podía ser menos.
domingo, 27 de octubre de 2013
sábado, 26 de octubre de 2013
La vocación social está...
viernes, 25 de octubre de 2013
Canción triste de Wall Street...
Canción triste de Wall Street
La industria cultural, a través de 'best sellers' y de la esperada secuela de la película de Oliver Stone, reflexiona con amargura sobre los efectos del cataclismo financiero
La crisis económica que estalló en 2008 con la caída de Lehman Brothers no sólo ha dejado a su paso millones de víctimas a escala planetaria en forma de despidos masivos, desahucios y quiebras bancarias. La industria cultural estadounidense ha capitalizado el colapso económico por la vía editorial generando una lluvia de títulos que ayudan a entender qué, cómo y por qué ocurrió en términos no sólo informativos, sino con el añadido del suspense de las buenas novelas negras.
Los mejores libros nacidos de la crisis no son fruto de la imaginación sino que, siguiendo las enseñanzas de Truman Capote, están protagonizados por héroes y villanos complejos y reales que abarcan varias gamas de grises y están construidos con las dosis justas de intriga, emoción, dramatismo e ironía que caracterizan los thrillers.
El último en llegar a las librerías ha sido The Big Short, de Michael Lewis, que en apenas un mes se ha situado como el superventas de este jugoso filón editorial. Lewis, hoy periodista especializado en economía, se hizo célebre a finales de los ochenta tras publicar Liar's Poker, un libro en el que relataba los entresijos de su experiencia como empleado de la firma Solomon Brothers y en el que denunciaba la cultura de la codicia que caracterizó los mercados financieros de aquella década: la misma que retrató Tom Wolfe en La hoguera de las vanidades y a la que le pondría rostro el Gordon Gekko de Michael Douglas en la película Wall Street de Oliver Stone. Su frase "la avaricia es buena" se convirtió en el eslogan que definió una era que, por lo visto, nunca se fue como ha demostrado la última crisis.
"Cuando escribí Liar's Poker, mi esperanza era que los jóvenes que no sabían qué hacer con su vida renunciaran a dedicarse a las finanzas, pero ocurrió exactamente lo contrario. Interpretaron el libro como un manual para aprender trucos y en Wall Street todo siguió prácticamente igual durante dos décadas". Así lo explica Lewis en el prólogo de The Big Short, que esta vez se centra en buscar a aquellos que sí supieron ver cómo se avecinaba el colapso económico del siglo XXI en el que estamos inmersos. Es el caso de Michael Burry, dueño de un fondo de inversión que se hizo millonario precisamente al entender las dimensiones de la crisis que se avecinaba y buscar una manera de sacarle partido.
Otro atípico personaje es Steve Eisman, que entendió la toxicidad del mercado de bonos basado en préstamos hipotecarios de alto riesgo y lo explotó en su propio beneficio. Estos y otros inversores aparecen retratados en el libro casi como héroes y esa es la parte quizás más desasosegante del planteamiento narrativo de Lewis, como han subrayado la mayoría de los críticos, entre ellos Michiko Kukatani, de The New York Times: "El problema es que pone al lector en la posición de aplaudir a gente que aunque fue más inteligente o previsora que los que provocaron la catástrofe, trató de ganar dinero apostando contra la salud del sistema financiero".
No obstante casi todos lo alaban por lo accesible y entretenido que ha hecho Lewis para el público generalista la comprensión de los porqués de la crisis. El autor evita hacer una crónica a gran escala y se centra en unos pocos personajes que ayudan al lector a entender los detalles que provocaron el colapso.
Otro best seller de la cosecha nacida de la crisis es Too big to fail, una crónica minuto a minuto de la caída de Lehman Brothers y todas sus consecuencias por mano de Andrew Ross Sorkin, uno de los reporteros estrella del Times. Y subiendo puestos de venta camina Econned, de Yves Smith, quien trabaja como consultora y tiene un blog muy popular titulado Naked Capitalism. Ella es, quizás, la más dura a la hora de criticar a políticos y economistas al considerarlos responsables últimos de haber creado las condiciones ideales para que los mercados pudieran hacer ley del libre albedrío.
Y aunque hay quien hace extrañas cábalas y afirma que los nuevos ingenios electrónicos como el Kindle y el iPad nos harán leer más libros, la realidad es que el cine sigue siendo mucho más popular que la literatura. De ahí que la película de Oliver Stone Wall Street: el dinero nunca duerme, esperado regreso de Michael Douglas en la piel del personaje Gordon Gekko al escenario de los crímenes financieros -versión siglo XXI- sea quizás el producto cultural con mayor potencial que ha generado esta crisis.
No se trata sólo de volver a reencontrarse con el insaciable Gekko: los fans de Oliver Stone probablemente esperen que el director también utilice la película como bomba contra el sistema financiero aunque, según ha afirmado este director, la continuación de Wall Street "no es una pieza de crítica social, sino puro entretenimiento". La película se estrenará en septiembre.
Espejos de la crisis
- En el cine. Inside the meltdown, de la cadena pública PBS. Uno de los mejores documentales que se han hecho hasta la fecha sobre la crisis. Capitalism a love story, de Michael Moore. IOUSA, de Patrick Creadon. Anterior a la gran crisis, pero revelador sobre cómo se cocinó.
- En los libros. The Big Short: inside the doomsday machine, de Michael Lewis. Too big to fail, de Andrew Ross Sorkin. The greatest trade ever, de Gregory Zuckerman. In Fed we trust, de David Wessel.
jueves, 24 de octubre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
En el proceso creativo...
En el proceso creativo se dan tres partes básicamente:
1) La generación de la idea. 2) El análisis de la idea. 3) La venta de la idea.
1) La generación de la idea. 2) El análisis de la idea. 3) La venta de la idea.
