Moliere.
lunes, 31 de diciembre de 2012
En la tumba de Moliere....
Aqui yace Moliere el rey de los actores, ahora hace de muerto y lo hace bien.
domingo, 30 de diciembre de 2012
sábado, 29 de diciembre de 2012
Reivindico el derecho a crecer...
'Reivindico el derecho a crecer'
Hilo musical, el debut como novelista del periodista y agitador cultural Miqui Otero, es una novela de iniciación pop contra el “estúpido” culto a la juventud.
"Iba en un viaje de trabajo y aquello tenía muy mala pinta. Empecé a pensar que el avión se estrellaba. Sonaba el hilo musical, pero a un volumen realmente bestia. Eran todo canciones que yo conocía, Mambo italiano y cosas del estilo. Pensé: 'Ya está. Se acabó. Esta es la banda sonora de mi muerte". Afortunadamente para su familia, amigos y novia, la vida de este periodista y agitador de todas las cosas pop no se acabó. De hecho, en ese avión algo empezó. Su primera novela ya tenía título: Hilo musical. Habrá formas menos catárticas de encontrarlo, pero esta nos gusta tanto que casi la envidiamos. Afortunadamente para todos los que creen en la novela como el mejor camino para contar una historia y que el experimento es un medio y jamás un fin, la escribió. "Al principio vivía en un piso con unos colegas, y cada día era viernes. Como reacción a eso, me hice fuerte en mi habitación y empecé a escribir. Luego queda un poco chungo, pero es verdad, fui de vacaciones a Nueva York con mi chica y no pude cambiar el horario. Me despertaba cada mañana a las seis, y mientras ella dormía, yo escribía". Habrá formas menos oblicuas de poder sentarse frente al ordenador a escribir tu debut, pero ahora mismo no se nos ocurre una más respetuosa con el sueño de tus seres queridos.
Con el título en la cabeza y una obsesión por Marina d'Or aún no metabolizada, empezó a darle vueltas a una novela de aventuras que sucediera en un parque temático, como si Stevenson surcara los mares de regaliz de Disneylandia y encontrara que la fantasía patrocinada de la superficie posee un reverso incluso más irreal en la trastienda. "Había una idea muy clara que era la diferencia entre oír y escuchar canciones, entre vivir y sobrevivir. También sobre los dos niveles de vivencia: la coreografía del trabajo y la de la liberación. Quería escribir algo desde una óptica ingenua, con el riesgo que eso conlleva. Soy consciente de que en tu primera novela siempre debe haber mucho de ti y que debes hablar de lo que puedes conocer. No quise ir jamás de nada que no soy, ni ser un plasta. El malditismo es el cáncer de la anterior generación, y el cinismo, el de la mía". Con estos preceptos se gestó la historia de Tristán, un viejoven que da con sus huesos blandos y sus carnes duras en Villa Verano, el parque temático definitivo. Ahí se topará con una galería de personajes, quienes, cada uno a su peculiar manera, le guiarán hacia algo parecido a un estado de madurez. "Para madurar debes construirte un personaje. La mejor forma de explicarlo era contraponer el hecho de que en el trabajo deban vestirse de cocodrilo por obligación, pero en el sótano, cuando son ellos, no se visten como más les gusta porque son guays, sino que deben buscarse otro disfraz", comenta el autor.
"Un parque temático es la vida real llevada al extremo. Es obligatorio divertirse, pero al final la gente va allí a hacer cola y a sufrir. De pequeño veía imágenes de la Expo de Sevilla y no entendía nada: ocho horas de cola para ver el pabellón de Taiwan", recuerda Otero en una terraza del barcelonés passeig de Sant Antoni. Mientras, al lado, una mujer lanza por la ventana las pertenencias de su pareja.
Miqui tiene 30 años. Técnicamente, es un escritor joven. Hasta un joven a secas. Pero sabe que celebrar eso es tan tonto como celebrar que se tienen dos piernas. En la novela se narra el proceso de aprendizaje a través de relaciones intergeneracionales que se presentan tan rocambolescas como naturales. "El culto a la juventud es muy estúpido. A los 27 se me acabó el carnet joven. Al tiempo, iba por la calle y vi un anuncio con la imagen de un tipo haciéndose el moderno: el carnet joven ya llegaba hasta los 32. Hoy existe gente de más de 40 años que va con mechas, y pronto seremos todos jóvenes eternos y patéticos. En reacción a todo esto me salió la reivindicación del derecho a crecer", recuerda Otero. Habrá formas menos ridículas de mantenerse joven, pero aquí, en Villa Verano, no se nos ocurre ahora ninguna que nos pueda interesar. Esta noche tocan Los Juguetes Rotos, y han dicho que igual vienen el Batallitas, el Capitán Nemo y los demás viejos, jóvenes y viejóvenes de este parque temático donde casi todo lo que es posible acaba siendo verdad.
Hilo musical está editado por Alpha Decay.
viernes, 28 de diciembre de 2012
jueves, 27 de diciembre de 2012
El buscatesoros
miércoles, 26 de diciembre de 2012
Princess Hijab, la grafitera del 'burka'...
Princess Hijab, la grafitera del 'burka'
La artista callejera es la más huidiza y misteriosa del metro de París
A veces, en determinados anuncios en los andenes del metro de París, se ve: una modelo de ropa o de perfume, tal vez de H&M, tal vez de Dior, que aparece con el rostro tapado con un burka, con la cara tachada en tinta negra. Si el viajero se topa con eso (no es fácil) se encontrará frente a una de las obras de la artista callejera más huidiza y misteriosa de París, Princess Hijab. En un país en el que el burka ha sido prohibido en la calle, este tipo de pintadas no pasan inadvertidas. A pesar de eso, nadie ha visto la cara de la Princess Hijab. Nadie la ha visto sin disfraz o sabe su nombre verdadero. Nadie, excepto unos cuantos amigos, saben si es hombre o mujer. No se prodiga mucho: solo una obra al mes, que además dura poco, ya que los operarios del metro se apresuran a retirarla.
No es sencillo quedar con ella (o con él). Tras contactar vía Facebook (ahora es imposible: el equipo de Facebook ha anulado su página), este corresponsal recibió un correo electrónico: "A las diez y media de la mañana, en el andén del metro Abbesses en dirección a Porte de la Chapelle". Firmado: PH. Una vez allí, y cuando todas las personas que caminaban por el andén se volvían sospechosas, sonó el teléfono, como en las películas malas de espías: "Suban a la plaza, usted y el fotógrafo". En la plaza, nuevo telefonazo: "¿Dónde están?". "En la plaza, como nos dijo, al lado de una churrería que...". "Vayan al número tal de la calle tal, que no está lejos de allí". Una vez allí, enfrente de la entrada de un viejo edificio de pisos en mal estado, se abre una puerta y aparece ella (o él). "Entren: haremos la entrevista en la escalera".
Va vestida con botas militares, chupa de cuero, minifalda de cuero, medias negras, guantes negros, sudadera como de piel de leopardo con capucha interminable y una inmensa peluca negra. Avanza inclinada, como un jorobado, para que nadie vea su cara y el tono neutro de su voz no permite descubrir si es una mujer o un hombre. Al principio, da un poco de miedo.
Sentada efectivamente en el tramo de escalera inestable que va del tercero al cuarto cuenta que empezó a tapar rostros ("de mujeres, pero también de hombres") hace seis años, que ahora tiene 22, que nació y vivió en París, que su padre le inculcó el amor a la música y su madre a la contracultura. "Este tipo de arte tiene que ser impactante, iconoclasta. En Francia, el velo y el burka son parte de la polémica y eso me atrae", dice. No es musulmana, ni islamista, ni contraislamista, según asegura. "Se cuentan muchas tonterías sobre mí", añade. Aunque ella misma (él mismo) envuelve su arte de ciertas connotaciones religiosas: "Entro en el arte callejero como en una religión, el metro es el lugar de mi experiencia mística".
