jueves, 31 de julio de 2008

Amor y sexo...

El hombre da Amor, para recibir Sexo. La Mujer da Sexo, para recibir Amor.

Las portadas... 5


Las portadas que querían cambiar el mundo 5
Las portadas de Lois supusieron una auténtica revolución creativa: imágenes potentes y concisas; fuera lo innecesario, incluidos los grandes textos. Todo lo que había que decir estaba en la imagen. La portada de abril de 1968, con un Mohamed Ali como un moderno San Sebastián en su martirio, es un buen ejemplo. Cassius M. Clay acababa de unirse a la Nación del Islam y se negó a ir a Vietnam, declarándose objetor de conciencia por motivos religiosos. Le condenaron a cinco años de cárcel y los comités de boxeo le suspendieron y retiraron el título. La portada se publicó mientras el púgil esperaba respuesta del Supremo a su apelación.

martes, 29 de julio de 2008

Kirsten Dunt ingresó...


Kirsten Dunst ingresó por depresión
La actriz Kirsten Dunst ha aclarado que su ingreso en un centro de rehabilitación en febrero se debió a sus problemas de depresión y no al abuso del alcohol o drogas. "Lo estaba pasando mal y tuve la oportunidad de ir a un sitio y cuidar de mí misma. Mis amigos y mi familia pensaron que era buena idea también, pero no sabía a dónde ir, y mi médico me recomendó Cirque Lodge", una clínica de Utah (EEUU) a la que asisten numerosas celebridades, lo que disparó las especulaciones. "Ha habido muchas distorsiones sobre lo que ocurre en mi vida y ha resultado muy doloroso para mis amigos y mi familia", dijo la actriz.
- EL MUNDO -

lunes, 28 de julio de 2008

Las personas que amamos...

Las personas que amamos son como piedras preciosas, difíciles de encontrar y fàciles de perder.

Las portadas... 4


Las portadas que querían cambiar el mundo 4
El nuevo de editor 'Esquire' dio a su diseñador total liberdad para crear sus portadas. Hayes daba unas ideas sobre el tema de portada y, después, Lois se ponía manos a la obra para producir el diseño final, sin venderle ningún boceto previo. Organizaba sesiones de fotos y creaba clip-arts, recuperaba fotos antiguas... Sus fotomontajes son una auténtica antesala de los actuales retoques digitales a las portadas. El de la imagen es de 1969. Para ilustrar el declive de las vanguardias americanas, Lois fotografió por separado a Andy Warhol y una lata de sopa Campbell. Después, las combinó creando su propia parodia del Pop Art: Warhol ahogado en la sopa que había popularizado.

sábado, 26 de julio de 2008

Una galaxia que se apaga...


Una galaxia que se apaga...

El futuro parece ya demasiado cerca para imaginarlo. La literatura de ciencia-ficción pasa por una crisis achacable a los nuevos hábitos culturales, aunque el género funciona en otros formatos. Los viejos maestros desaparecen y no surgen nombres a su altura.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana ... snif.

La ciencia-ficción está de capa caída, un manto más oscuro que el de Darth Vader parece haber caído sobre nuestro querido género, en el terreno literario. La muerte y el crepúsculo se han adueñado de los viejos grandes maestros: el risueño Arthur C. Clarke ha fallecido (adieu Rama), JG Ballard se enfrenta a su personal apocalipsis en forma de cáncer y Ray Bradbury, a punto de cumplir 88 años, estruja su melancolía soñando con que esparcirán sus cenizas en los desiertos de Marte. Ya no están con nosotros Stanislaw Lem, Zelazny, Heinlein, Asimov... Son unos ancianos Aldiss, Pohl, Harry Harrison. No se ve surgir nombres a la altura de aquellos grandes que desaparecen. Muchos buenos autores se pasan a la fantasía. Ursula K. Le Guin acaba de publicar en Estados Unidos Lavinia, ¡una relectura de la Eneida contada por una mujer! Pero es que además, y esto es lo peor, nadie parece leer ya ciencia-ficción. Las colecciones languidecen. Editoriales que se lanzaron a publicar sellos nuevos, confiadas en un boom como el de la historia militar, se replantean la decisión. Los aficionados de siempre aparecen como aquellos vagabundos solitarios de Fahrenheit 451 que deambulaban como fantasmas con los viejos libros memorizados buscando infructuosamente a alguien a quien traspasar el legado. ¿Alguien ha oído hablar de La Fundación? ¿Qué ha sido de los Heechees? ¿Queda vida en el superjoviano planeta Mesklin, aunque sea vida muy aplastada por la gravedad?

El futuro ya no es lo que era. Clarke, al que le gustaba hacer profecías científicas, había vaticinado alegremente para este julio de 2008 (véase Greetings, carbon-based bipeds, Harper Collins, 2000) que en su ochenta cumpleaños Kubrick recibiría un Oscar especial de Hollywood. Claro que también veía al príncipe Harry en 2013 en el espacio (de momento ha estado en Afganistán) y a él mismo en su centenario (16 de diciembre de 2017) alojado en el hotel espacial Hilton Orbiter... Pobrecillo, que los Superseñores de El fin de la infancia le tengan en su seno.

En fin, no sigamos poniéndonos nostálgicos. ¿Qué le pasa a la ciencia-ficción? ¿Está realmente mal la cosa?

Miquel Barceló, editor de la legendaria colección Nova, veterano fan del género, autor de una obra de referencia sobre éste (Ciencia-ficción, guía de lectura, Nova, 1990, de la que todos esperamos ansiosamente su anunciada puesta al día: ¡vamos Miquel!) y profesor en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), responde con un gesto elocuente: en la cafetería de la UPC, tan vacía en estos días veraniegos como un club de admiradores de Hal Clements -el más duro de la SF dura, muerto, por cierto, hélas, en 2003-, inclina el pulgar hacia abajo. "En la historia de la ciencia-ficción hay épocas de vacas gordas y de vacas flacas. Ésta es de flacas. Es algo cíclico. Pero ahora es más serio, mucho más serio, me temo".

Barceló, factótum del veterano premio UPC del género, hace una pausa dramática. La cafetera del bar aprovecha para emitir un ruido ominoso que recuerda los servomecanismos de los marcianos en La guerra de los mundos mientras se enciende una lucecita que sugiere el inquietante ojo escrutador de Hal (por cierto, ¿recuerdan la frase del supercomputador en 2001, una odisea del espacio?: "Tenemos un problema", ¡Clarke se adelantó dos años al leitmotiv del Apolo XIII!; parafraseémoslo: Ciencia-ficción, tenemos un problema). "La ciencia-ficción está yendo a menos. Es un hecho. En Estados Unidos hay un cambio de nombres y los nuevos no son conocidos, no logran un reconocimiento como antes. Aquí nadie se atreve a publicarlos. Las cifras de venta caen. En España, a la mitad. Ha habido un exceso de oferta en los últimos años que ha saturado el mercado, y a eso hay que añadir ahora una falta de demanda".

