lunes, 27 de julio de 2009

Saca a Tintín del armario...


El Times saca a Tintín del armario (con polémico resultado)

¿Otra vez a vueltas con lo de que si Tintín entiende o no entiende? Pues sí, y la disputa ha escalado a nivel de guerra de prensa transnacional entre Inglaterra y Francia. Este miércoles el columnista de The Times Matthew Parris publicaba, bajo el titular Por supuesto que Tintín es gay. Pregúntale a Milú los motivos que según él demostraban irrefutablemente las inequívocas conductas homosexuales del personaje con ejemplos extraídos de sus álbumes.

Quien ha recogido el guante es el diario conservador francés Le Figaro. El argumento que esgrimen es otro habitual: que en el mundo de Tintín no existe la sexualidad como tal ya que es una proyección del de la infancia. En realidad todos los personajes de Hergé son niños. De paso aprovechan para devolvérsela a Parris acusándole de proselitismo: para un homosexual reivindicar a Tintín como uno de los suyos debe de ser una deliciosa venganza.

No es la primera vez que The Times nos sorprende con una lista estrafalaria, escogida más por su potencial polémico que por su rigor. Pero precisamente por dar pie al debate (y arrancarnos alguna sonrisa, espero) transcribimos aquí las razones por las que Parris asegura que Tintín es positivamente, innegablemente, perdidamente gay.

1- No sabemos nada de su pasado, de sus padres o su familia. Según Parris es muy común que un joven homosexual bloquee sus relaciones afectivas con la familia que le ha rechazado y finja que no existen. Vale, es un opción, pero no es desde luego la única. Por ejemplo, los padres de Tintín podrían haber sido perfectamente tolerantes y cosmopolitas y haber sido asesinados por Voldemort.

2- Según Hergé, el único trasfondo de Tintín es que acababa de salir de los boy-scouts. Como antiguo y veterano Akela tengo que protestar contra el pésimo uso de estereotipos del que hace gala aquí Parris. Hay muchos otros motivos para ingresar en los Scouts además del de ser un potencial homosexual adolescente. El más frecuente es que tus padres quieran perderte de vista los sábados por la tarde. Pero si Tintín no tiene padres… hmm…

3- Primer empleo. Cuando el protagonista se despide de su editor al comienzo de Tintín en el país de los soviets, le dice a su editor: Te enviaré postales, vodka y caviar. Por algún motivo esto le parece sospechoso a Parris viniendo de un recién licenciado. ¿Demasiado afectuoso? ¿Quizás un verdadero hetero habría dicho Te enviaré una de esas esposas rusas que anuncian?

4- Carrera profesional. Que a pesar de identificarse como reportero Tintín no haga jamás nada remotamente relacionado con el periodismo es algo que llama la atención. ¿Pero cualifica para ser gay? Según Parris sí. Él, como muchos aficionados, cree que el verdadero empleo de Tintín es el de ser espía. ¿Y a quiénes reclutan los servicios secretos? Pues a los homosexuales según parece. Parris asegura que el MI6 le ofreció un puesto en una ocasión básicamente por su orientación sexual.

Esto está tan traído por los pelos que me voy a obviar los chistes. De hecho Tintín me da igual en estos momentos. ¿Está diciendo Parris que cada vez que James Bond se encama con una curvácea espía lo hace en realidad a disgusto? Dios, estoy depre…

5- Vida doméstica. Tintín y Milú se van a vivir con Haddock a Moulinsart en 1940. Y según dice Parris, enseguida se empiezan a notar los benéficos efectos de un joven amante sobre la personalidad del viejo lobo de mar. Si en las anteriores aventuras es un borracho tempestuoso, la presencia de Tintín contribuye a serenarle, le lleva a aceptar la jubilación y finalmente le ennoblece cuando en Tintín en el Tibet ofrece entregar su vida por él.

Creo sinceramente que Parris peca de ingenuidad aquí, como si el amor lo resolviera todo, incluído un problema crónico de alcoholismo. La verdad es que las veladas en Moulinsart no serían precisamente de mimitos ante la chimenea. Me imagino más bien a Haddock encerrado en un cuartucho y aporreando la puerta – ¡Sólo un trago, malnacidos! ¡El mono me está matando! – mientras Tintín y Nestor la atrancan con lágrimas en los ojos: Tenemos que hacerlo capitán… lo hacemos porque le queremos…

6- Hernández y Fernández. Pareja indudablemente gay según Parris. Y aún diría más, con fetichismo narcisista, ya que probablemente ni ellos mismo saben cuál es cual. La prueba según el columnista es su gusto por el travestismo, es decir, por disfrazarse en cada aventura de la forma más estrambótica posible. Y que frecuentemente se dejan ver con un traje de baño a rayas a juego. Olvida Parris que ese es precismente un indicio de pura y esencial masculinidad. Al menos es lo que deduzco de los anuncios de Jean-Paul Gaultier.

7- Milú. El único mamífero macho explicitamente heterosexual en todo el universo de Tintín. Parris señala que no es raro que Milú pierda la cabeza por alguna perrita, pero sus flirteos son siempre boicoteados por Tintín o las circustancias. Apiadaos de este perro, tenazmente hetero y atrapado en esta siniestra red de machos humanos gays. Vale, me apiado, pero también podría ser que a Tintín no le apetezca encontrarse con una caja llena de cachorritos en la puerta y una visita obligada al veterinario Dr. Tijeras.

8- La Castafiore.
Una mariliendres como la copa de un pino, dice Parris. Adora a Tintín, humilla a Haddock llamándole por nombres que no son el suyo, y Haddock la odia recíprocamente. En realidad las atenciones románticas de la Castafiore se dirigen precisamente a Haddock, no a Tintín, y que nadie puede culparle por querer estar lo más lejos posible de ese desagradable cliché andante sobre el mundo de la Opera.

Dudo mucho que esta sea la última vez que oigamos sonar la polémica sobre la sexualidad de Tintín. Pero hay otra que The Times zanja sin titubear: Astérix y Obelix no son gays. Ni aunque duerman bajo el mismo techo, ni aunque no se separen nunca, ni aunque la vez en la que una mujer propuso matrimonio a Astérix (La rosa y la espada) este se puso tan nervioso que acabó pegándola. No, en absoluto. De ninguna manera. No.

- Papelenblanco.com -

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