¿Por qué se tapa usted, por qué se esconde? "Porque en un mundo en el que todas las personas juegan a mostrarse, es una forma de remarcarse", explica. ¿Y por qué burka? "Por lo impactante. Además, yo me nutro del magma de la sociedad, siento en mí también los efectos de la política. Así, yo actuaría como un sociólogo. Pero no es que yo esté a favor o en contra, no es algo tan simplista: tiene que ver también con el miedo, con la ocultación, con la reflexión que conduce a uno a esconderse, con la seducción también". ¿Prohibiría usted el burka? "En una democracia, no me corresponde a mí decidir eso. Yo me muevo en el plano de lo que impacta y subyuga a la gente".
Ni siquiera sus padres conocen quién es Princess Hijab. Solo, según explica, sus amigos más cercanos. Tarda 10 minutos en pintar un rostro. Después lo fotografía y se marcha. Nadie podría jurar si es un hombre o una mujer. "Que yo sea mujer u hombre, ¿qué importancia tiene para mi arte?", dice, algo enfadada (o enfadado). Después abre la puerta del ruinoso edificio y dice adiós amablemente con la mano, mirando al suelo, para no enseñar la cara.
martes, 25 de diciembre de 2012
lunes, 24 de diciembre de 2012
Joven bailarina
domingo, 23 de diciembre de 2012
Una novela para la era Obama...
Una novela para la era Obama
Nueve años después de 'Las correcciones', Jonathan Franzen revoluciona la ficción de EE UU con 'Freedom'. Está considerado el mejor autor norteamericano del siglo XXI
Hace unas semanas la revista Time le dedicó la portada. Camisa negra, barba de dos días, pelo ondulado entreverado de las primeras canas, gafas negras de montura discretamente elegante, tras cuyos cristales se percibe la mirada atenta de unos ojos claros, la mirada de alguien que ha radiografiado su país de manera incisiva e inmisericorde, sin dejar nada sin registrar. Nombre: Jonathan Franzen. De 51 años, aunque aparenta muchos menos. Con escueta contundencia, un titular enuncia la razón por la que, tras 10 años sin hacerlo, la prestigiosa revista le dedique su cotizadísima portada a un escritor. (Entre los pocos que lo lograron en los 87 años de historia de la publicación figuran James Joyce y John Updike, con dos apariciones por cabeza, Toni Morrison, Vladímir Nabokov, J. D. Salinger y Tom Wolfe).
¿La explicación? Freedom (Libertad), título de la cuarta novela de Jonathan Franzen, es una obra maestra en cuyas páginas se resume la angustia de la situación por la que atraviesa en la actualidad el país, y en un contexto más general, el ciudadano de hoy. Tras décadas de búsqueda obsesiva, por fin alguien era acreedor al título de Gran novelista americano (palabras exactas del titular de Time), alguien capaz de explicar, por medio de una obra de ficción, la raíz del malestar que aqueja a la sociedad más poderosa de la Tierra. Franzen traza un retrato certero de la psicología de sus conciudadanos, calibrando las consecuencias que las acciones de la élite política y económica estadounidense tienen sobre el resto del planeta. Freedom, conforme al veredicto extrañamente unánime de los críticos, es la primera "gran novela americana" del siglo XXI. En este sentido es adecuado hablar de obsesión: en Estados Unidos, cuya literatura es una de las más vitales de nuestro tiempo, se cree firmemente en el poder de la novela como modo de sopesar el estado de la nación. Menos de una semana después de la publicación de Freedom, los críticos más exigentes del país le han otorgado a Franzen el derecho a pertenecer a un exclusivo club del que forman parte Herman Melville, Mark Twain, William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Norman Mailer, Don DeLillo o Philip Roth.
Antes de que se publicara el libro ya se habían generado grandes expectativas en torno a él. La noticia de que el presidente Obama, a la sazón de vacaciones en Cape Cod, le había pedido a su librero que le consiguiera por adelantado un ejemplar disparó todas las alarmas. ¿Qué hacía el presidente del país más poderoso de la Tierra dedicando el mínimo de 25 horas de lectura que exige la lectura de las 562 páginas que tiene el texto, compaginándola con la atención que exigen los conflictos de Afganistán u Oriente Medio, el vertido de petróleo en el golfo de México o la retirada definitiva de las tropas de su país de Irak?
La novela anterior de Franzen, Las correcciones, también tuvo un eco extraordinario, aunque no llegó a los niveles que ha alcanzado ya Freedom. Publicada en septiembre de 2001, unos días antes de la destrucción de las Torres Gemelas, la catástrofe no interfirió con la trayectoria pública de la novela, que llegó a vender cerca de tres millones de ejemplares en total.
Mayúscula paradoja: a Franzen no le interesan las ventas. Tampoco le interesa la fama. La anécdota es muy conocida: cuando, con motivo de la publicación de Las correcciones, Oprah Winfrey, presentadora de uno de los programas de televisión con mayor audiencia de Estados Unidos, lo llamó para decirle que la novela había sido elegida "libro del mes" de su popular club de lectura, Franzen rechazó la invitación a ser entrevistado en su programa. Los comerciales de la editorial se retorcieron de rabia: el novelista acababa de renunciar de un plumazo a vender el medio millón de ejemplares que supone aparecer en el programa de Oprah Winfrey. Nadie había hecho nunca nada semejante. Incluso Cormac McCarthy -posiblemente el escritor americano vivo más importante, y cuya aversión a la publicidad es solo comparable a la de los legendarios J. D. Salinger y Thomas Pynchon- aceptó la invitación de Winfrey unos años más tarde.
En realidad, Franzen es mucho más accesible que McCarthy: concede entrevistas y se somete con prudencia a las exigencias de sus editores. Lo más llamativo de su caso es la idea que tiene de lo que debe ser una novela. En su opinión, hay que volver al modelo clásico, en concreto a Tolstói. Su mejor amigo, David Foster Wallace, con quien mantenía una sana rivalidad, tenía una idea completamente distinta: la obligación del novelista es experimentar. En 1996, Wallace publicó La broma infinita, un texto de 1.000 páginas que revolucionó el panorama literario internacional. Franzen optó por la vía opuesta. Apartándose del experimentalismo de sus primeras novelas, La ciudad 27 (1988) y Movimiento Fuerte (1992), centró sus esfuerzos en la recuperación de un modo de narrar equivalente al que practicaban los grandes autores del siglo XIX. Según él, la novela contemporánea había empezado a errar el camino. El resultado fue Las correcciones, con la que obtuvo el Premio Nacional del Libro norteamericano en 2001. En 2006, Foster Wallace se suicidó, dejando a Franzen, según dijo, con la extraña sensación de que tenía que seguir jugando al tenis (la gran pasión de Wallace junto a la literatura) sin contrincante. Se volcó con furia en la redacción de Freedom.
El título indica una intención irónica. Se trata de destripar la ecuación Democracia america-na = Libertad. Tras la actuación de los distintos presidentes estadounidenses hasta llegar a Obama, cuya sombra se proyecta sobre las páginas finales del libro, la ecuación es más que cuestionable. Según una proclama que repite a grandes voces el protagonista, Walter Berglund, la sociedad americana es más bien "el cáncer del planeta". El autor imprime la consigna con mayúsculas. Pero el libro es mucho más: una saga, sí, tolstoiana, que abarca varias generaciones de una familia, y una indagación como no se ha hecho quizá nunca antes de los mecanismos que mueven a los individuos a entregarse a las pulsiones más profundas del deseo. La radiografía de las costumbres sexuales de los americanos es violentamente conmovedora. Sobre todo, Franzen ha logrado (ese era su plan) algo que no ocurría desde los tiempos de Dickens o Balzac: conectar con el gran público para abordar temas eternos en profundidad: quiénes somos, cuál es la estructura de nuestros sentimientos más ocultos e inconfesables, cómo la libertad, el más alto ideal posible, es un concepto tan real como amenazado, y cómo la vulneran incesantemente Gobiernos e individuos, pese a lo cual, siempre queda un residuo de esperanza. Franzen ha escrito la mejor novela sobre la América herida por los atentados del 11 de septiembre. La vulnerable libertad que evoca el título la convierte en la novela que mejor expresa la era inaugurada por Obama.
sábado, 22 de diciembre de 2012
viernes, 21 de diciembre de 2012
Consuelo...