El especialista tiene una teoría sobre lo que está pasando -y que a él como editor le ha llevado a recortar su número de títulos-. Son varias las razones que llevan al declive del género en su faceta literaria. "El lector de ciencia-ficción típico es una persona interesada, en mayor o menor grado, en temas tecnológicos. Es una persona que pasa mucho tiempo en internet y ese tiempo ya no lo dedica a leer. Y está el audiovisual. El aficionado a la ciencia-ficción, al que siempre le han encantado las películas, encuentra un acceso ilimitado a ellas y a las series de televisión del género en la red, puede bajarse lo que quiera y verlo tranquilamente en casa. En referencia a la televisión, estamos hablando de muchas horas: las diez temporadas de Stargate SG 1, las cuatro de Stargate Atlantis, todos los capítulos de Battlestar Galactica, Star Trek

... ¿Cuánto tiempo significa eso de recorte de lectura?".

Lo paradójico es que bastante gente sigue interesada genéricamente en la ciencia-ficción, pero no en los libros, sino en otros soportes. Como en el cine. Aunque es difícil encontrar en los últimos tiempos alguna película que compita por el título de la mejor del género o que haya influido tanto como lo hizo en su día, por ejemplo, la Matrix de los Wachowski (1999: ¡hace ya nueve años!).

Otro fenómeno que perjudica a la ciencia-ficción, apunta Barceló, es que muchos de los temas clásicos del género forman parte hoy de nuestra vida cotidiana y ya no los percibimos como tales. La bioingeniería, por ejemplo, la inteligencia artificial o la continua revolución en las comunicaciones. Eso ya no nos parece ficción, sino pura ciencia. En general, la especulación parece haber perdido el sentido que tenía antes. El mañana se está comiendo el futuro. "La realidad deja obsoleta pronto cualquier predicción o hace ridículos los escenarios imaginados. Por eso una buena parte del género se dedica desde hace tiempo al futuro cercano, inmediato, más controlable, como hizo Gibson con Neuromante (Minotauro) y como ha hecho el ciberpunk. El futuro lejano interesa menos". Gibson predijo en 1984 el ciberespacio como una realidad virtual consensuada por los usuarios que accedían a él mentalmente a través de la interfaz cerebral con el ordenador. Es verdad que algunos lugares más allá de la pantalla en los que se meten hoy en día nuestros adolescentes no resultan menos complejos y siniestros que los escenarios de Neuromante, Conde Zero o Mona Lisa acelerada...

"Si nos fijamos en los autores clásicos que mejor continúan funcionando, dentro de la crisis", apunta el estudioso, "son los de la ciencia-ficción más cercana, los de los mundos interiores, personales, obsesivos, muchas veces mundos enajenados, insanos, autores de los que atrae, más que la ciencia, la complejidad psicológica, muy interesante para la gente de hoy. Escritores como Philip K. Dick o Ballard. Significativamente, son autores que, como en el caso de Ballard, han ido saliéndose del género o creándose un lector propio".

Ballard, no lo olvidemos, capaz de revelar lo abismal que puede ser una piscina, vacía, es el hombre que ha dicho que el único planeta realmente extraño es la Tierra -no en balde pasó la II Guerra Mundial en el campo de prisioneros japonés de Lunghua con compatriotas que se negaban a desprenderse de sus palos de cricket-, y que es el espacio interior, no el exterior, el que ha de explorarse (Guía del usuario para el nuevo milenio, ensayos y reseñas, Minotauro, 2002).

"Hay un cambio cultural: creo que podríamos vaticinar la muerte de la ciencia-ficción por disolución en el contexto", continúa Barceló. Como decíamos, el mañana está tan cerca que se come la ciencia-ficción. Quién hubiera dicho que el cambio climático, por ejemplo, que ha inspirado sensacionales novelas como El mundo sumergido (1962) o La sequía (1964) -ambas en Minotauro-, por no salir de Ballard, se convertiría en un tema esencial de la actualidad inmediata.

Un síntoma de esa disolución de la ciencia-ficción es cómo la literatura generalista está apropiándose de obras que hace unos años se hubieran publicado en colecciones del género y con esa etiqueta. "La literatura digamos convencional se ha permeabilizado a los contenidos de ciencia-ficción de una manera que parecía impensable. Se han roto muchas barreras. Pasó con Criptonomicón (Ediciones B, tres volúmenes), de Neal Stephenson, publicitado como libro para hackers y muy vendido. Se intenta con Spin (Omicron, 2008), de Robert Charles Wilson (sobre un escudo misterioso instalado por unos alienígenas en torno a la Tierra), presentado como matrimonio entre la ciencia-ficción hard y la novela literaria y que ganó el Premio Hugo en 2006". Otro caso es el de Greg Bear (1951), uno de los grandes nombres actuales, un tipo tan del género que hasta se casó con la hija de Poul Anderson. Bear, autor, de Eon (Ultramar, 1988) -alucinante revisión del tema clásico del asteroide o mundo hueco- y uno de los continuadores de la saga de La Fundación asimoviana (Fundación y caos, Nova, 1999), se pasó en su último libro, Quantico (Harper Collins, 2005, en España lo publicará Ediciones B, fuera de la colección especializada Nova), al technothriller, con mezcla de biotecnología y política. Del antes citado Stephenson se ha publicado Interfaz (Nova, 2007), una novela del mismo estilo escrita a medias por el autor con su tío, un profesor de Ciencias Políticas, y que trata sobre un presidente de Estados Unidos al que le implantan un chip en el cerebro. Richard Morgan (autor de Carbono alterado, Minotauro), ha ganado el Arthur C. Clarke a la mejor novela de ciencia-ficción publicada en el Reino Unido en 2007 por Black Man, un thriller, de nuevo, sobre genética. "El technothriller está por todas partes", señala Barceló mirando alrededor con aire alerta como si estuviéramos en El día de los trífidos.

Una clara evidencia de la mencionada permeabilidad de fronteras es que le hayan dado el Nebula, otro de los grandes galardones del género, a El sindicato de policía yiddish, nada menos, de alguien a quien la gente relaciona tan poco con la ciencia-ficción como Michel Chabon. Es cierto que la novela es una distopía -una utopía negativa- en la que Israel ha quedado colapsado en 1948 y los judíos europeos han debido establecerse en Alaska, que ya es tema. En España la ha publicado Mondadori. En buena manera, como ha señalado muy ingeniosamente un colega, la ciencia-ficción está siguiendo los pasos de la narrativa erótica, que ha desbordado el género estricto salpicándolo todo, y perdón por la imagen. La ciencia-ficción, podría decirse, está perdiendo su identidad genérica.

