sábado, 31 de marzo de 2012

viernes, 30 de marzo de 2012

jueves, 29 de marzo de 2012

Lento adiós al piropo...


Lento adiós al piropo

La lisonja fugaz y pública pierde adeptos a medida que crece la concienciación en materia de igualdad - El límite entre el halago y el ataque verbal sigue generando debate

Lo de "¡guapa!" cada vez se escucha menos. La escena del albañil (o el taxista, ejecutivo o peatón) que piropea a una mujer en la calle, con más o menos intensidad y acierto, sigue presente en las calles españolas, pero en menor grado que en generaciones anteriores y, sobre todo, con cada vez menos aceptación. A medida que han evolucionado los papeles de hombres y mujeres -que se educan, conviven y se relacionan con mucha más fluidez que antes-, el piropo ha dejado de ser "la única puerta por la que un hombre se dirigía a una desconocida" -como lo describe Hermógenes Domingo, miembro del grupo Prometeo de Hombres por la Igualdad- y ha pasado a convertirse en una herramienta más excepcional y delicada, que fácilmente puede halagar u ofender.

En general, "los piropos han cambiado, y las expresiones sexistas se cuidan mucho más que hace 20 años", apunta Nina Infante, presidenta del Fórum Feminista. "Tenemos leyes, una cultura que va impregnando nuestro sentir. Yo creo que se nota el cambio en positivo. Pero todavía hay demasiadas expresiones, piropos, dichos, chistes, que van conformando un pensamiento discriminatorio que debemos erradicar", afirma.

El arraigo de estas expresiones, aun así, es evidente: "A los hombres jóvenes les gusta decir piropos a una mujer guapa que pase por la calle (...). [Ella] debería no hacer caso y mantener una cara neutra, para no animarlos. Después, puede reírse y contárselo a sus amigos", explica un artículo actual sobre costumbres típicas españolas en la página web de viajeros Trip Advisor. El lingüista alemán Werner Beinhauer ya hablaba en los años treinta de "comentarios lisonjeros con los cuales un hombre español alaba la belleza femenina".

¿Por qué se da en ciertos países y no en otros? La palabra viene del sustantivo griego pyros, que significa fuego. "Los piropos son como fuegos artificiales", compara Esther Forgas, catedrática de Lengua española en la Universitat Rovira i Virgili, "y estas expresiones se dan en sociedades extrovertidas porque se trata de una explosión hacia fuera". Aquellas sociedades que tienen tradición de piropo, como las mediterráneas y árabes, tienden asimismo a la hipérbole, al empleo habitual de la retórica y los juegos de palabras y a la proliferación de metáforas en el lenguaje, señala Forgas.

La aceptación del piropo sí ha cambiado, aunque todavía tiene la capacidad de hacer sonreír o sonrojar, como cuenta Ana Álvarez, que trabajó en la edición y montaje del corto Mi señora (2003): "En general me río. No hay que echarle tanta leña al fuego", opina sobre quienes se toman los comentarios como un ataque. "En una escuela de teatro a la que iba, teníamos una obra y las taquillas estaban en el pasillo donde pasaban los obreros. Nos pillaban a menudo en ropa interior. Había que verlos, mirando para abajo, abochornados. Cuando pasábamos por la calle, vestidas, gritaban desde lo alto de la obra. Allí se sentían en su lugar". El cortometraje en el que trabajó Álvarez versa precisamente sobre el piropo y ha ganado multitud de premios. Todavía hoy se proyecta en talleres para la prevención de la violencia de género.

Mi señora retrata a un hombre que se deshace en piropos más o menos originales, primero -y auténticas barbaridades después- hacia una desconocida que pasa por la calle. Es una historia totalmente real: "Me la contó una amiga. Me dejó alucinado el descaro del tipo. Además, pasó en medio de un atasco y nadie dijo nada", explica el director, Juan Rivadeneyra, quien cree que en el piropeo "hay una línea muy fina" entre el ataque y el halago y pretende, con su obra, hacer pensar sobre lo que considera una sociedad mayoritariamente "patriarcal". Siempre espera que quienes vean su corto piensen después en cómo se sentirían si la destinataria de los gritos fuese una novia, una madre o una hermana, porque el corto trata sobre la posesión de las personas. "El título no es casual, Mi señora. Es lo mío, no se toca. Pero yo sí puedo tocar lo de los demás, porque no es mío", reflexiona. "Y además, todos los hombres lo pensamos", añade Rivadeneyra.

Por lo general, el emisor del piropo "considera a la mujer un terreno, un objeto al que puede acceder libremente", señala Hermógenes Domingo. "De manera inconsciente creemos que tenemos una especie de derecho de acceso a una mujer que vaya sola o a un grupo de mujeres que camina por la calle sin compañía masculina". La mujer sigue pareciendo un destinatario mudo. O ni eso, según algunos expertos. Esther Forgas destaca que el piropeador no suele hablar para que le escuche (o para que le responda) la destinataria del mensaje, sino principalmente "por una necesidad de expansión, para un lucimiento personal", es decir, para que lo oigan los demás. "Generalmente, el hombre no dirige un piropo a una mujer si está solo, sino más bien cuando se encuentra acompañado de otros hombres, o donde pueden oírlo otros hombres", corrobora Domingo.

El piropo es todavía a menudo "lo que se espera del hombre, al menos cuando está en grupo", asegura la psicoanalista Clara Bermant. Y Esther Forgas añade: "Destacan de manera muy evidente los roles diferenciados de los dos sexos: hombre activo y mujer pasiva. Se espera que la mujer no conteste. De hecho, si lo hace, se pierde la gracia".

La manera de recibir el piropo, su calificación de halago o de ataque verbal sexista, coinciden los expertos, depende de tantos factores que prácticamente habría que estudiar caso por caso: "Habría que ver quién lo hace y quién lo recibe, qué, cómo, en qué momento...", subraya Nina Infante, del Fórum Feminista. Hermógenes Domingo distingue el piropo agresivo, "dañino, incluso insultante", que no tiene intención de halago, de los comentarios "benévolos", pero precisa que incluso estos últimos encierran, según él, una visión parcial de la mujer: "Suelen ir dirigidos casi exclusivamente al aspecto físico, estético. Se le da un valor exacerbado a ese aspecto en las mujeres. Lo hacen también las propias mujeres. A un hombre no se le suele decir 'qué guapo estás". "La mayoría de piropos cosifica o animaliza a la mujer", señala Esther Forgas.

La psicoanalista Clara Bermant tiene una opinión distinta. "Hay que distinguir entre el piropo con intención elogiosa y el comentario con función violenta y ofensiva. No creo que en todo lo que se dice con ánimo erótico haya intención de molestar. Los comentarios hostiles (no los considero piropos) apuntan a la fragmentación del cuerpo de la mujer, como "qué culo tienes" o suponen un ánimo exhibicionista a la destinataria, y lo que muestran, más bien, es más la impotencia del hombre por poseerlas que el deseo de hacerlo", asegura. Además de la intención de quien piropea, quien decide el sentido no es el emisor, sino la receptora: "El piropo es una expresión del lenguaje, está vinculado al juego de palabras, por lo cual está presente el malentendido, el equívoco".

La percepción suele ser distinta dependiendo del género: "En el corto Mi señora, los espectadores hombres no perciben las faltas de respeto asociadas a los nuevos valores de igualdad ("¿tú cómo no llevas un hombre al lado para lucirte?"), valores que las mujeres ya tiene incorporados y nosotros no. Eso sí, todos entendemos que utilizar palabras malsonantes ("vaya culo que tienes") es ya un insulto, algo que no se le hace a una desconocida en la calle", explica Hilario Sáez, de Hombres por la Igualdad, que proyecta el corto en sus talleres sobre violencia de género.

"Hay estudios sobre cómo los piropos no siempre tienen función de elogiar la belleza femenina, sino que se pueden hacer con el objetivo de denigrar a las mujeres, marcar diferencias de poder... Por ejemplo, en el caso de los jefes que acostumbran a piropear a sus subordinadas", dice Virginia Acuña, lingüista especializada en lengua y género. "Se podría decir que el piropo, de por sí, no se puede considerar abiertamente sexista, pero en muchos casos sí que puede formar parte importante de comportamientos sexistas", puntualiza.