Consuelo
Una madre consuela a su hija en un dispensario de la región de Swat, Pakistán. Las autoridades de Islamabad aseguran que la seguridad ha aumentado en esta región después de la ofensiva lanzada hace un año por el ejército. La población sigue teniendo miedo a la vuelta de los talibanes, si el ejército se retira.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Reprimir la pulsión sexual es más difícil...
Safran Foer: "Reprimir la pulsión sexual es más difícil que la de comer carne"
El escritor neoyorquino promociona en Madrid su última obra, un alegato literario contra la ingesta de animales
Todo estalló cuando su mujer, la también escritora Nicole Krauss, se quedó embarazada. Jonathan Safran Foer (Washington, 1977) empezó a pensar en el mundo en el que viviría su hijo: en la situación política, social, medioambiental... y en la comida. Él, que había sido un vegetariano intermitente, aún no había conseguido responder la gran pregunta: "¿Es éticamente correcto comer animales". Y para hacerlo escribió 430 páginas fruto de dos años de investigación y varias visitas furtivas a granjas industriales. Comer animales, que ahora edita Seix Barral en España, reflexiona sobre las consecuencias que la industria alimentaria tiene sobre el medio ambiente, la salud humana y la economía, además de ahondar en la forma en que los animales viven y son sacrificados. A medio camino entre el informe y las memorias (gastronómicas) personales, recopila una cantidad ingente de datos y estudios que harán al lector mirar al sushi de otra forma. Foer llega a la entrevista con zapatos de piel -"todos tenemos nuestras hipocresías"- y pide horchata. Quizá un recuerdo de los dos años que vivió en España, entre Cadaqués y Barcelona. "Volví a Nueva York dos días antes del atentado de las Torres Gemelas". Un episodio que inspiró su segundo libro Tan fuerte, tan cerca (2005), que junto a Todo está iluminado (2002), Tree of codes (2010) y ahora Comer animales completan su currículo.
Pregunta. ¿Qué fue lo que más le impactó de todo lo que descubrió en su investigación?
Respuesta. Una pareja de amigos leyó el libro en la cama, antes de dormir, y me contaban que se interrumpían constantemente para decirse "¡Oh, Dios mío! No puedo creerme esto". Y esa es exactamente la sensación que tuve durante todo el proceso: no me puedo creer que la industria alimentaria sea la que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, muchos más que la industria aeronáutica; que para capturar medio kilo de gambas en Indonesia, se maten y luego se devuelvan al mar once kilos de otros animales marinos; o que hay una bacteria (MRSA) relacionada con las granjas de cerdos intensivas que mata a más gente en Estados Unidos que el sida. Lo peor es que esto no sucede por accidente. Es que se hace a propósito. Sabemos o intuimos que no tratan bien a los animales que comemos y sabemos o intuimos la repercusión que esto puede tener para nuestra salud y aún así elegimos este tipo de consumo.
P. Según su libro, lo más equilibrado y sano, después de dejar de comer animales, serían las granjas y los sistemas de pesca tradicional. Pero entonces habría muchos menos productos cárnicos y pescado, y su precio se multiplicaría exponencialmente. Pasarían a ser un lujo solo para ricos. Y la gente normal no podría acceder a ellos y no por una decisión moral.
R. Es que el pescado y la carne deberían ser caros. Son caros, de hecho. Hace dos meses se publicó un estudio que cuantificaba en 200 dólares (139 euros) el coste real de producir las hamburguesas que se venden a un euro. Todo el proceso de crianza, sacrificio, transporte... influye en el aumento del nivel del mar, en el crecimiento de emisiones de CO2. Y todo eso nosotros lo pagamos, no al comprar la hamburguesa, pero sí con nuestros impuestos que pagan las subvenciones que da el gobierno a la industria. Y también pagamos las consecuencias, claro.
P. ¿No hay término intermedio? ¿O hamburguesas a un euro o panceta a 500?
R. Si hiciesen pagar a las grandes compañías para limpiar los daños medioambientales que causan y los costes sanitarios, todo cambiaría. Pero eso nunca va a pasar.
P. Dice que no le gusta que le califiquen como vegetariano, ¿por qué?
R. Porque supone que estás de un lado o de otro. Si tú me dices que comes carne porque quieres, me parece bien. Si me dices que es porque no puedes dejar de hacerlo, ya me parece una esclavitud, casi una adicción. Los gestos pequeños son útiles también. En EE UU han hecho un estudio sobre la cantidad de CO2 que dejas de emitir cuando dejas de comer carne un día. Es un pequeño sacrificio y se puede intentar.
P. ¿No echa de menos un buen chuletón? ¿No siente la tentación?
R.Claro, pero simplemente la someto. Reprimir la pulsión sexual es más difícil que la de comer carne, más dura de domar, y no vamos por la calle acostándonos con todo el mundo. Siempre pongo el mismo ejemplo: si un músico grabase un disco con el sonido que emite un animal al ser descuartizado no lo compraríamos; si un artista grabase un vídeo con su sacrificio, diríamos no; pero sí podemos comernos el animal sin pestañear, ¿es que el gusto es un sentido más importante que la vista o el oído? ¿somos más impunes por comerlo en vez de por verlo o oírlo?
P. ¿Piensa en un cerdo agonizante cuando ve una pizza de salami?
R. Una de las personas que aparecen en el libro me hizo una pregunta que aún no he sido capaz de responder: ¿Por qué alguien cuando está cachondo no tiene derecho a violar un animal y sí cuando está hambriento a matarlo, descuartizarlo y comérselo?
P. Puede que sea cruel comer animales pero también otras cosas, como llevar ropa hecha por personas, o niños, que trabajan en condiciones deplorables ¿Podría ser un buen tema para otro libro?
R. Sí, pero no lo haré. Hay gente que piensa que para ser feliz en esta vida hay que saber lo menos posible. Yo creo que hay que saber lo más posible, pero también saber que uno no puede hacerlo todo. Prefiero ser un hipócrita que un ignorante o decir que no me preocupan. Lo hacen. Tanto que he escrito un libro. Pero no soy perfecto, hay cosas hipócritas en mí. Llevo estos zapatos de piel, por ejemplo. Ya no compro cosas de piel, pero los tenía y me los pongo. Solo trato de mejorar poco a poco las cosas.
P. Así que su próximo libro no va a seguir por este camino.
R. No, entre otras cosas, este me ha dado muchas ganas de volver a la ficción.http://www.blogger.com/img/blank.gif
P. Su último trabajo en este género, Tan fuerte, tan cerca, abordaba las secuelas del 11-S. Si lo escribiese ahora, una vez muerto Osama bin Laden, ¿sería distinto?
R. No, pero sucede algo curioso. Se está rodando una película basada en él y el otro día me llamó el director y me dijo que ahora la gente va a ver la película de una forma radicalmente distinta, sin taparse la cara con aprensión. Porque Estados Unidos no se ha recuperado del 11-S y la muerte de Bin Laden es como una catarsis. Ahora este episodio puede ser historia. Un capítulo del pasado.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
martes, 18 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Tras la pista del cómic biográfico...
Tras la pista del cómic biográfico
La historieta vive una refrescante renovación aunque hace décadas que ambos géneros caminan juntos. Los autores de Logicomix, uno de los últimos éxitos internacionales, explican su proyecto a través de viñetas exclusivas realizadas para Babelia. Esta tendencia en alza estará presente en el próximo Salón del Cómic de Barcelona.
De Moisés a Dante. De Hitler al Che. De Kiki de Montparnasse a Evita Perón. De la perrita Laika al último fenómeno adolescente del pop globalizado, Justin Bieber. El cómic biográfico ha sido desde hace décadas un formato fructífero -y aún lo es- como demuestran colecciones españolas de antaño como Vidas Ilustres (Novaro) o Cómic Biografías (Bruguera), o la reciente apuesta de la editorial estadounidense Bluewater Productions por el género a través de sus series Fuerza Femenina (que recoge la vida y milagros de mujeres influyentes, desde Margaret Thatcher hasta Oprah Winfrey), Poder Político (desde Obama hasta Mandela) o Fama (desde David Beckham pasando por Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, Lady Gaga o el mencionado Bieber).
