martes, 30 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 06
Festival de fotoperiodismo
El festival Visa pour L'Image es una cita obligada para el fotoperiodismo. En Perpiñán se reúnen los mejores reporteros, los que empiezan, editores de las principales revistas... En la imagen, tomada el 19 de enero de 2009, una palestina consuela a su hijo en los escombros de su casa, en la aldea de Ezbet Abed Rabbo, durante un frágil cese al fuego durante la Operación Plomo Fundido (Festival de fotoperiodismo Visa pour l'image).
lunes, 29 de abril de 2013
Wikileaks no ha dicho nada...
Wikileaks no ha dicho nada capaz de inquietar a la Casa Blanca
- Bob Woodward
domingo, 28 de abril de 2013
El interruptor del miedo
El interruptor del miedo
El circuito cerebral que hace pasar de la parálisis a la huida o la lucha, desentrañado en ratones
El miedo puede producir reacciones muy diferentes, como la huida, la parálisis o la lucha y todo el proceso se desarrolla en una zona específica del cerebro. Los científicos han delimitado esta zona en ratones y también han identificado el tipo de neuronas que determinan la reacción a un estímulo que produce miedo. Su estudio indica que el proceso de decisión sobre si quedarse o no paralizado es una tarea cerebral más compleja de lo que se creía.
Investigadores del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) en Monterotondo y de la empresa GlasoSmithKline en Verona, ambos en Italia, combinaron técnicas farmacéuticas y genéticas con la resonancia magnética funcional. Así pudieron controlar la actividad de células específicas en el cerebro de ratones que experimentaban miedo y publican los resultados en Neuron.
Eran ratones genéticamente modificados, de forma que sólo las células citadas contienen un receptor químico para un medicamento concreto. Cuando los científicos inyectan ese fármaco en un ratón actúa sobre el receptor y bloquea la actividad cerebral de esas células, lo que permite a los investigadores deducir su papel en el control del miedo.
En este caso, informa el EMBL, apagaron las neuronas de tipo I, en la amígdala cerebral, que ya se suponía que están relacionadas con el miedo. Para poder medir esta emoción, entrenaron a los ratones para asociar un sonido a un estímulo desagradable, lo que les dejaba paralizados cuando lo oían.
"Cuando inhibimos estas neuronas, no me sorprendió ver que los ratones ya no quedaban paralizados, porque eso es lo que se supone que hace la amígdala. Pero nos sorprendimos mucho cuando hicieron otras cosas, indicativas de que estaban calibrando el riesgo", dice Cornelius Gross, director del trabajo. "Nos dimos cuenta de que no estábamos bloqueando el miedo, porque pasaban de una estrategia pasiva a otra más activa y eso no es lo que se suponía que hace esta parte de la amígdala".
Al escanear el cerebro de los ratones, también se sorprendieron los investigadores cuando vieron que el cambio de comportamiento estaba acompañado de una gran actividad en otras partes del cerebro, concretamente la corteza. Al bloquear esta zona con otra droga, volvió el comportamiento de parálisis asociada al miedo.
Este circuito era hasta ahora desconocido, lo que implica que los investigadores tienen un amplio campo de trabajo para lograr desentrañar el mecanismo del miedo.
sábado, 27 de abril de 2013
viernes, 26 de abril de 2013
Sé comprensivo...
Sé comprensivo, porque cada persona que encuentres en tu camino está librando una dura batalla”
- Platón
jueves, 25 de abril de 2013
Máquinas de la lectura...
Máquinas de la lectura
Son personas que devoran libros. Solo que unas prefieren tocar y oler el papel y las otras se han pasado a la tinta electrónica.
Si descorchamos un gran reserva, podremos beberlo en un vaso cualquiera o en una copa fina de cristal. Para muchos, el contenido, en este caso el vino, será lo que verdaderamente importe; mientras que para otros será el continente, es decir, la copa de cristal, la que realzará el valor del caldo. Algo parecido sucede en la batalla entre libro tradicional y electrónico. Para muchos lectores, lo importante es el mensaje en sí, el libro, las letras que componen palabras, y las palabras que, una tras otra, van construyendo frases y capítulos de una novela, por ejemplo. Pero para otros no solo importa la propia lectura, sino cómo se lleva a cabo, el placer de tocar u oler el papel, de colocar un marcador en la página en la que lo dejamos la noche anterior, o de simplemente tener el libro como objeto, sobre la mesilla o en una estantería. Sí, porque queda muy bonito.
"Ahora llevo poquitos libros en el bolso, unos cien. Pero al principio me volví loca, compré una tarjeta de memoria de 4 Gb y llevaba como mil libros encima", explica Aurora Pérez de las Heras, que no es que esté loca o tenga un bolso del tamaño de una librería, sino que posee un libro electrónico o e-book de la marca Sony con una capacidad casi infinita y un tamaño y peso razonables: "Me lo regaló una de mis hermanas. No es como un libro normal. La textura, el encanto del papel, el volver atrás... No es igual, pero le compensa la comodidad. Es muy práctico. El primer mes devoré 15 libros", defiende esta madrileña.
Aunque Aurora lee sobre todo en el metro, de camino al trabajo y de vuelta a casa, también lo utiliza en el hogar; por ejemplo, en la cocina o en la cama: "Es fantástico. No pesa. Lo apoyas en cualquier sitio, no se te cae cada vez que pasas la página. Solo tienes que usar un dedo para avanzar", explica, al tiempo que hace un leve gesto con su índice sobre la pantalla. Y encima, subraya, la batería apenas se consume. A ella, que lo utiliza a diario y durante una hora y media, le dura una semana. A otros lectores les llega para un mes. Y es que las baterías de los libros electrónicos solo se gastan cuando el usuario cambia de página, pero nunca mientras está encendido, quieto, en una página concreta.
Ricardo Roncero es su marido, gran lector, siempre con un libro de bolsillo encima, pero con nulo interés en el nuevo formato: "He visto a mi mujer leyendo con el e-book, pero a mí no me gusta. No me proporciona ni la calidez ni el placer del libro tradicional. No es rechazo, sino indiferencia. Además, si pierdo un libro no pasa nada, voy a una librería y me lo vuelvo a comprar. Pero si perdiera uno electrónico o se me cayera, me llevaría un disgusto", imagina. "Poder llevar muchos libros en uno solo, como hace ella, es una sensación poderosa. Pero para mí, el placer que tengo yo de ir a una biblioteca o una librería, y quedarme leyendo o buscando un nuevo libro, no lo tiene ella. Me gusta el ensayo histórico, desde la época medieval hasta la II Guerra Mundial o el siglo XVIII en Francia. Es un tipo de literatura difícil de encontrar en formato electrónico", argumenta para no pasarse al e-book.
Curiosamente, para Aurora no es tan importante el placer de rastrear su próxima lectura: "Busco poco porque tengo un círculo de amistades que tienen e-book y me pasan muchos libros. Me los envían por e-mail. Son documentos pdf o Word que no ocupan nada. Se mandan con más facilidad que una fotografía. Calcula un mega por libro". Una sencillez y rapidez que facilita la piratería, más que con la música o las películas: "Cualquier loco de estos de Internet tiene más de 2.000 libros a tu disposición". Un estudio reciente de Attributor revela que en solo un año han aumentado en un 50% las búsquedas de libros piratas en el mundo. Y en 2009 se realizaron, solo en EE UU, nueve millones de descargas ilegales.
Más allá de la piratería, las ventas de libros electrónicos también aumentan cada año, a medida que personas como Aurora quedan seducidas por la tinta electrónica, que evita que la vista se canse, ya que carece de la luz artificial de las pantallas tradicionales. Hoy, Amazon ya vende más libros en formato electrónico que en tapa dura (143 por cada 100 el verano pasado). Cifras que quedan pulverizadas y anticuadas rápidamente. En junio, Amazon vendió 180 libros en formato electrónico por cada 100 en tapa dura, según la compañía. El aumento se debe no solo a la bajada del precio del Kindle, el reproductor de Amazon, sino a la entrada en el mercado del iPad, un producto que no es estrictamente un libro electrónico, ya que no utiliza el sistema de tinta electrónica, sino que es una pantalla iluminada, mejor, eso sí, para otras aplicaciones como pueden ser el vídeo.
Ya sea en papel o en pantalla, a los entusiastas de la lectura les une precisamente eso, el placer de leer. Entramos en la casa de Víctor e Isabel, en un ático de Vitoria, mientras suena una agradable música de fondo. En la terraza, aprovechan un domingo soleado y toman el vermú junto a sus familiares Cristina y Eduardo. En el hogar de este matrimonio de Vitoria hace ya tres años que entró el libro electrónico. A Víctor, un amante de la tecnología, le convenció Eduardo, que acababa de comprárselo. Adquirió su aparato en eBay y desde entonces apenas lee en papel. A su mujer no le ha entusiasmado nunca el invento. Tan solo ha leído dos libros y, aunque reconoce las ventajas del formato electrónico, sigue prefiriendo lo tradicional. "En vacaciones sí le veo utilidad. Es muchísimo más cómodo porque no tienes que cargar con un montón de libros en la maleta", explica Isabel.
Su marido pagó unos 200 euros, una inversión fuerte en un inicio, pero que ha amortizado de sobra. Si antiguamente gastaba entre 20 y 30 euros mensuales en libros, ahora no llega a la cuarta parte. "Yo entiendo todas las ventajas, pero tocar el papel, ver la carátula, una foto, un dibujo... prefiero el libro de siempre", subraya ella. Su marido ironiza simpático: "Claro, también era mejor el papiro...". Aunque luego, eso sí, reconoce que hay libros en papel que despiertan sentidos que un e-book difícilmente consigue: entonces saca el último recetario de Andoni Luis Aduriz y los alimentos parecen salirse del papel, de gran calidad. "Yo era de la opinión de que era mucho mejor el tacto del papel. Hasta que mi marido me dijo: 'Léete este libro y hablamos", intercede Cristina, la prima de Isabel. "Reconoció que es una gozada", recuerda Eduardo.
La batalla entre lo tradicional y lo novedoso se libra entre los pros y contras, como todo producto: la comodidad, la rapidez o el fácil acceso a millares de textos que permite el formato electrónico, a un lado. Al otro, el precio (cuestan a partir de 100 euros y hasta 450), un tacto distinto al papel y el hecho de que sea un aparato tecnológico (una barrera imposible para algunos).