Encontramos, pues, ciencia-ficción por todas partes: en los numerosos thrillers biotecnológicos que han proliferado en las colecciones de best sellers, por ejemplo. "Pero la buena ciencia-ficción", considera Barceló, "en última instancia pierde en esos formatos. Domingo Santos, el gran padre teórico del género entre nosotros, decía que la ciencia-ficción no puede ser editada en España por editoriales grandes porque tiene un clarísimo tope de mercado y eso hace impacientarse, frustrarse y desanimarse a las empresas que buscan muchos beneficios. En este país han funcionado tradicionalmente las pequeñas editoriales, de las que ahora son ejemplo Bibliópolis, La Factoría de Ideas, Gigamesh..., que publican quizá dos mil ejemplares por norma de cada título y cuidan más sus programaciones". Un problema grave para la salud de la literatura de ciencia-ficción es que el lector típico del género, que era muy coleccionista, muy seguidor de las colecciones y solía comprarse todos los títulos de sus favoritas, ha dejado de serlo. "Antes vivíamos mucho de ese lector que compraba todo lo que publicabas, que quería estar al día, seguir contigo las vicisitudes del género. Ese lector casi ha desaparecido".

Para más inri, diríase que la ciencia-ficción ha perdido punch social, parte de lo que era su función en nuestra sociedad. "La ciencia-ficción clásica hablaba de un futuro lejano. Hoy parece no tener sentido la gran especulación. Las cosas cambian demasiado deprisa. Los sueños de un futuro lejano pierden rápidamente verosimilitud. La realidad lo deja casi todo obsoleto en veinte años".

La ciencia-ficción escrita, por otro lado, parece haberse alejado, a diferencia de la fantasía, del lector que busca más la evasión, un lector al que quizá no le apetece tanto meterse en novelas que requieren una honda formación científica. "Es cierto que Asimov y Clarke, de los que ahora muchos fans de la ciencia-ficción echan pestes, escribían tan sencillito que llegaban a todo el mundo. Recuerdo haber leído algo sobre un estudio literario acerca de los tropos y metáforas en la obra de Asimov y que concluía que no los hay".

Otro elemento distorsionador es que en la actualidad la narrativa para jóvenes se ha convertido en un género con carta de naturaleza propia, mientras que antes, a falta de esos productos específicos (el paradigma sería Harry Potter), si exceptuamos la inefable Enid Blyton y sus epifenómenos, la ciencia-ficción (como la gran narrativa de aventuras) era una iniciación a la lectura para muchos jóvenes, que luego permanecían en él. O sea, que no se crea público de futuro. Curiosamente, algunos clásicos de la ciencia-ficción de los setenta que se prestan a ello están siendo reeditados para el público joven, presentados como género fantástico en un sentido amplio. Es el caso de la hermosa saga de los dragoneros de Pern, de Anne MacCaffrey -historia ambientada en una lejana colonia de la Tierra en la que los humanos han aprendido a operar simbióticamente con criaturas telepáticas semejantes a dragones en lucha contra una amenaza alienígena-, cuya trilogía original editó Acervo en 1977 y acaba de reeditar ahora Roca editorial, ¡en la estela del fenómeno Eragorn!

Hoy en día la iniciación en la ciencia-ficción es mucho más difícil. Paradójicamente, los jóvenes tecnológicamente más punteros de la historia se están perdiendo un género literario que parece hecho para ellos.

Llegados a este punto, ¿podemos dar algunas notas de optimismo? Bueno, la ciencia-ficción interesa en cine, en parte gracias a que a Willie Smith le gusta el género. En ensayo encontramos que el Premio Anagrama de la categoría lo ha ganado este año Descenso literario a los infiernos demográficos, de Andreu Domingo, un libro sobre las distopías, con muchísimas referencias a la ciencia-ficción. Las convenciones, foros y encuentros del género siguen reuniendo a mucha gente -en Valencia uno sobre la La guerra de las galaxias logró un éxito al traer al actor Garrick Hagon, intérprete de uno de los pilotos colegas de Luke Skywalker, Biggs Darklighter (Rojo Tres), caído en el ataque a la Estrella de la Muerte-. Una de las grandes exposiciones de la temporada y que se inaugura el próximo día 22 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) está dedicada a Ballard. Y, sin duda, se están publicando, pese a todo, buenos títulos del género. Quien firma estas líneas, sin ir más lejos, ha leído recientemente un par de novelas muy sugerentes, La vieja guardia, de John Scalzi (Minotauro), con unas entrañables tropas del espacio de la tercera edad, y Camuflaje, del viejo amigo Joe Haldeman (Omicrón), que sin ser nada del otro mundo (!) te devuelve el entretenimiento de aquellos viejos clásicos con los que aprendimos a amar el género (trata sobre dos extraterrestres capaces de modificar su aspecto enfrentados en la Tierra).

Y la crisis, y esto es un consuelo, no afecta a la fantasía, un género hermano que funciona de lo lindo. Que se lo digan a Bibliópolis, que triunfa con el polaco Sapkowski y su brujo cazador de monstruos, Geralt de Rivia. O a Alejo Cuervo, editor de Gigamesh, que pasea estos días bajo palio por España al gran Georges R. R. Martin (autor, por cierto, de una de las novelas más conmovedoras jamás escritas de la ciencia-ficción, Muerte de la luz, historia de un amor imposible en un planeta condenado, reeditada por Gigamesh, que reedita también la bellísima novela de vampiros y amistad Sueño del Fevre). Martin ha conseguido unas ventas y una popularidad extraordinarias en España con su larga serie de Fantasía Canción de hielo y fuego.

La ciencia-ficción, para acabar, sigue siendo, pese a todo, como recalca Barceló, el género mejor para explicar el presente con especulaciones sobre nuestro futuro. Sólo la ciencia-ficción nos permite imaginar las consecuencias indeseables del presente. Es nuestra mejor herramienta y no deberíamos perderla. -

-El Pais -

viernes, 25 de julio de 2008

Generación Einstein...

Leen las noticias como periodistas. Miran películas como directores. Ven anuncios como publicistas.
- Generación Einstein -

Las portadas... 3


Las portadas que querían cambiar el mundo 3
"No eran simplemente portadas. Los manifiestos dentro [de una revista] son inútiles a menos que haya un manifiesto fuera", declaraba Lois con motivo de la exposición. La 'cover' de la izquierda condensa en una sola imagen y una frase el reto al que se enfrentaba Nixon en las elecciones de 1968: 'La última oportunidad de Nixon. Más le vale aparecer bien', en clara alusión a la derrota en el debate televisivo que enfrentó a Kennedy y a Nixon en 1960. En su segunda oportunidad, ganó.

miércoles, 23 de julio de 2008

Quema marcas



BOORMAN, NEIL - NO MARCAS: DIARIO DE UN ANTICONSUMISTA

editorial: EDICIONES TEMAS DE HOY
lugar de edición: MADRID
año de edición: 2008
formato: RÚSTICA
páginas: 320
ISBN: 978-84-8460-701-4

“Hoy, quemar algo de marca es como quemar una Biblia” Neil Boorman



Edad: 33 años.
Periodista de moda: colaboró con Sony, Adidas, Diesel... Hasta la ruptura.
Su blog: da pistas para vivir como él en bonfireofthebrands.com.