- Robert Sternbere
martes, 22 de octubre de 2013
Retrato del pirata de clase media...
Retrato del pirata de clase media
Habla el más célebre pirata de nuestra literatura: "Aquí yo tengo por mío / cuanto abarca el mar bravío, / a quien nadie impuso leyes". Ahora los piratas son de clase media y se bajan música y películas -y también libros- a sus cada vez más baratos terminales electrónicos. Y, como el de Espronceda, los modernos filibusteros de estar por casa no conocen más leyes que las que les dicta su apetito perpetuamente insatisfecho. Según Le Motif, que es el nombre del eficaz Observatorio (tome nota don Rogelio Blanco) del Libro y del Escrito de la región de París, el perfil del pirata de e-books es el de un gran lector (más de 25 libros por año), que se siente frustrado por la ausencia de una oferta de libros digitales a la altura de su voracidad lectora. Y que se baja ilegalmente más libros de los que puede leer. Presumiblemente, un pirata cultillo y de clase media. Igual que aquí, donde al perfil bucanero contribuyen ciertas notas peculiares de un sector en el que ni editores ni libreros se muestran excesivamente atraídos por el mercado de libros virtuales, a pesar de que las previsiones apuntan a un crecimiento geométrico de la demanda en los próximos años. Por supuesto, Libranda, el más importante operador logístico de libros digitales, también tiene su responsabilidad: hasta la fecha sólo se le han conectado 19 librerías, a pesar de que hay algunas a las que se les contesta reiteradamente que "están en lista de espera", por más que cumplan con los requisitos exigidos. Además, los precios son todavía elevados, lo que desvía hacia la nebulosa libertaria de Internet a muchos posibles lectores "legales". Y en su catálogo faltan muchos libros atractivos: no he encontrado, por ejemplo, Inés y la alegría, el superventas de Almudena Grandes abundantemente pirateado. Y no me vengan con que los precios no pueden bajarse más: no se puede tratar igual una novedad que un título que ya efectuó hace tiempo la parte mollar de su recorrido. Pongo un ejemplo positivo: en e-ditamos.es ofrecen a 2,39 euros la versión enriquecida para iPad (Apple) de la estupenda novela de Ramón Buenaventura El año que viene en Tánger, publicada en 1998 (próximamente se comercializará una versión pdf a un precio semejante). Lo que es tentar al pirata que todos llevamos dormido dentro es que en las librerías asociadas a Libranda se ofrezca, por ejemplo, el e-book de Los pilares de la Tierra -un long-seller de Follett publicado en 1991-, a 9,99, obviando que ya existe una edición de bolsillo a 10,95. El mejor remedio contra la piratería: más e-books, más baratos, menos impedimentos administrativos y repensar sin tabúes ciertos dogmas (precios, copyright, etcétera) que han apuntalado el negocio tradicional en este sector. Luego, cuando el camino esté allanado, serán muy eficaces las campañas institucionales antipiratería y el cocodrilo de la ley podrá arrancarle (metafóricamente) la mano al Capitán Garfio.
Guerra
"¿Cómo se puede mentir mientras se mira a alguien a la cara?", le preguntan a la (histórica) agente de la CIA Valerie Plame en Caza a la espía, la estupenda película de Doug Liman. La respuesta de Plame (Naomi Watts) valdría un sobresaliente en cualquier academia de espías y políticos: "Tienes que saber por qué mientes y no olvidar nunca la verdad". La verdad de cada cual, claro. Parecida actitud adoptaron, al mentir como bellacos, los componentes de aquel infausto trío azoreño a cuyo eslabón más chisgarabís tuvimos que padecer hasta que otra cadena de trolas le echó de La Moncloa con las cajas destempladas del voto popular. La primera víctima de toda guerra, como se sabe, es la Verdad, suponiendo que tal cosa exista y pueda escribirse (aún) con mayúscula. En todo caso, sobre la guerra se sigue escribiendo y publicando. De entre los últimos libros que la tienen como objeto, selecciono tres muy diferentes. De una muy lejana trata La guerra de Espartaco (Edhasa), en el que el historiador Barry Strauss narra detallada y contextualmente la larga campaña de aquel héroe de todos los revolucionarios que en el mundo han sido, y sobre la que el escritor comunista (durante un tiempo) Howard Fast escribió una novela que llevó al cine Kubrick hace ahora medio siglo. En Peor que la guerra (Taurus), Daniel Goldhagen examina exhaustivamente el eliminacionismo implícito en todos los conflictos bélicos, pero que alcanza su más explicita formulación en las políticas genocidas (étnicas, religiosas, de clase) llevadas a cabo dentro y fuera de ellos. En Un terrible amor por la guerra (Sexto Piso), el junguiano James Hillman retoma la tradición filosófica (Heráclito, Hobbes, Kant) que la considera inherente a la naturaleza humana ("en los 5.600 años de historia escrita se han registrado 14.600 guerras", calcula sorprendentemente), la estudia como "impulso arquetípico", analiza su papel en las religiones monoteístas y sugiere la pasión estética como método para encauzarla. Según Hillman, Marte, el dios más venerado, preside nuestro altar más profundo. Sólo precisa un pretexto para manifestarse. Aunque sea mentira.