La aceptación del piropo, coinciden muchos expertos, ha cambiado. Es el caso de las usuarias de Hollaback, una red social que se está extendiendo por varios países del mundo y que pretende denunciar el acoso a mujeres, un concepto que incluye los "comentarios lascivos", pero también los casos de "persecuciones, tocamientos, masturbación pública...", aclaran desde la organización. Nació en EE UU en 2005 y ya se ha implantado en Reino Unido, Francia, República Checa, Argentina, México e India, países en los que las internautas cuelgan sus historias (incluso, si se atreven, con foto de la persona que las molesta) y las localizan en un mapa interactivo. El portal reivindica el derecho a que las mujeres se sientan "seguras, confiadas y sí, incluso atractivas, sin convertirse en la fantasía de algún pervertido". ¿La diferencia entre un piropo y el acoso? "El piropo puede hacerte sentir bien. El comentario de un acosador asusta", distingue una de las fundadoras, Emily May. "Si lo sientes como tal, es acoso", sintetiza Inti Maria, coordinadora en Buenos Aires.

Hollaback sirve, además de para alertar de estas situaciones y subrayar que el acoso sigue existiendo en todo el mundo, para otorgar capacidad de respuesta a las mujeres: los fundadores usan el verbo to empower (lo que se ha dado en llamar "empoderar", algo así como "dar poder"). La traducción de Hollaback es, de hecho, una especie de "Hola a ti también", la respuesta femenina ante una situación que puede ser menos frecuente, pero que sigue teniendo la capacidad de dejar muda a la receptora.

La voz de la zalamería

Esther Forgas, catedrática en Lengua Española que coordina el posgrado de Feminismos, masculinidades y equidad de género de la Universidad Rovira y Virgili, clasifica en cuatro los factores lingüísticos que suponen un caldo de cultivo para que el piropo haya enraizado en nuestra sociedad:

Primero, el carácter expansivo o extravertido de la sociedad, compartido con los pueblos del Mediterráneo, que lleva a un uso generalizado de la exclamación y el apóstrofe.

En segundo lugar, la tendencia a la exageración y a la hipérbole, propia de la lengua española ("Me hielo de frío", "me muero de sed").

Un tercer elemento a tener en cuenta sería la tendencia a la retórica y los juegos de palabras. El español juega con el lenguaje (comparaciones inéditas, chistes, invención de nuevas palabras), se toma libertades con él. "No le tiene respeto, en definitiva, como aseguraba el hispanista alemán Werner Beinhauer", dice Forgas.

Por último, es una lengua con tendencia metafórica. Junto con la mayoría de lenguas semíticas y mediterráneas, en España metaforizamos, utilizamos parábolas, refranes... En la metáfora se toma como ejemplo algo compartido y conocido por la sociedad para definir otra idea de distinto, por ejemplo: "Nena, con estas pestañas no vayas por El Retiro, que están de poda"

EL PAIS

miércoles, 28 de marzo de 2012

martes, 27 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (18)


Segundo premio reportaje vida diaria
Reportaje publicado por EL PAÍS SEMANAL. Docenas de prisioneros de Pademba son llevados al juzgado.

lunes, 26 de marzo de 2012

El camino de la soledad...


El camino de la soledad

Ayer hubiera cumplido cien años. Ernesto Sabato murió el pasado 30 de abril dejando tras de sí unos pocos, pero fundamentales, textos para la literatura en español. También el ejemplo de una postura moral y una personalidad retraída, lejos de las luces de la fama.

Niebla en Buenos Aires la semana en que Ernesto Sabato hubiera cumplido cien años.

A él le gustaban los días soleados. Le dijo un día a Elvira González Fraga: "¡Cómo te puede gustar el otoño!".

Y, sin embargo, parecía que Sabato, el autor apesadumbrado de Sobre héroes y tumbas, era, iba a ser, un hombre para el otoño, o para el más oscuro invierno. Para los días grises que hay ahora sobre Buenos Aires, donde murió poco antes de ser centenario, el último 30 de abril.

Un hombre de otoño, o de invierno. En su autobiografía, Antes del fin, que apareció a finales de los años ochenta, Ernesto Sabato escribió: "De alguna manera, nunca dejé de ser el niño solitario que se sintió abandonado, por lo que he vivido bajo una angustia semejante a la de Pessoa: 'Seré siempre el que esperó a que le abrieran la puerta, junto a un muro sin puerta".

¿Era, tan solo, ese ser de otoño? No, ni mucho menos. Elvira, que lo conoció en 1962 y que luego tomó contacto más continuado con él a partir de 1982, hasta que se convirtió en su compañera infatigable, tiene esa imagen del hombre apesadumbrado, pero también la evidencia de que Sabato apostaba por la vida, "disfrutaba de los gozos pequeños, aunque hubiera sombras grandes".

Pero en los libros, en las apariciones públicas, en lo que la gente veía del Sabato público persiste esa imagen del hombre verdaderamente abrumado por el desastre del mundo, que él abordó en sus libros, en sus discursos y en sus cuadros. Dejó de escribir, y empezó a dictar, en torno a 2004, aunque dejó de publicar novelas a partir de Abaddón el exterminador, que apareció en 1974, y ya no pintó más desde 2008, dos años antes de su muerte.

Hay un momento preciso en que dejó de sentirse capaz de competir, desde su edad, con los que eran más jóvenes. Fue en Lanzarote, adonde fue a visitar, con Elvira, a sus amigos José Saramago y Pilar del Río, en 2002, en uno de sus más largos viajes por España. Vio entonces a Saramago en plenitud, y él mismo se vio disminuido, acariciado ya por las temibles heridas de la edad. Desde ese momento ya Sabato dejó de ser para sí mismo el que había sido. Ya estaba junto a un muro sin puerta, verdaderamente.

Aun así, siguió pidiendo colores, y Elvira se los siguió dando, para pintar, que fue la ocupación más duradera entre las que animaron su vida. "Él apretaba el tubo de pintura, y que saliera el color ya era para él una fiesta". Siguió buscando lectura, y ella le leyó, "sin que él me lo pidiera", libros suyos, El túnel, Sobre héroes y tumbas, pero también algunos textos de sus autores favoritos: Juan Rulfo, Flaubert, Kafka, Stendhal, Dostoievski... En un tiempo había descubierto la actuación como una de las bellas artes que le animaban, "y hacía un espléndido Pedro Páramo, bordaba esa obra de Rulfo, le gustaba decirla, era Pedro Páramo en persona, brutal, no te lo podés creer...". Y hacía también de borracho, "hacía de Quijote, y de Sancho... Le fascinaba el final del Quijote, cuando Sancho Panza le explica al caballero que todo aquello por lo que luchaba no era la utopía sino la realidad".

¿Y cuando ella le leía sus textos qué pasaba? "Ah, se quedaba mirando, pensativo, mirando hacia la nada. Era la actitud de un chico extasiado ante un pensamiento que no dominaba, o quizá tenía el semblante de un herido de guerra".

Un hombre acosado que tenía miedo de su propia alegría. Su padre era descendiente de montañeses sicilianos, "acostumbrados", como explicaba el propio Sabato en sus memorias, "a las asperezas de la vida; en cambio mi madre, que pertenecía a una antigua familia albanesa debió soportar las carencias con dignidad". Por decirlo rápido, esa procedencia educó a Sabato en la aspereza y en el rigor. Cuenta Elvira que cuando su novela más celebrada, Sobre héroes y tumbas, apareció en la lengua de los ancestros de su madre, el entonces joven novelista fue con la edición reciente a la casa de los padres. La madre apartó el libro escrito en albanés y pasó a hablarle de los problemas de sus tíos. Y, antes, cuando regresaba del colegio con notas sobresalientes, aquel padre de ascendencia siciliana firmaba sin ver el resultado del esfuerzo de Ernesto.

Matilde Kusminsky-Richter, la esposa de Sabato, madre de sus hijos Jorge (que fue ministro de Educación de Alfonsín, y murió en accidente en 1995) y Mario, cineasta, escribió una vez en una carta al escritor Carlos Catania, que la colocó en la introducción de su libro de conversaciones con Ernesto: "... Sabato es un hombre terriblemente conflictuado, inestable, depresivo, con una lúcida conciencia de su valer, influenciable ante lo negativo y tan ansioso de ternura y de cariño como podría serlo un niño abandonado. Esta necesidad casi patológica de ternura hace que comprenda y sienta de tal manera a los desvalidos y desamparados".

En sus libros autobiográficos, incluido el último, España en los diarios de mi vejez, que apareció en 2004, el propio Sabato avala lo que Matilde escribe a continuación en esa carta a Catania: "Pero también -y debo subrayar que cada vez menos- es arbitrario y violento, y hasta agresivo, aunque creo que estos defectos son producto de su impaciencia (...). Para escribir, para liberarse de sus obsesiones y traumas necesita verse rodeado de un muro de cariño, de comprensión y de ternura (...) ha sido desde niño un alma meditativa, un artista".