Pero quizá la falta de espacio sea una de las mayores ventajas. Así lo cree Ernesto de Bustos, español en Addis Abeba (Etiopía): "En mi caso, la utilidad más evidente es poder llevar conmigo una biblioteca de cientos de libros". Mientras, en Bielefeld (Alemania) vive Jon, un donostiarra casado con una alemana, Steffi. Él, un lector relativamente reciente, siempre ha sido amante de todo tipo de aparatitos electrónicos. Y, claro, con la llegada del e-book no iba a ser menos: "Reconozco que leo más. Antes de comprarme el Kindle apenas leía. ¿Por qué ahora sí? Porque las personas somos unas frikis, nos gusta tocar los botoncitos", resume divertido. Y continúa: "Cuando voy a comprar un libro, no sé qué quiero leer, no tengo ni idea. Con el e-book, lo bueno es que te puedes descargar un sample en segundos, lees las primeras 10 páginas y si te engancha, entonces lo compras. Me parece útil". Mientras, su mujer tiene la mesilla llena de libros: "Sí, le encanta leer. Y los libros nos quedan muy bonitos en las estanterías".
¿Qué 'e-book' comprar?
Ya estamos convencidos de las maravillas del libro electrónico y queremos adquirirlo, pero ¿cuál? La elección dependerá de las prestaciones que busquemos y del bolsillo de cada uno. Los más baratos son el modelo sencillo de Kindle (reproductor de Amazon, con wifi y una pantalla de seis pulgadas) y el iLiber (el aparato de la web del mismo nombre). El precio del primero es de 100 euros, a lo que hay que añadir el IVA y los gastos de envío, por lo que el coste final ronda los 130 euros, idéntico precio que el modelo iLiber. A partir de ahí, la cantidad de modelos y precios es amplia. Otros Kindle (a partir de 170 euros, todo incluido), el Papyre (de 200 a 450 euros), los Sony (200 a 250 euros) o los Booq (150 a 280 euros) son algunos de los productos que se pueden encontrar en el mercado.
miércoles, 24 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 05
martes, 23 de abril de 2013
lunes, 22 de abril de 2013
La sonrisa de un niño...
Marcos Moreno gana el premio Mingote a la mejor fotografía
La imagen premiada fue publicada en EL PAÍS.- Manu Leguineche recibe el Luca de Tena por toda su trayectoria, e Ignacio Camacho el Cavia al mejor artículo
El diario Abc ha reconocido con el premio Mingote a la mejor fotografía a Marcos Moreno, por una imagen publicada en EL PAÍS. En la instantánea premiada, un niño recién llegado en una patera a Tarifa sonríe ante las bromas de un agente de la Guardia Civil. El diario Abc también ha otorgado a Manu Leguineche el premio Luca de Tena "en reconocimiento a toda una vida dedicada a la noticia". El jurado recalca la larga trayectoria del periodista vasco (cubrió desde 1960 conflictos en India, Pakistán, Centroamérica, Palestina, Líbano o Irak), sus más de cuarenta libros publicados, la fundación de la agencia de noticias Colpisa, la dirección de la agencia Cover y la creación de LID (Línea Independiente para Diarios). Por su parte, el columnista Ignacio Camacho ha sido reconocido con el Mariano de Cavia al mejor artículo por La enfermedad del olvido, publicado en Abc.
El fotógrafo Marcos Moreno recuerda aquel 2 de julio del año pasado en el que tomó la instantánea premiada. "Una patera había llegado a las costas de Tarifa. Se había ido ya el autobús con la mayor parte de los inmigrantes, y solo quedaba una ambulancia, donde estaba una madre con su hijo. El niño lloraba porque los habían separado del padre, que iba con el resto. Vi cómo desde fuera el guardia civil estaba haciendo el payaso para arrancarle una sonrisa. Y lo logró, porque el niño empezó a reír sin parar", explica por teléfono desde la romería de El Rocío.
Moreno, que lleva trabajando como fotoperiodista tan solo cinco años, se quita importancia. "El mérito es del guardia civil", comenta. "A él no le importó hacer el payaso delante de tanta gente para hacer reír al niño. Tendría que haber más gente así. El mérito de la fotografía es de él", insiste.
"Lo mejor de esta fotografía es que en medio de tanto dolor", relata Moreno, "hay un momento para la sonrisa de un niño". Moreno, padre de una niña de dos años, ha cubierto con sus objetivos numerosas llegadas de pateras, de sueños frustrados en el mar. "He visto lo más duro, la muerte. Pero intento aislarme, dejar de lado los sentimientos y concentrarme en los encuadres. Una vez que llego a casa es cuando me da el bajón, y menos mal que me da allí, porque sino no podría hacerlo".
El premio Mingote es el segundo galardón que consigue esta fotografía, que ya fue reconocida con el premio nacional de periodismo Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
domingo, 21 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 04
Cuestión de vocación
Monasterio de Sapara, 2001. Seba y Nika. Ambos descubrieron su vocación monacal antes de cumplir los 30 años. Durante unas vacaciones, Seba visitó el monasterio y decidió quedar, dejando atrás toda su vida. Sapara es uno de los primeros monasterios que abrió sus puertas después de la independencia de Georgia, un periodo marcado por el fuerte sentimiento nacionalista, del que la religión forma una de sus pilares (Festival de fotoperiodismo Visa pour l'image).
sábado, 20 de abril de 2013
Un escritor necesita tres cosas...
Un escritor necesita tres cosas: experiencia, observación e imaginación
William Faulkner
viernes, 19 de abril de 2013
Las cartas secretas del carnicero...
Las cartas secretas del carnicero de Mauthausen
El médico de las SS Aribert Heim, el nazi más buscado y odiado del planeta, se comunicó durante décadas con su familia desde su escondite en Egipto donde supuestamente murió. El PAÍS revela el contenido de su correspondencia íntima.
Querida Gerda. Tienes que ponerte en contacto con la familia Thyssen para que te confirmen que viví en el verano de 1942 unas semanas o dos o tres meses allí, el tiempo preciso no me acuerdo. Estoy seguro de que los entonces jóvenes que ahora tienen mi edad pueden acordarse... Te deseo mucha salud. Supongo que es lo más importante. Saludos a todos".
Aribert Heim, el Carnicero de Mauthausen, escribió esta carta el 15 de octubre de 1982 desde su escondite en El Cairo (Egipto) donde se ocultó 20 años antes. La justicia alemana le acusaba de asesinar a 300 presos con inyecciones de benceno en el corazón durante su paso por el siniestro Revier, la enfermería del campo de concentración donde trabajó como médico de las SS. El nazi quería demostrar que estuvo en Mauthausen en 1941 y no en 1942 como afirmaban algunos testigos.
El Doctor Muerte , hijo de un policía y un ama de casa austriacos, fue detenido al terminar la guerra y sometido a un proceso de desnazificación en una mina de sal de los Aliados. En 1947 quedó libre y un año después conoció a Frield, médico perteneciente a una rica familia alemana, y se casó con ella. En 1955 los Heim se instalaron en el palacete de los padres de ella en Baden Baden (Alemania) y ejercieron de ginecólogos. Vivían en paz hasta que años más tarde aparecieron los primeros testigos que le señalaban como uno de los criminales de Mauthausen. La visita de un policía a su villa interesándose por su pasado provocó su fuga en 1962. En aquella época empezaron en Alemania los juicios de Auschwitz.
El clan de los Thyssen y la familia de Frield tenían casa en Lugano (Suiza) y, como otros apellidos influyentes, acogieron durante la guerra en sus domicilios a oficiales de las SS. "Entonces era un honor tener alojado a un soldado alemán en tu casa", afirma Rüdiger, el hijo del oficial de las SS, mientras prepara una taza de café en la mansión familiar de Baden Baden, ciudad de 55.000 habitantes donde reside con su madre, una anciana de 88 años.
El barón Hans Heinrich, el marido de Tita Cervera, ya fallecido , y sus primos eran probablemente los jóvenes Thyssen a los que se refiere el nazi en su carta. Tenía entonces 21 años. Su tío Fritz financió la llegada de Hitler al poder, aunque años después se enfrentó a él y acabó confinado junto a su esposa en Dachau, Buchewald y en un campo en el Tirol. Goering, antes su amigo, se quedó con su colección de obras de arte, y Fritz terminó condenado en un juicio de desnazificación en Núremberg donde le obligaron a dar el 15% de su fortuna a las víctimas del nazismo.
El Doctor Muerte escribió a su familia 21 cartas manuscritas a las que ha tenido acceso EL PAÍS y que han sido entregadas por su hijo Rüdiger al juez Neerforth de Baden Baden que investiga el paradero del criminal y su supuesto fallecimiento en 1992 en Egipto. Un misterio abierto, ya que su cadáver no ha aparecido. "Son otra prueba de que mi padre vivió allí", dice su hijo, que le visitó en secreto y negó hasta hace muy poco conocer su paradero.
Gerda, la persona que debía localizar a los Thyssen para que intercedieran por él, era en realidad su hermana Hertak, el familiar que más ayudó al fugitivo, una mujer atractiva y elegante, de vida social trepidante, que se movió en los círculos de la aristocracia alemana y frecuentó la mansión de los Thyssen en Múnich. "Sería suficiente una confirmación, me refiero a la de Von Thyssen porque sería la más fácil ya que tú también viviste allí, y ellos pueden confirmar que estuvimos en el verano de 1942 durante dos o tres meses... Si logras la confirmación de los Thyssen, podría incorporarla en el análisis de mis testimonios y enviarla".
Desde 1978 hasta 1985, Aribert Heim dirigió a Hertak la mayoría de sus misivas repletas de claves secretas, frases crípticas, guiños y mensajes en los que pedía dinero, criticaba a veces a su ex mujer e hijos y reclamaba que localizara a testigos o a judíos "no sionistas" para defenderse de "los horribles horrores" que relataron sobre él varios presos de Mauthausen. No hay en ninguna de ellas ni un ápice de autocrítica o arrepentimiento.
El Doctor Muerte preparaba sus cartas con la ayuda de un cuaderno comprado en Egipto de color burdeos donde apuntó los nombres en clave de 12 personas para evitar que la policía las identificara si los documentos caían en sus manos. Lyda era en realidad Hilda, su otra hermana; Dora, su ex esposa Frield; Gretl, su hijo pequeño Rüdiger; Rainer, su abogado Steineker; Lattle era Wiesenthal, el cazanazis judío preso en Mauthausen que dirigió su acusación y siguió su rastro hasta su muerte; Carola, una amiga.