En la cola para pagar piensen: ¿necesito esto? Si la respuesta es no, no lo compren.

El 17 de septiembre de 2006, un treintañero británico llamado Neil Boorman hizo una gran hoguera en una plaza del centro de Londres. El fuego consumió unos 20.000 euros en ropa de marca. Con un mazo, Boorman destruyó otros 10.000 en tecnología. Eran todos sus bienes. Ahora cuenta su experiencia en No marcas (Bonfire of the Brands, en inglés), que en España edita Temas de Hoy.

Un día le prendió fuego a sus cosas. ¿Es usted un radical, un pirómano o un provocador?
Las tres cosas. Yo era radical con las marcas, era como un alcohólico, que tiene que tirar toda la bebida que tiene para romper con todo. Pero también quería provocar reacciones, llamar la atención de los medios. Y, bueno, tengo un pasado como pirómano: cuando era más joven creé un magazine de moda. En el acto fundacional quemamos una foto de Victoria Beckham.

¿Por qué Victoria Beckham?
Era la Spice pija y la odiaba. Sin embargo, si pienso en como era yo antes, sería el personaje público con el que más me identificaría. Esa mujer tiene montañas de dinero, está comprando constantemente y nunca sonríe.

O sea, que usted, antes de hacer la hoguera, no era precisamente un hippy.
¿Un hippy? Mis amigos y yo le hubiéramos pegado una buena paliza a cualquier hippy si llegamos a ver uno… [Risas] Era todo lo contrario. Cuando no estaba pensando en sexo, estaba pensando en marcas.

Exagera...
No exagero. Escribía sobre moda y, si no estaba trabajando, estaba de compras. Pensaba cada mañana qué marca de polo me iba a poner para cada cita del día y miraba a la gente de arriba abajo para clasificarla según lo que llevara puesto.

Así que decidió quemarlo todo... ¿Qué fue lo más duro de echar a la hoguera?
Bueno, quemar todas mis cosas fue como quemar mi propia identidad, pero, si tuviera que escoger un objeto, sería mi bolsa Louis Vouitton. La compré con mi primer sueldo y ese mes casi no comí para pagarla…También mi Blackberry. Era completamente adicto a ella. Me hacía sentir como un hombre de negocios, un hombre de éxito.

Pidió a la gente que quemara con usted sus cosas de marca. ¿Alguien se animó?
¡No! Ocurrió todo lo contrario. Una masa rugía enfurecida detrás de las vallas. Cuando el equipo pirotécnico apagó el fuego, la gente se abalanzó sobre las cosas que no habían ardido del todo. Más tarde entré en un pub cercano y vi a varias personas llevando piezas de mi vestuario. Un tipo había cazado mi jersey de Ralph Lauren. Sólo tenía los puños un poco quemados.

¿Tan enamorados estamos de las marcas?
La hoguera no habría acaparado ninguna atención si las cosas no hubieran sido de marca. Pero, hoy, esos logos de las compañías se han convertido en símbolos de lujo y felicidad. Hoy quemar algo de marca es como quemar una Biblia.

¿Por qué?
Después de la Segunda Guerra Mundial las empresas se dieron cuenta de que podían producir más de lo que podían vender. Así surgieron las marcas, donde el objetivo es que la persona compre el objeto no por su funcionalidad sino por cómo le hace sentir: más sexy o más sofisticado, más joven o más elegante.

Pero ¿realmente es posible vivir sin marcas?, ¿ni siquiera las marcas blancas de los supermercados?
En Reino Unido es casi imposible. Una de cada cuatro libras se gastan en las grandes cadenas. Pero si uno busca mucho, se pueden encontrar sitios alternativos. Al final, ir de compras es más divertido cuando uno conoce al frutero.

¿Y la ropa?
Consigo la ropa en comercios de segunda mano, en tiendas de Internet de cosas sin marca... Y parte de la ropa me la hacen.

¡Pero eso es muy caro!
¡No! Una camiseta sin marca cuesta un 95% menos que una de Yves Saint Laurent. Con lo que me ahorro en ese tipo de cosas, compensa.

¿Y no hay nada que eche de menos?
La pasta de dientes. La cosmética hecha en casa es más natural y no lleva sustancias químicas, pero no es tan efectiva… También el papel higiénico. Al comprar uno sin marca sólo puedo conseguirlo de proveedores industriales y, bueno, ¿conoce ese papel áspero que parece que lleva una capa de cera?

¿Está pensando en claudicar?
Quizás en ese terreno... Sí. Pero que quede entre nosotros.

¿Hay algo que pensó que echaría de menos y no ha sido así?
Mi gran televisor con pantalla plana LCD. Uno se siente mejor cuando no está constantemente viendo imágenes de gente que parece más feliz que uno. Y… la vida sexual mejora. Después de la hoguera, mi mujer y yo concebimos un hijo.

¿Y qué hará cuando el niño crezca y pida marcas?
Intentaré explicárselo y le daré el dinero justo para comprar cosas sin marca, si quiere llevar un logo, tendrá que pagárselo él… Pero supongo que me odiará, como yo odié a mis padres.

¿Cree que todos deberíamos quemar nuestras cosas?
¡No! Basta con que, cada vez que estén en la cola de caja para pagar, se planteen: “¿Realmente necesito esto?”. Y si la respuesta es no, no lo compren.

- El Metro -

martes, 22 de julio de 2008

Riqueza...

Riqueza es poder disponer de mi tiempo libre.
– Jesús Encinar -

Las portadas... 2


Las portadas que querían cambiar el mundo 2
El cambio de 'Esquire' vino de la mano de su editor Harold Hayes, que llegó a la publicación en 1961. La revista atravesaba entonces horas bajas y Hayes decidió renovar su imagen, comenzando por la parte más visible e importante: la portada. Hayes se reunió con su amigo Lois, quien le sugirió que un solo diseñador se encargase de las 'covers'. Hayes le pidió una portada. Un cuadrilátero, con el entonces campeón del mundo de pesos pesados, Floyd Patterson, fue la propuesta de Lois. Eran los prolegómenos del esperado cara a cara entre Patterson y Sony Liston. Liston se convirtió en campeón del mundo y aquel número de 'Esquire' (octubre de 1962). en el más vendido de la revista.

domingo, 20 de julio de 2008

No Marcas...