Tenía, en efecto, "un interior melancólico, pero al mismo tiempo rebelde y tumultuoso". Aflora esa intimidad en sus novelas, y en el espacio público; pero en la intimidad adoraba la música, la perfección de la belleza, el vino, las comidas contundentes a las que al final tuvo que renunciar para poder luchar por la vida, que se le prolongó casi hasta los cien años. Pero en ningún momento renunció a ese sentimiento de urgencia imperativa con la que se condujo ante el arte y ante la vida. "Todo debía ser urgente", cuenta Elvira, "hasta un vaso de vino. ¡Alcánzame un vaso de vino, es urgente!".

Como un niño junto a un muro sin puerta. Escribió Sabato: "La educación que recibimos (él era el décimo de once hermanos) dejó huellas tristes y perdurables en mi espíritu (...) La severidad de mi padre, en ocasiones terrible, motivó, en buena medida, esa nota de fondo de mi espíritu, tan propenso a la tristeza y a la melancolía". Pero, como el padre, "debajo de la aspereza en el trato" Sabato mostraba "un corazón cándido y generoso".

Que afloraba cuando no había escritores alrededor. Se distanció de Jorge Luis Borges por motivos políticos (y bien que lo sintió Sabato, dice en sus memorias), pero volvieron a verse, esporádicamente, con distancia, e incluso compartieron un libro de conversaciones; y fue amigo hasta la muerte de José Saramago, que viajó "como en peregrinación" a Santos Lugares, la casa de Ernesto, y este fue con Elvira a verles a Pilar y a José en Lanzarote... Pero sus afinidades literarias eran clásicas y del pasado, y la vida no lo llevó por saraos o ferias. Su sentimiento de urgencia no lo convertían en un asistente cómodo a los festejos.

Pero sí se sentía cómodo en los pueblos o en su propia soledad, ante la pintura, con la música. Un día fue a Londres, una ciudad de Catamarca fundada en 1500. ¿Cómo puede llamarse Londres un sitio como este, que tiene su propia personalidad?, preguntó Sabato a un campesino que desconocía la existencia de Inglaterra. "¿Sabe usted, don Ernesto, de algún otro sitio donde haya londrinos?".

La vida literaria fue su objetivo pero también su horror, la buscó y huyó de ella con las mismas pasiones, a veces autodestructivas. ¿Quemó libros? Por lo menos, los descartó, no los hizo publicar, los quemó, pues, en cierto modo. Dejó de escribir novelas cuando su obra Abaddón el exterminador fue recibida con desdén por la crítica. Y el retraimiento lo hizo un hombre feliz con poco, y por tanto huraño con muchos. Le fascinaban las multitudes que le aclamaban (en España, por ejemplo) cuando ya era un mito artístico y político, sobre todo a raíz de su trabajo civil al frente de la comisión que estudió el horror con que los militares argentinos sometieron a este pueblo a un cruento e inolvidable invierno. Pero nunca recuperó la ilusión por el proyecto literario.

Elvira González Fraga dice que era un hombre de proyectos, los buscaba; estar con jóvenes, ayudarles a salir adelante desde la Fundación que ella dirige. Ese era un afán. ¿Los otros? Seguir viviendo. Nunca se dio por vencido, ni cuando empezó a padecer la afasia que le dejó sin habla dos años antes de morir. Sin habla pero con conciencia. Un día le pusieron las imágenes de Haití, aquel horror. Y él asistió desde su butaca inmóvil, con sus ojos asustados, como si tuviera urgencia por reclamar ayuda ante el desastre.

¿Era un hombre apesadumbrado? Sí, pero ese no era el único Sabato. "Él sentía que todo el mundo debía estar abrumado por lo que ocurría en la vida. Pero no estaba tan solo triste. Le gustaba la vida", dice Elvira, "y lo que más le gustaba era sentirse en su surco, feliz consigo mismo, y hablando con gente como aquella de Londres".

Él terminó la parte más rabiosamente autobiográfica de Antes del fin con estas palabras: "Quienes han unido a su actitud combatiente una grave preocupación espiritual; y, en la búsqueda desesperada del sentido, han creado obras cuya desnudez y desgarro es lo que siempre imaginé como única expresión para la verdad".

Fue su pasión, conseguir eso. Y aunque parecía un hombre llorando junto a un muro, la vida era su proyecto. Su amigo canario Óscar Domínguez le habló en el París surrealista del suicidio, cuando Sabato aun no había escrito Sobre héroes y tumbas. Y Ernesto le respondió a Óscar, que finalmente se suicidó: "No, Óscar, tengo otros proyectos".

Ese Sabato de los otros proyectos era el que se encerraba en su casa a escribir, a pintar, a escuchar música y a esperar que se fuera el otoño, esa estación triste que se parece más al semblante de un niño junto a un muro sin puerta que al proyecto que animaba al hombre que aquel niño hubiera querido ser.

Todos los libros citados de Sabato en este reportaje han sido publicados por Seix Barral.
Capítulos e ideas

Sabato quería que sus novelas tuvieran un aire sinfónico. Y cuando no lograba ese propósito las dejaba a un lado. ¿Las quemaba? Las descartaba al menos, dice Elvira González Fraga, su compañera de tantos años, a quien le regaló algunas partes de La fuente muda. "Él tenía mucho sentido musical y sus libros fueron sinfonías que él me explicaba muy detenidamente. Él introdujo Informe sobre ciegos en Sobre héroes y tumbas porque precisaba ese ritmo para alcanzar lo que él creía que era el esplendor sinfónico". La fuente muda debe su título a un verso de Antonio Machado. "Y yo no la vi quemar; en realidad, yo no vi quemar ninguno de sus libros. Como todos los que escribió, esta novela le llevó a hacer un trabajo previo muy grande, pero si no alcanzaba esa perfección que buscaba las dejaba ahí, nos las seguía".

Escribió Sabato en Antes del fin: "Por mi propensión a las llamas, hubo veces en las que me arrepentí; obras que hoy recuerdo con nostalgia, como El hombre de los pájaros y la novela que escribí durante mi periodo surrealista, La fuente muda, título que tomé de un verso de Antonio Machado, y de la que sobreviven pocos capítulos y algunas ideas. Quienes conocen mis reticencias y contradicciones saben lo difícil que es soportarme en cualquier empresa. Así lo sufrieron todos los que, desde distintas partes del mundo, me han solicitado autorización para trabajar en mis novelas.

EL PAIS

domingo, 25 de marzo de 2012

Nos juntamos...


Nos juntamos con las personas porque son afines o porque son diferentes, y al final nos separamos de ellas por las mismas razones...

Nick Hornby - Juliet Desnuda

sábado, 24 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (17)


Segundo premio en reportajes de Artes y entretenimiento
Lucha libre en Bolivia, uno de los deportes más populares. Las mujeres son conocidas como Cholitas. en la imgane Carmen Rosa y Yulia Pacena, durante un combate benéfico en una escuela de La Paz, Bolivia.

viernes, 23 de marzo de 2012

Atentos a todo...


Atentos a todo... y a nada

'E-mails', redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas

Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha. El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardeé a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.

"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".

Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smart­phones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales. El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos", según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Península).

Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. "El exceso es más perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.

"Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar. Al final, más es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. "La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.

Superficialidad

La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor. La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declaró en una entrevista a Bárbara Celis en EL PAÍS. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.

No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull. "No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía '¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y compáralo con todo lo que hay ahora... La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible. "Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información? La respuesta es obvia: tomándonoslo con calma. Desconectándonos un rato: apagar el ordenador, la televisión, silenciar el teléfono.

Ahondar en el trato humano y pausado. Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnológicos. Salir a la calle. "Algunos médicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformación", sugiere Balaguer. "No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de información que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qué temas nos interesan, centrar la atención en pocas áreas y procurar que sean lo bastante concretas. No se puede pretender estar al día de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el teólogo Juan Calvino se quejaba de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer los títulos", dice Franganillo. Como apunta Cornellá: "Hay que escoger muy bien las fuentes de información. Dedicar parte del mejor tiempo del día a la información de calidad. Cuanta más de esta manejas, más capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena información, la relevante, desinfoxica".

Aislarse en el ordenador

Cuando uno está trabajando en el ordenador y comienzan a saltar (a veces constantemente) los avisos de correos recibidos, de nuevos tuits o mensajes de Facebook es fácil perder la concentración y hasta la paciencia. Para resolver este nuevo problema, la agencia española Herraiz & Soto ha creado el software Ommwriter. Como ellos mismos explican, se trata de un programa que recrea la nada. No desactiva el correo ni las redes sociales, pero, al activarlo, dejan de saltar las notificaciones.

Además, para mejorar la concentración y la relajación, Ommwriter permite elegir un color de fondo de pantalla suave e, incluso, una música de fondo agradable que puede ir desde el sonido de los grillos hasta el de un bebé en el útero materno.

www.elpais.com

jueves, 22 de marzo de 2012

La felicidad es como una mariposa...