Las misivas de Heim están escritas con pluma y tinta azul, en una letra pequeña e inclinada hacia la derecha. El médico acusado de extraer los órganos de sus víctimas y colocar sus cráneos como pisapapeles trufaba sus cartas con mensajes filosóficos sobre la vida, la salud y la felicidad: "La lucha de la vida hay que tomarla como un deporte pase lo que pase", "se vive solo una vez y no hay que olvidar el humor...". "Quedarse tranquilo ayuda a la salud, lo más importante en la vida", recomendaba a Hertak cuando se iba a separar de su marido, un mujeriego.
Las 21 cartas llegaron a su destino desde El Cairo gracias al sistema de seguridad que ideó el criminal nazi. Iban siempre a la dirección de un pequeño pueblo de Baviera donde vivía un matrimonio de amigos que se trasladaba hasta Fráncfort y las entregaba en mano a Hertak. Esta última respondía desde los países que visitaba para hacer turismo, esquiar o visitar amigos.
En la misma carta en la que el SS pidió a su hermana que localizara a los Thyssen, el fugitivo le rogó que contactara con los Bauersachs, otra saga alemana. "Tendrías que visitar a otra familia que conoces en Núremberg. Por supuesto, la vieja pareja habrá muerto, pero su única hija seguirá en la misma villa, en una colina de la periferia llamada Römer Berg (la montaña romana). A lo mejor se ha casado. Puedes encontrar la dirección en una vieja guía de teléfono... La hija se acordará de mí porque sobrevivimos a un bombardeo aéreo sobre Núremberg. Ella tenía mi edad".
El 26 de julio de 1979 Heim escribió una larga carta a Lothar Späth, ministro-presidente del land (Estado), en la que criticaba que las autoridades filtraran al semanario Der Spiegel los autos de un tribunal de Berlín. El nazi aseguraba que su estancia en Mauthausen duró siete semanas, entre octubre y noviembre de 1941, y que el proceso para embargarle un edificio de 34 apartamentos que tenía en Berlín se basaba en el testimonio de Otto Kleingünther, quien señaló que el doctor Krebsback dio en la enfermería del campo una orden, en abril o mayo de 1942, para que se pusieran a los presos inyecciones de bencina y se extrajeran órganos internos con o sin anestesia. "No puedo ser responsable de unos hechos que se produjeron en 1942... Los terribles horrores que yo habría hecho a los presos extirpando sus órganos solo pueden salir de la fantasía de un sionista fanático... La autojusticia de Wiesenthal está pagada por el lobby sionista de EE UU", decía.
La primera acusación contra Heim la formalizó este tribunal de Berlín, facultado para expropiar a viejos nazis y creado por los Aliados al terminar la Segunda Guerra Mundial. Le multaron con 510.000 marcos alemanes, el valor del edificio que fue embargado, y le acusaron de haber asesinado a 300 presos durante su paso por Mauthausen. A los administradores en ausencia de esta casa el fugitivo les definía en sus cartas como "una banda muy mala tipo Far West".
La causa penal contra Heim la dirigió el comisario Aedtner, el sabueso que dedicó su vida a perseguirle. Buscó testigos en todo el mundo; entre ellos intentó localizar sin éxito a nueve ex presos españoles de los 26 que fueron operados por Heim en 1941, según consta en el libro de operaciones de la Cruz Roja. Ocho murieron en Mauthausen y Gusen, campo próximo, y cinco de ellos, en fechas próximas a la intervención. Creía que su testimonio era vital para la acusación.
El policía Aedtner localizó a los ex presos Lotter, Hohler, Kauffman, Sommer y Rieger, que describieron los crímenes de Heim sobre los que todavía se sustenta la acusación del nazi más buscado. Los cinco casos que recoge la acusación son estremecedores. El escrito del fiscal es demoledor: "Seleccionó para su liquidación física a presos incapaces de trabajar o enfermos graves. También a presos sanos, jóvenes y judíos para el tratamiento especial. Bajo la cooperación de funcionarios presos (kapos) y otros ayudantes del Revier (enfermería), los anestesió con éter para simular un examen médico. En este estado de indefensión, les aplicó con sus propias manos inyecciones de cloruro de magnesio en el ventrículo del corazón y provocó su muerte inmediata. El número exacto de asesinados no es conocido porque se evitó registrar a las víctimas". Según el fiscal, Heim actuaba por "libre decisión" y sus operaciones "sorprendieron al personal sanitario ya acostumbrado a la inhumanidad".
En sus cartas, Heim se describe a sí mismo como una persona diferente del terrible monstruo que retratan sus víctimas, incluso como un benefactor de los judíos y los enfermos a los que atendió después de la guerra. "En nuestro club de hockey Englamann había jugadores judíos, y también el contable fue judío. Yo mismo invité a un estudiante de medicina hebreo, el doctor Robert Braun, en el verano a mi casa... Cuando tenía 10 años tocaba el violín en un concierto de la escuela musical de mi pueblo junto a una alumna judía que tocaba el piano... En la guerra ayudé a conocidos judíos en el límite de lo que me fue posible como demuestra la carta de la doctora Pauline Kachelbacher presentada en el proceso de desnazificación en 1947".
En su carta al ministro Späth, el médico de las SS llama ex criminales a los presos que le denunciaron y da una peculiar explicación sobre su fuga: "En 1962 no solo me fui al extranjero por una lesión de columna, sino porque necesitaba probar mi inocencia en caso de un proceso, por los testigos presentados contra mí (ex criminales); también por mis hijos de 6 y 12 años. Su escuela estaba junto a la prisión y el tribunal, lo que habría impedido que siguieran allí si yo me hubiera quedado".
Y concluye su misiva presentándose como un benefactor. "He perdido ocho años por la guerra y la prisión al servicio del Estado, después trabajé por una miseria en clínicas y hospitales en turnos nocturnos de ginecología, así que puedo con todo derecho sostener que he practicado cristiandad toda mi vida por el bien del prójimo".
Aribert Heim escribió desde su refugio a su amigo judío y compañero de estudios el doctor Robert Braun para que intercediera por él. Lo hizo el 26 de octubre de 1979, y le explicó por qué entró en las SS. "Al principio de 1940 tomé la decisión, tras terminar mis estudios, de ir a las SS porque podía elegir yo mismo la fecha de entrada, y el 17 de abril de 1940 empecé mi servicio". El oficial nazi describió su paso por la clínica de Oranienburg, por el campo de Buchenwal y "al final siete semanas en Mauthausen, como médico de las tropas, pero tuve que trabajar en la enfermería con los presos lo que ahora ha llegado a ser el punto central de mi vida... Después llegaron los testimonios preferentemente por parte de comunistas".
El Doctor Muerte relató a su colega los horrores que le atribuían los testigos -extirpaciones de hígados, inyecciones letales en el corazón- y apostilló: "Comprenderás que algo así sin sentido y tan bestial jamás lo habría hecho un médico". En su misiva omitió que otros doctores de las SS perpetraron crímenes similares en Maut- hausen.
Heim pidió a Braun que escribiera una carta sobre su etapa universitaria y deportiva (jugó en el equipo nacional de hockey) e incidió en que en 1938 y 1939 nunca le había visto con el uniforme negro de las SS. "A lo mejor tienes relación influyente en círculos judíos, no sionistas, que critican a Wiesenthal y me aconsejan algo que pueda serme útil. Quiero afrontarlo de modo deportivo y no rendirme. No quiero que estas acusaciones destruyan el final de mi vida. Gracias por tu ayuda. Pronto tendrás noticias de mi hermana". Braun envió una carta notarial, aunque años después matizó su apoyo a Heim.
Además de los Thyssen, el oficial de las SS pidió a su hermana Hertak que localizara al doctor Rieger, asistente sanitario en la enfermería de Mauthausen y uno de los cinco testigos que le señalaron. Lo hizo en una carta, con fecha de 26 de noviembre de 1979. "No le hagáis una oferta de dinero para no inducirle a un testimonio falso. Es el más decisivo en mi causa, decía cosas positivas, pero también negativas, especialmente las inyecciones, algo para mí totalmente nuevo y que a lo mejor pudo ser practicado después de mi estancia porque en la época de la eutanasia funcionó de manera distinta. Yo llegué a Mauthausen bien instruido desde Oranienburg, donde todo funcionaba normalmente. ¿Cómo podía yo haber hecho eso?", se preguntaba.
Las cartas del criminal nazi Heim reflejan, en ocasiones, ácidas críticas a su ex mujer e hijos por su falta de autoestima y tacañería. En especial, una de fecha 14 de agosto de 1982 que dice así: "Pido que me digas si mis cartas de otoño de 1980 han llegado o no porque te has permitido el lujo de no escribirme desde enero de 1980. Pedí también que mi familia me mandara anualmente 6.000 francos, 500 francos mensuales, y si cada miembro pusiera 125 francos cada mes, que no sería demasiado sacrificio, las transferencias anuales serían fáciles y no tendría esta preocupación... He ahorrado dinero toda mi vida para que mis hijos tengan una casa aquí (había comprado un terreno en Alejandría para construir cuatro apartamentos). No creo que sea pedir demasiado si por parte de mi familia recibo algo de lo que ahorré en Alemania".
O la misiva del 24 de diciembre de 1982: "No entiendo a la madre de los niños. Debería tener más madurez para activar la autoestima de nuestros hijos y para promover la independencia de alma y espíritu en su entorno. Sería difícil en una situación de pobreza, pero no es el caso. Al revés, la riqueza les ha seducido a vivir de manera privilegiada, ociosa, sin hacer nada. Tú decías que si hubieras sido su madre no les darías ni un céntimo... Me interesa el libro de Arthur Koestler The Thirteenth Tribe porque regalé el que tenía. Mi viejo amigo el húngaro Naghy agradecería veros. Le puedes llamar al número 8593... Feliz Año Nuevo". El libro que reclamó Heim cuestiona el origen de los judíos y asegura que descienden de los kazares, un pueblo del Cáucaso, una tesis que exponía el nazi en sus cartas.
En esa carta, el oficial de las SS preparaba la visita que su hermana Hertak le haría poco después en su refugio. El amigo Naghy no era húngaro, sino un egipcio con el que el nazi se había asociado para comprar un terreno en la playa de Alejandría. Su hijo Rüdiger lo había conocido durante las visitas secretas que había hecho a su padre en El Cairo en 1975 y en 1980. En la última, Heim había cambiado su identidad por la de Tarek Farid Husein, se había convertido al islam y trasladado a vivir al hotel Kasr el Madina de El Cairo, propiedad de la familia Doma. "Naghy te esperará. Cuando saludes, lleva un periódico en la mano derecha y así serás más visible. Sé discreta con él y no des detalles. El mejor tiempo es abril, no hay que luchar contra la nieve, el viento y el hielo" (se refería a que en otras fechas en Egipto hacía demasiado calor).