Prescindibles
Jamás hay que prohibir un libro, lo que no quiere decir que no proliferen los prescindibles. Incluso en todo Gran Escritor (permítanme las mayúsculas) existe la tentación de publicar hasta sus redacciones del colegio. A veces no es su culpa, sino la de sus editores, que le convencen para que les "dé algo" entre obras "importantes" o en épocas de sequía. Son libros, en general, poco relevantes para los lectores, pero a los que sacan jugo y nota a pie de página "especialistas" y profesores. A mí suelen irritarme y, tras la correspondiente criba, los incluyo en la caja de los desechables o los utilizo para el particular bookcrossing que practico en mi barrio, "olvidándolos" cuidadosamente sobre las papeleras o en los parabrisas de los coches aparcados. Un ejemplo ilustre puede ser Yo no vengo a decir un discurso (Mondadori), una inútil recopilación de parlamentos y pregones pronunciados por García Márquez a lo largo de su vida y que su editor considera "complemento indispensable a una obra que nos seguirá hablando en un largo porvenir": vaya por Dios. Salvo para fetichistas del autor a los que les sobren los 15,90 euros que cuesta (154 páginas, cuerpo grande, doble interlineado), el último libro del maestro de El amor en los tiempos del cólera (1985) es una auténtica bobería. No creo que a don Gabo le falte dinero para el turrón y el champán navideño, pero a juzgar por esta publicación apresurada podría parecerlo. Otro ejemplo más discutible es La tercera mañana, de Edgardo Cozarinsky (Tusquets), que me leí de una sentada persuadido por una recomendación en la faja publicitaria de mi admirado Alberto Manguel ("uno de los autores fundamentales de la literatura castellana de hoy") y por una atractiva cubierta con foto del artista albanoamericano Gjon Mili. Bueno, una demostración más de que no hay que hacer demasiado caso a los que escribimos sobre libros. Y, en serio, menos mal que el grueso de la literatura "castellana" (de aquí y de allá) avanza por otros derroteros. Directo al bookcrossing.
lunes, 21 de octubre de 2013
domingo, 20 de octubre de 2013
sábado, 19 de octubre de 2013
Solaris - Stanislaw Lem...
Solaris - Stanislaw Lem
La trama
Kelvin, un científico perteneciente a una época indeterminada, es enviado al espacio exterior para aclarar la situación del planeta Solaris. A su llegada descubrirá que los compañeros de la anterior expedición que permanecen con vida están al borde de la locura. Deberá además enfrentarse a sus recuerdos y a todas sus certezas cuando Solaris reviva para él, en forma de réplica exacta, la figura de una antigua amante, cuyo suicidio sigue atormentándole. LEER MÁS
Solaris, la novela
Hipnótica y claustrofóbica, Solaris es una novela de ciencia-ficción escrita por el polaco Stanislaw Lem en 1961, considerada por muchos como su obra cumbre. La narración juega con el género, planteando el clásico argumento del primer contacto con una inteligencia extraterrestre. No obstante, Lem trunca las expectativas del lector habituado a la sci-fi rechazando todos los estereotipos propios del género: no hallaremos en Solaris explicaciones científicas, naves y tecnologías ultra-modernas ni finales reveladores que arrojen luz sobre todas las incógnitas. La novela reflexiona en torno al resultado del enfrentamiento entre un ser humano y una misteriosa fuerza que le supera, un espacio cuya misma existencia desafía la capacidad de comprensión de un mortal.
Solaris, el planeta
La novela solo incluye tres personajes humanos, pero Solaris, el planeta, es el único y verdadero protagonista. Se trata de un mundo cubierto por un océano gelatinoso sensible, supuestamente pensante, que durante años ha escapado a la comprensión de los científicos. Mantiene inalterado su secreto, y todos los intentos de trabar un contacto con esa aparente forma de vida alienígena han sido en vano. Solaris posee fascinantes capacidades, entre ellas la de recrear personas que fuercen los límites de los terráqueos: personas que les obligan a mirar de frente el abismo. El ser humano se nos presenta aquí como un burdo juguete en manos del planeta, un muñeco sobrepasado por las circunstancias e incapaz de entender las razones de Solaris, ante el cual solo puede enloquecer o morir.
Conclusiones
Se trata sin duda de una intensa y aterradora reflexión sobre nuestra incapacidad de concebir y aprehender otras inteligencias. Solaris no se queda en lo puramente narrativo, y logra plantear más preguntas sobre el ser humano como ente de limitada concepción del mundo que sobre nuestra relación con la vida extraterrestre: es, por tanto, una maravillosa novela de (ciencia) ficción existencialista.
FICHA DEL LIBRO
Título: Solaris
Autor: Stanislaw Lem
Editorial: Impedimenta
Traducción: Joanna Orzechowska
Páginas 248
Precio 18,95€
viernes, 18 de octubre de 2013
jueves, 17 de octubre de 2013
miércoles, 16 de octubre de 2013
Conducir sin pensar...
Conducir sin pensar
Un experimento en ratas registra el mecanismo de aprendizaje hasta que el comportamiento es automático
Las tareas que se repiten habitualmente, como recorrer diariamente en coche una ruta determinada, se hacen casi automáticamente, pero conllevan un aprendizaje antes de ser rutinarias también para el cerebro. Existen dos circuitos cerebrales implicados en este tipo de aprendizaje, han comprobado investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y su actividad evoluciona a medida que el comportamiento se convierte en rutinario.
Los investigadores utilizaron el típico experimento de ratas que aprenden a moverse por un laberinto para alcanzar una recompensa (comida) al final del mismo. Por primera vez registraron la actividad de estos dos circuitos durante el aprendizaje y vieron cómo esta actividad neuronal cambiaba a medida que las ratas aprendían.
El equipo dirigido por Ann Graybiel, del Instituto McGovern de Investigación Cerebral , registró la actividad de miles de neuronas en una zona del cerebro. Cuando las ratas llegaban a una bifurcación en forma de T, tenían que decidir si tiraban por la izquierda o por la derecha. La dirección correcta se indicaba mediante un sonido o un toque, que las ratas tenían que aprender mediante el método de prueba y error, como en cualquier tarea.
A medida que las ratas aprendían la ruta correcta, cambiaba la actividad, de forma distinta, en los dos circuitos. Simplificando, en uno disminuyó y en el otro aumentó. "Creemos que actúan en paralelo", explica Catherine Thorn, primera firmante del estudio, publicado en Neuron.