La felicidad es como una mariposa que, cuando se le persigue, siempre está fuera de nuestro alcance; pero que, si te sientas silenciosamente, puede posarse en ti.

Paquita la del Barrio

miércoles, 21 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (16)


Segundo premio 'Noticia de última hora'
Segundo premio en la categoría de 'Noticia de última hora'. Un manifestante antigubernamental, en una barricada de Bangkok, en mayo de 2010.

martes, 20 de marzo de 2012

No cambió el mundo, cambiaron las protestas...


No cambió el mundo, cambiaron las protestas

Hace 10 años, el movimiento antiglobalización se enfrentó al G-8 y tuvo un final trágico en Génova. De las grandes marchas se pasó a la movilización local - ¿Está su espíritu en los indignados?

Una ciudad sitiada, dividida en zonas de seguridad, con un área inexpugnable protegida por 20.000 policías y soldados. Así amaneció el 20 de julio de 2001 Génova, donde horas después, mientras se celebraba la cumbre del G-8, se consumó una batalla urbana sin precedentes. La mayor manifestación del movimiento antiglobalización, que reunió a más de 150.000 personas, acabó con centenares de heridos en los disturbios y las cargas policiales, y con una víctima mortal: el joven italiano Carlo Giuliani. La violencia de aquellos días marcó un antes y un después en aquella etapa de movilizaciones masivas contra los grandes símbolos del sistema económico internacional que arrancaron en Seattle en 1999. Una década después, ¿qué queda del movimiento que marcó una generación y que pareció desaparecer tras Génova? ¿Qué relación hay con la nueva oleada de protesta que atraviesa Europa?

"Ellos [los representantes del G-8] se replantearon su puesta en escena simbólica y práctica en estos tipos de eventos en las grandes capitales, en los centros donde se representaba el poder. En Génova, con el casco viejo sitiado, parecía un conflicto medieval. El movimiento, por su parte, se reconfiguró, tras la represión tomó tierra y se replanteó mucho las cosas. Se planteó bajar a lo local, siempre mirando a lo global", cuenta el activista español Chabier Nogueras.

Sus palabras son casi las mismas que utiliza Susan George. Como vicepresidenta de la plataforma altermundista Attac y presidenta del comité de planificación del Transnational Institute de Ámsterdam, fue una de los referentes del movimiento y también estuvo en Génova aquellos días: "Las cosas cambiaron. No hubo más manifestaciones inmensas como aquella. Después de la muerte de Carlo Giuliani, la gente empezó a pensar que era imposible exponerse a esta violencia. Empezamos a trabajar en grupos más pequeños sobre asuntos específicos. Pero, tras Génova, el movimiento no fue más débil, solo actuó de forma distinta. Menos movilizaciones masivas pero más trabajo en profundidad sobre el comercio, el feminismo, la tasación de las transacciones financieras, Europa y el neoliberalismo".

Nogueras experimentó en primera persona la violencia que se vivió en Génova hace 10 años. Había llegado desde Zaragoza a la ciudad italiana con un grupo del Movimiento de Resistencia Global, y en la noche entre el 21 y 22 de julio se encontraba en la escuela Diaz, un instituto donde muchos de los manifestantes se alojaban tras las marchas de los días anteriores. Durante la noche la policía irrumpió, cargó contra la gente que dormía en la Diaz y detuvo a decenas de personas. El fallo judicial del tribunal de apelación de Génova que condenó a los agentes que llevaron a cabo la operación recoge las consecuencias físicas que Nogueras sufrió: trauma craneal, contusiones en distintas partes del cuerpo, lesión del peroné, lesiones graves con 40 días de baja. "El ministerio fiscal dijo que lo que se libró ahí fue una lucha global", recuerda.

Según Enara Echart, investigadora del Instituto Universitario para el Desarrollo y la Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid y autora de varios libros sobre los movimientos sociales y el movimiento antiglobalización, es cierto que Génova acabó con un ciclo. "Hubo un repliegue hacia una estrategia que daba una importancia mayor a la propuesta frente a la protesta. No es que esta desaparezca, pero se repliega al ámbito local. El movimiento antiglobalización a largo plazo necesitaba encontrar núcleos de movilización más propios de cada lugar".

La falta de propuestas concretas era una de las críticas más frecuentes que el movimiento recibió, la misma que en cierta medida se le ha hecho ahora a los indignados. Echart cree que, tanto entonces como ahora, la crítica se basa en un error: "Cuando se dan movilizaciones tan importantes se les intenta pedir demasiado, mientras que los procesos políticos son mucho más lentos. Los movimientos sociales, en el momento en que se manifiestan, ya están haciendo política... Lo bonito, lo políticamente más interesante del 15-M es su carácter transversal. No se les puedes exigir un programa político, se tiene que dejar trabajar un proceso".

La comparación entre el movimiento antiglobalización, en todas sus expresiones, y las manifestaciones que han acaparado en los últimos meses la atención mediática deja como resultado muchos paralelismos, pero también diferencias. Una es precisamente la transversalidad. "Sociológicamente, el de los indignados sí es un movimiento más transversal y por eso los Gobiernos han actuado con más prudencia. Muchísima gente se reúne voluntariamente. Pero sí retoma muchas de las cuestiones que planteábamos y sí que hay conexiones internacionales, pero es cierto que no parte, como entonces, de un trabajo internacional", comenta Nogueras. Piensa que si el 15-M es más transversal también es porque, ante la crisis económica mundial, "los mismos expertos reconocen que el modelo ha fracasado" y es "mucho más sencillo que cualquiera comprenda lo que se dice".

Lo que sí es cierto es que los indignados tienen un apoyo popular que el movimiento antiglobalización no alcanzó. En su último número, The Economist, en un artículo sobre el movimiento español de los indignados, cita el estudio presentado en junio por Havas Media que cifra el apoyo popular en el 80% de los ciudadanos y define a los indignados de España como "los manifestantes más concienzudos de Europa": no lanzan piedras pero obtienen que sus demandas calen en la sociedad, sostiene el semanal citando a las declaraciones del candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba a favor de una reforma electoral y el debate sobre las hipotecas.

"No hubo lanzamientos de piedras ni de gas lacrimógeno", escribe The Economist sobre la última manifestación del 19-J. Sí los hubo en Seattle, en Génova, en Gotemburgo, y las imágenes de acciones violentas de una minoría acaparaban toda la atención. Acciones que hasta el momento han sido ajenas al movimiento de los indignados. "¿Pero qué pasará si las demandas de las nuevas protestas no son atendidas?", se pregunta Aitor, uno de los españoles que sufrió el ataque a la escuela Diaz en 2001 y que participa ahora en las protestas contra los desahucios. "Es verdad que se hace hincapié en mantener la protesta en unas estrategias concretas, en la acción directa no violenta. Pero si se generan situaciones de tensión, es más difícil saber lo qué puede pasar", dice.

Vittorio Agnoletto era el portavoz del Fórum Social durante las jornadas de Génova en 2001. Sobre lo que pasó durante aquellos días, no cree que por parte del movimiento haya algo que reprocharse -"Hicimos todo de forma transparente y fuimos víctimas de una represión decidida internacionalmente", afirma-, pero dice que si hubo equivocaciones en el movimiento fue "el error político, estratégico, de no haber logrado traducir las grandes campañas en cuestiones de la vida cotidiana que afectan a la gente. Pero en Génova se sembró un germen cuyo resultado en Italia lo hemos recogido hace unas semanas con el referéndum que ha rechazado la privatización del agua y la energía nuclear". "Teníamos razón cuando hablamos de que el modelo de desarrollo amenazaba la biosfera, cuando decíamos que nos íbamos a enfrentar con una crisis económica gravísima con graves consecuencias sociales. Ahora la situación es mucho peor que hace 10 años. En estos días hemos organizado una exposición Génova bajo el título de Casandra, el movimiento previó a través del análisis lo que pasaría, pero no consiguió cambiar el curso de la historia", dice Agnoletto, que hoy estará en la ciudad italiana para las celebraciones del décimo aniversario de aquella movilización.

También Nogueras estará en la ciudad italiana, junto a su compañera, que dentro de unos meses le hará padre. Para hablar de lo que pasó. Para que no se pierda la memoria de lo que Amnistía Internacional definió en 2001 como "la más grave suspensión de los derechos democráticos en un país occidental tras la II Guerra Mundial". Era antes del 11-S. Luego, lo que vino después llegó a superar los trágicos días de Génova.