Entremedias, se han publicado cientos de colecciones y volúmenes independientes en medio mundo firmados tanto por autores de escaso renombre como por figuras reputadas (por ejemplo, los argentinos Héctor G. Oesterheld, Alberto Breccia, José Muñoz y Carlos Sampayo, la francesa Catel Muller, el estadounidense Nick Bertozzi o los japoneses Shigeru Mizuki y Osamu Tezuka) que demuestran que el género es inagotable.
Coincidiendo con el Salón del Cómic de Barcelona (del 14 al 17 de abril), aterrizan en España dos tebeos llamados a convertirse en obras de referencia para las biografías en viñetas. Ambas evidencian no solo el talento de sus autores, también la excelente salud del género, el potencial narrativo de la novela gráfica y el olfato del tejido editorial que la sustenta. Muchos dudan de que las grandes casas o los editores independientes hubieran apostado por estos dos cómics hace poco más de una década. Más aún teniendo en cuenta que ambos se centran en dos figuras tan universales como complejas. El primero es Logicomix (Sins Entido), un monumental y brillante repaso a la historia moderna de la lógica y las matemáticas a cargo de cuatro autores -tres griegos y una francesa- centrado en la vida del británico Bertrand Russell. El segundo, Dublinés (Astiberri), es un excelente cómic biográfico del irlandés James Joyce firmado por el asturiano Alfonso Zapico.
"Cuando explicábamos el proyecto, la mitad de la gente pensaba que íbamos a hacer un libro de texto ilustrado. La otra mitad simplemente pensaba que éramos unos descerebrados", cuenta por teléfono, desde Atenas, Apostolos Doxiadis, el autor que primero concibió la idea de hacer Logicomix. Escritor que estudió matemáticas en Columbia, Doxiadis llevaba tiempo queriendo componer algo sobre la apasionante historia de los lógicos y matemáticos del XIX y el XX. "Pero nunca pensé en hacer una novela histórica, porque la descripción es una faceta literaria que nunca me ha gustado", explica.
La ecuación quedó despejada cuando conoció al matrimonio formado por el griego Alecos Papadatos y la francesa Annie Di Donna, dibujante y colorista del volumen, respectivamente. "Querían producir su primera novela gráfica. Les encantó mi idea y yo me libré del aspecto descriptivo", cuenta Doxiadis. Poco después el también griego Christos H. Papadimitriou se embarcó como guionista junto a Doxiadis en este titánico proyecto que comenzó siendo autofinanciado por sus responsables.
Los dos comenzaron a armar el argumento de este tomo de casi cuatrocientas páginas mientras Papadatos y Di Donna recorrieron media Europa en tres semanas para documentar sus ilustraciones. "Al principio no lo compusimos en torno a una figura central. Al poco comprobamos que la estructura era débil y nos dimos cuenta de que la vida de Russell era la columna vertebral que necesitaba", detalla Doxiadis. "¿Que por qué Russell? Porque además de su importancia como pensador, su biografía es apasionante, a diferencia de muchos otros lógicos cuya vida fue 'nació, estudió, escribió, dijo, siguió estudiando...", argumenta el autor griego. "Russell incluso abandonó el estudio al comprender que la ciencia no le bastaba para comprender el sentido del mundo". Esta decisión inclinó a los cuatro a apostar aún más por el enfoque biográfico en lo que respecta al resto de pensadores que aparecen en el cómic. Así lo resume Doxiadis: "Comprendimos que lo más interesante de esta búsqueda épica de las certezas matemáticas y lógicas estaba en que sus protagonistas, desde Poincaré a Wittgenstein, emprendieron esta aventura movidos por sus necesidades emocionales. La única manera de satisfacerlas era dar forma y sentido a la realidad. Por eso lo esencial para nosotros pasó a ser la descripción de la relación interpersonal de los personajes y sus ideas". Esta última frase es una estupenda manera de definir lo que es este cómic, en el que sus propios autores cobran vida en las viñetas para narrar paralelamente el arduo proceso creativo que ha durado cinco años, al igual que hacen en las viñetas compuestas para Babelia que ilustran la portada y estas páginas.
"Lo que más nos alegra de haber apostado por una biografía en forma de novela gráfica es que hemos logrado contar una historia complicada -que de primeras resulta antipática tanto al lector habitual de tebeos como al que no tiene ni idea ni interés por las matemáticas- que ha gustado a unos y a otros". El que Logicomix se haya convertido en la novela gráfica griega más extensa, ambiciosa y de más éxito tanto a nivel nacional como internacional (ha sido durante 11 semanas la obra más vendida en la lista de cómics de The New York Times) certifica las palabras de Doxiadis.
"Es verdad que dejamos fuera capítulos de la vida de Russell y que introdujimos ficción, sobre todo encuentros que no se produjeron entre algunos pensadores -aunque intercambiaron esas mismas opiniones por correspondencia- o el mantener vivo a Gottlob Frege seis años después de su muerte. De hecho, en todo el cómic solo debe haber dos o tres frases literales pronunciadas por Russell en vida. Pero era la manera de que los personajes cobraran vida y consideramos que es una obra muy fiel, más que muchas novelas históricas", argumenta Doxiadis.
Por su parte, Alfonso Zapico, a quien el Salón del Cómic otorgó el año pasado el Premio Josep Toutain al Autor Revelación, no ha introducido eventos ficcionados en Dublinés. "La vida de Joyce es tan rica y tan surrealista que no me ha hecho falta", comenta por teléfono desde la ciudad francesa de Angulema, cuyo prestigioso festival premió precisamente este proyecto y le concedió una beca hace tres años para residir en la reputada Maison des Auteurs y completar allí en ese periodo la obra. "La idea surgió al leer dos biografías suyas y comprobar que su obra estaba ahí, en su vida, en las personas que conoció y en los sitios en los que residió". Estos dos libros son Joyce para Principiantes, de David Norris y Carl Flint (Lectorum, 2007), a partir del cual Zapico extrae el espíritu de Dublinés -"lo que significó la vida para Joyce"-, y James Joyce, de Richard Ellmann (Anagrama, 2002). "Sintetizando el trabajo cronológico de Ellmann obtuve el esqueleto y le añadí el enfoque de una guía de viaje. Dublinés es como un recorrido en tren por los escenarios de la vida de ese irlandés universal", añade Zapico, que se documentó a partir de los libros fotográficos James Joyce's Ireland, de David Pierce (Yale University Press, 1992), y Faithfull Departed, de Kieran Hickey (The Lilliput Press, 2004), una reconstrucción del Dublín de 1904, el año en el que transcurre Ulises. "De Joyce hay pocas fotos. Son muy antiguas, y por ello muy estáticas. Usé mi imaginación para aplicar al personaje lo que se deduce de sus biografías: que debió ser un tipo muy histriónico", desvela.
De Dublinés sorprende su fluidez y ritmo ágil pese a la abundancia de cartelas (los recuadros de texto que actúan como la voz del narrador). "Nunca quise hacer un Ulises en viñetas. He intentado alternar el exceso de texto con cuadros de acción pura y dura y también aligerar estos pasajes y plasmarlos en un lenguaje sobrio. Pretendía establecer una conversación sencilla entre el narrador y el lector", matiza Zapico. Es de eso de lo que más se enorgullece: de no haber sacrificado la fluidez narrativa en favor de toda la información que contiene esta historieta de casi 250 páginas. "La ventaja de producir una biografía en formato cómic es que la historieta es más digerible siempre que se haga bien. Aún más en el caso de Joyce, que para muchos es sinónimo de obras voluminosas y crípticas que requieren guías aún más voluminosas para su comprensión". En ese sentido, Zapico cumple con nota el objetivo que se plantean -no sin cierto dolor- muchos autores; que el lector devore con fruición en apenas unos segundos una página que ha llevado horas o incluso días de trabajo.
Zapico admite que no tomó como ejemplo ninguna de las notables biografías en cómic que se han hecho hasta ahora. "Simplemente porque, como ya he dicho, la alucinante vida de Joyce me bastó como única inspiración". En todo caso es su nuevo tebeo el que puede servir de referencia a aquellos que se aproximen en un futuro al género biográfico a través del cómic.