"Estos circuitos cerebrales se ven afectados por la enfermedad de Parkinson, la drogadicción y en muchos trastornos siquiátricos", explica Gaybriel. "Si pudiéramos aprender cómo reforzar uno u otro, podríamos ayudar en el desarrollo de nuevas terapias". Sin embargo, en la vida cotidiana, "está bien saber que se puede entrenar al cerebro en hábitos saludables y evitar los perjudiciales", dice.
martes, 15 de octubre de 2013
lunes, 14 de octubre de 2013
Hay que darles armas a las mujeres...
Hay que darles armas a las mujeres, puesto que los hombres están armados
Beatriz Preciado
domingo, 13 de octubre de 2013
Como si compraran caballos...
REPORTAJE: VIDAS ROBADAS Liberia Hernández Robada a los ocho años en la casa cuna de Tenerife: "Venían y nos miraban los dientes, las piernas.... como si compraran caballos"
Fue entregada a un matrimonio de Alcoi que quería una sirvienta, más que una hija. Le cambiaron de identidad y de vida, pero ella nunca olvidó. Un pequeño anuncio publicado en una revista del corazón permitió a esta mujer reencontrarse con su familia biológica de Canarias
Durante décadas miles de bebés en España fueron sustraídos o separados irregularmente de sus padres. EL PAÍS inicia hoy una serie sobre este tráfico de niños y ofrece el relato de las víctimas y de quienes participaron en las tramas. | Consulta el especial: Vidas robadas. | Participa en Eskup. ¿Crees que eres un niño robado o conoces a algún caso? Envíanos un correo electrónico.
"¡Con el dinero que me has costado! ¡Podría haber comprado una piara de cerdos!". Liberia Hernández escuchó durante muchos años este reproche de su madre adoptiva. "Con el tiempo, cuando le pregunté por qué me habían adoptado para tratarme tan mal, me confesó que le habían pedido a su sobrina, sor María Soler, que les buscara a alguien para que les cuidara el día de mañana, cuando fueran mayores. Y ese alguien fui yo".
Liberia nunca sintió a aquella pareja de Alcoi (Alicante) como sus padres y ellos nunca la trataron como una hija. "Este es el contrato de compraventa", cuenta con sorna, mientras muestra el documento de su adopción. Lo firman Juan Rabira Méndez y Bernardo Acuña Dorta. Este último, condecorado por el régimen franquista por haberse sumado al golpe militar el mismo 18 de julio de 1936, era el administrador de la casa cuna de Tenerife, donde fue recogida y trasladada a Alicante cuando tenía ocho años. La que no aparece por ningún sitio es la firma de su madre biológica, que jamás autorizó la adopción y que durante meses acudió a la casa cuna preguntando por el paradero de su hija, hasta que le dijeron que estaba "con alguien mejor" y le prohibieron volver a entrar en el centro regentado por la Hermanas de la Caridad.
La madre biológica de Liberia se había visto obligada a ingresarla en la casa cuna. Se había quedado viuda durante el embarazo, y para sacar a sus siete hijos adelante se casó cuando pudo con otro hombre de Arafo (Tenerife) que le dijo que no quería bebés que no fueran suyos en la casa. "Creemos que a mi padre lo mataron por orden del cacique del pueblo por un asunto de tierras. Lo tiraron por un barranco cuando mi madre estaba embarazada de mí. Ella volvió a casarse enseguida, con un hombre al que no quería, Camilo, para sacarnos adelante. Pero él dijo que no quería bebés. Así que mi madre me llevó a la casa cuna de Santa Cruz de Tenerife para que me cuidaran hasta que creciera un poco. Iba a verme todos los días. Ella me decía: 'Ya queda poco, pronto te reunirás con tus hermanos'. Jamás pensó abandonarme", relata Liberia, que hoy tiene 56 años. Tuvo que esperar casi tres décadas para volver a verla. Un anuncio en una revista del corazón permitió el reencuentro de ambas.
En la casa cuna, Liberia padeció una pesadilla interminable. "Vivíamos aterrorizadas por las monjas. Había niñas que se golpeaban contra la pared igual que hacen los enfermos mentales. Te castigaban por cualquier cosa. Si te hacías pis en la cama, las monjas te ponían las bragas en la cabeza y te hacían pasear con un cartelito que decía: 'Se ha orinado en la cama. Meona', por delante del resto de niñas, que se reían de ti. Para castigarnos, otras veces nos arrastraban adonde tenían a las gallinas y los conejos, recogían excrementos y nos los pegaban a la boca con esparadrapo. Sor Milagros siempre llevaba colgando de una parte del cinturón el rosario y de la otra las tijeras con las que cortaba el esparadrapo. Te dejaban así hasta que se acordaban de ti y te decían que podías a ir a lavarte...".
De vez en cuando, recuerda, la vestían de punta en blanco. "Entonces sabías que ese día había exposición. Nos llevaban al despacho de sor Juana a cuatro o seis niñas y nos ponían en fila. Venían matrimonios y nos miraban los dientes, el pelo, te levantaban la falda para ver si tenías las piernas torcidas... Era como si compraran caballos. Recuerdo perfectamente el olor de los cigarrillos de ellos, y lo bien vestidas que iban ellas. A los pocos días siempre desaparecía alguna de la fila, generalmente la niña más pequeña".
A Liberia nunca la escogieron. Acabó a los ocho años en una casa de Alcoi por intermediación de una monja, sor María Soler, que quiso complacer a sus tíos y pidió una niña a las monjas de su congregación. "Entonces ella trabajaba en un psiquiátrico de Tenerife. Me llevaron allí y ella me dijo que ya no me llamaría Liberia Hernández Rodríguez sino María Nácher Guerola. Yo decía que no me llamaba así... Me dio golpes en la cabeza hasta que vio que decía bien mi nuevo nombre".