En 2009, en el prólogo de la nueva edición del libro de culto del movimiento, No logo, su autora, Naomi Klein, reflexionaba 10 años después de la publicación de su texto sobre la suerte del movimiento. "En algunas partes del mundo, en particular en América Latina, la ola de resistencia se desarrolló y reforzó. En algunos países, los movimientos sociales crecieron lo suficiente para unirse a los partidos políticos, ganando elecciones nacionales y estableciendo un nuevo régimen regional de comercio justo. Pero en otros lugares, el movimiento desapareció con el 11-S. Como si lo que sabíamos sobre la complejidad del corporativismo global -que todas las injusticias del mundo no pueden achacarse solo a un partido de derecha, a un Estado, independientemente de su poder- hubiera desaparecido". "Pero si hay un momento para recordar lo que aprendimos a principios del milenio, es ahora", añade.

Hitos del altermundismo

- El comienzo en Seattle. El 30 de noviembre de 1999, un grupo de manifestantes bloqueó la entrada de los delegados de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en la ciudad estadounidense. La protesta continuó durante los cuatro días de la cumbre.

- Desde EE UU a Europa. En abril de 2000, en Washington, unas 3.000 personas intentaron abortar una cumbre del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. En septiembre, 10.000 manifestantes se movilizaron en Praga contra las mismas instituciones. El 23 se organizó un encuentro entre representantes del movimiento y del Banco Mundial, gracias a la mediación del presidente checo Vaclav Havel.

- La época de los Foros sociales. En enero de 2001, en Porto Alegre, se organizó la primera contracumbre, mientras en Davos se reunía el Foro Económico Mundial. Las primeras tres ediciones fueron en la ciudad brasileña. Luego vinieron Bombay, Caracas, Nairobi, Belém y Dakar.

- La batalla de Génova. En julio de 2001, con motivo del G8, la ciudad italiana acogió a más de 150.000 personas. Lo que iba a ser una marcha pacífica terminó con la muerte del joven de 23 años Carlo Giuliani y centenares de heridos. La ciudad fue un campo de batalla.

EL PAIS

lunes, 19 de marzo de 2012

Saber disfrutar de cada momento...


David Letterman: “Warren, ¿tienes otra visión de la vida y la muerte desde que sabes que estás enfermo de cáncer?”

Warren Zevon: “No creo, excepto que ahora sé cuando debemos disfrutar de cada sandwich”.

lacomunidad.elpais.com/ruta-norteamericana

domingo, 18 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (15)


Segundo premio reportaje naturaleza
Cisnes cantores, en Hokkaido, Japón (National Geographic Magazine).

sábado, 17 de marzo de 2012

Compartir la música para defenderla...


Compartir la música para defenderla

La agonía del negocio discográfico empuja a muchos artistas al 'copyleft' - Internet ya no se ve como el enemigo, sino como oportunidad - El control de la industria está en entredicho

Cuando en 1997 Prince llamó a los jóvenes músicos a hacerse dueños y señores de sus propias obras y a romper las "cadenas de esclavo" con la industria discográfica, seguramente, no sabía lo que estaba por venir. Pero el pasaje de la Biblia que utilizó como frase ilustrativa de su fin de etapa con Warner Music para tirar por su cuenta y riesgo guardaba algo de premonitorio: "El demonio ofreció el mundo a Jesús, este lo rechazó y ganó su alma". A medida que el negocio discográfico agoniza cada vez más, incapaz de adaptarse a Internet y luchar contra la piratería, son más las alternativas que se les presentan a los músicos para ganarse su alma, es decir, dar a conocer su obra e intentar vivir, o sobrevivir en la mayoría de los casos, de ella. El papel crucial de las tecnologías en el consumo trasciende ahora también en el impulso de nuevas vías de relación entre el artista y el público. Las licencias copyleft -libres de derechos- o Creative Commons -derechos definidos por los autores-, alumbradas en la época digital, empiezan a consolidarse en un panorama donde el tradicional control de la industria musical sobre la obra del autor está más en entredicho que nunca.

"Muchos autores han decidido que la cultura se defiende compartiéndola y que la difusión de sus obras, a medio plazo, termina siendo más beneficiosa que impedir su acceso", asegura David Bravo, abogado especialista en propiedad intelectual y derecho informático. Entre ellos, se encuentra Jorge Otero, líder de Stormy Mondays, grupo de rock que lideró en 2001 una campaña contra la antipiratería y distribuye su música en Creative Commons. "Internet es una oportunidad", afirma. Lo mismo piensa Luis Asiaín, de la formación folk Triolocría, que vive, como Stormy Mondays, fuera del modelo clásico sin registrarse en la Sociedad General de Autores (SGAE) ni contar con una compañía discográfica: "El mainstream cierra las puertas a músicos que quieren darse a conocer".

Es ir más allá de la conocida autoedición, que lleva a muchos artistas, como proclamaba Prince, a publicarse sus trabajos y luego distribuirlos ante un mercado concentrado en cuatro grandes discográficas y con pocas opciones de riesgo. "Hay una dimensión de autogestión que pide paso en Internet", dice Juan Palacio, responsable de Safe Creative, plataforma creada en 2006 que permite a los creadores autogestionar las licencias de sus obras así como sus ventas en los nuevos modelos, además de certificar su autenticidad ante terceros. "Esto es imparable", sentencia.

En plena vorágine de transformación tecnológica, la música pasa cada día más por Internet. Mientras la venta de álbumes físicos sigue cayendo en picado, la de discos y canciones digitales ha aumentado en Estados Unidos en el último año un 16,8% y 9,6%, respectivamente, con respecto al mismo periodo de 2010, según datos de la compañía Nielsen publicados en mayo. Este incremento en el mercado estadounidense, referencia en el mundo de la música, supuso que los vendedores digitales recibieran más de la mitad de las transacciones musicales. El aumento de venta digital contrasta a su vez con el de la piratería, la gran lacra para el sector que no deja de crecer. En España, mientras se mantiene el debate encendido por la recién aprobada ley Sinde, que pretende combatir las descargas no autorizadas mediante el cierre de páginas webs, las cifras hacen que el pavor se haya adueñado de la industria discográfica. La tasa de piratería en la música es de un 97,9%, según datos del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales, elaborado por la consultora IDC Research, a instancias de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenido, que representa entre otros a la SGAE y la Sociedad de Productores de Música (Promusicae).

Con estas cifras, queda claro: el consumo musical está cambiando a velocidad de vértigo. Los nuevos modelos de gestión y distribución propios de la Red no se incluyen en estos datos pero indican que algo se está moviendo con determinación al margen de la industria. "Las licencias copyleft y Creative Commons son una forma de adaptarse a la nueva realidad que nos ha tocado vivir", explica Bravo. "Las entidades de gestión llevan años inoculando la idea de que el conflicto con las nuevas tecnologías se logra con la persecución de usos masivos e imposibles de frenar", añade. El responsable de Safe Creative justifica el desarrollo de otros tipos de licencias por la mera lógica de los tiempos: "La propiedad intelectual ha cambiado más en dos décadas que en dos siglos".

La práctica de copyleft, nacida a mediados de los ochenta en la industria informática, forma parte de la cultura de puertas abiertas y es contraria al habitual copyright de derechos reservados. Permite la libre distribución de copias y versiones modificadas. Es el espíritu de la Wikipedia. Trasladado a la música, una canción se puede explotar y transformar tantas veces como se quiera. Las licencias Creative Commons (CC), en cambio, vienen condicionadas, haciendo posibles seis tipos de permisos diferentes más abiertos y flexibles que los tradicionales. "Damos satisfacción al autor. Le damos las herramientas para que pueda decidir qué hacer con su obra", señala Ignasi Labasida, responsable de CC en España. La organización, que se mantiene a través de donaciones, reduce las barreras legales de la creatividad, por medio de nueva legislación y nuevas tecnologías, pone encima de la mesa una gestión que no tiene por qué ser colectiva. En el modelo tradicional, el músico cede toda la gestión de sus derechos a la SGAE. Ahora, por primera vez en la historia, la gestión individual de los derechos de autor adquiere el máximo valor, que puede reservar los derechos que quiera. "La clave es el protagonismo de las personas", asegura Palacio. "Los últimos que lo van a reconocer son los intermediarios, que se les ha ido el suelo de los pies", añade.