BOORMAN, NEIL - NO MARCAS: DIARIO DE UN ANTICONSUMISTA

editorial: EDICIONES TEMAS DE HOY
lugar de edición: MADRID
año de edición: 2008
formato: RÚSTICA
páginas: 320
ISBN: 978-84-8460-701-4

«Hace menos de un siglo, los logos que aparecían en las prendas de vestir existían para identificar la calidad y el origen de la producción. Hoy en día, estos símbolos han venido ha simbolizar un tremendo “mucho más”. Mediante la repetición que utiliza la psicología publicitaria, muchas marcas encarnan valores de vida hacia los que nos hemos de dirigir casi de una forma ansiosa: llevamos orgullosos los logos de distintas compañías en nuestros pechos para identificar de dónde venimos, quiénes somos y sobre todo, quiénes queremos ser.»En septiembre de 2006 Neil Boorman, cansado de su adicción a la moda, quemó todas sus pertenencias en una plaza de Londres convirtiéndose en el gurú de un nuevo estilo de vida, más simple y puro donde no tienen cabida las marcas de ningún tipo. Desde entonces encontrar qué ponerse, hacer la compra o usar los productos más básicos de higiene personal se ha convertido en una hilarante odisea que refleja nuestra dependencia de las grandes corporaciones y de la propia sociedad de consumo.Este libro, escrito a modo de diario, es el antes, el durante y el después de la lucha de Boorman contra la sociedad de la imagen. Salpicado con curiosas anécdotas referentes a las estrategias publicitarias llevadas a cabo por las empresas más importantes del mundo, No marcas es una profunda y divertida reflexión sobre la influencia de la publicidad en nuestras vidas.

- Temas de hoy -

sábado, 19 de julio de 2008

“I made a Darth Doodie”...


Mi pañal se ha pasado al lado oscuro
- Stewie Vader -

Las portadas... 1


Las portadas que querían cambiar el mundo 1
La revista 'Esquire' había nacido en los años 30 como una publicación de moda masculina. Como contrapunto a este tipo de información, más habitual en las revistas para mujeres, se combinaba con ilustraciones un tanto misóginas y artículos de 'rudos' escritores como Hemingway. Se convirtió en la revista favorita de 'yuppies' y estudiantes. Todo cambió en los años 60, 'Esquire' se volvió más rompedora y comprometida, posicionándose en contra de la guerra de Vietnam y las ideas conservadoras. 'Esquire' era radical desde la portada, siempre firmada por George Lois.

jueves, 17 de julio de 2008

La vuelta al mundo en moto...


Ewan McGregor da la vuelta al mundo en moto para una serie de televisión

El mundo no es lo suficientemente grande para Ewan McGregor, quien tras conquistar la gran pantalla en Inglaterra y Hollywood, con Trainspotting o La guerra de las galaxias, ahora parece dispuesto a hacer lo mismo en la televisión. Para ello necesitará ayuda de su montura, una de las muchas motocicletas que posee, y hasta cuenta con un escudero en su amigo y actor Charley Boorman, hijo del director John Boorman. El proyecto se llama The long way around, una serie para la cadena de televisión estadounidense Bravo en la que, cumpliendo con la traducción literal del título, McGregor recorrerá el mundo sobre una moto eligiendo el camino más largo.

"Me siento muy a gusto en Londres, ciudad que considero mi hogar, pero me encanta viajar y tengo la fortuna de que puedo llevarme a mi familia conmigo y eso les gusta", reconoció el actor, que acaba de estrenar su último trabajo con Tim Burton, Big fish. McGregor ya ha comenzado el rodaje de esta serie con corte de reality show, que espera llegar a la pequeña pantalla a finales de este año o principios de 2005. Siguiendo los que serán sus diarios de motocicleta, arranca con los preparativos del viaje y entre los destinos de los seis primeros episodios figuran lugares tan remotos como Siberia.

The long way around aunará así dos pasiones de McGregor: la televisión y las motos, dueño como es de una amplia colección e involucrado en un equipo de carreras británico. Ésta es la primera serie del intérprete escocés como protagonista, pero no su primer trabajo para la pequeña pantalla, donde ya ha realizado numerosos papeles secundarios. De hecho, el título de este nuevo proyecto coincide con el del episodio de Urgencias en el que en 1994 interpretó a un ladrón de una tienda de licores.

- El País -

miércoles, 16 de julio de 2008

Perfeccionistas...

La gente que se llama a sí misma «perfeccionista» casi nunca lo es en realidad, mientras que los verdaderos perfeccionistas nunca andan por ahí diciéndolo.
– Stephen J. Dubner

martes, 15 de julio de 2008

Desnudos magistrales y millonarios...7



Retrato de Brigitte Bardot hecho por el fotógrafo Richard Avedon en 1959. Ha sido vendido por 114.000 euros en Christie´s de Nueva York.

El Reglamento de la LODP...


El Reglamento de la LODP ha entrado en vigor
Hace unos meses, Pablo nos adelantó la aprobación del Reglamento que actualiza la Ley Orgánica de Protección de Datos. Su entrada en vigor fue el 19 de abril mediante su publicación en el BOE. (RD 1720/2007 – PDF). Las principales novedades que aporta este reglamento son las siguientes:

- Se excluye de su aplicación a las personas fallecidas.

- No será de aplicación tampoco al tratamiento de datos de personas físicas (autónomos) que presten sus servicios en personas jurídicas.

- Se establece que podrán conservarse los datos (excepción al principio de cancelación) durante el tiempo en que pueda exigirse algún tipo de responsabilidad o en el caso de datos de valor histórico, estadístico, etc.


- Se excluye de la obligación del consentimiento al tratamiento de datos en los supuestos de cesión para satisfacción de un interés legítimo del responsable del tratamiento o cesionario amparado por Ley. Asimismo, se establece que no será necesario el consentimiento para la comunicación de datos de salud con fines asistenciales.

- Se regula el consentimiento tácito: Dando un plazo de 30 días para oponerse al tratamiento de los datos, en caso de no haber oposición al mismo se entiende que el interesado otorga su consentimiento.

- El nuevo reglamento recoge, además, un “Estatuto del Encargado de Tratamiento”.

- Introduce como datos de nivel alto los referentes a violencia de género y aquéllos recabados por la policía sin el consentimiento del interesado.

- Respecto a las medidas de seguridad se establece un importante cambio para los ficheros que contengan datos de salud, orientación sexual, origen racial, afiliación sindical (datos de nivel alto), estableciendo que los ficheros que contengan datos de este tipo pero que sean accesorios (es decir, que su inserción en el fichero sea a meros efectos de comunicación de cotizaciones a la Seguridad Social, o para el cobro de cuotas sindicales, etc..) podrán considerarse de nivel básico, implementando, por lo tanto, las medidas de seguridad de nivel básico a esos ficheros.

- Existe una excepción a esta consideración de carácter básico para los datos personales sensibles, que es el caso de los Despachos Profesionales o Asesorías. Tiene que tratar este tipo de datos cedidos por sus clientesimplementando medidas de seguridad altas para todos esos ficheros.