Logicomix. Una búsqueda épica de la verdad. Apostolos Doxiadis, Christos H. Papadimitriou, Alecos Papadatos y Annie Di Donna. Traducción de Julia Osuna Aguilar. Sins Entido. Madrid, 2011. 352 páginas. 24 euros. Dublinés. Alfonso Zapico. Astiberri. Bilbao, 2011. 232 páginas. 18 euros. El 29º Salón del Cómic de Barcelona se celebrará del 14 al 17 de abril en el Palacio 8 de la Fira de Barcelona. ficomic.com.
domingo, 16 de diciembre de 2012
sábado, 15 de diciembre de 2012
viernes, 14 de diciembre de 2012
Un escritor contra las hamburguesas...
Un escritor contra las hamburguesas
Jonathan Safran Foer, uno de los autores estadounidenses más brillantes de su generación, ataca en el ácido 'Comer animales' a la industria alimentaria de la carne
La publicación de Todo está iluminado (2002) y Tan cerca, tan fuerte (2005), señalaron la aparición en el panorama literario estadounidense de alguien que no estaba demasiado satisfecho con el estado de la cuestión en el ámbito de la narrativa. Los dos libros alcanzaron un éxito extraordinario entre el gran público (en el primer caso, gracias también a la adaptación cinematográfica del mismo título), pero la crítica, sus colegas de oficio y numerosos lectores se mostraron fuertemente divididos. Para muchos, hay algo de falsedad y oportunismo en el tratamiento de los temas que aborda (las secuelas del Holocausto en Todo está iluminado, la herida abierta por el ataque contra las Torres Gemelas en Tan cerca, tan fuerte). La conversación con él despeja cualquier duda: Jonathan Safran Foer (Washington, 1977) es un hombre que cree firmemente en lo que hace. Transpira simpatía, inteligencia y autenticidad. Con su tercer libro, Comer animales (2009), que acaba de publicar en España Seix Barral, volvió a descolocar a propios y ajenos, al hacer una descripción escalofriante de la suerte que corren los animales que acaban servidos en las mesas de nuestras casas y restaurantes.
La entrevista tiene lugar en una pastelería de Park Slope, en Brooklyn, una mañana de sol espléndido. Allí, lejos de cualquier rastro cárnico, Safran Foer explica que desde niño le atormenta que los seres humanos comamos animales. "Y nunca he sabido resolverlo, prefería mirar hacia otro lado, pero cuando mi mujer se quedó embarazada me di cuenta de que tenía que afrontar el problema por mi hijo, lo cual me llevó a investigar el fondo ético del tema. Me pasé dos años leyendo y viajando por todo Estados Unidos, visitando furtivamente granjas de animales y mataderos. Cuando comemos carne nadie se plantea qué hay detrás de un acto así, qué ocurre antes de que lo que comemos llegue al plato".
-¿Cree que las industrias cárnicas someten a los animales a un sufrimiento innecesario?
-Si de lo que se trata es de vender hamburguesas a un dólar, tienen que actuar necesariamente como lo hacen. Tolstói decía que si no hubiera mataderos habría campos de batalla, pero yo no estoy de acuerdo. En cuanto a la cuestión del sufrimiento animal, es difícil saber a qué atenerse. Mucha gente piensa que preocuparse de algo así es una actitud sentimental. Si te importa el sufrimiento de los animales eres un tipo blando. Obviamente hay una inteligencia y una sensibilidad animales, aunque no sepamos cómo representárnosla. Para mí la cuestión no es tanto que se deje de comer carne radicalmente, sino que haya una conciencia pública de cómo opera la industria cárnica y saber qué consecuencias tiene en innumerables ámbitos, desde la salud al medio ambiente. Hay que cambiar de manera dramática nuestros hábitos de consumo. Lo que hacemos es atroz.
Después de Comer animales, Safran Foer publicó en EE UU un libro verdaderamente inclasificable, A Tree of Codes, un libro-objeto que juega con vacíos físicos, con palabras y frases recortadas de las páginas. Se tiraron poquísimos ejemplares y está agotado. Su historia es muy curiosa: "Un día recibí un correo electrónico de una chica que acababa de lanzar una editorial diciéndome que no podía pagarme, pero que publicaría cualquier libro que se me ocurriera. Siempre había tenido en la cabeza la idea de coger un libro e ir eliminando frases para sacar a la luz un segundo libro oculto en el texto. El texto base es La calle de los cocodrilos, de Bruno Schulz, un libro genial. Arranqué frases y palabras una a una, como quien talla una madera. Es un objeto artístico, mitad libro, mitad escultura. En Internet cuesta una fortuna".
Casado con Nicole Krauss, una escritora de gran éxito, Safran Foer tiene su receta para convivir con alguien que hace lo mismo. "Nos vamos de casa temprano cada uno por su lado, nos pasamos todo el día escribiendo y cuando volvemos al final del día hablamos de todo menos de nuestros libros".
-¿Cree que la ficción está dando síntomas de asfixia?
-Actualmente se está rodando una película basada en Tan cerca, tan fuerte, mi segunda novela. El otro día me llamó el director para preguntarme si podía cambiar el guión, haciendo que un personaje entrara en Google, y entonces caí en la cuenta de que cuando escribí el libro, hace ocho años, Google no existía. Hoy es impensable vivir sin Google. La novela se ha quedado a años luz de esos cambios. Y no es cuestión solo de la revolución tecnológica. De todas las formas de expresión artística, la que menos ha evolucionado en los últimos siglos es la literatura. Piense en lo que ha evolucionado la música desde Beethoven hasta Eminem, por decir alguien, o en la pintura, desde Botticelli hasta Andy Warhol, y todo lo que sucede en el mundo del arte, que es inatrapable. Por el contrario, desde Don Quijote hasta Las correcciones, de Jonathan Franzen, las cosas han cambiado poco, pese a figuras como Joyce. La literatura está anclada en el pasado.
Los listos de la clase
Jonathan Safran Foer fue elegido en 2007 con otros 20 escritores por la revista Granta entre los mejores "autores estadounidenses menores de 35 años". He aquí algunos de sus compañeros:
- Casada con Safran Foer, Nicole Krauss (1974) logró con La historia del amor (Salamandra) el aplauso de la crítica. Su tercer libro es Great house (2010).
- Gary Shteyngart. Ruso de nacimiento y neoyorquino de adopción, con El manual del debutante ruso (Alfaguara) irrumpió con la fuerza de un nuevo Martin Amis.
- Autor de Radio Ciudad Perdida (Alfaguara), Daniel Alarcón (Lima, 1977) vive en EE UU y escribe en inglés.
jueves, 13 de diciembre de 2012
En la tumba de Sylvia Plath...
Un libro debiera ser como un hacha ante el mar congelado que tenemos en el alma.
Sylvia Plath.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
El triunfo de los perdedores...
El triunfo de los perdedores
Los indignados logran que la clase política se comprometa a ahondar en la regeneración democrática. La banca ignora la protesta
Mes y medio después del estallido, el Movimiento 15-M ha logrado acelerar leyes olvidadas como la de Transparencia, reabrir el debate sobre la vivienda y estrechar el cerco a la corrupción política
¿Son un fenómeno pasajero o han revolucionado el sistema hasta el punto de forzar una reflexión profunda sobre los pilares que lo sustentan? Un mes y medio después, el movimiento social que arrancó una tarde de domingo en ciudades de toda España para exigir Democracia Real Ya empieza a calar en las instituciones. ¿Perroflautas antisistema o miles de indignados con sólidas razones para romper el silencio del descontento? El Parlamento ha escuchado algunas de las reivindicaciones que enarbolaron los Acampados de Sol -desde el 18 de mayo hasta el 12 de junio- y secundaron miles de jóvenes en campamentos improvisados en el centro de las grandes ciudades y en multitudinarias marchas de protesta ante las instituciones.
La ley de Transparencia, un proyecto aparcado desde hace varias legislaturas y que ha ido apareciendo y desapareciendo en los programas electorales de los partidos, parece haber salido por fin del congelador. El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció el pasado viernes que el proyecto será remitido al Parlamento "en una o dos semanas". La falta de transparencia en la gestión pública, la escasa información sobre las cuentas nacionales y autonómicas y el opaco funcionamiento de los aparatos de los partidos han sido claves en el malestar de los indignados. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha dado un paso adelante al anunciar candidaturas electorales abiertas en su región.