Pero los intermediarios, que exigen una legislación eficaz contra la piratería, consideran que son mundos complementarios. "No tenemos por qué ser algo contrapuesto a las licencias CC. Esta labor de seguimiento en cuanto al cumplimiento por terceros de las licencias CC la pueden llevar a cabo en muchos casos las entidades de gestión colectiva", afirma un portavoz de la SGAE. Desde Promusicae también se afirma que no están en contra del copyleft o las licencias CC mientras se respeten los derechos de unos y otros. Aunque desde el otro lado las cosas se ven algo diferentes. "Ha sido divertido ver la evolución de las entidades de gestión", dice el responsable de Creative Commons. "Al principio decían que ellos las gestionarían, luego lo vieron como un ataque y últimamente empiezan a ver que esto es interesante y quieren estudiarlo". Con la consolidación de estas licencias y su registro en Internet, Labasida afirma que "el objetivo es que el músico no esté atado al mismo modelo de siempre".

Las ataduras a las que se refiere Labasida recuerdan a las cadenas de las que hablaba Prince. Por el año en que el autor de Purple rain tomó la decisión insólita de adueñarse de sus canciones, el líder de Stormy Mondays chocó con la SGAE. Otero se convirtió en el primer músico que quería distribuir por descarga su obra en MP3 en una web. Pero la SGAE, que gestionaba sus derechos por copyright, no le dejaba. "No teníamos cabida dentro del sistema", señala Otero, que tardó años en darse de baja de la sociedad debido a los trámites burocráticos. Gracias a Internet, Stormy Mondays fueron contratados para tocar en el aniversario de Woodstock en 1999 y ahora se han convertido en el primer grupo español en sonar en el espacio, a bordo del Endeavour. Su iniciativa, que fue un obstáculo en el anterior contexto, tiene un abanico de opciones en la era digital.

Una de las más atractivas es Jamendo, una web nacida en 2005 con más de 300.000 canciones y 45.000 músicos bajo licencias CC. "Hemos creado una gran comunidad con más de un millón de usuarios en el mundo", cuenta Alexandre Saboundjian, director general de Jamendo. La plataforma, cuya música se escucha en streaming, protege el trabajo de los artistas al mismo tiempo que los difunde. Especializada en hilos musicales y listas de reproducción para comercios, vende también las obras que almacena, en catálogos o de forma individual, para todo tipo de soportes informáticos y móviles. "Es un nuevo mundo para la música, donde los artistas se llevan más porcentajes por su obra", asegura Saboundjian. En Jamendo este porcentaje gira en torno al 35%. Otras páginas como Musicleft, creada en 2006 y con más de 100 artistas, buscan ser un trampolín para los músicos desconocidos o que no quieren participar en el sistema actual licenciando sus obras en copyleft. "La música ya no es como hace 20 años", afirma Borja Sánchez, responsable de Musicleft. "Somos gratuitos y una buena manera de promocionar al artista que recibe ingresos a través de conciertos, merchandising...", añade.

Por ahora, más allá de la gestión de los ingresos, especialmente si se diese un uso masivo, se antoja como el principal escollo al que se enfrentan las nuevas licencias al margen del modelo tradicional gestionado por la SGAE. El seguimiento no es algo que preocupe a sus protagonistas, que señalan que, mientras se da con la fórmula ideal, hay algo que seguro que no tiene futuro. "Nos desligamos de esa actitud pública de la SGAE de criminalizar al fan", afirma Otero. "La SGAE se ha monopolizado y pervertido. No vale para Internet", indica Asiaín, que ha conseguido firmar un acuerdo con los herederos de Federico García Lorca para poner música a uno de sus poemas en licencia CC. "Están juntos los editores y autores. Y eso es como meter a los pájaros y las semillas en el mismo saco, negando la realidad".

Grandes que coquetean con la música libre

- Radiohead colgó su disco In Rainbows en Internet en 2007. Dejó que el público que estableciera el precio al que debería comprarlo. Nunca se dieron cifras oficiales, pero diversas publicaciones hablaron de casi un millón de descargas

y un promedio de 4,5 euros por cada una, aunque cerca de un tercio de los que lo bajaron no pagaron.

- REM utilizó las licencias Creative Commons para su disco Collapse into now. Concretamente, para todo el material utilizado para grabar la canción It happened today. REM pidió a sus seguidores que mezclasen y editasen con toda libertad y con el objetivo de que las interpretaciones de la canción fueran compartidas con la misma licencia.

- En 2004, la revista Wired difundió un disco en uno

de sus números en el que apostaban por la música Creative Commons. Para ello pidió a una serie de autores que grabasen canciones con esta licencia. Beastie Boys, My Morning Jacket, David Byrne, Spoon o Gilberto Gil fueron algunos de los que participaron.

- Peter Gabriel ha sido muy activo en el mundo de la música digital con su proyecto The Filter y se sumó a las licencias Creative Commons para diversos trabajos.

- Los Arctic Monkeys, en cambio, hicieron el camino contrario. Empezaron en Internet, pero su éxito les llevó a fichar por una discográfica independiente.

EL PAIS

viernes, 16 de marzo de 2012

jueves, 15 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (14)


Segundo premio 'Historias contemporáneas'
Nguyen Thi Ly, de 9 años, con trastornos provocados por el Agente Naranja en Da Nang, Vietnam (VII Photo Agency).

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cómo capear a los pelmazos...


Cómo capear a los pelmazos

Siempre hay gente que nos saca de nuestras casillas. Pero hay claves para relativizar y capear el temporal sin caer en el conflicto.

La concentración humana en pueblos y ciudades ha convertido la convivencia en un producto de primera necesidad. Cada día nos vemos obligados a interactuar con todo tipo de personas. Los compañeros de trabajo, los vecinos e incluso la familia son un reto para nuestra paciencia. Cada cual tiene una visión del mundo, una sensibilidad y unas prioridades distintas.

El umbral de tolerancia es distinto en cada persona, aunque siempre hay quienes tienen a bien soltar la frase equivocada en el momento menos oportuno, las que invaden nuestra intimidad cuando necesitamos descanso o las que se conducen de forma agresiva y egoísta como norma. ¿Qué hacer con esta gente que nos saca de nuestras casillas?

Analfabetos emocionales: "Los elefantes son buena gente, pero son pesados" (Jaume Rosselló)


En verano, la mayoría de personas disponen de más tiempo y aguantan menos presión laboral, lo que facilita mirar a los demás de otra manera. En este artículo se presenta un método novedoso para capear los caracteres difíciles. Pero antes, ocupémonos de aquellos cuya única misión parece ser amargarnos la vida.

Hay personas que resultan cargantes debido a su temperamento, a su insistencia o a su falta de empatía. Son aquellas que se enfadan con facilidad o, por el contrario, nos hacen enfadar a menudo. Detrás de estos perfiles suele haber una carencia emocional o comunicativa; se comportan de este modo porque no han aprendido a hacerlo mejor.

Suelen ser individuos que no han cultivado su inteligencia emocional y, por tanto, les cuesta ponerse en el lugar de los otros para entender cuándo molestan o hieren a los demás. Como tienen un déficit de empatía, cuando logran irritar a su entorno no entienden sus reacciones y llegan a pensar que todo el mundo está en su contra.

Según el psicólogo Xavier Guix, incluso las personas más llevaderas tienen conductas pesadas en algún ámbito de su vida. Por ejemplo, alguien puede ser encantador en el seno de la empresa, pero exigente y desconfiado con su pareja, así como hay padres y madres ejemplares que se conducen de manera grosera con los que no son de su manada.

El feedback que recibimos de nuestro entorno es la mejor manera de educar nuestra empatía y evitar situaciones en las que molestamos a los demás. Incluso así, siempre habrá personas a las que no gustaremos, eso es inevitable, sobre todo cuando la persona con la que se trata es un analfabeto emocional.

Una cuestión de 'feeling': "En la práctica de la tolerancia, nuestro enemigo es el mejor maestro" (Dalai Lama)


Hace dos veranos, Pep Guardiola, entrenador del FC Barcelona, decía en una rueda de prensa que no tenía feeling con el goleador del equipo, Samuel Eto'o.

El vocablo inglés, en realidad, era un eufemismo cuyo verdadero significado era: "No trago a este tío". El camerunés le irritaba sobremanera, del mismo modo que nos irritan muchas personas con las que tratamos, con el agravante de que no marcan 36 goles en una temporada ni nos hacen ganar trofeos. Lo único seguro es que nos hacen perder los nervios.

El doctor Brinkman y el doctor Kirschner, autores de un ensayo que se publicó en nuestro país con el título Cómo tratar con gente a la que no puedes soportar, proponen que, cuando nos sintamos amenazados por alguien que nos resulte incómodo o desagradable, tomemos consciencia de que...

• Una persona no es solamente su comportamiento. Alguien se puede equivocar en su manera de hacer o hablar, pero esto no nos da derecho a condenarla para siempre.

• Los pelmazos son previsibles. Por tanto, tenemos que estar preparados para reaccionar de forma más efectiva ante lo que ya sabemos que harán.