La vida de Heim en Egipto es un enigma. En sus misivas no aporta datos de sus actividades. "Lástima que no tengas una distracción que te mantenga ocupada. Yo aquí tengo tantas cosas que me interesan que si el día tuviese 28 horas no sería suficiente para hacer lo que tengo que hacer", explicaba a su hermana Hilda. "Mi padre hacía fotografías a deportistas, leía artículos de medicina, escuchaba la BBC, estudiaba árabe y reparaba las bicicletas de los Doma", asegura su hijo Rüdiger.
Las comunicaciones por carta de Heim terminaron en 1985. Desde entonces hasta 1992, fecha de su supuesta muerte, el fugitivo contactó con su hermana y su hijo a través del teléfono de Naghy, su socio egipcio. Cuando murió su hermana Hilda, los policías acudieron al cementerio. Creían que el fugitivo acudiría a despedirla. "Si quiere limpiar su conciencia, llámenos", espetó un agente a la hija de la fallecida en una llamada telefónica.
En una reciente declaración judicial, Rüdiger, el hijo menor de Heim, aseguró al juez Neerforth que su padre murió junto a él en el verano de 1992, a los 78 años, en la habitación de su hotel, en el número 414 de la calle Port Said, víctima de un cáncer de colon. Declaró que, a petición de su padre, entregó el cadáver a un hospital para donarlo a la ciencia, pero que años más tarde, al regresar a El Cairo, comprobó que ese deseo no había sido cumplido. Según su versión, no sabe en qué cementerio de anónimos fue enterrado. Rüdiger se negó a facilitar al juzgado una muestra de su propio ADN.
La justicia alemana aguarda que las autoridades egipcias respondan a una comisión rogatoria (ayuda judicial) y examina una maleta con documentos que Heim guardaba en el hotel donde vivió en El Cairo. Los Doma, dueños del establecimiento, han corroborado la versión de Rüdiger, pero el cuerpo no aparece y el misterio continúa.
"No quieren aceptar que ha muerto", se queja Rüdiger en el jardín de su casa de Baden Baden. La familia Heim, a través de un abogado, ha pedido que se cierre el caso, pero los jueces y la policía no están dispuestos a archivar la causa del nazi más buscado. Hoy tendría 95 años.
"Le abrió el vientre sin anestesia y sacó el hígado"
"Seleccionó para su liquidación física a presos incapaces de trabajar o enfermos graves", dice el escrito de acusación contra Aribert Heim del fiscal Wieser, de Baden Baden (Alemania), fechado el 11 de junio de 1979. Un documento plagado de horrores y de testimonios escalofriantes de testigos que trabajaban en la enfermería de Mauthausen: Lotter, Kaufmann, Kohler y Rieger.
La acusación fue redactada cuando el médico de las SS llevaba 17 años huido en Egipto y asegura que, entre el 8 de octubre y el 29 de noviembre de 1941, Heim ejerció como médico oficial de las SS en la enfermería del campo de concentración de Mauthausen, donde "seleccionó a presos sanos, jóvenes y judíos para tratamiento especial tanto en el campo como en la enfermería. Con la colaboración de otros funcionarios presos y ayudantes de la enfermería, los anestesió con éter y cloroformo para simular un examen médico. En este estado de desamparo les aplicó con sus propias manos una inyección de cloruro de magnesio en el ventrículo del corazón que tuvo el efecto esperado de la muerte inmediata de la víctima".
"Se desconoce el número exacto de los asesinados porque se evitó un registro de las víctimas... Las víctimas judías fueron holandeses en su mayoría, y su asesinato, decidido por los nazis. La capacidad corporal o una eventual enfermedad durante el trabajo no influyeron en la decisión de matarlos. El acusado habría tomado la decisión de matar presos judíos mediante inyecciones de veneno por libre decisión y bajo exclusión de cualquier obligación".
Caso número 1: "Tras la llegada de un transporte de judíos desde Holanda, el acusado eligió dos chicos jóvenes y, después de haber comprobado su dentadura perfecta, les prometió la libertad si se dejaban hacer una pequeña operación inofensiva. Fiándose de que un oficial de las SS sería fiel a su promesa, los citados se dejaron intervenir. En la sala de operaciones de la enfermería, el acusado los anestesió y abrió el tórax y el vientre para sacarles los órganos internos. Cuando la primera víctima, a la que extrajo el corazón, había muerto, hizo lo mismo con la segunda y la asesinó con una inyección letal. Después cortó la cabeza a los dos cadáveres y las quemó en el crematorio del campo para exhibirlas como pieza de exhibición".
Caso número 2: "Preso de 35 a 40 años, judío, sano... En la mesa de operaciones, el asistente sanitario colocó al joven. Cuando el preso comprendió cuál era su destino, le dijo al acusado: 'Bueno, asesino de masas, haz lo que tengas que hacer'. El acusado le golpeó con el puño, después le puso la inyección letal en el corazón y abrió el cuerpo para extraer el hígado".
Caso número 3: "Un preso judío de Praga se presentó con una hinchazón en la pierna izquierda. El acusado le dijo que le iba a operar. Cuando el hombre desnudo estuvo sobre la mesa de operaciones, le abrió el vientre sin anestesia y sacó el hígado, el intestino y el bazo. La víctima murió sufriendo de modo atroz".
Caso número 4: "Un viejo preso judío se presentó en la enfermería con una hernia abdominal. En vez de operar la hernia, le abrió el vientre, hurgando en la cara intestinal y, mortalmente herido, lo asesinó con una inyección letal".
Caso número 5: "Un joven judío de 14 años. En la mesa de operaciones se despidió espiritualmente de su madre con las manos en posición de rezo. El acusado le había explicado por qué tenía que morir: 'Los judíos son culpables de la guerra'. Tras un intercambio de palabras, le asesinó con una inyección letal, como a otros presos hebreos que se presentaron allí que fueron igualmente asesinados".
Objetivo principal de los cazanazis
Simon Wiesenthal, preso en Mauthausen y perseguidor implacable de Aribert Heim, fue una de las obsesiones del criminal nazi, según se desprende de la lectura de las 21 cartas que envió a su familia desde su refugio secreto en El Cairo (Egipto). El médico de las SS le define como un "sionista fanático" y se queja por la atención que prestan a sus denuncias la justicia y la prensa alemana. En varias de sus misivas, Heim critica al Estado alemán y plantea posturas revisionistas. "El pueblo, el soldado, el hombre común tiene que pagar si en la guerra ha obedecido al Estado", se queja en una de ellas.
La caza de Aribert Heim ha sido una de las principales misiones del Centro Simon Wiesenthal y tras la muerte de su fundador, Efraim Zuroff, tomó el relevo en la búsqueda del fugitivo. Heim y otros relevantes nazis desaparecidos son el objetivo de la campaña Última Oportunidad, impulsada por Zuroff.
La última pista del cazanazis fue Waltraut Böser, una química de 66 años, posible hija de Heim, nacida de una relación después de casado con una atractiva mujer ya fallecida y enterrada en un cementerio austriaco. En el cuaderno de notas donde el médico de las SS anotó los nombres secretos de las personas con las que se carteó aparecen algunas citas sobre esta relación sentimental.
La supuesta hija de Heim se casó con un empresario, tiene tres hijos y reside en Puerto Montt, una ciudad de unos 200.000 habitantes situada a 1.000 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Asegura no haber tenido ninguna relación con su padre.
La reciente revelación de que el criminal nazi murió en Egipto en 1992 ha dado un vuelco a la investigación policial y judicial que ahora intenta acreditar su fallecimiento. Zuroff duda del testimonio de Rüdiger, el hijo menor del médico de las SS, que durante años le visitó en secreto y negó conocer su paradero. "Si ha mentido durante tantos años, no deberíamos creerle ahora", sostiene el cazanazis.
Colaboró con revistas científicas españolas
Aribert Heim recomendó a su hijo pequeño, Rüdiger, que estudiara en España, un país que conocía bien, a juzgar por una carta enviada a este desde su refugio en El Cairo (Egipto), el 31 de diciembre de 1985. El joven había estudiado en Pisa (Italia), pero dejó sus estudios y se instaló en Copenhague en 1979, donde montó un restaurante de éxito. En 1984 dejó Dinamarca y pensó en instalarse en España. "Puedo facilitarte información sobre España y te aconsejo que compres allí una segunda vivienda porque puedes sentirte como en tu casa de verdad a causa de los turistas y por la hospitalidad del país, que sabe también apreciar el dinero. Las relaciones interesantes se hacen con personas de educación académica y por eso podrías estudiar en España para lograr ser apreciado como tal. No olvides los estudios de economía nacional que podrías también hacer en Berlín o en otra parte en caso de que encuentres dificultades en España para que te acepten. En verano podías empezar los estudios aunque solo sea para mejorar el idioma como ya hacías en Italia". Heim conocía España. Cuando se fugó en 1962 salió en coche de su casa en Baden Baden (Alemania), atravesó Francia y recaló en Barcelona, donde permaneció varios días. Frecuentaba el restaurante Los Caracoles, que recomendó a su hijo años después, y paseó por las Ramblas. El médico de las SS tuvo contactos profesionales durante su época de ginecólogo con el doctor español V. Salvatierra, profesor adjunto de la cátedra de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de Valencia, según se desprende de un tarjetón de agradecimiento enviado por este último en julio de 1954. Al parecer, Heim colaboró entonces con revistas científicas españolas. La carta del fugitivo a su hijo terminaba con consejos muy personales: "Lleva una vida higiénica, y en nuevos encuentros utiliza un preservativo porque el sida puede ser transmitido por todos. Mejor una buena cena que una alianza incierta. Buen fin de año y saludos a todos". "Fue la última carta que me escribió. A partir de entonces, los contactos fueron por teléfono y personales cuando acudí a verle y en los últimos días de su vida en el verano de 1992", asegura su hijo en su casa de Baden Baden.
jueves, 18 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 02
miércoles, 17 de abril de 2013
Mezclamos emociones opuestas...
martes, 16 de abril de 2013
Revolución tranquila en el pop español...
Revolución tranquila en el pop español
El rock es rebelde, y el pop, ¿conformista? Un tópico más a revisar. La Casa Azul, Uke o Litoral se rebelan contra el estrés imperante, las disfunciones del sistema económico y la pomposidad artística.