También exigían los indignados poner coto a los privilegios económicos de los políticos y sus ventajosos planes de jubilación, aunque sean menos escandalosos de lo que percibe una opinión pública sumida en la crisis. Como la protesta por la presencia de imputados en las listas electorales, sinónimo de corrupción para los indignados pero logro social para los juristas más progresistas. El imputado puede ser inocente. El procesado es en realidad el sospechoso, pero ni jueces ni fiscales lo explican. Y la clase política ha sido sensible a la indignación. El pasado miércoles, el Congreso aprobó una propuesta para que las Cámaras publiquen el patrimonio de diputados y senadores y se endurezca el régimen de incompatibilidades. La Comunidad de Madrid retiró de las listas de las últimas elecciones a los principales candidatos imputados.
Los políticos también han escuchado la voz de los acampados en el difícil mercado de la vivienda. Una subcomisión del Congreso estudiará mejoras en el sistema hipotecario para controlar las situaciones abusivas. El Movimiento 15-M no es ajeno a la proliferación de patrullas ciudadanas que impiden el desahucio de familias y han afeado la cláusula bancaria que obliga a quien no puede afrontar las letras a devolver las llaves de la vivienda y seguir pagando la deuda de un piso que ya no le pertenece.
"Vivimos tiempos comparables a la Gran Depresión. El sistema tiene que cambiar de arriba abajo y los indignados han dado el primer paso", dice José Félix Tezanos, catedrático de Sociología de la UNED.
Tezanos traza una radiografía en negro: "La crisis actual es de una magnitud incalculable. Para que las sociedades funcionen tiene que haber un cierto equilibrio entre ganadores y perdedores. Ese equilibrio ahora está roto porque el 70% de los jóvenes -entre parados y subempleados- están cuasi fuera del sistema, al igual que los 4,9 millones de desocupados; el 31% de las familias que no llega a fin de mes y la destrucción cotidiana e imparable de pequeñas empresas. Si a eso sumamos a los inmigrantes vulnerables, que son muchos, a los desahuciados, a las legiones que comen de la caridad y a otros colectivos desfavorecidos, nos encontramos con que los ganadores son cada vez menos y los perdedores, más". "Y estos", avisa Tezanos, "tienen poco que perder. Así que el 15-M puede acabar con la integración en el sistema, mediante la creación de un partido propio o con cualquier otra forma de participación que suponga una alternativa real o con un estallido de violencia similar al de Grecia".
El catedrático de Sociología de la UNED, vinculado al PSOE a través de la revista Temas, cree que la clase política no es consciente de la magnitud de una crisis que ha alterado los hábitos vitales de varias generaciones: "En 1970, la gente se casaba entre los 25 y los 28 años. Ahora, los pocos que se casan lo hacen más allá de los 35". Tezanos solo ve posible salir del túnel si la clase política antepone el consenso a las diferencias y desde la unidad "cambia el modelo económico de los pies a la cabeza". ¿Con el permiso de las autoridades comunitarias? "O sin él", responde Tezanos. "Esta situación es insostenible".
¿Es preciso también cambiar las leyes o sería suficiente con cumplir las que hay? Emmanuel Rodríguez, sociólogo de la Universidad Complutense, alerta de que el 15-M es más un movimiento de "reinvención de la democracia", que de su mera regeneración. Esa misma democracia que, apunta Rodríguez, permite a Esperanza Aguirre gobernar con mayoría absoluta solo con el voto del 25% de los madrileños. La democracia requiere igualdad de oportunidades, pero "es difícil llamar democracia a un sistema que corroe derechos sociales básicos como la sanidad y la educación", lamenta.
El cambio de las estructuras del sistema financiero y los excesos de la banca han constituido uno de los ejes de la proclama del movimiento. Sin embargo, la mayoría de los expertos, que alaban otras propuestas de los indignados, rechazan "salidas maximalistas e irrealizables", como la nacionalización del sector bancario o la toma de control de las empresas. Esta es la principal crítica de la catedrática de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid Isabel de la Torre, que lanza un capote al capitalismo al recordar que ha hecho posible un bienestar social en los dos últimos siglos como nunca antes se había vivido. "La revolución industrial inglesa originó dos grandes sistemas económicos, el capitalista y el comunista. No hace falta decir cuál de los dos funciona mejor, a pesar de los problemas que padecemos".
De la Torre cree que el 15-M ha confirmado, por un lado, el poder de las redes sociales e Internet que ya se vislumbró, por ejemplo, con el Prestige. Y, por otro, que pueden existir movimientos masivos horizontales, sin jerarquía ni estructura. Esta experta cree que lo peor para estos jóvenes es que carecen de futuro, y todo este cóctel puede derivar tanto "en lo sublime como en lo ridículo. Ya se verá", comenta. De la Torre piensa que con corregir los errores del sistema, como los excesos financieros, la especulación y la corrupción, este puede recuperarse. "Está muy bien denunciar el mal uso de las instituciones, como han hecho estos jóvenes, pero tienen que ofrecer alternativas viables", señala.
Pero el 15-M no tiene un catálogo de propuestas. Está todavía en construcción, como apunta el profesor Emmanuel Rodríguez. Carece de una parrilla de alternativas sobre los partidos políticos, los bancos, la vivienda o el sistema electoral. Lo que el 15-M tiene claro, según Rodríguez, es que "la crisis la pagan los más débiles", mientras "los beneficios se quedan en manos de un pequeño grupito de agentes financieros". El desempleo es la cara más visible de la crisis (en la UE hay 30 millones de parados), pero los Estados inyectan grandes cantidades de dinero público a los bancos. "Esto ha contribuido al circuito especulativo de la crisis. Les ha otorgado liquidez, pero los bancos no la han usado para dar créditos a los particulares. Tanto en la UE como en España se han puesto los intereses financieros por encima de los intereses de las personas", lamenta Rodríguez.
Para intentar romper esta dinámica, Ismael Peña, politólogo de la Universidad Oberta de Cataluña, aboga por un cambio radical, sin parches. "El sistema no es inflexible ni está anquilosado. Era eficiente y eficaz para una sociedad industrial, pero no es ni eficiente ni eficaz en la sociedad de la información", reflexiona Peña, consciente de que Internet ofrece la oportunidad de "repensar todo el marco". Y para ello, considera necesario rehacer los sindicatos, los Gobiernos, la forma de organización de la ciudadanía. "El cascabel lo tienen que poner las bases. Tenemos instituciones que deberían facilitar esta transformación, pero no lo han hecho. Es necesario ir cambiando poco a poco la dinámica de los partidos. Y a medida que cambien, lo harán los Parlamentos". Peña sostiene que PSOE y e IU están en disposición de abanderar la gran metamorfosis. "Han tocado fondo. Pueden utilizar el partido para cambios sociales". La refundación, eso sí, debe hacerse "desde las bases".
Las demandas del 15-M son heterogéneas y plurales. "Es un movimiento incipiente y embrionario. Una fuerza que se ha despertado. Hay muchos grupos en discusión. Democracia Real Ya es uno de ellos, pero no agrupa todas las voluntades", enfatiza el profesor de Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares Germán Cano, que colabora en el subgrupo creado para analizar los medios de comunicación externos. "Lo que motiva a los indignados es la sensación de malestar y frustración. Y el 15-M está en situación de canalizar esa indignación. No plantea una crítica a la democracia o a las instituciones en sentido general, sino a la lógica de los partidos", dice Cano, uno de los firmantes del manifiesto de filósofos en apoyo al 15-M, un proceso colectivo que "ha sacudido la atmósfera de cinismo y apatía generalizada" que imperaba en la sociedad. ¿Llegarán los indignados a constituirse en un partido político? Cano es pesimista: "No es una demanda que guste a la mayoría. No tanto por apoliticismo como por una resistencia radical a las mediaciones".
Las reflexiones en torno al Movimiento 15-M
- Reforma electoral. El modelo español proporciona estabilidad política pero perjudica a las minorías estatales y distorsiona el peso de la población. Los indignados reclaman un sistema que permita equiparar el valor de los votos independientemente de donde procedan. PSOE y PP, los dos partidos mayoritarios, son los principales beneficiados por la ley actual y no parecen dispuestos a emprender la reforma.