• Tenemos la capacidad de influir en la conducta de los otros, si hablamos con ellos con respeto y cariño para que se den cuenta de lo que hacen mal.

Estos autores advierten, sin embargo, de que el grado de pesadez de las personas depende mucho de las limitaciones de los que las tienen que sufrir. Se puede tener la capacidad de soportar a alguien tan negativo que nadie quiere estar a su lado, y tener dificultades, en cambio, para relacionarse con una persona que no suele abrir la boca. Hay quien no puede resistir a la gente agresiva, mientras que otros se desquician con el comportamiento de los autocompasivos.

Ser pesado es un concepto tan relativo y ligado al interlocutor, afirman, que todos acabamos resultando pesados para alguien, si no continuamente, en ciertos momentos de nuestra vida.

Las gafas de la empatía: "Aplaudidnos cuando corramos, consoladnos cuando caigamos, animadnos mientras nos recuperemos" (Edmund Burke)

En EE UU presentaron una técnica para lidiar con nuestra irritabilidad. Fue en 2005, a través de un video llamado Get Service. Se trata de un clip de cuatro minutos en el que un ejecutivo va maldiciendo mientras conduce. De buena mañana se indigna con un niño que se cruza en su camino con el monopatín. También echa pestes de los otros conductores y de una mujer que aparca mal. Luego entra en una cafetería autoservicio y se desespera con la cola y con la lentitud del camarero detrás de la barra. Cuando por fin se toma el café con un humor de perros, un misterioso hombre de negro se le acerca y le da unas gafas que tienen un insólito poder: permiten conocer la situación personal de cada uno sobreponiendo una etiqueta. Así, descubrirá los dramas personales de la gente de la que se quejaba, y cambia su perspectiva. La moraleja: a menudo olvidamos que los demás pueden tener problemas mayores que nosotros.

La alquimia del elogio: "Es mejor elogiar lo que entiendes de una persona que censurar lo que no entiendes" (Leonardo da Vinci)

Etiquetar la situación personal de cada cual nos sirve para mejorar nuestro trato con los demás, pero ¿cómo podemos lograr cambios de actitud?

Echar en cara lo que se hace mal solo consigue la defensiva. Es más efectivo poner énfasis en lo que se hace bien. Todo el mundo necesita que le hagan sentir importante. A menudo, una conducta irritante se debe a la inseguridad de alguien que se siente rechazado por los demás. La autoestima es la clave del buen o mal carácter y depende mucho de la opinión que los otros tienen de nosotros. Valga como ejemplo la anécdota que sucedió en una escuela norteamericana. Debido a un error informático, se cruzó la información que tenían que recibir los profesores del centro antes de empezar el curso. Un grupo de estudiantes brillantes fue calificado de perfil bajo, mientras que los alumnos a los que correspondía esta observación fueron calificados como excelentes. Al final, los primeros retrocedieron en su rendimiento, y viceversa. El milagro se obró porque el elogio funciona como un bumerán: cuando brindamos a los otros reconocimiento y apreciación, estos se esfuerzan en confirmarnos las capacidades que vemos en ellos.

Ponerse en la piel del otro

"Aunque la gente difícil representa solo el 5% de la población, causa el 50% de los problemas que sufrimos. A menudo usan estratégicamente su conducta negativa para ganar nuestra atención (...). Cuando estamos con una persona así tenemos que entender por qué se comporta así. Generalmente se trata de personas infelices y con un grado muy bajo de autoestima". Keith Levick, doctor en psicología.

Cultivar la paciencia

LIBROS
- 'Cómo tratar con gente a la que no puedes soportar', de Rick Brinkman y Rick Kirschner. Editorial Deusto.
- 'Nasty people', de Jay Carter. Editorial McGraw Hill.

PELÍCULAS
- 'Mejor... imposible', de James L. Brooks.

DISCOS
- 'Loco por incordiar', de Rosendo.

EL PAIS

martes, 13 de marzo de 2012

Los verbos relativos a la guerra...

Los verbos relativos a la guerra (cazar, matar, ensangrentar, luchar) son preludio para las relaciones sexuales: penetrar la carne enemiga es condición para penetrar la de la tribu...

lunes, 12 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (13)


Segundo premio Naturaleza
Peces vela comen saridinas en las aguas de la penísula del Yucatán, México.

domingo, 11 de marzo de 2012

Google ya es parte de tu memoria...


Google ya es parte de tu memoria

El uso de las nuevas tecnologías altera la forma de recordar y aprender - El impacto llega a las conexiones neuronales

Los psicólogos lo llaman ya el efecto Google: la alteración en el proceso de aprendizaje y en el desarrollo que se produce cuando una persona -niños, jóvenes o adultos- tiene a golpe de clic las nuevas tecnologías. Si ya hubo que hacer un esfuerzo hace 40 años para explicar que saber multiplicar seguía siendo útil aunque existieran calculadoras, la memoria es la siguiente capacidad que se arriesga al desuso. Porque, ¿para qué aprenderse las capitales del mundo cuando Internet las da actualizadas en milésimas de segundo?

Esta nueva manera de enfrentarse a los conocimientos no es ni siquiera consciente. Cuatro experimentos publicados en la revista Science el 15 de julio demuestran que las personas están utilizando ya Internet como una extensión de la propia memoria. En los ensayos se pidió a los voluntarios (estudiantes de las universidades estadounidenses de Harvard, Columbia y Wisconsin-Madison) que prestaran atención a una serie de informaciones típicas de revistas de curiosidades, como que el ojo de las ostras es mayor que su cerebro. Al escucharlas, tenían la opción de teclearlas para incluirlas en un fichero del ordenador. Y ahí estaba el truco. En los distintos experimentos había varias posibilidades: que los datos se guardaran, o que el voluntario recibiera la información de que iban a ser borrados. También había casos en que los datos iban a un archivo fácilmente accesible, o a otro más complicado de encontrar. Luego se les preguntaba qué recordaban.

El resultado es contundente: los que creían que iban a poder consultar fácilmente el ordenador no se habían tomado la molestia de aprenderse los datos, y los que pensaban que la información se había borrado se acordaban mejor. En medio estaban los que pensaban que podrían acceder al contenido de la prueba, pero de una manera más trabajosa.

No hace falta ser estudiante para haber experimentado este cambio en el uso de la memoria. Hace 20 años, las personas memorizaban muchos más números de teléfonos que ahora, por ejemplo. Con las nuevas tecnologías, como los aparatos programables y otros adminículos, esa capacidad se ha perdido. "Los estudiantes usan Internet como una memoria externa", afirma Betsy Sparrow, una de las autoras del trabajo. "¿Pero es eso malo? Yo creo que no", añade Roddy Roediger, de la Universidad de Washington en San Luis (Misuri).

Bueno o malo, el cambio es patente. O, mejor, habría que decir que el impacto de Internet en nuestra manera de aprender es bueno y, a la vez, malo. La psicóloga clínica Beatriz Azagra lo explica así: "Las nuevas tecnologías sirven para desarrollar actitudes y que los alumnos se interesen por otras cosas. La tecnología se las presenta de una manera más atractiva que el Larousse", afirma esta profesora del máster de Psicoterapia Psicoanalítica de la Universidad Complutense de Madrid. "Pero a veces eso va en detrimento del esfuerzo", añade.

Y es que "las nuevas tecnologías pueden ayudar a conseguir objetivos, y son un buen soporte en el proceso del aprendizaje", admite Azagra, pero "no se puede sustituir la relación con el profesor". "Está bien que se use la memoria para otras cosas, y eso está ahí, pero luego vemos a los niños perdidos porque no saben cuál es la capital que están visitando".

Centrándose en los niños -un campo que Azagra ha trabajo ampliamente- "es difícil controlar el acceso" a las nuevas tecnologías, pero "a veces hay tantos estímulos que el niño se pierde", dice. "Su presencia es inevitable, pero tiene que estar de acuerdo con lo que el niño pueda asimilar". Y, sobre todo, apunta que "no se debe perder el valor de la palabra". "A veces los niños -y los que no lo son tanto- están tan acostumbrados a encontrar todo en Internet que a la hora de expresar un conflicto no saben hacerlo", afirma la psicóloga clínica.

Haya o no cambios funcionales, lo que está claro es que con las nuevas tecnologías se ven afectados aspectos del aprendizaje y el comportamiento. Por ejemplo, la psicóloga clínica Esther Legorgeu indica cuatro aspectos en los que ella cree que se está produciendo un perjuicio. "El interés por los textos escritos y la capacidad de comprensión están empeorando", afirma. También cree que la "capacidad de imaginación está disminuyendo, porque las nuevas tecnologías lo dan todo hecho. Más que inventar, lo que ahora se hace es planificar la búsqueda de la información. Al leer en un papel hay que hacer un esfuerzo para relacionar lo escrito con lo que se sabe. Ahora esas relaciones están ya en la pantalla", dice.