El tópico rige hace muchos años: los grupos de rock son rebeldes, y los de pop, conformistas. Nada más lejos de la realidad. Sobre todo si hablamos del indie que se hace ahora en España. No vamos a encontrar grupos que dedican álbumes enteros a escupir al capitalismo, pero tampoco se renuncia a componer estribillos sobre los efectos devastadores del neoliberalismo. El mejor ejemplo es Guille Milkyway, de La Casa Azul: "Me gusta esa visión costumbrista de la conversación de bar. Cuando uno baja a tomarse una cerveza después de un día de trabajo y comparte con los conocidos tanto sus teorías acerca de la decadencia del sistema como su última discusión de pareja, la putada que le han hecho a la frutería de al lado abriendo un Mercadona, lo bonita que está su hija o lo surrealista que resulta en el año 2011 que en la tele del bar estén dando una boda real, con sus princesas, sus carruajes, sus coronas...", afirma.
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"Son irresistibles esos cantos románticos incitando a la subversión popular"
En su último disco, La revolución sexual (2007), Milkyway exponía la angustia que le había producido trabajar para una multinacional alimentaria, donde se anteponía el beneficio a cualquier otro criterio, incluyendo la calidad, variedad y sabor de la comida. Terminó tomando ansiolíticos y renunciando a su puesto. "Me da la sensación de que cualquier individuo suele vivir una especie de lucha interior entre la acomodación y la rebeldía permanente. Me interesan mucho las menciones a la desorientación ante el derrumbe del sistema. Jamás me identificaría con un tipo de discurso proselitista y dogmático. También me suelen resultar irresistibles esa especie de cantos románticos incitando a la subversión popular. Es que yo soy muy sentimental", admite.
No está solo. Existe toda una generación del pop español que defiende desertar del consumismo, del estrés laboral y de la competitividad salvaje. Otro ejemplo es el Grupo de Expertos Solynieve, formación donde coinciden veteranos de Los Planetas, 091 o Lagartija Nick. Así lo ve Manuel Ferrón, uno de los compositores principales: "No solo me interesa la crítica a las instituciones y a los poderes, sino también cuestionar las actitudes mezquinas de cierta gente en los ascensores, en la cola del paro, en los conciertos...". El Grupo de Expertos ofrece incluso una alternativa vital: fomentar la cultura sureña del descanso, el disfrute y la calidez de conversar tranquilamente con los amigos.
Entre los grupos recientes destaca Litoral, una formación acústica cercana a la música mediterránea. Tocan sin electricidad, usando solamente instrumentos que pueda cargar cada músico. Eso les permite actuar con la misma comodidad en un parque municipal que en un festival de verano. Habla Pau Roca, que muchos conocerán como miembro de La Habitación Roja: "Intentamos huir de la grandilocuencia imperante. No solo en la música; también en asuntos estéticos, promocionales o de trato con la gente que nos rodea. Aparte de estos artistas que mencionas, nos identificamos con otros como Maderita o Tortel, que también reivindican la alegría, la belleza y las ganas de vivir".
Un caso curioso es el de Uke, dúo partidario de la filosofía slow. Estos días son protagonistas del spot de una conocida marca de colchones. "La campaña encaja perfectamente en nuestra forma de funcionar. Nos gusta más tocar en sitios recogidos que en grandes locales; así evitas las conversaciones y se establece una comunicación más personal con el público", dice Roberto Martín. Hace seis años vivía en Madrid, trabajaba en la tienda Popland y los fines de semana llevaba el club Barbarella, aparte de tocar en grupos. "Llegué a pensar que no disfrutaba la vida. Ahora vivo en Valencia y voy andando al trabajo. La playa es un catalizador de tranquilidad, ves las cosas de otra forma", explica.
En Internet ya circula Todas tus amigas, el nuevo videoclip de La Casa Azul, adelanto de su próximo álbum, que se publica después del verano. La canción, pegadiza y desarmante, subraya que ni siquiera entre las chicas de anuncio las cosas son tan perfectas como parecen. "El gran problema es la hegemonía cultural, filosófica, política, alimentaria o vital que incentiva este sistema perverso supuestamente libre y perfecto", sentencia Milkyway.
lunes, 15 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 01
domingo, 14 de abril de 2013
No necesitamos la verdad...
No necesitamos la verdad: necesitamos algo que nos sirva para ir tirando...
Eduard Punset - El alma está en el cerebro
sábado, 13 de abril de 2013
Y por bandera, la ideología pirata...
Y por bandera, la ideología pirata
El Partido Pirata, opuesto al 'copyright', llega a la Eurocámara y desafía a las grandes formaciones
Una nueva invasión vikinga acecha Europa. El Partido Pirata, surgido en Suecia en 2006, tiene como objetivo el mar digital, es decir, Internet. Busca el libre intercambio de archivos en la Red, acortar los derechos de autor y exigir garantías para la privacidad de los usuarios. Abanderado de la defensa de las libertades civiles en la sociedad de la información, el navío pirata avanza viento en popa. En Suecia, ha conseguido 215.000 votos en los comicios europeos (un 7,1% de los sufragios) y así ha arribado al corazón de Europa: ya tiene un escaño en el Parlamento Europeo.
Propulsado por el éxito en Suecia, el estandarte pirata ha emprendido un movimiento internacional. Partidos hermanos han surgido en decenas de países, entre ellos España. El mayor triunfo ha ocurrido en Alemania. Allí han sumado más de 845.000 (un 2% del voto) en las pasadas elecciones federales; una cifra que, aunque en un país del tamaño de Alemania no basta para conseguir un escaño (el mínimo está en el 5%), sí que hay que tener en cuenta. Sobre todo porque un partido como el Pirata no aspira a gobernar sino a servir de bisagra independiente: "Obtener un diputado ya es un triunfo", señala Fernando Garrido, experto en tecnologías de la información del Observatorio para la Cibersociedad.
¿Cómo se explica el empuje de una formación surgida de Internet, al margen de los cauces políticos habituales, y con un programa tan específico? Las claves de su ascenso radican precisamente en la concreción de su programa y su atractivo entre los votantes jóvenes, muy distanciados de la política tradicional, según los sociólogos.
"Los partidos existentes han fracasado en la tarea de desarrollar políticas sensatas para la naciente sociedad de la información. En vez de aprovechar las fantásticas posibilidades de Internet, quieren usar la nueva tecnología para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga más control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos", explica a este diario el eurodiputado del Partido Pirata sueco, Christian Engström. "En esta área tenemos una nueva perspectiva que aportar al debate político. El hecho de que tuviéramos tanto éxito en las recientes elecciones europeas muestra que hay muchos ciudadanos, en particular los jóvenes, que comparten nuestra perspectiva".
Especialmente decisivo ha sido el efecto aglutinante provocado por las acometidas del enemigo. Es lo que sucedió el pasado abril, cuando un tribunal sueco condenó a un año de prisión a los administradores de Thepiratebay.org, radicado en Suecia y considerado el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo. Resultado: la afiliación al partido casi se triplicó. Ya tienen alrededor de 50.000 miembros.
El caso del Partido Pirata es singular porque nace en un nuevo medio de comunicación, pero tiene precedentes, según recuerda Enrique Guerrero, experto en análisis electoral de la Universidad Complutense de Madrid. "Históricamente ha existido el single issue party, el partido con un solo tema. Es lo que sucedió hace 30 años con Los Verdes y sus reivindicaciones de preservación del medio ambiente". La causa verde nació de la sociedad civil y los grandes partidos tradicionales acabaron incorporando sus reclamaciones. Algo así podría suceder con los piratas. "Si se convierte en un tema de gran relevancia social, uno de sus efectos positivos es que inciten a los grandes partidos a adoptar la causa", añade Guerrero.
El germen del Partido Pirata surgió en el seno de los grupos suecos de activistas por los derechos civiles. Ante la aprobación de leyes que pretendían controlar la información que circula en la Red y que podrían permitir que el Gobierno leyera e-mails privados, se fundó en 2003 la Oficina Pirata, un foro de discusión. La iniciativa ganó un gran impulso con la creación de The Pirate Bay (thepiratebay.org), un tracker (rastreador) de archivos que se ha consolidado como el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo.
Finalmente, en 2006 el ingeniero informático Rickard Falkvinge puso en marcha el Partido Pirata, que recogía aquellas inquietudes aunque de manera independiente. "Los políticos no se han enterado de lo que ha pasado en los últimos 15 años con la revolución que han supuesto los teléfonos móviles e Internet", opinaba Falkvinge en una entrevista con este periódico poco después de fundar el partido, del que es líder. "Siguen repitiendo las mismas cosas y tienen que comprender que en la era de Internet el copyright es incompatible con el derecho a la confidencialidad".
La privacidad de las comunicaciones, insiste Falkvinge, es un derecho crucial: "Ningún Gobierno puede llegar a decretar que cada pieza de comunicación privada, y más aún en el futuro, es ilegal; que si yo envío una canción o un vídeo por e-mail a un amigo estoy cometiendo un delito". De manera que la defensa de las libertades civiles y la reforma de los derechos de autor están estrechamente relacionadas, según advierte Engström, "ya que la única forma de intentar mantener el actual régimen de copyright es supervisar todo lo que hace todo el mundo en Internet. Un precio que no estamos dispuesto a pagar".
La ecuación es clara: "Cuando la legislación sobre copyright, tal como está hoy, entra en conflicto con nuestros derechos humanos fundamentales, los derechos tienen que prevalecer y la ley de copyright debe ser modificada", señala el eurodiputado a través del e-mail.
Precisamente la reforma del copyright es quizá ahora la cuestión más complicada. El objetivo del Partido Pirata es limitarlo a cinco años, según explicaba el eurodiputado Engström en una entrevista reciente. "Hoy, el plazo de protección del copyright dura toda la vida de un autor, más 70 años, lo cual es ridículo. Las normas actuales no tienen sentido porque en ningún negocio se puede trabajar con la idea de recuperar el dinero durante 100 años". Su objetivo es claro: "Que sea totalmente legal el intercambio de archivos que no tenga finalidad comercial".
Es lo que sucede en España, donde las descargas son legales, incluidos los contenidos sujetos a derechos de autor, con la condición de que no haya ánimo de lucro. Pero es una situación que puede tener fecha de caducidad. La principal opositora es la industria cultural, que denuncia pérdidas continuadas debido a las descargas. El sector cinematográfico avisa de que lleva cuatro años seguidos de pérdidas en ventas de entradas, al tiempo que crecen las descargas, que superan los 300 millones al año. En el sector musical aseguran que hace ocho años que pierden ingresos. Y dan un dato: si en 2000 se vendían en España 600 millones de euros en discos, en 2008 han bajado a 225 millones.
