jueves, 12 de febrero de 2009
Banksy también conquista EEUU...
Banksy también conquista EEUU
Londres podría haber sido sólo un laboratorio. Banksy, seudónimo del secretista rey del grafiti, ha dejado la villa de Su Majestad para mudarse a Estados Unidos. Y ha empezado a lo grande: primero, atacando en Nueva Orleans, corazón del dramático huracán Katrina. El segundo gran golpe tenía que ser en Nueva York: es la ciudad más pop del mundo y, por tanto, la más vulnerable a su satírica brocha. Por Ignacio de los Reyes (Fotos: AFP y Banksy.co.uk)
Puede que algún día los libros de arte hablen de un tal "Banksy, talento callejero que comenzó su obra a finales del siglo XX inundando Londres de combativos grafitis para después extender su impronta al resto del mundo; un personaje casi mítico cuyo verdadero nombre era..." A decir verdad, probablemente los libros omitirían este último detalle, porque, de momento no parece dispuesto a revelar su identidad. De él poco se sabe además de que en pocos años su obra pasó de ser considerada vandalismo a representar la libre expresión de un poeta pintor. Por eso, durante las últimas semanas de octubre muchos estadounidenses no dejaban de preguntarse "¿Es él? ¿Y ha estado aquí?" al ver sobre sus edificios pinturas con su inconfundible estilo.
Banksy ha cruzado el charco sin levantar sospecha y ha hecho su aparición estelar en Nueva Orleans, ciudad devastada por el huracán Katrina y una de las primeras tumbas de la Administración Bush, cuyos ideales son constante fuente de inspiración para el más misterioso crítico de la sociedad de consumo. Una niña bajo un lluvioso paraguas, soldados del ejército estadounidense saqueando tiendas y un Abraham Lincoln mendigante en forma de 'stencils' -grafitis dibujados con plantillas- han aflorado de repente en sus calles.
Por mucho que esconda su rostro (el diario 'The Mail on Sunday' dijo haberle desenmascarado), Banksy es todo un exhibicionista. Gracias a que sus obras son conocidas en todo el mundo consigue por ellas ingresos de cientos de miles de euros -hasta 275.000 cobró por un mural que pintó en el barrio londinense de Nottin Hill- así que él ha sido el primero en mostrar en su página web cuáles han sido sus últimos objetivos.
La revista 'ArtReview' le coloca en su último número en el puesto 63 de la lista de 'los más poderosos del Arte'. Es el primer artista callejero en aparecer en este grupo, liderado por Damien Hirst, pero lo suyo parece seguir siendo la crítica a la cultura pop y el consumo en un mundo capitalista. En la Nueva York del 'crash' económico, donde seguro encuentra incontables fuentes de inspiración, ha dibujado una rata -su animal favorito- huyendo del Bajo Manhattan con un maletín repleto de dólares. ¿Será un alto ejecutivo de Lehman Brothers?
Su última obra de arte está mucho más camuflada que sus gigantescos murales. Los vecinos del barrio neoyorquino de Greenwich Village vieron abrir, el pasado 5 de octubre, un nuevo establecimiento, la 'Village Petstore and Charcoal Grill' : una peculiar tienda de animales que ha resultado estar regentada por Banksy. "Quería hacer arte cuestionando nuestra relación con los animales, la ética y la sostenibilidad de las granjas", explicó a través de su representante. Y lo que le ha salido es lo que se ve a la izquierda. Expositores que muestran montajes inspirados en animales de granja y mascotas, como estos pollitos-'nuggets' bebiendo su agua-salsa barbacoa.
Los diferentes elementos de esta instalación, que se pueden ver en su web y en su canal de Youtube, no escapan al habitual retrato crítico que Banksy hace de la cultura pop. El inglés ha dibujado a Kate Moss al estilo de la Marilyn de Warhol, y la iconografía de McDonald's y Disney la ha mezclado con los crímenes de la guerra de Vietnam. Su último tributo a los 'clásicos animados de ayer y hoy' es este patético Tweety desprendido de plumas que se exhibe en la tienda.
Una coqueta coneja, limándose las uñas frente al espejo, en el escaparate de la tienda, que permanece abierta al público todo el día hasta el 31 de octubre. Banksy también ha dejado su huella en otros lugares del planeta, como en Belén, o en el Muro de Cisjordania, donde pintó un alegato por la paz. Aunque ya se había colado en algunos museos neoyorquinos, nunca su rastro había sido tan explícito.
Palitos de pescado, flotando en una pecera.
El mono adicto a la televisión, de Banksy.
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