Esta situación implica una segunda merma: el decrecimiento del esfuerzo mental. "En todo proceso de aprendizaje hay dos tipos de memoria, la de trabajo, que se usa para obtener datos con los que razonar y obtener conclusiones, y otra a largo plazo, donde almacenamos conceptos por si en un futuro nos son útiles", dice la psicóloga. "Todo esto se ve afectado por las nuevas tecnologías -es precisamente lo estudiado por el efecto Google-, y almacenamos menos. Es parecido a lo que pasó con el cálculo mental cuando llegaron las calculadoras".

Un tercer aspecto que se ve perjudicado es "la atención a lo verbal". "Acostumbrados a una información tan rica como la puede dar Internet, los alumnos encuentran una exposición oral menos interesante, menos atractiva, porque es menos interactiva", afirma Legorgeu. Esto tiene un impacto claro en la enseñanza: "Los profesores lo tienen más difícil, porque niños y adolescentes están sobreestimulados".

Pero no todo es negativo. La psicóloga cree que las nuevas tecnologías fomentan "el autoaprendizaje". "Cuando alguien está motivado, le cuesta menos profundizar", indica. En este sentido, afirma que se "aprovecha de una información más global, porque hay mucha más, y eso es bueno". Por último, hay otro aspecto claro: "Hay un desarrollo de la memoria visual".

El impacto del uso de las nuevas tecnologías es tan grande que incluso hay quien se plantea que pudiera llegar a afectar al cerebro, que se ha demostrado que es un órgano con una gran plasticidad que acaba de formarse en la adolescencia (por eso los menores que beben, por ejemplo, tienen más problemas de pérdida de memoria inmediata cuando son adultos y beben, de no recordar cómo acabó la borrachera). Aunque hay dudas, porque una cosa es que, debido al uso de nuevos aparatos o posibilidades, el cerebro actúe de una manera nueva, y otra, muy distinta, que haya cambios morfológicos. Eso es lo que opina el psicobiólogo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Ricardo Pellón. "No creo que haya un cambio, y si lo hay, va a ser muy lento. Es muy pronto que se pueda hablar de conexiones neurológicas específicas", afirma Pellón.

"Lo que sí que hay es una modificación de los comportamientos, de las prácticas. En la UNED, donde damos las clases virtualmente, las nuevas tecnologías nos han venido muy bien, pero al final los contenidos son los mismos. Al final, la estructura no es tan diferente", dice Pellón.

Lo que está claro es que la incorporación masiva de estas nuevas tecnologías supone una mejora, aunque también un esfuerzo de adaptación. "Piense en el teléfono o las calculadoras. Seguro que supusieron un salto tremendo, como toda la tecnología reciente puede suponer un cambio de hábitos, pero no en el ser de la persona. No creo que las técnicas de imagen reflejen todavía una modificación, me sorprendería", concluye el psicobiólogo.

Sin embargo, el cerebro tiene que adaptarse a manejar nuevos aparatos. Al disponer de nuevos recursos, para bien o, según los más pesimistas, para mal, el ser humano, vago por naturaleza, puede abandonar habilidades (el caso del cálculo mental hace unos años con las calculadoras o el de la memoria y este nuevo efecto Google ahora). Y eso tiene un reflejo en el cerebro.

La psicóloga clínica especialista en infanto-juvenil Esther Legorgeu ilustra este hecho con un ejemplo: "Se han hecho estudios con taxistas en Londres y se ha visto que después de un tiempo desarrollan el hipocampo, que es la zona que está relacionada con la orientación y la planificación".

Como explica el jefe de Neuroimagen de la Fundación Centro de Investigación en Enfermedades Neurológicas (CIEN), Juan Álvarez-Linera, la clave de todo este asunto está en la plasticidad del cerebro. "Siempre se había pensado que era un órgano muy estático, aunque ya Ramón y Cajal opinaba lo contrario. Ahora, con las técnicas de resonancia magnética funcional y magnetoencefalografía se ha visto que, por el contrario, es un órgano terriblemente plástico", afirma el neurorradiólogo.

Por eso Legorgeu cree que "como todos los cambios influyen en el cerebro, las nuevas tecnologías también, igual que en el desarrollo cognitivo". "Que sea más o menos depende del uso, claro", matiza. Aunque, de momento al menos, "solo se pueden demostrar cambios cuando hay un uso intensivo".

"El cerebro es como un ordenador muy sofisticado, que puede estar cambiando continuamente el software", afirma Álvarez-Linera. A nivel funcional esto se traduce en que cambian las conexiones neuronales. Pero "también hay cambios estructurales, que afectarían al hardware, a medida que se utiliza de una manera o de otra". De hecho, "con las técnicas de imagen funcional vemos que el cerebro está continuamente cambiando sus conexiones", explica el médico. "De alguna manera, en un entrenamiento intensivo es como si se estuvieran produciendo continuamente actualizaciones del software".

Al combinar esta capacidad de adaptación del cerebro con las nuevas tecnologías -que suponen un uso diferente de las capacidades cerebrales a las que se empleaban hasta ahora- se ve que "el entrenamiento y los hábitos producen cambios en el cerebro, y al revés". "Es el eterno debate: la función crea el órgano y también el órgano condiciona la función, las dos cosas son ciertas", señala el neurorradiólogo, quien también es jefe de Neuroimagen del Ruber Internacional. "A pequeña escala, esto se está probando ya con muchas habilidades", añade.

Uno de los campos que más se han estudiado es el de qué pasa en el cerebro mientras se está entrenando con un videojuego. "Estas actividades implican diferentes habilidades, entre ellas la memoria, y se ha visto que después de un entrenamiento intensivo hay cambios funcionales y estructurales". Esto quiere decir que "para que haya cambios, el entrenamiento es fundamental", afirma.

No se trata de un ejercicio teórico. Porque el efecto de la diferente estimulación que recibe el cerebro por Internet y otras innovaciones "lo estamos pudiendo probar con las nuevas tecnologías de imagen avanzada", añade el neurorradiólogo.

Un caso claro del efecto del uso del cerebro demostrado en la clínica es la llamada reserva cognitiva. Esta capacidad se ha visto que es importante en pacientes con enfermedad de alzhéimer, indica Álvarez-Linera. "Las personas sometidas a un entrenamiento cerebral prolongado, como el trabajo intelectual, tardan más tiempo en desarrollar el deterioro propio de la enfermedad. De alguna manera, tienen como un colchón, la enfermedad tarda más tiempo en dar la cara, ya que tienen más recursos para compensar esos déficits".

Todo esto tiene un impacto en la vida cotidiana. "Desde que llegaron los móviles ya nadie se acuerda del número de teléfono de nadie", pone el médico como ejemplo. "Y esa falta de entrenamiento específico tiene su efecto en la memoria, aunque no tiene por qué ser necesariamente negativo, porque esa pérdida de la capacidad para recordar números se compensa con la memoria para saber dónde y cómo los tenemos que ir a buscar", indica.

En el caso de los niños o los adolescentes el impacto es, si cabe, aún mayor. "Un chico de 15 años maneja mucha más información hoy día que uno de su misma edad de hace 50. Y para ello tiene que desarrollar otro tipo de habilidades que también implican a la memoria, como es la gestión de la información (más que saberlo todo, saber como acceder de forma rápida y eficiente a los datos)", explica Álvarez-Linera.

Y esta situación enlaza con el llamado efecto Google y el impacto que puede tener sobre la memoria el uso de las nuevas tecnologías. "Obviamente hay cosas que ganar y otras que perder". Lo que hay que hacer entonces es tomar medidas para que los beneficios sean superiores a los perjuicios. Para ello, la primera recomendación del neurorradiólogo es "mantener en forma el cerebro, pero no con ejercicios pasivos o repetitivos. No es bueno dedicarse a tareas monótonas, lo mejor es tener una actividad cerebral variada", afirma.

Esto incluye trabajar otros tipos de memoria, como la de procedimientos y no olvidar el ejercicio físico, que sabemos que contribuye a mejorar las conexiones cerebrales. "Hay actividades, como el golf o la música, que funcionan bien, porque aparte del ejercicio físico hay que acordarse de las posturas, los movimientos".

Al final, Álvarez-Linera resume que, independientemente del uso de las tecnologías o no, lo que hay que hacer es "darle vidilla al cerebro".

EL PAIS

sábado, 10 de marzo de 2012

viernes, 9 de marzo de 2012

World Press Photo... 2011 (12)


Segundo premio categoría serie de retratos
Segundo premio en la categoría de retratos. Autorretratos para redes social.