Para poner coto a la situación, el Gobierno emplazó a la industria cultural, representada en la Coalición de Creadores e Industrias de Contenido, y a las operadoras de telecomunicaciones, agrupadas en Redtel, a que negociaran una autorregulación del sector. Pero las conversaciones quedaron bloqueadas el pasado mayo.
La Coalición pide que se penalice a los concentradores de contenidos (como eMule, Thepiratebay, BitTorrent) y que se persiga a los usuarios comunes y se les sancione con la desconexión. Las operadoras aprueban lo primero, pero rechazan frontalmente desconectar a usuarios comunes.
Ante la falta de acuerdo, Redtel ha pedido al Gobierno que regule las descargas y le ha comunicado sus peticiones: que la futura normativa respete "escrupulosamente" los datos personales de los usuarios, que se descarte suspender conexiones a Internet, entre otras medidas. Eso sí, también quieren que se les blinde jurídicamente ante cualquier reclamación de usuarios sancionados. Para supervisar la regulación se crearía un órgano independiente, la Comisión de Desarrollo y Control de Contenidos Digitales.
Ahora es el turno del Gobierno. Si quiere ilegalizar las descargas deberá modificar la ley, seguramente la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI) y la Ley de Procedimiento Administrativo. Ello daría a la Comisión la potestad que ahora sólo tienen los jueces para cerrar páginas web.
La Secretaría de Estado para las Telecomunicaciones ha avanzado que "pronto" habrá medidas contra la piratería, aunque no concreta fechas, según informaba Europa Press esta semana. También hay alternativas. La propia industria cultural española, junto a los grandes estudios estadounidenses, preparan para 2010 un gran portal de descargas legales de música y películas.
Mientras, en Europa se impone el control del intercambio de contenidos en la Red. Los Gobiernos de Suecia, Francia y Reino Unido ya han endurecido sus leyes para permitir identificar y perseguir a los usuarios que descarguen contenidos sin pagar derechos de autor.
En cualquier caso, la mayoría de expertos da la bienvenida al Partido Pirata, una formación que, dicen, cuestiona la política tradicional. Los piratas "representan una nueva manera de ver la política, en general, y una nueva manera de actuar, en red, con contacto directo, con alianzas... Son un desafío a lo establecido y a la política formal", considera el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí. "Es un cambio en la manera de participar políticamente. Es decir, defienden intereses muy concretos pero, al mismo tiempo, desautorizan, con su voto crítico, al conjunto del sistema político".
Luego está el desencanto. Todos los expertos coinciden en que el crecimiento del credo pirata debe mucho a cierto cansancio respecto a la política tradicional. "No hay ninguna sintonía entre políticos e internautas", subraya Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas. Con él coincide Gutiérrez-Rubí. El éxito pirata radica no sólo en el descontento de los jóvenes hacia la política sobre Internet, sino también a una desafección general "hacia esos partidos tradicionales y hacia sus políticas, que no responden a las demandas de la sociedad".
Otros consideran el movimiento pirata como poco más que una pataleta de usuarios a los que sólo les interesa las descargas. "Es un voto de protesta de jóvenes airados", sostiene Henrik Pontén, cabeza visible de la Oficina Antipiratería sueca, que representa los intereses de la industria del cine, según afirma en una entrevista con el semanario alemán Der Spiegel. "Los piratas se presentan como víctimas, pero en realidad son los responsables y están dañando a la industria del cine". Para otros, la propuesta pirata tendría mucho de "glamour publicitario, con un tono propio de estilos de vida posmodernos, hiperconsumistas y lúdicos", afines a un grupo social "medio alto, urbano, semijoven y cosmopolita", señala José Luis Dader, experto en Comunicación Política de la Complutense.
El avance del Partido Pirata, y los objetivos que persigue, parecen resultar incómodos para algunas instituciones. De hecho, ni la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información, dependiente del Ministerio de Industria, ni la empresa pública Red.es (encargada de impulsar la implantación de las tecnologías de la información), ni el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información han querido opinar para este reportaje. "Es un tema político", zanjan.
El programa pirata es ambicioso, como destaca Carlos Ayala, presidente de la Junta Directiva Nacional del Partido Pirata de España. "Hablamos de la exigencia de transparencia de los cargos públicos, de la reforma del sistema de patentes, del apoyo al software libre, entre otros". Todo se resume en tres pilares: la libre circulación de la cultura, la reforma del copyright y las patentes, y la protección de los derechos de los ciudadanos, con especial atención a la privacidad, que preocupa cada vez más. De hecho, la protección de datos de los usuarios en Internet inquieta a más de la mitad de los españoles, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
"Muchas de las reivindicaciones del partido buscan la protección de derechos fundamentales", advierte Domingo, "porque la batalla por la defensa de los derechos civiles en el siglo XXI se libra en Internet", remacha. La discusión atañe a los fundamentos de la Red. "Hay un debate abierto sobre la neutralidad de Internet, sobre el papel de las operadoras y de los usuarios, y se está haciendo de manera oscura y de espaldas al ciudadano", advierte Garrido.
Son cuestiones que los jóvenes sienten muy cercanas. "El Partido Pirata asume un programa que afecta a millones de personas, pero sobre todo atrae a los jóvenes, que son los que consumen más tecnologías y los que menos dispuestos están a pagar por ello", añade el sociólogo Guerrero. Esos nativos digitales miran la Red como su espacio público natural, indica Garrido. "Ven que su lugar de expresión es Internet y que hay multinacionales que quieren cerrarlo". Aun así, en el partido sostienen que sus militantes se dividen a partes iguales entre menores y mayores de 30 años.
Otros son escépticos sobre el futuro del partido. "Es fruto del momento; en cuanto se regulen sus reivindicaciones, puede que se haga prescindible", avisa Guerrero. El partido, añade, se ha beneficiado de que frente a los programas abstractos y mesurados de los grandes partidos, ellos proponen uno muy concreto y atractivo. "Al votante joven le suenan ajenos asuntos como la sanidad, las pensiones, crear infraestructuras o la sostenibilidad de las empresas", añade. "Y sus votantes no los perciben como políticos tradicionales. Pero cuando vean que se comportan como políticos normales, llegará el desencanto de la utopía".
Sea como fuere, sólo el tiempo dirá si la acometida pirata es sólo una batalla o el principio de la guerra por los derechos civiles en la sociedad de la información.
Los principios del ideario pirata
El Partido Pirata sueco se propone como objetivo principal facilitar el advenimiento de una sociedad de la información "diversa y abierta", según consta en su Declaración de Principios, que sirve de modelo para el resto de partidos hermanos. Tal cometido se asienta en tres pilares: la protección de los derechos de los ciudadanos, la libre difusión de la cultura y la consideración de que las patentes y los monopolios privados perjudican a la sociedad.
- Derechos. El derecho a la privacidad de la correspondencia, recogido en las constituciones de los países de la UE, debe defenderse ante un desarrollo tecnológico que permite a los Estados controlar las comunicaciones de los ciudadanos. "Que los Gobiernos utilicen los poderes de vigilancia contra ciudadanos que no son sospechosos de ningún delito es inaceptable y supone una violación del derecho de privacidad", reza la declaración. "Igual que se prohíbe leer el correo ajeno, debería vetarse la lectura y el acceso al e-mail, los sms u otras formas de mensajería".
- 'Copyright'. "Compartir copias, o difundir o emplear obras para usos sin ánimo de lucro, nunca debería ser ilegal dado que tal uso justo beneficia a toda la sociedad", recoge el texto. Incluso añaden que debería impulsarse todo uso, tratamiento y distribución de cultura que no tenga ánimo de lucro. "Proponemos una reducción de la protección del copyright comercial, es decir, el monopolio para crear copias de una obra con propósitos comerciales, a cinco años desde la publicación de la obra".
- Patentes. Consideran que sirven para crear monopolios privados y quieren suprimirlas. "Son empleadas cada vez más por las grandes compañías para impedir que empresas más pequeñas puedan competir en igualdad de condiciones", advierte el documento. Consideran que han quedado obsoletas, que son innecesarias y que representan una traba para la innovación. Por ello, abogan por abolirlas gradualmente.
viernes, 12 de abril de 2013
La cruda fotogalería de la realidad... 00
La cruda fotogalería de la realidad
Las historias reales que nutren el gran fotoperiodismo son el centro del festival Visa pour l'Image. "Es la mejor revista del mundo", afirma su fundador
La casa de Chuck es un agujero en la pared de un túnel por donde pasa el tren. Allí vive desde hace nueve años. Lisa, también. Es su novia. Son dos sin techo de Nueva York. Lisa de vez en cuando vende latas que encuentra. O pide dinero. Chuck rebusca en la basura. Un día violan a Lisa al volver del trabajo. Chuck la acompaña al hospital. Esperan sentados en una camilla. Él clava la mirada en su vaso de cartón. Ella no mira a ningún sitio.
No hace falta hablar con ellos ni leer un reportaje para conocer su historia. Basta con ver las poderosas imágenes que Andrea Star Reese tomó en los meses que pasó con un grupo de indigentes en Nueva York. Ellos protagonizan The urban cave, la exposición que se puede visitar hasta el 12 de septiembre en Visa pour l'Image (www.visapourlimage.com), el festival fotográfico gratuito que se celebra estos días en Perpiñán.
"Es la revista más bonita del mundo, pero uno no puede suscribirse", dice el director del festival, Jean-François Leroy, sobre las exposiciones que pueblan la ciudad francesa cada verano. Este año hay 30 repartidas por toda la ciudad. El tema es la actualidad, y, la condición, que se cuente a través de un fotoperiodismo "de calidad, ético y que respete los códigos deontológicos", explica Leroy. "Muestro todo lo que no se puede ver en las revistas", alardea.
Como las vidas de Don y Pez, que no pasan por un buen momento. Con el traje de la policía de Nueva York, acuden al funeral de Omar Edwards. Omar ha muerto a manos de sus compañeros. Le confundieron con un delincuente armado mientras trabajaba en un suburbio. Les retrata el treintañero Antonio Bolfo, que ha dejado la policía para dedicarse a las fotos. En su serie Impact sigue a un grupo de 30 agentes novatos asignados a la zona de viviendas de protección oficial de Mott Haven, en el sur del Bronx: la más peligrosa, para que se fogueen.
Eso es Visa pour l'Image. La realidad. "Cada año miro más de 4.000 dosieres", cuenta Leroy en el despacho que tiene en el hotel Pams, con el techo repleto de angelitos en relieve. Visa pour l'Image vive de los patrocinadores, que siguen fieles desde 1989, cuando Leroy inició su proyecto. Entonces era un "joven fotógrafo, aunque muy malo", confiesa. Cansado del monopolio de la agencia Magnum, se propuso mostrar trabajos de otros fotoperiodistas. "Quería montar un Cannes de la fotografía, y lo conseguí", se vanagloria.