Sor María la llevó en barco hasta Valencia. "Estos son tus padres", le dijo ya en el puerto. "Me dieron miedo", recuerda Liberia. "Era un matrimonio mayor. Ella iba de luto riguroso y él estaba medio desdentado. Me escondí bajo el hábito de la monja y ella me dio empujones para que les diera un beso. No entendía nada de lo que decían porque solo hablaban valenciano. De ahí fuimos a casa de la monja. Estaba abarrotada de gente. Luego supe por qué. Sor María se había hecho monja después de que sus padres le impidieran que se casara con su novio. El padre, al enterarse, dijo que no quería verla más y aquel día era el reencuentro. Mucha gente había ido a la casa por el morbo de ver cómo reaccionaban y también para verme a mí. De ahí nos fuimos a Alcoi".
En Alcoi arrancó su nueva vida como María Nácher Guerola. "Cada vez que les decía que me llamaba Liberia y no María, me castigaban. Al final tenía tal lío que repetía todos los nombres juntos. Cuando decía que quería ver a mi madre, no me respondían. Al poco tiempo, mi padre adoptivo empezó a acosarme. Entraba en la habitación y...". Liberia se emociona. "Una vez le conté a una monja lo que me pasaba y me dijo que no se lo contara a nadie y que rezara mucho".
En aquel hogar fue siempre una especie de criada. Fregaba, cocinaba... Con 14 años sus padres adoptivos la pusieron a trabajar limpiando en otras casas y en una panadería. Una de las clientas habituales, que trabajaba de comadrona en el hospital civil de Oliver, le preguntó un día por qué le asustaban tanto los hombres. "Cuando entraba alguno en la tienda me escondía. Al final terminé contándole lo que me pasaba en casa y me propuso quedarme a trabajar de interna en el hospital. Fue mi pequeña salvación, aunque los fines de semana tenía que volver a casa. Entré de limpiadora, y después estudié y fui auxiliar. El dinero que ganaba se lo quedaba mi madre adoptiva".
Cuando, ya casada, tuvo la oportunidad de desentenderse de aquella pareja que nunca la había querido, Liberia no lo hizo. Cuidó hasta que murió a su madre adoptiva y también al hombre que la había acosado durante años, después de que este sufriera una embolia. Nunca le denunció. De su madre biológica no volvió a saber en mucho tiempo. "Pero yo nunca olvidé que me llamaba Liberia y gracias a eso pude reencontrarme con mi familia", cuenta. Hace 26 años que volvieron a verse.
"Mi hermano Quico puso un anuncio en la página SOS de la revista Pronto buscando a su hermana Liberia. Fue en 1986. Al verlo, una amiga mía que conocía mi historia pensó que esa Liberia podía ser yo y le llamó para darme una sorpresa. Era yo. Organizamos el reencuentro. Todos mis hermanos y sobrinos fueron a buscarme al aeropuerto de Tenerife. Ellos lo llaman La reconquista de Liberia. Fue muy emocionante. Mi madre aún vivía. Yo entonces pensaba que me había abandonado y tuvimos un enfrentamiento. Ella me dijo: '¿Pero tú crees que alguien que cría 10 hijos -con Camilo había tenido otros tres- abandona a uno?'. Lo dijo con tanta emoción que la creí. Luego me explicó que había ido muchísimas veces a preguntar por mí a la casa cuna, hasta que le prohibieron la entrada, y siempre le decían: 'Olvídese, donde está y con quien está, su hija está mucho mejor".
A Liberia y a su madre solo les dio tiempo a conocerse y disfrutar una de la otra durante dos años. "Antes de morir, me hizo una petición. Me dijo: '¿Por qué no te cambias los apellidos y vuelves a ser mía?". A Liberia le costó años conseguirlo. En el proceso descubrió que tenía tres partidas de nacimiento diferentes, con fechas diferentes y con nombres de padres diferentes. "Escribí a la Casa del Rey y todo para que me ayudaran. Al final lo logré. Ya vuelvo a ser Liberia Hernández Rodríguez".
LA MUJER QUE NACIÓ TRES VECES
Nací el 12, el 14 y el 15 de septiembre de 1954", relata Liberia Hernández, casi entre risas, con naturalidad. Pero no es una broma. Cuando al reencontrarse con su madre biológica, en 1986, esta le pidió que se cambiara los apellidos -"para que vuelvas a ser mía", le dijo-, Liberia empezó a requerir documentos al Registro Civil y vio que no solo estaba inscrita en tres días diferentes, sino también con apellidos y padres diferentes. Le costó tanto tiempo y papeleo cumplir la promesa que le había hecho a su madre que cuando por fin recuperó su identidad en el registro su progenitora ya había fallecido."Venían matrimonios y nos miraban los dientes, las piernas... como si compraran caballos
sábado, 12 de octubre de 2013
viernes, 11 de octubre de 2013
En ocasiones...
jueves, 10 de octubre de 2013
Dog Soldiers - Robert Stone
Dog Soldiers - Robert Stone
Parece increíble que obras maestras de la literatura todavía no se hayan traducido al castellano. Esta semana reseñamos nada menos que dos, el pasado miércoles Metrópolis y hoy Dog Soldiers de Robert Stone. Realismo alucinatorio y novela-accidente-automovilístico son dos de las autodefiniciones que el mismo libro contiene entre prólogo y contraportada. Ambas acertadas, apetecibles y sumamente excitantes. Sin duda es una novela vertiginosa que tras la meseta de la conversación inicial con la misionera en Saigon, desciende hasta los infiernos, para mostrarnos el lado oculto de la generación de Woostock. (leer más)
Tras el genial prólogo de Rodrigo Fresán que aconsejamos lean ya mismo (en el que, por cierto, queda claro que ama el libro, la época, al autor y el estilo), nos queda una amplia expectativa que no sabemos si quedará satisfecha con su lectura. Pero poco a poco nos va ganando para su causa.
