miércoles, 14 de abril de 2010
Hoy no compro nada...
Hoy no compro nada
El empleado de una tienda en rebajas muere pisoteado en el 'Día de no consumo' en EE UU
Una estampida de consumidores ávidos por hincarle el diente a las rebajas en el estado de Nueva York ha causado la muerte este viernes a un dependiente de los grandes almacenes Wal-Mart. El hombre, de 34 años, pereció pisoteado a las cinco de la mañana, después de que un millar de personas arrancara las puertas de un comercio donde hoy, al igual que en todo Estados Unidos, se inauguraba la temporada de rebajas en medio de la peor crisis del último siglo.
Pero son excesos tan escalofriantes como éste los que parecen cargar de razón a los organizadores del Buy Nothing Day (Día de no comprar) que hoy se abstendrán de gastar dinero como llamada simbólica hacia un cambio de actitud vital. El viernes posterior a Acción de Gracias, día en el que arrancan las rebajas en Estados Unidos, es el escogido anualmente desde mediados de los noventa para invitar a 'la abstinencia'. La convocatoria se traslada a mañana para el resto del planeta.
¿Es posible renunciar durante un día al ir de compras? Se trata de un acto simbólico pero detrás de esta decisión, subyace toda una filosofía que urge a cambiar el mundo. Con las hipotecas y los despidos pisándole los talones a gran parte de la población occidental, este año salir de compras navideñas no será precisamente el deporte más practicado. Pero más allá de la crisis, hay quien piensa que el consumismo desmedido en el que nuestro planeta lleva inmerso desde la mitad del siglo XX no sólo es malo para el bolsillo sino para el planeta y el espíritu. "Este año es particularmente significativo porque la crisis económica es tan grave y afecta directamente a tantos países que la gente está empezando a hacerse preguntas. ¿Es necesario seguir alimentando la cultura del consumo sin límite? ¿Va a poder soportarlo el planeta? Por primera vez parece que el motivo de la crisis ha sido precisamente el exceso de consumo y eso está obligando a la gente a reflexionar" afirma Kalle Lash, director de la revista Adbusters, una publicación canadiense que analiza tendencias desde un punto de vista crítico, obliga a pensar desde perspectivas ecológicas e invita al cambio de actitudes hacia el consumo. Desde Adbusters comenzó a promoverse la convocatoria del Buy Nothing Day en 1994, aunque la iniciativa no partió de la revista sino de un hombre en crisis económica: Ted Dave.
Los orígenes del 'Buy Nothing Day'
Este diseñador gráfico canadiense, en pleno ataque de frustración por el encarecimiento de la vida, empapeló Vancouver en 1992 con carteles convocando al Día de no comprar nada, una idea que se le ocurrió a modo de broma pero cargada de sentido. Su objetivo era invitar al boicott del comercio durante 24 horas "porque todo a nuestro alrededor está concebido para incitarnos a consumir y ya no podía más". Era además una forma de enviar una señal a los popes de la economía, advirtiéndoles de que el verdadero poder económico está en manos de la gente. "La idea de votar con tu dinero es una forma apolítica de buscar soluciones a un problema político" explica Dave en su web.
Dave colaboraba con la revista y su redacción recogió el testigo. "Al principio los seguidores de esta convocatoria eran fundamentalmente ecologistas radicales que consideraban que el exceso de consumo era negativo para el planeta. Pero a finales del milenio se empezó a unir gente con una base más filosófica, ciudadanos saturados por el bombardeo de mensajes destinados a estimular el consumo y que se unieron al Buy Nothing Day para decir 'no puedo más'. Después del 11S adquirió una dimensión más política: los atentados demostraron que las diferencias económicas son demasiado extremas y ya no son sostenibles y eso hizo que más gente se uniera a la convocatoria. Además hay budistas, católicos, cristianos... todas las religiones predican contra la avaricia y la acumulación de bienes materiales así que el mensaje del Buy Nothing Day lo entienden muy bien".
Actualmente la revista Adbusters tiene 'alistados' 80.000 culture jammers (complicadores de cultura) en todo el mundo. "El culture jammer es una persona que entiende que el consumo tiene una parte oscura, que considera que el humor es una parte muy importante para subrayar temas que nos preocupan y que participa activamente en esta convocatoria u otras relacionadas" explica Lash.
La convocatoria
Desde la web de Adbusters se centraliza una convocatoria que extiende sus tentáculos por todo el mundo y que incluye desde flash mobs de gente vestida de zombi ejerciendo de muertos vivientes en supermercados con carritos vacíos a largas colas falsas en cajeros automáticos. En Nueva York uno de los protagonistas de las celebraciones de hoy será el Reverendo Billy, fundador de la Church of Stop Shopping (Iglesia del 'No compre más'), un veterano grupo teatral que mezcla la comedia, la música y la información con el objetivo de concienciar al mundo de la necesidad de buscar alternativas al consumismo actual. Él crítica la invasión de cadenas multinacionales como Starbucks y predica por una vuelta al consumo directo, a una escala más local como única forma de sostenibilidad del planeta.
Sobre él ya se han hecho varios documentales, incluído What would Jesus buy? que produjo Morgan Spurlock, director del célebre documental anti fast-food Super Size Me. El reverendo Billy ha encabezado algunas de las manifestaciones recientes celebradas en Wall Street contra el rescate gubernamental de los bancos estadounidenses en quiebra y hoy invita a bailar gratis a los neoyorquinos en un parque donde repartirá exorcismos para tener una navidad 'libre de deudas'. Más allá de la parte lúdica de su campaña, el reverendo, cuyo verdadero nombre es Bill Talen, no habla en broma: "El rescate de los bancos ha sido como ir a comprar a la fuerza. Han utilizado nuestro dinero pero nosotros no hemos tenido alternativa. Los bancos y empresas han convencido al gobierno de que hay que salvar su economía a toda costa. Pero yo quiero una economía diversificada, donde las cuentas saneadas de una economía local no tengan necesariamente que reflejarse en las cuentas de Wall Street. Ir de compras aumenta el conformismo. Y hoy es importante subrayar que no todos los ciudadanos estamos de acuerdo con esta cultura del gasto". Sin duda, el hombre que pereció hoy bajo la estampida de consumidores de Wal-Mart le daría la razón.
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