Hoy participan National Geographic, Getty Images, France Presse, entre otros muchos, y cuentan vidas como la de Serguei y Alina. La pareja vive en un pueblo a 30 kilómetros de Chernóbil. Hace 15 años que trabajan para una compañía que trata los residuos nucleares y los vende. Guillaume Herbaut ha titulado su reportaje El oro negro de Chernóbil. Lleva tres años viajando a Ucrania para mostrar los reactores, las plantas, los trabajadores, a Piotr, que busca restos y luego los vende a traficantes... Un trabajo de investigación que denuncia el comercio ilegal de metal contaminado 24 años después de la catástrofe.
Walter Astrada cuenta la violencia que sufre la mujer en India con poderosas imágenes a todo color de niñas, ancianas, mujeres en edad casadera... Corentin Fohlen aborda las dos tragedias que más portadas han acaparado: Haití y Bangkok. Stephanie Sinclair mira con su cámara a una secta mormona... La lista es interminable.
Tres días. Es el tiempo que Leroy considera necesario para disfrutar de Visa pour l'Image, donde, además hay también una dosis de clásicos gracias a las fotografías de William Klein sobre Nueva York, Roma, Moscú y Tokio. Leroy está contento de su trabajo, pero tiene una espinita clavada: no ha sido capaz de encontrar reportajes de calidad sobre Irak. "Sé que es muy caro, pero el problema es que los medios ya no los dirigen periodistas. Están en manos de empresarios", se lamenta. Y predice un futuro incierto: "Hace 20 años, nadie se preocupaba por el dinero. La calidad es cada vez menor".
jueves, 11 de abril de 2013
Si enriqueces tu entorno...
Si enriqueces tu entorno, enriqueces el cerebro, y enriquecer el cerebro conduce a mejorar la inteligencia.
Eduard Punset - El alma está en el cerebro
miércoles, 10 de abril de 2013
NUEVA YORK: Esto sí que es una musa...
NUEVA YORK: Esto sí que es una musa
No pasa un día sin que se publique algún título que tenga a la ciudad de Nueva York como protagonista o como fondo. Así sigue siendo en 2010. La avalancha de libros deja claro el poder evocador de una ciudad que, más que un lugar, es un estado de ánimo. Estas páginas son una especie de GPS de lo mejor que ha dado.
1. En la vida de las ciudades hay siempre un momento en el que irrumpe con fuerza la figura de un gran escritor que logra encerrar entre las páginas de un libro la idiosincrasia del lugar y de sus gentes. Es el caso de James Joyce con Dublín, Alfred Döblin con Berlín, José Saramago con Lisboa, Orhan Pamuk con Estambul, Naguib Mahfouz con El Cairo, Salman Rushdie con Bombay. Otro tanto han hecho en el pasado León Tolstói y Fiodor Dostoievski con San Petersburgo y Moscú, Charles Dickens con Londres o Marcel Proust con París. Los grandes frisos narrativos de estos autores han dejado grabada de manera indeleble en la memoria colectiva el espíritu de las ciudades acerca de las que escribieron. Aunque cabe echar en falta algún nombre (¿Tokio, Sidney, Roma, Shanghái?), los aquí enunciados son lo bastante representativos como para poder afirmar que constituyen una suerte de mapa simbólico del mundo... con una excepción. Simbólico o no, ningún mapa del presente se puede considerar completo si no figura en él Nueva York. Metrópolis por antonomasia de nuestro tiempo, como lo fueron en otras épocas Roma o París, Nueva York es en cierto modo suma y resumen de las demás ciudades. ¿A qué obedece, entonces, su exclusión por mi parte? No es que no haya tenido su cronista. Su problema, si acaso, es el contrario: ha tenido demasiados. Sobre ninguna otra ciudad se han escrito tantos libros como sobre Nueva York, y sin embargo, ninguno ha conseguido por sí solo atrapar con suficiente precisión la esencia del lugar. Como símbolo, Nueva York plantea un reto extraordinariamente complejo. La ciudad encierra en sí un misterio que no resulta fácil desvelar. Tal enigma ha ejercido desde siempre una irresistible fascinación sobre miríadas de escritores. Según datos de la industria editorial, es raro que pase un día sin que vea la luz un nuevo título que tiene por objeto la ciudad.
2. Se ha dicho muchas veces, y es verdad, que, más que un lugar, Nueva York es un estado de ánimo. La idea puede servir de punto de partida para intentar atrapar algún aspecto oculto de su personalidad. Conscientes del misterio en que está envuelta, los literatos neoyorquinos se vieron obligados a forjar una forma de escritura capaz de horadar el caparazón de la ciudad, extrayendo del fondo de la misma su más recóndita esencia. El género inventado se sitúa en algún lugar entre la literatura y el periodismo. Corría el año 1925 cuando se dio a conocer su primera cristalización. Fue entonces cuando salió a la luz The New Yorker, publicación para la que no hay equivalente en ningún otro lugar del mundo y sin la cual no es posible entender el espíritu de Nueva York y sus gentes. En las páginas de la recién nacida revista se gestó un género literario cuyo fin era ayudar a los neoyorquinos a entender y dar adecuada expresión a su entorno. Son muchas las singularidades que hacen irrepetible esta publicación: las viñetas, la inclusión de cuentos y poemas inéditos, una forma especial de entender casi cada aspecto, tanto del periodismo como de la literatura, y, por encima de todo, una forma de reportaje que ha pasado a ser conocido como perfil. El perfil es un retrato en profundidad de la forma de ser de un individuo o un lugar. La fórmula secreta que permite llegar a lo más hondo del asunto a tratar es un aspecto del estilo que hace de él un arma de una sutileza rayana en lo invisible. Los mejores escritores americanos, sin excepción, han velado sus armas escribiendo perfiles para The New Yorker, por cuyas páginas han desfilado y siguen haciéndolo hoy las mejores firmas de la literatura universal.
De entre los millares de perfiles escritos durante las décadas que han transcurrido desde la fundación de la revista hay dos, firmados por E. B. White y Truman Capote, que estuvieron a punto de alcanzar lo imposible: atrapar en unas decenas de páginas la esencia de lo que es Nueva York, o por lo menos, una mitad de la ciudad. El de White se titula simplemente Esto es Nueva York, y es cierto que logra fijar de manera indeleble lo que de permanente hay en algunos de los lugares más emblemáticos de Manhattan. A su vez, en Una casa en Brooklyn Heights, Capote aporta lo que le falta al medio Nueva York de White: el espacio que se abre al otro lado del Puente de Brooklyn. Compuestas con total independencia una de otra, las semblanzas neoyorquinas de estos dos autores trascienden las señas de identidad de la época en que fueron escritas, logrando entre las dos atrapar lo que hace a Nueva York acreedor del título que tuvo en su tiempo Roma: ser una ciudad eterna. El perfil de White es de 1948 y se publicó en forma de libro un año después. Muy distinta fue la suerte de Una casa en Brooklyn Heights, texto que permaneció sepultado entre los manuscritos que el autor de A sangre fría dejó inéditos tras su muerte y no llegaría a la imprenta hasta 2001. La unidad que constituyen estos dos reportajes es tal, que en las librerías neoyorquinas se suelen ofrecer conjuntamente al lector, cuidadosamente publicados por la misma editorial.
3. Cuenta Washington Irving en las páginas iniciales de su exquisita Historia de Nueva York, libro publicado en 1809, que, con anterioridad a la llegada de los primeros europeos, había en la punta meridional de la pequeña isla de Manhadoes un poblado indio cuyos habitantes se dedicaban al pacífico oficio de la pesca. Situada en la confluencia de dos ríos que desembocaban en una amplia bahía, en 1524 arribó a sus orillas el explorador italiano Giovanni da Verrazano, que andaba a la sazón buscando un paso que le permitiera proseguir viaje en dirección Noroeste. En 1609 llegó al mismo enclave el navegante inglés Henry Hudson, quien bautizó al río que bañaba la costa occidental de Manhadoes con su apellido. Un año después, los holandeses le compraron el poblado a los indios algonquinos por una cantidad irrisoria. La colonia se denominó Nueva Orange y Nuevo Ámsterdam antes de adquirir el nombre definitivo de Nueva York. Irving, de 26 años de edad, pone estas y otras historias en boca de Diedrich Knickerbocker, el idiosincrático narrador de la obra. El libro llegó a ser un best seller de proporciones extraordinarias y convirtió el apellido de Knickerbocker en sinónimo de neoyorquino. Al escribir la historia de los primeros tiempos de su ciudad natal, centrándose en el periodo neerlandés, Washington Irving se interesa exactamente por lo contrario que, andando el tiempo, procurarían captar Truman Capote y E. B. White, es decir, no lo que aspira a la condición de eterno, sino lo efímero. Son innumerables los libros que buscan dejar constancia de la grandeza perdida de la ciudad, y no solo arquitectónicamente. Irving publica su crónica del Nueva York perdido cuando la ciudad cumplió sus primeros dos siglos de existencia. Resulta conmovedor constatar que desde el primer momento Nueva York encerraba en su totalidad el germen de su futuro ser. Dice Knickerboker que en torno al año 1640, con una población que no llegaba al millar de habitantes, la inmensa mayoría de los cuales no habían nacido allí, se hablaban en la colonia 18 idiomas.
4. Acercarse a Nueva York a través de su literatura exige dejar en suspenso los prejuicios estéticos que podamos tener y adoptar una actitud abiertamente democrática. No en vano, el autor neoyorquino más emblemático es Walt Whitman, cuya proeza consistió en saber hacer llegar su formidable corpus poético a toda suerte de lectores. Es importante señalarlo: Cuando Nueva York recibe el homenaje de sus hijos se niega a distinguir entre alta y baja literatura. Si se quiere entender de manera cabal lo que sucede en sus calles y rincones, es imperativo aceptar por igual a los autores supuestamente cultos y a quienes viven de satisfacer el apetito de las masas. Los intelectuales podrán o no dar la espalda a los best sellers, es su problema, pero la ciudad en sí acepta con idéntica alegría libros como Sexo en Nueva York (1997) o El diablo viste de Prada (2003), así como novelas de la altura literaria de Great Jones Street (1973), de Don DeLillo. Entre unos y otros hay toda una zona intermedia que, según quién se pronuncie, puede o no ser literatura de verdad. En este grupo figuran títulos que, juicios de valor aparte, resultan imprescindibles si de lo que se trata es de hacerse con las claves de la ciudad. Entre ellos figuran Luces de Neón (1984), de Jay McInerney; Esclavos de Nueva York (1986), de Tama Janowitz; American Psycho (1991), de Bret Easton Ellis, y La hoguera de las vanidades (1987), de Tom Wolfe. Las cosas como son: por más dudas literarias que suscite, el best seller del populista Wolfe dice mucho más acerca de la ciudad que Cosmópolis (2003) o El hombre del salto (2007), dos novelas no del todo logradas de Don DeLillo.