- Los privilegios de la clase política. El 15-M ha canalizado la decepción de la sociedad española con la clase política por su lejanía, las prebendas de las que goza (salarios, jubilaciones, coche oficial, dietas, asignaciones de libre disposición) y la corrupción política. La ciudadanía presiona para que se produzca una regeneración de las instituciones públicas y reclaman candidaturas abiertas. El Senado ya emplea este sistema, pero no permite alterar el orden. Cambiar el sistema electoral presenta infranqueables resistencias de los partidos y las cúpulas dirigentes, que no parecen dispuestos a renunciar a su actual cuota de poder.
- Descongelación de la Ley de Transparencia. España es uno de los países más opacos de la Unión Europea en lo que se refiere a las cuentas de los organismos públicos. Existe una norma sobre la reutilización de la información pública que se queda corta y la ciudadanía reclama una mejora sustancial en este ámbito. El pleno del Congreso pidió la semana pasada al Gobierno que presente antes de agosto la Ley de Transparencia, que lleva meses atascada, y el Ejecutivo se ha comprometido a hacerlo.
- Control de la banca. Se acusa al sector financiero de colaborar en el origen de la crisis con préstamos hipotecarios que alimentaron la burbuja inmobiliaria, una mala gestión que ha costado millones al contribuyente y que se ha traducido en un recorte de créditos a familias y a pymes, mientras los bancos mantienen las altas retribuciones a sus directivos. La ciudadanía propone que se prohíban los rescates, la nacionalización de entidades en dificultades y se sancione la mala praxis bancaria. Los expertos, más comedidos, piden una supervisión, pero se muestran reticentes a la creación de una banca pública.
- Imputados en las listas. Un imputado no es más que alguien sujeto a indagación judicial y, por lo tanto, esta condición no es sinónimo de condena anticipada, pero la opinión pública no entiende de denuncias falsas contra ellos, y los integrantes del Movimiento 15-M exigen que salgan de las listas electorales.
- Alternativas al desahucio. La burbuja inmobiliaria unida al paro ha dejado a miles de familias sin casa. Las plataformas ciudadanas han parado pacíficamente 42 desahucios en toda España y piden que se aplique la dación en pago o que se convierta el parque inmobiliario en un banco de alquiler social. El sector financiero se muestra contrario a reformar las leyes, ya que considera que el cambio hundiría aún más el mercado del ladrillo.
- Crisis de representatividad. Los indignados pusieron de relevancia las debilidades de la democracia, basada en el liderazgo de la clase política. Algunos politólogos dudan de la viabilidad de un sistema organizativo en el que cada decisión tenga que ser refrendada por la asamblea. Los indignados abogan por que los ciudadanos puedan votar mediante un mensaje de texto o por medio de las redes sociales.
- Democracia directa. Las consultas vinculantes hacen al ciudadano dueño de su destino, pero la experiencia de Suiza y California aconseja manejar con cautela las iniciativas populares y los referendos, donde se han aprobado cuestiones inconstitucionales. La Constitución prevé la iniciativa legislativa popular mediante la presentación de 500.000 firmas.
lunes, 10 de diciembre de 2012
En la tumba de Arentino...
Aquí yace Aretino poeta toscano, que de todos habló mal menos de Dios sencillamente porque “no lo conozco”.
Arentino.
domingo, 9 de diciembre de 2012
sábado, 8 de diciembre de 2012
¡Que vienen los rusos!
¡Que vienen los rusos!
Están libres del peso de la historia soviética y se sirven de su tradición realista para escribir sobre la nueva Rusia. Así es la Generación Debut, joven, talentosa y desacomplejada.
Pregúntenle a un joven escritor español por un autor de referencia: dirá un norteamericano. Pregúntenle a uno norteamericano: dirá un sudamericano. Pero pregúntenle a uno ruso: dirá otro ruso, y muy probablemente un ruso del siglo pasado. Nabokov, Chéjov y lo que llaman a modo de broma interna Tolstoievski (acrónimo de Tolstói y Dostoievski). La última promoción de la literatura rusa no se avergüenza de remontarse a su propia tradición (que no es poca) al dar la cara por sus lecturas y defender su visión de la novela, que algunos podrían tachar de adusta. Paradójicamente, eso hace a esta nueva hornada de narradores particularmente exótica para la crítica internacional, que empieza a verlos como la nueva flota de la literatura rusa en estado puro.
La culpa de este subidón de expectativas la tiene en gran medida el Premio Debut, un filántropo certamen literario ruso para escritores menores de 25 años fundado en 2000 con fondos del multimillonario Andrei Skoch y apoyado por escritores como Dmitri Lipskerov. El premio, del que ahora se publica en España la antología El segundo círculo (La Otra Orilla), ha funcionado como imán para jóvenes talentos desperdigados por el país más extenso del mundo que reclamaba atención de la capital desde los Urales hasta el Cáucaso. Frente a los 500 manuscritos que puede recibir un premio para escritores consagrados como el Booker, el Debut recibe anualmente más de 50.000 textos.
"La previa a estos escritores era una generación casi vacía, perteneciente a un momento en el que la literatura se ignoró. Prácticamente no existen escritores conocidos que tengan entre 30 y 35 años. La generación precedente a estos jóvenes escritores tiene ahora 40 años. Por eso son una extraordinaria novedad", dice Yulia Dobrovolskaya, agente literaria especializada en literatura rusa y encargada de la antología en español.
Si la generación coetánea a la caída de la URSS invirtió los años noventa en escribir las páginas más negras del régimen, convencida de que no solo había que matar al padre, sino descuartizarlo, y la década de los 2000 fue el momento de mirar lo bolchevique con corrosivo cinismo hipster, esta nueva generación es la primera en atender directamente a la Rusia contemporánea y convertirla en su tema preferido. "Me interesa mucho nuestra situación como país frente a Europa. Cada noche, mis amigos y yo nos reunimos en la cocina para beber vodka y discutir sobre el papel de Putin y Medvédev o del futuro. Aunque pocas veces llegamos a una conclusión", dice Ígor Savéliev, de 28 años, finalista del Premio Debut en 2004. "Yo diría más: la realidad actual es, quizá, lo único que me interesa en la literatura. De hecho, no veo mucha diferencia entre el periódico de hoy y el libro. Hacen lo mismo: describen la realidad en toda su diversidad", añade Víctor Puchkov, de 26 años, ganador del premio en 2006.
"Hay una especie de constante en la literatura rusa desde antes de la Unión Soviética, y es que es una literatura crítica con su realidad. Estos autores recogen esta postura y por eso se llevan tan bien con el realismo. Pero no intentan trasladar ningún mensaje; sencillamente describen su entorno. Es una literatura centrada en su propio ombligo", explica Ricardo San Vicente, traductor y profesor de literatura rusa en la Universidad de Barcelona.
Casi por principios, las fronteras de sus narraciones son las de su propio país, aunque coqueteen tímidamente con autores anglosajones como John Fowles o Terry Pratchett. "Lo exterior les interesa como instrumento. Piensan: 'Vamos a ver cómo se escribe fuera para hablar de lo que pasa dentro", argumenta San Vicente. Sus relatos son la antiglobalización materializada en escenarios como ciudades dormitorio, descampados o fábricas metalúrgicas como la del relato Alta presión, de Alekséi Lukiánov, herrero de formación y uno de los veteranos de esta oleada, al que algún crítico ha comparado con Italo Calvino.
Es la generación en la que el stablishment literario ruso tiene puestas sus esperanzas, la que consideran la primera generación auténticamente liberada de la era soviética, dado que la tratan sin remilgos. Mientras algunos de sus integrantes la ignoran, otros se deleitan recreándola: "No importa lo que digan, ni cómo fue", afirma Olga Onóiko, ganadora del Debut, de 26 años, "la Unión Soviética se aparece en mi mente como un país grande y hermoso, un país soleado y festivo, el país de ensueño de mi infancia con un claro cielo azul y banderas rojas ondeando".
viernes, 7 de diciembre de 2012
jueves, 6 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Sobre el amor y la muerte...