- Quiero recordaros que la inmensa mayoría de empresas imcumplimos con esta Ley, tanto en la obligación de inscripción de ficheros como en su adecuado tratamiento. Se ha establecido un plazo de un año para la mayoría de los casos. No debemos dejar pasar de lado este punto porque la verdad se imponen sanciones ejemplares.

domingo, 13 de julio de 2008

Software...

Con todo software sucede que en el momento en que lo dominas completamente, aparece una nueva versión.

– Ley de Bahaman

sábado, 12 de julio de 2008

Desnudos magistrales y millonarios...6


Kate al desnudo. La casa Bonhams de Londres subastará varios retratos de la modelo Kate Moss. Éste es uno tomado por Albert Watson en 1993 en Marraquech para la revista Vogue.

viernes, 11 de julio de 2008

Vietnam fue lo que tuvimos...


Vietnam fue lo que tuvimos en vez de infancias felices

El fotógrafo galés Philip Jones Griffiths fue, junto al reportero Michael Herr, el gran cronista de una guerra que tuvo su punto de inflexión en 1968, con la ofensiva del Tet lanzada por el Vietcong

Durante los días malos del invierno de 1968, cuando más nos atacaban". Así arranca uno de los Despachos de guerra de Michael Herr. "En los días peores creo que nadie esperaba salir vivo de allí. Se asentó entre los miembros de aquel batallón una desesperación que los viejos de otras dos guerras nunca habían visto", escribe más adelante en esta obra maestra del nuevo y el viejo periodismo que en gran parte transcurre durante 1968. "Había sido un año tan intenso que creo que resumía toda la década".

Vietnam ya era un desastre, pero 1968 fue el año del cataclismo: la ofensiva del Tet, que llegó hasta Saigón, la imagen del general Nguyen disparándole en la cabeza a un prisionero del Vietcong, la matanza de My Lai (fue desvelada más tarde por Seymour Hersh), la batalla de Hue... El Tet es el ejemplo de manual de "ganar una batalla y perder la guerra": los estadounidenses acabaron derrotando a los guerrilleros de Vietnam del Norte, pero pagaron un precio enorme y no sólo en vidas: la ofensiva del Tet, relatada por Stanley Kubrick con guión del propio Herr en La chaqueta metálica, mostró la debilidad del gigante. "Hace mucho tiempo que allí no había un país, sólo una guerra", manifestó Herr. Las fotografías del reportero de Magnum, recientemente fallecido, Philip Jones Griffiths, que recopiló en el libro Vietnam Inc, se convirtieron en el resumen de aquel cataclismo. "Sus imágenes del sufrimiento de los civiles representan lo mejor del fotoperiodismo de la guerra", señala Phillip Knightley en The first casualty (La primera baja), una historia del reporterismo bélico.

El impacto de aquel libro fue tan brutal que Griffiths se convirtió en el primer corresponsal al que el Gobierno de Vietnam del Sur le denegó el visado.

Fue la guerra del gran baile de los periodistas en la que miles de fotógrafos se lanzaron al frente para retratar el horror. "Vietnam marcó un patrón para el fotoperiodismo que se convirtió en un ejemplo para todas las guerras futuras", dijo Hort Faas, ganador de dos Pulitzer y autor junto a Tim Page -"cuando le conocí tenía 23 años y recuerdo que pensé que me gustaría haberle conocido cuando aún era joven", escribió Herr sobre él- de Réquiem, un libro con las imágenes de los fotógrafos muertos en la guerra. Faas, Larry Burrows o Don McCullin marcaron las retinas de varias generaciones, pero Griffiths tocó la fibra sensible con su retrato del inmenso sufrimiento de los civiles, atrapados en el fuego cruzado de la teoría del dominó, arrastrados a un mundo de matanzas (por ambos lados: al reconquistar Hue los estadounidenses descubrieron montones de cadáveres ejecutados por el Vietcong) y manchados con toneladas de agente naranja y napalm que los aviones estadounidenses lanzaron sobre las selvas y los arrozales.

"El periodismo convencional no puede servir para cubrir esta guerra de la misma forma que un Ejército convencional no puede ganarla", escribió Michael Herr en una de sus crónicas en Esquire. "Sean Flynn, el hijo de Errol, se ganaba la vida como reportero gráfico y era un apasionado de las motos. Hacía aquella guerra a bordo de una Honda, con cámaras japonesas sobre el torso y un grabador con canciones de Jimi Hendrix. Era la primera guerra rock de la historia", escribió nuestro Michael Herr particular, el maestro Manu Leguineche, en su estupendo La guerra de todos nosotros. Leguineche y Herr formaron parte de la misma pandilla, junto a Sean Flynn, que desapareció en Camboya en 1970. Al hijo del capitán Blood se lo tragó, junto al cámara de la CBS Dana Stone, la selva en la que tantas veces se habían metido en busca de una imagen, de una buena historia. "No puedes enfocar con lágrimas en los ojos", señaló Griffiths en una entrevista al ser preguntado sobre el impacto que le causaban las barbaridades que retrataba. "No puedes dejar de sentirte implicado pero tienes que seguir siendo tú mismo, tomar tus fotos". "Si estabas bien de la cabeza, peor te parecía lo que veías", señaló Griffiths en otra entrevista. "Tengo fotografías que te harían vomitar, ¿pero qué sentido tiene? Por suerte todos contamos con mecanismos de defensa y cuando la cosa se pone fea cerramos los ojos o pasamos la página. Por esos tratas de sacar fotos que atrapen a la gente y no de fotografiar cosas horrendas", prosigue este fotógrafo galés, que también publicó un libro sobre los efectos del agente naranja que las fuerzas de Estados Unidos lanzaron por toneladas sobre las selvas.

Durante toda la guerra, el Gobierno de Estados Unidos mantuvo una política de barra libre, de puertas abiertas para la prensa, de la que nunca se ha arrepentido lo bastante el Pentágono. Knightley explica que, para acreditarse, hacía falta un par de cartas de medios de comunicación (uno de ellos podía ser casi el periódico de la escuela) y luego Associated Press y algunas otras agencias repartían cámaras y material, y pagaban 15 dólares por foto.

El transporte era gratis -los helicópteros, los C-130, cualquier medio valía para entrar y salir de la selva- y un estómago más o menos duro podía llegar a acostumbrarse a las raciones C del Ejército. Los viajes de alcohol, hierba y rock&roll también contribuían a incrementar la movilidad. "En 1968 había en Vietnam unos 500 corresponsales de todo el mundo, 200 de ellos estadounidenses. Los medios tuvieron más acceso a los combates y menos censura gubernamental que en cualquier otra guerra anterior o posterior", escribe Christian G. Appy en La guerra de Vietnam, una historia muy completa del conflicto que Crítica publicará en mayo.