El problema no es exactamente nuevo. Para algunos de sus contemporáneos, las historias de O. Henry (1862-1910) pecaban de sentimentalismo. Lo maravillosamente irónico de su caso es que un siglo después de la muerte de este autor, mientras que sus críticos han caído en el olvido, sus cuentos neoyorquinos siguen siendo tan deliciosos de leer hoy como lo fueron en su día. El gran O. Henry no estaba solo. Conforme a una ley comprobable, pero difícil de explicar, los mejores cronistas de la ciudad suelen tener un alma gemela en otro vértice del tiempo. Así como Capote lo fue de E. B. White, quien mejor complementa el retrato neoyorquino que nos ofrecen los cuentos de O. Henry es uno de los grandes colaboradores de The New Yorker. Se trata de Joseph Mitchell, el genial creador de Joe Gould, un vagabundo del Village que quiso registrar una historia oral del mundo que cupiera entre los límites de Nueva York. No lo consiguió, por supuesto, ni siquiera logró reducir a la ciudad en sí. Se le resistió, como a todos. Así las cosas, lo mejor es abandonarse a una lectura perfectamente desordenada, desde el punto de vista cronológico. Las disquisiciones de los detectives metafísicos de Paul Auster no están reñidas con las novelas de costumbres urbanas escritas por E. L. Doctorow, Isaac Bashevis Singer o Henry Roth, los tres grandes de la literatura judeo-neoyorquina. Una de las novelas más deliciosas que tienen como escenario Nueva York es Desayuno en Tiffany's (1958), de Truman Capote. Y nadie ha conseguido aún llegar a las alturas alcanzadas por J. D. Salinger en El guardián entre el centeno (1951) o Francis Scott Fitzgerald en las escenas neoyorquinas de El Gran Gatsby (1925).
5. Si el tiempo no importa, menos aún el lugar. Uno de los rasgos más llamativos de la historia literaria de Nueva York es que los autores de algunas de sus páginas más inolvidables no nacieron aquí. Uno de los poemarios más sobrecogedores jamás escritos sobre la ciudad es Poeta en Nueva York (1929-30), de Federico García Lorca. En su recorrido, Lorca recoge los símbolos esenciales del paisaje urbano: Broadway, Harlem, Wall Street y, por supuesto, el Puente de Brooklyn, sobre el que convergen con avidez las miradas de innumerables poetas, uno de ellos, alguien tan inesperado como Vladímir Maiakovski. En algún caso, vinieron a morir aquí, como ocurrió con el galés Dylan Thomas, una de las víctimas más legendarias del legendario Hotel Chelsea. Y hablando de escritores malditos, casi nadie tiene presente las páginas que dedicó el francés Ferdinand Céline a Manhattan en su estremecedor Viaje al fin de la noche (1932), como tampoco es apenas conocido el impacto que tuvo la ciudad en Máximo Gorki, cuya ideología se tambaleó ante la grandeza inclasificable de Nueva York. Una de las más logradas semblanzas de la ciudad la llevó a cabo el poeta y diplomático francés Paul Morand en Nueva York (1929). Tanto por la profundidad de su visión como por la extraordinaria calidad de su prosa, hasta hoy, nadie que se exprese en español ha superado las crónicas neoyorquinas que escribió en nuestro idioma el héroe de la independencia cubana, José Martí, durante los años que vivió en la Gran Manzana a finales del siglo XIX.
6. Nueva York no olvida a los suyos, por supuesto, y los exhibe con orgullo. En cuanto a los escritores oriundos de la ciudad, la literatura norteamericana está en deuda con Nueva York por haber nacido en ella Herman Melville y Walt Whitman, autores, respectivamente, de la mejor novela (Moby Dick, 1851) y el mejor libro de poemas (Hojas de hierba, 1855-1892) de toda la historia de la literatura norteamericana. El primer capítulo de Moby Dick transcurre en Manhattan, pero es otra la obra de Melville que captó la alienación y el misterio de su ciudad natal, Bartleville el escribiente (1853), retrato sobrecogedor de la soledad existencial de un empleado de Wall Street. Natural de Long Island, la isla larga en cuya punta meridional se encuentra ubicado el condado de Brooklyn, Walt Whitman engloba a la raza humana con todas sus pasiones en un poemario que encierra en sus páginas la totalidad de lo real. Cantor de las multitudes que atestan las aceras de Manhattan, Whitman encarna los dos grandes valores asociados con el nacimiento de la joven nación americana: la democracia y la libertad, a los que hay que unir, de lo contrario la imagen quedaría desvirtuada, la fe en un capitalismo sin bridas, algo esencial en la concepción de la realidad neoyorquina y norteamericana.
7. ¿Cómo abarcar la ciudad con una sola mirada? Nueva York es la suma de cinco condados: Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx, Staten Island. Dentro de cada uno de estos barrios infinitamente cambiantes hay un sinfín de enclaves urbanos, todos con una fuerte personalidad: Harlem, Wall Street, Washington Heights, Williamsburg, Forest Hills, Coney Island... Además de carácter, todos tienen su propia historia literaria, imposible de resumir. Los negros, los hispanos, los judíos, los polacos, los italianos, los irlandeses y los asiáticos, entre otros, tienen una larga nómina de autores que enriquecen de manera incesante la literatura que tiene por objeto la ciudad. Es fácil olvidar no ya lo importante, sino lo esencial. ¿Dónde está John dos Passos, autor de una portentosa cartografía móvil de Manhattan? ¿Dónde Brendan Behan, trágico prosista y bebedor, de estirpe irlandesa, autor de una estampa caóticamente fascinante de la ciudad? ¿Y los numerosos autores negros del Renacimiento de Harlem, como Zora Neal Hurston o Langston Hughes, que junto a muchos otros escribieron una de las páginas más brillantes de la historia literaria de Nueva York...?
8. Dando un salto brusco al presente: en medio de tan delirante melting pot, ¿a quién singularizar? Hay demasiados escritores, y sobre ellos aún no ha intervenido el filtro saludable del tiempo. Solo en Brooklyn son millares los autores en activo que han adquirido cierto relieve. En tanto el viento del olvido inicia su labor y pone las cosas en su sitio, me quedo con dos nombres: Colson Whitehead, novelista de origen africano autor de El coloso de Nueva York (2004), honda meditación literaria sobre el momento actual de la ciudad, y el irlandés Colum McCann, cuya última novela, Que el vasto mundo siga girando (2009), ganadora del Premio Pulitzer, lanza una mirada sobre Manhattan desde la cuerda que tendió entre las Torres Gemelas en 1974 el funámbulo francés Philippe Petit. La lectura de McCann nos permite, entre otras cosas, constatar que las cosas no han cambiado demasiado desde los tiempos de Washington Irving.
NUEVA YORK EN 25 TÍTULOS
1809 Washington Irving: Historia de Nueva York. Una mirada sobre el pasado holandés de la ciudad cuando esta cumple 200 años.
1853 Herman Melville: Bartleby el escribiente. El autor de Moby Dick disecciona el lado oscuro del sueño americano.
1855 Walt Whitman: Hojas de hierba. El gran poeta invoca a la ciudad en momentos clave de su obra.
1881 Henry James: Washington Square. Obra maestra del realismo decimonónico neoyorquino por un grande del género.
1920 Edith Wharton: La edad de la inocencia. Crónica de la clase alta neoyorquina que supuso la concesión del Premio Pulitzer a una mujer por primera vez.
1925 John dos Passos: Manhattan Transfer. Es un collage de la ciudad durante los felices años de la era del jazz.
1925 Francis Scott Fitzgerald. El Gran Gatsby. Grandiosa historia de amor, poder y riqueza.
1934 Henry Roth: Llámalo sueño. Visión de la ciudad a través de los ojos del hijo de una familia de inmigrantes judíos.
1943 Betty Smith: Un árbol crece en Brooklyn. Una adolescente descubre el mundo desde un rincón de Brooklyn.
1945 Los mejores relatos de O. Henry (1862-1910). Antología de cuentos que resume la vida de cuatro millones de neoyorquinos.
1948 E. B. White: Esto es Nueva York. Perfil de la ciudad realizado por uno de los grandes cronistas de The New Yorker.
1951 J. D. Salinger: El guardián entre el centeno. El misterio de la adolescencia con la ciudad como trasfondo.
1952 Ralph Ellison: El hombre invisible. Un novelista afroamericano obliga a la sociedad a mirar a un sector ignorado.
1984 Jay McInerney: Luces de neón. Drogas, sexo, dinero, parties y glamour en los despreocupados ochenta.
1985 E. L. Doctorow: La feria del mundo. La Feria Universal sitúa a la ciudad en el centro del mundo.
1985-1986 Paul Auster: Trilogía de Nueva York. Arranque narrativo de una obra dedicada a la poética del azar
1987 Tom Wolfe: La hoguera de las vanidades. El maestro del nuevo periodismo vela sus armas en la novela.
1989 Oscar Hijuelos: Los reyes del mambo tocan canciones de amor. Primer Pulitzer otorgado a un escritor hispano por su retrato musical de los años cincuenta.
1991 Bret Easton Ellis: American Psycho. Un psicópata de Wall Street se embarca en una orgía criminal sin fin.
1992 Joseph Mitchell: El secreto de Joe Gould y otras semblanzas del New Yorker (1938-1992). Recopilación de los perfiles de uno de los grandes cronistas de The New Yorker.
1992 Toni Morrison: Jazz. Novela sobre Harlem por la primera afroamericana galardonada con el Premio Nobel.
1997 Don DeLillo: Submundo. La obra maestra de uno de los mejores novelistas neoyorquinos, nacido en El Bronx.
2002 Truman Capote: Una Casa en Brooklyn Heights (póstumo). Inolvidable perfil sobre el barrio que se alza frente a la línea del cielo de Manhattan.
2008 Richard Price: La vida fácil. Retrato implacable del Lower East Side neoyorquino.
2009 Colum McCan: Que el vasto mundo siga girando. Cómo Nueva York sigue incólume tras los atentados del 11 de septiembre.
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