Vietnam, origen y final eterno, con todas sus réplicas, de todos los males americanos se presenta al descubierto. No sólo hay guerra, sino despojo. El botín apoyado por la CIA es la droga y todos quieren su trozo del pastel. El lánguido gacetillero John Converse ve un atisbo de negocio en la heroína y, aunque no necesita el dinero, se sumerge de pardillo en un trapicheo que no conoce para llevarse a los USA tres kilos de jaco.
Marge, su mujer, adicta a los medicamentos ,será el enlace y Ray Hicks, un conocido del pasado, el intermediario que la transportará. Pronto se darán cuenta de que son nuevos en el tema y unos matones-policías-agentes CIA corruptos les soplarán el cogote desde el principio. Converse es capturado al poco de pisar suelo americano mientras Marge y Hicks, que se han convertido en cutre-amantes, inician una típica persecución de carretera hasta llegar a México yendo de mal en peor y mezclándose con todo tipo de gentuza y gentecilla underground.
Vietnam, las drogas, la generación americana perdida y las persecuciones panamericanas son algo manido en la actualidad, pero en 1974 cuando se publicó Dog Soldiers todo eso era novedad, estaba pasando en el momento y casi nadie percibía con detalle el presente. Esa clarividencia hecha ficción de Stone es uno de los logros de este libro.
Stone es un escritor, que aparte de las comparaciones con Hemingway, McCarthy, etc, es capaz de escribir en diferentes niveles de atención. Así el lector ocasional verá sólo lo superficial del libro, será capaz de seguir los diálogos como si de literatura juvenil se tratase y pensará que es un libro entretenido. El más experto percibirá que junto con lo anterior, en ocasiones, Stone suelta frases lapidarias que se comportan como el verdadero esqueleto de la historia, tanto la de esa época como la trama del libro. Y en un nivel más elevado, tal como lo ha hecho Rodrigo Fresán en el prólogo, será capaz de ver el entorno, el marco de circunstancias mundial y la repercusión todavía palpable que predecía Dog Soldiers para los EEUU.
Por tanto, para nosotros, y creemos que para la mayoría de los lectores que no busquen sólo entretenimiento en él, sino reflexión y buena literatura, únicamente nos queda agradecer a Libros del Silencio su edición, y encomiar a Mariano Antolín y Inga Pellisa por su traducción adaptada a la jerga setentera propia del libro, algo impensable en su tiempo y que revitaliza y pone órbita el conjunto.
Uno de los mejores libros de este otoño... y de todo el año. Puedes empezar a leerlo aquí.
miércoles, 9 de octubre de 2013
martes, 8 de octubre de 2013
lunes, 7 de octubre de 2013
Las perversiones del coronel...
Las perversiones del coronel
La fiscalía canadiense ha revelado detalles de los dos asesinatos y violaciones que cometió el coronel Russell Williams, y que el militar grabó en vídeo, y dijo que en ambos casos las dos mujeres murieron asfixiadas. Un caso que ha conmocionado al país y, en especial, al estamento militar, a medida que se conocen más detalles de sus crímenes.
Williams, de 47 años y uno de los militares con más futuro en las Fuerzas Armadas canadiense hasta su detención el pasado 7 de febrero, se declaró culpable del asesinato y violación de la cabo Marie-France Comeau, de 38 años de edad, y de Jessica Lloyd, de 27 años de edad.
Williams, comandante de una de las bases aéreas más importantes del país y que fue el piloto de la reina de Inglaterra cuando la monarca visitó el país, también confesó otros dos asaltos sexuales y el robo en 82 domicilios particulares de ropa interior y prendas personales de mujeres.
Según ha revelado el fiscal Lee Burgess, que a duras penas pudo contener las lágrimas, durante el segundo día de la vista que sentenciará a Williams, los vídeos y fotografías muestran al militar torturando y violando durante horas a sus víctimas así como el momento de sus muertes.
Aunque los vídeos no fueron mostrados durante la vista, Burgess detalló su contenido en presencia del asesino confeso así como de los familiares de sus víctimas en un tribunal de la localidad de Belleville, a unos 180 kilómetros al este de Toronto.
En el caso del primer asesinato, el de la cabo Comeau, cometido en noviembre del 2009, Williams irrumpió en su casa y tras golpearla, la violó repetidamente durante dos horas.
Comeau se resistió y logró escapar en una ocasión a otra habitación, pero el militar la volvió a atar y finalmente tapó su boca y nariz con cinta aislante hasta que murió. Antes Comeau le suplicó: "He sido realmente buena. Quiero vivir".
Tras su muerte, Williams siguió grabando vídeo y tomando fotografías de la militar, una de sus subordinadas en la base de Trenton de la que era comandante.
En su ordenador personal, donde Williams guardaba minuciosos detalles de cada uno de los delitos que cometió, la policía encontró la carta que mandó al padre de Comeau para expresar sus condolencias por su muerte.
Dos meses después, el 29 de enero del 2010, Williams siguió un ritual similar con Jessica Lloyd.
Tras irrumpir en su casa por la noche, Williams subyugó a la joven y la maniató con cinta aislante. La obligó a posar para él en su ropa interior y la violó repetidamente.
Posteriormente, Williams se la llevó a una de sus casas donde la joven sufrió convulsiones y pidió ser llevada a un hospital.
Según el fiscal, Lloyd le dijo: "Si muero, ¿se asegurará de que mi madre sepa que la quiero?". Poco después Williams la golpeó en la cabeza y la asfixió con una cuerda hasta que murió.
Hoy, la fiscalía mostrará la confesión en vídeo que ofreció Williams tras su detención el 7 de febrero.