"Vietnam fue lo que tuvimos en vez de una infancia feliz" es la frase más famosa de Herr, que fue también uno de los guionistas de Apocalypse Now. Y, con estas palabras, cierra su obra maestra: "La guerra terminó y luego terminó de verdad, las ciudades cayeron, vi abalanzarse en el mar de China los helicópteros que había amado mientras sus pilotos vietnamitas saltaban abandonándolos, y un último helicóptero giró sus hélices, se alzó en el aire y huyó de mi pecho". -

Despachos de guerra. Michael Herr. Anagrama. Barcelona, 2001. 266 páginas. 13,82 euros Vietnam Inc. Philip Jones Griffiths. Paidon Press. Londres, 2006 La guerra de Vietnam. Christian G. Appy. Crítica. Barcelona, 2008. 570 páginas. A la venta en mayo.

El País

miércoles, 9 de julio de 2008

Muere Sergio Algora...


Muere Sergio Algora, líder de El Niño Gusano y La Costa Brava Tenía 39 años.- Había publicado cinco libros de poesía
El músico aragonés Sergio Algora ha fallecido la pasada madrugada a los 39 años, informa El Heraldo de Aragón. Algora fundó en los años noventa la banda El Niño Gusano, con la que grabó varios discos hasta 1999, año en que se disolvió el grupo: Circo luso, El efecto lupa, El escarabajo más grande de Europa y Fantástico entre los pinos. El músico ha muerto en su domicilio "mientras dormía", al parecer por un fallo cardiaco.

Según informa en su web Fran Fernández, compañero del grupo La Costa Brava, Algora estaba "delicado del corazón", del que hace unos años había sido operado, y durante la madrugada "le ha fallado".

Algora alcanzó cierto éxito con el grupo El Niño Gusano en la escena independiente española de los años noventa. En la actualidad formaba parte de la banda La Costa Brava, con el que grabó seis discos; el último, Velocidad de crucero, en 2007. Todos sus trabajos los presentó en directo en las principales ciudades españolas.

Poesía y relatos

Como poeta, Algora publicó Paulus e Irene, Otro rey, la misma reina, Cielo ha muerto y Los versos dictados, además de relatos, A los hombres de buena voluntad y la pieza teatral La lengua del bosque.

Sergio Algora también era colaborador del suplemento Muévete de El Heraldo de Aragón y escribía un blog en Club Cultura, la web de tiendas Fnac.

- El País -

martes, 8 de julio de 2008

Una enciclopedia 'online'...


Una enciclopedia 'online' recoge los genocidios y masacres del siglo XX
El proyecto ha sido desarrollado por historiadores e investigadores franceses y alemanes
Internet se ha convertido en el lugar donde todo se puede encontrar. Desde que apareció la Wikipedia, la principal enciclopedia 'online' abierta a la participación de cualquiera que quiera compartir sus conocimientos (o sus ganas de divertirse a costa de la credulidad de los demás) han surgido las más diversas páginas que recopilan información sobre los más diversos temas.

Ahora, los estudiantes, los curiosos o la gente que busque simplemente conocer más el mundo en el que vive; pero también ONG, expertos en derecho internacional, politólogos y periodistas disponen de una nueva herramienta, la Enciclopedia de Violencia Masiva. En este caso, no se basa "en la participación espontánea de los internautas", sino que es un compendio de artículos elaborados por investigadores, académicos y doctorandos en la materia. "Esto otorga fiabilidad al proyecto", indica su director, el historiador y politólogo Jaques Sémelin.

La web es una iniciativa lanzada en 2004 por el Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales de París junto con otras instituciones francesas y alemanas y está accesible en la Red desde hace unos días. Documenta y clasifica, en inglés, el conocimiento histórico sobre los crímenes, organizado por continentes, países y épocas, al tiempo que ofrece descripciones y análisis. Contiene índices cronológicos, estudios de casos concretos, contribuciones analíticas sobre violencia socio-política, un glosario de los términos más usados en estudios de genocidio así como análisis teóricos escritos por los autores más representativos en este ámbito.

Algunos de los artículos aún no aparecen completos. Según los autores, este retraso responde a los estrictos procedimientos científicos y académicos que siguen a la hora de elaborar los documentos. "Hemos querido convertir la enciclopedia en una web de referencia internacional para extender el conocimiento de la violencia masiva", subraya Sémelin.

El nombre de la enciclopedia no está elegido al azar. Los autores descartaron los términos "genocidio" y "masacre" porque creen que no designan todos los tipos de violencia de grupo, por lo que optaron por el de "violencia masiva". Con este término pretenden hacer referencia "al fenómeno humano de la destrucción colectiva por causas culturales, religiosas, sociales y políticas", añade Sémelin, que considera que el término se refiere a la violencia que sufre la población civil, "tanto en tiempo de guerra como de paz". Además de completar la información pretenden dar otro paso y traducir los textos de cada país a su lengua para que así pueda consultarla cualquiera en cualquier parte.

- EL PAÍS -

En un hogar...

En un hogar donde hay un corazón duro, ¿no hay siempre un viento helado?
- Oscar Wilde -

sábado, 5 de julio de 2008

Escombros siderales...


12.000 escombros siderales rodean al planeta
La Agencia Espacial Europea muestra la basura que gira alrededor de la Tierra junto a los satélites científicos y militares
Estas imágenes generadas por ordenador por la Agencia Espacial Europea (ESA en sus siglas en inglés) simulan la basura espacial en torno a la Tierra. La ESA ha señalado todos los objetos con un tamaño lo suficientemente grande para ser rastreados desde la tierra que se encuentran girando en la órbita cercana a la Tierra.

La ESA calcula que hay más de 12.000 objetos con órbitas monitorizadas, 11,500 de los cuales se encuentran en la órbita cercana de la tierra (que comprende una altitud de entre 800 y 1.500 kilómetros). En esa franja es donde se encuentran la mayor parte de los satélites de uso militar comercial o científico.

Estos escombros espaciales pueden permanecer a la deriva durante décadas antes de que se consuman en la atmósfera terrestre. Otras 1.147 piezas se encuentran girando alrededor de la tierra a una altura de 35.786 kilómetros, donde se encuentran los satélites de telecomunicaciones.

Todo el infierno...

Todo el infierno se encierra en esta palabra: SOLEDAD.
- Víctor Hugo -

jueves, 3 de julio de 2008

Desnudos magistrales y millonarios...3




Primera parte del díptico de Helmut Newton Sie Kommen (Vestidas y desnudas), vendida por 152.000 euros en una subasta de la casa Christie´s.

miércoles, 2 de julio de 2008

Cómic con mayúsculas...

Ocho tebeos que anunciaron la madurez de la narración gráfica.



