domingo, 7 de septiembre de 2008

Otras razas de noche...

Es oficial: las tribus urbanas ya no tienen sentido. Al menos en el territorio club. Cambiar de chaqueta se impone al integrismo estético con looks y actitudes de usar y tirar. Esto es lo más creativo, zafio, original o trillado que te cegará este verano.

NO seas ingenuo: en la era digital tu estilo es de dominio público. Y si hasta hace bien poco los clubes nocturnos eran un terreno abonado para rastrear tendencias y actitudes, hoy basta un paseo por la Red para ponerse al día. Algo que no ha pasado desapercibido a las firmas de moda, dispuestas a sacar el máximo partido de todo ello. Tanto en la inspiración para sus colecciones como en las estrategias de comunicación, en las últimas temporadas firmas como la japonesa Uniqlo, la estadounidense American Apparel o la española Pull & Bear han situado en primer plano a las razas nocturnas.

Moda y noche ya andaban de la mano en los antidiluviales años setenta (las míticas snapshots del Studio 54 lo atestiguan) u ochenta (el patrio Rockola). Nada nuevo. “Lo que pasa es que ahora, gracias a estos espías que cuelgan en sus webs fotos de la nocturnidad, todos somos mucho más conscientes de lo que se lleva de puertas de una discoteca para adentro”, cuenta Berta Muñoz, coolhunter de la agencia Yess! Todos y en todas partes del mundo. “Antes llegabas con un mono ochentero de Berlín y eras lo más. Ahora te haces la foto con el mono ochentero y lo ven hasta en el último rincón del planeta”. Y continúa: “En cualquier caso, estamos hablando de modas globales, nunca de tribus urbanas. Las tribus urbanas existen con independencia de los clubes a los que asisten sus miembros, mientras que las tendencias tienen un periodo de vida corto y se nutren de consumidores chaqueteros, de aquellos que cambian de estilo cada cuatro meses, justo cuando H&M ya ha explotado hasta la saciedad lo que llevaban puesto”.

‘Sneak freaks’.

Gorras, sudaderas holgadas y la comodidad del 100% algodón. Un look que tiende un puente entre el hooligan inglés y el adicto al deporte de Los Ángeles. A los sneak freaks lo que más les pone son las zapatillas. Si a los 12 años flipaban con las Air Jordan, ahora lo hacen con las reediciones limitadas de modelos clásicos, casi de una manera fetichista. Escuchan hip-hop y derivados. ¿Su marca insignia? La de Pharrel Williams, Billionaire Boys Club.

‘Tinta to kill’.

“Amor de madre” para todos. Tras años de indescifrables tipografías orientales, inspiración zen y cenefas de carácter tribal en la zona epidural, no te extrañe encontrar este verano torsos descamisados luciendo la piel en todo su calibre. Encantadores tatuajes macarras para tiempos convulsos que dé agresividad, en el fondo, sólo tienen lo estético.

‘Retrofilia’.

La versión mundana de Dita von Teese. La sofisticación pasa por mezclar lo viejo con lo nuevo; los hallazgos de segunda mano con las réplicas de modelos de la primera mitad del siglo XX facturadas por grandes marcas. Todo con complementos ad hoc: tocados, corsetería, bisutería… Los chicos tiran más por el rollo swing.

Háztelo tú mismo.

La consigna se actualiza con una simple camiseta y un rotulador Edding. Pero nada de frases reivindicativas. La fama instantánea, las celebrities y las redes sociales sirven como principal inspiración para una customización cero virtuosa. Aquí de lo que se trata es de lanzar un mensaje lúdico con el que llamar la atención.

‘Folk-à-porter’.

El último reducto de la masculinidad traducible a ambos géneros: las camisas de leñador se han convertido, por obra y gracia de H&M (que las vende en mil colores), en el fetiche definitivo de los seguidores del nuevo folk, también conocidos como ardillas. Las chicas le añaden el toque hippy con shorts vaqueros y diademas trenzadas.

‘Harajuku’.

Este famoso distrito del centro de Tokio ha pasado de curiosidad para turistas a referencia mundial vía Internet. No hace falta ser un loco por lo japonés ni disfrazarse de lolita gótica para integrarlo en tu look. Plástico multicolor, juguetes en miniatura, actitud manga, complementos ciber… En versión celtibérica, eso sí.

Nostalgia ‘rave’.

Con la especulación urbanística apenas quedan descampados en España, pero ellos siempre los encuentran. Han conseguido sacar partido a todo lo aprendido durante los noventa: frente al empuje del los dj’s amateurs reivindican la fiesta tecno en su sentido más ortodoxo, y lo expresan con gadgets flúor de todo a cien.

‘Neon geek’.

O la colisión definitiva entre el neoravero de ayer y el nerd de anteayer. O, para entendernos, los club kids de 2008. Suman a la estética ácida cualquier complemento que multiplique su visibilidad. Son el resultado de la fiebre global por el fotolog, aunque no necesariamente gestionan uno. Ellos siempre están ahí para posar.

Absurdismo pijo

La vuelta de tuerca a la devoción por las marcas. Frente a mujeres anuncio como Paris, Lindsay o Mischa, las ganas de epatar ya no pasan por llevar un Vuitton auténtico, sino uno falso, pero con la misma ostentación que si fuera original. Todo mucho más cerca del Chinatown neoyorquino que del Upper East Side.

- El Pais -

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