A finales de esta semana Williams será condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en 25 años, la pena que corresponde automáticamente a los crímenes que ha cometido.
domingo, 6 de octubre de 2013
sábado, 5 de octubre de 2013
La infelicidad...
viernes, 4 de octubre de 2013
Clérigo devoto busca hembra placentera...
Clérigo devoto busca hembra placentera
Una nueva edición del 'Libro de buen amor' aborda el enigmático y procaz clásico medieval
No lo hacía para fanfarronear sino para dar ejemplo. O eso decía. El clérigo más promiscuo de la literatura medieval española escribió sus memorias para que todos aprendieran de su experiencia. Su Libro de buen amor (o Libro del Arcipreste) recoge sus escarceos con monjas, pastoras, moras y jóvenes viudas con el ánimo de advertir a los lectores de las sucias tretas del amor loco. Ese que da mala fama y hace que las almas se pierdan. Pero cuidado con el arcipreste, porque justo a continuación añade que, como el pecar es humano, "si algunos, lo que non los consejo, quisieran usar del loco amor, aquí hallarán algunas maneras para ello".
Maneras, ardides y estratagemas que abundan en estas confesiones eróticas imaginarias escritas hacia 1340 por un tal Juan Ruiz (hacia 1283-1350), arcipreste de Hita (localidad al noreste de Madrid), de quien se ignora casi todo. Obra inclasificable, el Libro de buen amor es una mezcla de sátira clerical, parodia literaria, tratado didáctico-religioso y manual amatorio, todo ello empapado de un extraordinario y procaz sentido del humor basado en la obsesión del protagonista por yacer con "hembra placentera". Considerada una de las cumbres de la literatura medieval española, su naturaleza sigue siendo un enigma casi 700 años después. ¿Cuál es su objetivo? ¿A quién iba dirigida? ¿A qué género pertenece?
"Pese a los esfuerzos eruditos y a veces brillantes de los mejores críticos, ¿cómo es que no ha sido posible dar con la clave de sus objetivos y criterios, de su ideología y cosmovisión, con el significado de las confesiones de un sacerdote manifiestamente abarraganado?", se pregunta el filólogo Anthony Zahareas en el prólogo de la nueva edición crítica del Libro del arcipreste, un grueso volumen de 1.200 páginas elaborado junto a su colega Óscar Pereira Zazo, de la Universidad de Nebraska-Lincoln (EEUU), y que acaba de publicar Akal.
El Libro de buen amor narra las andanzas de un clérigo que vive en un dilema morrocotudo: seguir el buen amor (a Dios) o entregarse al loco amor (carnal). Él se debe a su cristiano oficio de guiar las almas hacia la virtud pero no puede reprimir el instinto de buscar ayuntamiento con "hembra placentera". Y no lo tiene fácil. Como le cuesta convencer a las candidatas, el arcipreste eleva una queja formal al dios del amor por publicidad engañosa, desatención y malas prácticas. La cosa cambia cuando contrata alcahuetas, grandes intercesoras del trato amoroso medieval. Su favorita es la astuta Trotaconventos, con la que establece una provechosa sociedad.
En pleno ocaso medieval, los requiebros amorosos son reflejados en la literatura con un carácter descarnadamente terrestre. "De hecho" -explica Pereira a través del correo electrónico- en el Libro "las aventuras amorosas se estructuran como un intercambio mediado de deseos y necesidades, en forma semejante a cómo el mercader media entre quien tiene algo que ofrecer y quien tiene algún deseo o necesidad". Luego la intercesión de las alcahuetas da sus frutos y el clérigo logra sus conquistas, como hace el joven don Melón, que engatusa a doña Endrina. O el propio Arcipreste, que seduce a la esquiva monja doña Garoza. El clérigo incluso llega a ser requerido carnalmente por asilvestradas pastoras en plena sierra. Se trata de una aproximación desenfadada a los encuentros carnales muy similar al de los coetáneos Cuentos de Canterbury, de Geofrey Chaucer, y Decamerón, de Giovanni Boccaccio.
Un complejo poema narrativo
Con todo, el Libro no es un texto sencillo. Primero hay que enfrentarse al castellano del siglo XIV, algo que puede resultar disuasorio (muchos lectores se han acercado al texto gracias a la excelente traducción al castellano moderno que elaboró la filóloga María Brey Mariño en los años sesenta). Y luego están las muchas referencias de un poema trufado de proverbios, fábulas y alegorías que pertenecen a una cultura muy lejana, como es la medieval, según advierte Pereiro.
Por ello la nueva edición acomete un asedio casi línea a línea de las 1.720 estrofas del poema, escrito sobre todo en coplas alejandrinas monorrimas. Son 600 páginas que glosan las abundantes cuestiones históricas, sociales y literarias contenidas en cada verso. Una exuberancia referencial nada sorprendente en una obra que bebe de un caudal literario que va desde la Biblia a la poesía goliárdica (versos satíricos compuestos por monjes), pasando por Ovidio, los fabliaux (cuentos procaces juglarescos) y la literatura árabe.
"Medita donde hallares señal y lección ciertas"
Son numerosos los episodios complejos. Uno es el combate entre Carnal y Cuaresma, que alegoriza la contienda entre el amor erótico y la abstinencia. Así, las fuerzas terrenales del exuberante Don Carnal, con sus lugartenientes Tocino y Cecina, se enfrentan a las hordas acuáticas de Doña Cuaresma, de "hundidas mejillas", flanqueada por sus temibles congrio, atún, pulpo y salmón. Una batalla de huestes semejante a un cruce entre el Señor de los anillos y las delirantes pinturas de El Bosco. Es una lid que ilustra la irreprimible tensión interna del clérigo y que al mismo tiempo escenifica el quid de todo el libro.
