viernes, 17 de octubre de 2008

Pongo punto y final a mi existencia...


"Pongo punto y final a mi existencia"
Un hombre de 77 años, vecino del barrio donostiarra de Benta Berri, acaba con su vida tras enviar una carta a sus allegados en la que da cuenta de un testamento vital "impresionante". "Ha sido una muerte tan digna como cualquier otra", dice un conocido
"N O pretendo convencerte para que desees lo que yo organizo para mí...". Con estas palabras da comienzo la carta que E.Q.R., de 77 años, escribió poco antes de cumplir aquello que tan detenidamente había sopesado. La misiva la recibieron varios vecinos cuando el hecho estaba consumado. Había preparado todos los detalles. En su escrito aboga por el respeto a las personas, algo que también solicita para él. Su cuerpo sin vida fue localizado el 24 de junio en su domicilio del barrio donostiarra de Benta Berri, donde era muy conocido. El suceso no trascendió, pero esconde una historia que su entorno más cercano conoce, quizá con algún sentimiento de pérdida y más de un motivo de reflexión.

No se trata del mismo debate que suscitó el fallecimiento de la francesa Chantal Sébire, afectada por un tumor que le desfiguró el rostro; ni de la conmoción más reciente que ha venido de la mano del joven Rémy, que había pedido por carta al presidente francés un cambio de legislación que diera luz verde al suicidio asistido, tras cuya negativa, optó por quitarse la vida.

Este vecino donostiarra no padecía ninguna enfermedad degenerativa. "Ha sido un suicidio anónimo, consciente, cerebral. A sus 77 años, pensaba que había llegado su momento, y creo que su decisión merece respeto porque ha sido un final tan digno como cualquier otro, desprovisto de todo dramatismo", confiesa un conocido.

reflexiones impresas: Preparó hasta su esquela

Quien así se expresa en Felipe Izagirre, un profesor jubilado que compartía con el fallecido dos cosas: una estrecha relación de vecindad y su pertenencia a la Asociación Derecho a Morir Dignamente, a donde también envió la carta. "Estuve con él dos días antes y, curiosamente, estuvimos charlando sobre nuevas tecnologías", rememora con ternura Izagirre.

El vecino relata a este periódico su experiencia mientras toma en sus manos las palabras que dejó impresas el fallecido. "Preparó hasta su propia esquela, aquí la tengo. No se ha publicado porque él no lo quería", admite.

¿Un suicidio consciente? ¿Personal? ¿Cómo definirlo? El hombre, según cuentan sus allegados, se encontraba bien, dentro de los márgenes que concede una edad casi octogenaria. "Nos ha dejado un testamento impresionante, el de un señor que piensa que el ciclo de su vida ha terminado, y decide morir conscientemente", detalla otro amigo.

El doctor Luis Montes, que acaba de hacer público El manifiesto Santander por una muerte digna, en el que se promueve el debate de poner fin a la vida, explica que todo suicidio se enfrenta a dos posturas: la abierta, aquella que acepta el derecho de toda persona a decidir sobre su existencia; y otra que la sacraliza, porque es el Señor quien decide. Son los dos posicionamientos morales de la sociedad.

La postura que defiende la Iglesia, dice Montes, pone sobre la mesa como argumento de peso que la aprobación de la eutanasia provocaría lo que se ha tendido en llamar "la pendiente resbaladiza", un tobogán por el se desliza la eutanasia hasta la eugenesia, esto es, la muerte en masa de todo aquel que estorba en una sociedad utilitarista como la actual.

filosofía de vida: Muerte autodeterminada

Montes rechaza esta argumentación. De hecho, en muchos países en los que se ha dado un paso adelante en este sentido se habló del peligro de provocar un turismo eutanásico. Se temía que países como Holanda, Bélgica o Suiza se convirtieran en destino de pacientes que buscaban la muerte. "Eso no ha sido así y, además, se puede medir porque, de hecho, no se hace de forma clandestina. Se cursa la petición, se remite a la Fiscalía y todos los años sale la estadística. Gracias a ella, se ha demostrado que en Holanda, por ejemplo, la solicitud de eutanasia no sólo no ha aumentado, sino que ha caído en picado", confiesa Montes.

La Asociación Derecho a Morir Dignamente de Gipuzkoa defiende la libre decisión de la persona para orientarla en el sentido que el propio protagonista quiera. "La persona posee el derecho a morir como quiera. Siempre en este tipo de casos se suele decir que quienes dan el paso padecen algún tipo de depresión, pero no creo que sea así. Nuestro amigo, de hecho, era una persona de gran vitalidad. Tomó la decisión y nos dejó un testamento con toda su filosofía de vida", describe Izagirre.

No ha sido, en todo caso, un suicidio considerado habitual. Desde la asociación reconocen que no habían conocido nunca una experiencia así, una suerte de muerte autodeterminada para la cual piden todo el respeto del mundo: "José Luis Sampedro dijo lo mismo: respetad mi decisión y yo respetaré la vida de los demás".

Quienes conocían al vecino donostiarra reconocen que él también tenía una filosofía de vida "radical", en el buen sentido de la palabra. "Era muy honesto, solidario", amigo del debate y el pensamiento, un deje, quizá, fruto de sus estudios de Filosofía.

Todo ello queda plasmado en pasajes de su testamento: "He vivido bastante, más de tres cuartos de siglo. Mi excursión ha sido maravillosa y estoy muy satisfecho, pero aquí le pongo el punto final. Cada año más que pueda vivir no llega al 1,3% de mis 77,5 años. ¿Qué más me dan unos años más? Nadie tiene poder sobre mí. Ni los dioses existen ni la sociedad está bien orientada al respecto (...). No se celebrará en mí el erróneo ensañamiento de la medicina en casos terminales, situación cada vez más penosa del anciano. Después de haber aguantado tanto en su vida (...). No me sorprende doña muerte, soy yo quien vela por la llama y la obligo a proceder. Vivo solo y no quiero compañía, pero un anciano solitario es un enfermo desatendido. Me repugna profundamente depender de otra persona. (...) No admito en mi ánimo el más mínimo ápice depresivo aunque sea eso lo que tantísima gente valora como primera causa de un suicidio". Tras escribir esto, tomó su decisión.

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