Robert Crumb, 1968

Da igual que el primer número de Zap Comix apareciera hace ya cuatro décadas. El espíritu de su creador, Robert Crumb, sigue siendo un referente obligado para el, hoy superpoblado, universo del tebeo independiente en Estados Unidos. Su temática naíf, su irreverencia o sus controvertidas ideas de índole sexual (que aún hoy en día son vistas por muchos como políticamente incorrectísimas) gozan de un extraordinario eco hasta los ochenta, época en la que Crumb publica y dirige la revista antológica Weirdo. Sus cientos de historietas han dejado a su paso verdaderos iconos de la revolución contracultural, como el calenturiento gato Fritz o Mr. Natural, un gurú cargado de cinismo y un puntito sádico. En España, la editorial La Cúpula ha editado todo este legado en una extensa colección titulada Crumb. Obras completas.



Paracuellos - Carlos Giménez, 1977

En la historieta española hay un antes y un después de Paracuellos (Random House). El madrileño Carlos Giménez comenzó a publicar esta pieza maestra de la narración gráfica hace más de treinta años, época en la que las temáticas adultas eran prácticamente inexistentes en España. Sus historias, basadas en las experiencias que el autor vivió en los colegios de Auxilio Social durante los primeros años del franquismo, constituyen un ejercicio introspectivo encomiable y un vivo retrato de lo que la España infectada por la violencia nacionalcatólica hizo no sólo con los vencidos, sino con los más débiles. Sus páginas pobladas de aterradores sermones, interminables rosarios y dobles bofetadas ("así el niño no se cae y está listo para recibir la siguiente") son un prodigio en cuanto a ritmo narrativo y aprovechamiento expresivo de la viñeta.



Maus - Art Spiegelman, 1973

A principios de los setenta, el estadounidense Art Spiegelman se embarcó en la ardua tarea de recrear, viñeta a viñeta, las memorias de su padre, un judío polaco que sobrevivió al internamiento en Auschwitz. Para ello empleó un dibujo de aire expresionista que retrata a los personajes como animales antropomórficos (los judíos son ratones; los alemanes, gatos

...). El resultado, publicado a lo largo de dos décadas y más tarde compilado en un solo volumen, mereció el Pulitzer en 1992. Sus méritos van más allá de lo documental, ya que además Spiegelman desgrana con aplastante sinceridad la espinosa relación con su padre, plasmando todo el proceso de ejecución de la obra. Por todo ello, Maus (Random House) supone un tebeo clave en la historia del medio que anticipa el gran trabajo de otros autores como Joe Sacco o Marjane Satrapi.



Watchmen - A. Moore y D. Gibbons, 1986

Los superhéroes existen desde los años treinta. Son personas sin poderes que usan disfraz y se coordinan para combatir el crimen. De aquí partió el británico Alan Moore, para muchos el mejor guionista de cómics de la historia, para crear Watchmen (Planeta) junto a su compatriota el dibujante Dave Gibbons. Y qué mejor que arrancar con el misterioso asesinato de uno de estos famosos enmascarados en una década de los ochenta alternativa, donde Richard Nixon aún es presidente y la guerra fría está, como sugiere Moore, a cinco minutos del holocausto nuclear. A partir de aquí se despliega una monumental narración que deconstruye la psicología del superhéroe (y que ha servido de modelo para redibujarlo hasta el día de hoy) con un argumento cautivador, violento y pesimista y un uso inteligentísimo de la metaficción y el diálogo.



Black Jack - Osamu Tezuka, 1973

La conquista mundial del manga, con series de tebeos capaces de alcanzar cifras de ventas mastodónticas, nunca habría sido posible sin el trabajo de Osamu Tezuka. El padre del manga moderno fue el primero en desarrollar largas líneas argumentales o incorporar el encuadre dinámico, allá por los años cuarenta. Su prolífica obra ha dejado personajes míticos como Astroboy o Kimba, el león blanco, obra que paradójicamente la Disney, una de las grandes influencias estilísticas del japonés, fusiló para hacer El rey león. Aun así Black Jack (Glénat) es, seguramente, su creación más meritoria; un cirujano clandestino con aires de dandi y un bisturí increíblemente diestro (es capaz operar de memoria, completamente a oscuras) que surge de la angustia posatómica de Tezuka y de su amplia formación médica.



El regreso del caballero oscuro - Frank Miller, 1986

Pese al esfuerzo por reciclarlo a mediados de los ochenta, Batman aún se asocia con la imagen hortera de la serie catódica de Adam West. Eso fue hasta que Frank Miller publicó El regreso del caballero oscuro (Planeta), cómic que devolvió al murciélago la imagen de justiciero intratable con la que fue concebido, desarrolló aún más su faceta neurótica y cuestionó las motivaciones de su cruzada contra el crimen. Con un gran manejo de los tiempos narrativos, Miller sitúa la acción en una Gotham City futurista, donde un Bruce Wayne cincuentón y estigmatizado por la muerte de Robin retoma el disfraz y acaba enfrentado al Gobierno federal. El mismo presidente (una clara referencia a Reagan) encomienda a Superman, empleado por Washington para contrarrestar los intereses soviéticos, la tarea de "domar" a ese caballo de Gotham que ha salido "demasiado bravo".



Alack Sinner - Muñoz y Sampayo, 1975

Fue en Barcelona, un día de junio de 1974. Dos argentinos errantes (uno, dibujante; el otro, escritor y publicista) deciden crear un cómic de serie negra que cambiará el rostro del tebeo adulto para siempre. A través de las aventuras del detective privado Alack Sinner, José Muñoz y Carlos Sampayo van destilando a lo largo de los años un estilo que colme sus inquietudes creativas. Así, el cómic acaba por dejar de lado lo detectivesco y se centra en los conflictos personales. Encuentros y reencuentros (Planeta), de 1984, es la historieta que definirá el estilo heterodoxo y único de Alack Sinner, dotándolo de una crítica social mucho más feroz y una apuesta gráfica tremendamente arriesgada, cuyo dibujo expresionista y a ratos grotesco compone, junto a su economía textual, uno de los mejores relatos intimistas de la historia del cómic.



La ascensión del gran mal - David B., 1996

David B. es probablemente la figura más destacada surgida de L'Association, editorial francesa que ha revolucionado el panorama del cómic independiente en la última década sacando a la palestra a grandes autores de la nueva Bande dessiné. Su tebeo autobiográfico, La ascensión del gran mal (Sins Entido), es una obra maestra publicada en seis tomos que ha merecido los mayores galardones del Festival de Angulema. El relato se centra en la infancia y adolescencia de Beauchard (verdadero apellido del autor), marcada por los terribles ataques epilépticos que sufre su hermano mayor. La incurable enfermedad separa los caminos de ambos, antaño inseparables, y acaba desatando las oscuras obsesiones del dibujante. Las mismas que caracterizan su hermosa y encrespada narrativa gráfica; puro lirismo cargado de monstruos y ensoñaciones.

Las casas están hechas...

Las casas están hechas para ser habitadas, no para ser vistas.
- Francis Bacon -