Otros pasajes sustanciosos son la disquisición sobre el amor como instigador de los siete pecados capitales, los consejos sobre el arte de seducir que ofrece la diosa Venus al arcipreste (donde el dinero, ay, juega un papel crucial) y el pleito entre el lobo y la zorra ante el juez Simio, que parodia la terminología legal medieval. Luego está el combate dialéctico entre Trotaconventos y doña Garoza. La alcahueta intenta convencerla de que ceda a la llamada del arcipreste y la monja se esfuerza por defenderse, en un intercambio de fábulas ejemplarizantes. Son episodios en los que abundan las claves que es necesario interpretar, tal como avisa el narrador. "Son, las de Buen Amor, razones encubiertas;/ medita donde hallares señal y lección ciertas,/si la razón entiendes y la intención aciertas,/ donde ahora maldades, quizá consejo adviertas"
Texto nacido antes de la modernidad, cuando no existía diferenciación clara entre las modalidades de la escritura, es una amalgama de contenidos de alcance enciclopédico. "Hoy en día diríamos que es literatura de ficción, pero también tratado filosófico y científico donde se dirimen cuestiones relacionadas con la moral, la política, la psicología, la naturaleza humana, etcétera, etcétera", añade Pereiro, a través del correo electrónico. "En este sentido El libro del arcipreste sólo tiene parangón con textos como La Celestina o El Quijote, o la obra completa de un Galdós, un Goytisolo o un Sánchez Ferlosio".
En todo caso, el provecho de la lectura siempre depende de cada lector. Ya lo advierte el autor (en traducción de Brey Mariño): "De músico instrumento yo, libro, soy pariente:/si tocas bien o mal te diré ciertamente;/ en lo que te interese, con sosiego detente/ y si sabes pulsarme, me tendrás en la mente".
jueves, 3 de octubre de 2013
miércoles, 2 de octubre de 2013
Nos preocupamos..
La campana social-publicitaria emite este mensaje: nos preocupamos... Pero no hacemos nada efectivo.
- "Ejército enemigo" de Alberto Olmos
martes, 1 de octubre de 2013
El perro antisistema...
El perro antisistema
'Lukánikos', un chucho callejero griego, cobra una insólita repercusión mediática.- El can, o uno parecido, aparece en fotos de disturbios en Atenas desde diciembre de 2008
Lo descubrió el periódico británico The Guardian. Bajo el título Kanelos, el perro griego manifestante, el diario publicó un amplio despliegue fotográfico sobre el curioso protagonismo de un cuadrúpedo mil razas, de tamaño medio y collar azul que acostumbra a enseñar los dientes a los hombres del MAT (antidisturbios) y no se arredra ni siquiera ante los botes de humo, en casi todas las manifestaciones que desde hace dos años sacuden el centro de Atenas. Sólo que Kanelos -en alusión al color de su pelaje- no atiende a ese nombre, sino al de Lukánikos (salchicha).
El reportaje del Guardian llamó la atención de otros medios de comunicación extranjeros, donde, todo hay que decirlo, Lukánikos, Luk para los amigos, chupa más cámara que en Grecia, pese a que hoy le dedica una página entera Ta Nea (centro-izquierda), un diario nada sospechoso de sensacionalismo. Tras el Guardian, se han fijado en Luk los diarios italianos Il Corriere della Sera y La Repubblica, el semanario estadounidense Newsweek, el periódico francés Libération, el canadiense Globe and Mail, o el sueco Aftonbladet.
La presencia de Luk en las manifestaciones -la mayoría de las veces pacíficas, pero con derivas violentas- no es de extrañar. El centro de Atenas está plagado de perros callejeros, absolutamente inofensivos, que pasan las horas tumbados a la bartola bajo un árbol o sobre el pavimento. Si el suelo es de mármol, mejor que mejor: por ejemplo, el de la explanada del Parlamento, en la plaza Sintagma. Así ocurre en invierno y en verano. Los griegos son amables con los animales -también con los miles de gatos diseminados por doquier- y siempre hay un alma generosa que les acerca las sobras de una taberna, o un poco de pienso de supermercado. El Ayuntamiento se encarga de vacunarlos y esterilizarlos, indicándolo con un collar azul para los machos y uno rojo para las hembras.
Pero lo de Lukánikos ha batido todos los récords. Aparte de su presencia en medios de comunicación internacionales, el perro, "la mascota de los griegos, el que siempre está en primera línea" -escribe Ta Nea-, ha saltado a la Red, donde protagoniza varios vídeos colgados en YouTube, tiene su propio blog y otros con entradas dedicadas al animal. También disfruta de sus propios grupos de amigos en Facebook. Riot Dog, una de las páginas dedicadas a él de esa red social, tiene cerca de 10.000 seguidores. Tiene otro, Kanellos, con cerca de 2.800 fans.
Este último nombre, utilizado por el Guardian era una referencia al perro de un grupo antisistema radicado en el barrio de Exarjia -la zona de marcha de Atenas, en el más amplio sentido de la palabra: desde refriegas con los antidisturbios a infinidad de bares y clubes-, donde murió en julio de 2008 a los 17 años de edad; todo un símbolo del movimiento antisistema, que también tiene su propio blog. Lukánikos, su sucesor, hizo su debú en el mundo radical en diciembre de ese año, en los disturbios que siguieron a la muerte del joven Alexis Grigorópulos, de 15 años, por un disparo de la policía. Hay cierta confusión mediática y cibernética, por lo que el mismo perro (por lo menos en apariencia) aparece en blogs y noticias bautizado tanto como Kanelos como Lukánikos.
El chucho le cogió afición a los gases lacrimógenos, al parecer, porque desde entonces no se ha perdido ninguna manifestación que tenga la bronca asegurada. Una nueva raza de manifestante, le llama hoy el diario Ta Nea. Aunque, a saber, entre las decenas de perros callejeros que hay en Atenas, cuántos clones tiene ahora mismo Lukánikos, o incluso el difunto Kanelos.
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