Sobre el amor y la muerte
Releer a Tolstói permite no perder de vista la Gran Literatura. En Anna Karénina, en la que el autor despliega su minucioso sentido de la narratividad, hay que adentrarse con el asombro y la admiración que producen las obras mayores. Una nueva traducción de la novela se añade a la publicación de sus obras en el año del centenario de su muerte
En este año del centenario de la muerte de Tolstói, nada más oportuno que una nueva traducción de la inmortal Anna Karénina para celebrarlo. Al término de la lectura que nos propone Alba, el lector agradece a Víctor Gallego un trabajo que ha debido dejarle exhausto. Últimamente han venido apareciendo varias ediciones de las obras de Tolstói, unas dedicadas al propio autor (los Diarios y la Correspondencia, en la editorial Acantilado) y otras de piezas cortas como Los cosacos (Atalanta) y Hadjí Murat (Verticales) y El cupón falso (Nórdica), a las que habría que añadir, como ediciones de referencia, los Relatos (Alba), la traducción de López Morillas de La muerte de Iván Ilich (Alianza), las Memorias de Sebastopol (Gredos), la versión completa de Resurrección (Pre-Textos) y, cómo no, Guerra y paz (del taller de Mario Muchnik).
Que Tolstói es un gigante de la novela no lo duda nadie, pero así como no conviene olvidarlo es absolutamente pertinente leerlo de vez en cuando para no perder de vista lo que es de verdad la Gran Literatura. Es un ejercicio muy sano porque permite colocar todo lo que actualmente reluce a la debida distancia. Una obra como Anna Karénina produce en el lector atento una sensación tal que todo parece empequeñecerse a su alrededor y cobrar su verdadero tamaño y no el que suele otorgar la promiscua y rendida actualidad a las obras del momento. Ésta es una novela en la que hay que adentrarse con el asombro y la admiración que producen las obras mayores, como el Panteón de Roma. La comparación no es gratuita, pues ambos -novela y monumento- se asemejan en su deseo de abarcar una totalidad.
¿De qué trata realmente Anna Karénina? Pasa por ser una de las mejores novelas de amor de todos los tiempos. Lo es, en cuanto que ofrece una reflexión sobre el amor extraordinariamente ambiciosa, pero no se centra sólo en la figura emblemática, la de Karénina, sino que contrapone dos parejas (la de los amantes Anna Karénina y Vronski y la del matrimonio Kitty Scherbaski-Konstantin Levin), situando como referencia a una tercera, la que forman la hermana de Kitty, Dolly, y el hermano de Anna, Stepán. Este artificio le permite desplegar el mundo de la aristocracia y el de la vida en el campo por medio de un centenar largo de personajes que configuran el escenario humano del libro, personajes todos ellos singularizados y caracterizados, lo que nos señala una de las cualidades sustanciales de Tolstói, su maravilloso detallismo descriptivo, producto de una mirada excepcionalmente dotada para lo significativo. En comparación con Guerra y paz, Karénina es una novela intimista, pero, aparte de coincidir ambas en el deseo de crear un mundo completo, la intimidad de Anna Karénina está concebida dentro de una búsqueda del sentido del amor que necesariamente se convierte, por su ambición, en una búsqueda del sentido de la vida, y para ello Tolstói se va a valer de toda una sociedad a la que personaliza en torno a los personajes centrales. Intimidad, sí, pero encuadrada en un arco social sin el cual sería menor o irrelevante.
El segundo elemento con el que juega el autor es el espacio y el tiempo. La novela transcurre -el lector lo advierte enseguida- en un orden sucesivo que integra al lector en el fluir del propio tiempo y espacio de los personajes. Leyendo Anna Karénina uno tiene la sensación de hallarse dentro de la novela o, más precisamente, dentro del transcurso del tiempo de la novela. No importa que, por razones de estrategia de construcción, se produzcan saltos de tiempo entre las partes: la sensación de presente continuo de la novela es un acto de magia narrativa, un acto integrador que, sin embargo, permite en todo momento mantener la distancia necesaria de lectura para abarcar toda la historia sin identificarse con ella, como haría un lector ingenuo; no, no hay identificación sino acompañamiento, pero ese acompañamiento parece la invitación a un acto de magia.
La descripción se mueve entre la exterioridad y la interioridad en las dos parejas centrales. Tanto el escenario físico como el mundo de la mente están descritos al detalle, sin perdonar lo importante y sin añadir lo superfluo. La convincente elocución con que muestra la vida de las cosas y el desarrollo de los pensamientos es su primer arma, pero lo que consigue poner en marcha y mantener en rumbo toda esta escritura es un minucioso sentido de la narratividad. Hay un momento en el que Levin, frustrado por un primer día de caza calamitoso, escapa solo a los pantanos con su perra Laska para resarcirse. Para relatar esta simple escena, Tolstói cruza los pensamientos de Levin y de su perra. Sólo están al acecho de unas becadas, pero el relato de ese acecho desde la cabeza de la perra y los movimientos de Levin adquiere un vigor narrativo de verdadero tempo dramático. Si es capaz de hacer esto con el simple acecho de una perra de caza ¿qué no conseguirá con una historia doble de amores desdichados?
Más que una historia de amor yo diría que ésta es una historia sobre el amor y la muerte. La diversidad de puntos de vista que va concentrando sobre el verdadero asunto del libro requiere una laboriosa construcción que ha de converger en la intención central y a ello se aplica. Tolstói fue un hombre de convicciones firmes y de conciencia rotunda, lo cual antepuso a cualquier otro interés en su propia vida y la de su familia, pero también un hombre lleno de dudas dolorosas a las que no rehusaba enfrentarse. De hecho, hay una clara coincidencia en que Levin es un trasunto del propio autor. La defensa de la libertad y del bien común está en boca de Levin lo mismo que el miedo a la muerte. Tolstói aspiró a crear una "religión de Cristo sin fe y sin pecados" que le costó la excomunión de la Iglesia ortodoxa y, de hecho, en las reflexiones finales de Levin ésa es la idea que expone. Se reprocha a Levin ser portaestandarte de las ideas de Tolstói , pero lo cierto es que no se trata de una mera exposición de las mismas sino que a través de ellas se advierte narrativamente la evolución del personaje; no son un mero pegote. Si acaso, la parte octava (una suerte de recuento tras la muerte de Anna) sí puede considerarse un añadido que no añade nada, aparte de facilitar alguna salida endeble a la situación.
La perspicacia de Tolstói en el desarrollo psicológico de los personajes es una verdadera obra de arte. La mediocridad de Vronski, la sensibilidad y el deseo de Anna, la zozobra infantil de Kitty, la emotiva ingenuidad de Levin y su entereza ante el desaliento, el sometimiento de Dolly a su función de madre y esposa entregada y dolorosa, la alegre inconsciencia consciente del tarambana de Stepán Oblonski, la progresiva miseria moral de Alekséi Karenin, cuya frialdad acaba siendo pareja de su cobardía vital... nos llevan a una doble visión de la vida amorosa: si el amor es sobre todo carnal, está condenado a morir; si es un acuerdo de convicción, arrastra consigo una dependencia gravosa. Todo el mundo interior que se desprende de este planteamiento lo construye Tolstói con una habilidad de filigrana y cogiendo al toro por los cuernos, es decir, afrontando todos y cada uno de los problemas que suscitan sus personajes. La entereza del Tolstói escritor es tan grande como la del Tolstói persona y por eso su vida será tan violentamente compleja como la de sus personajes. Y el esfuerzo expresivo al que se somete para dar cima a su obra lo empuja hasta donde haga falta: al final de la séptima parte, con Anna Karénina perdida en sus pensamientos y en su propia desdicha, en la estación fatídica, Tolstói la hace hablar nada menos que en forma de monólogo interior cruzándolo con la presencia de lo exterior al pensamiento, de lo que sucede a su alrededor. El sueño de Virginia Woolf era el de situar la voz dentro de la mente, lo que consiguió al fin en el relato Mrs. Dalloway in Bond Street; Joyce lo pudo llevar aún más lejos por medio del stream of consciousness, pero asombra hallar esta experiencia en Tolstói, tan canónico en su escritura. Y es que en un creador de su talla no hay barreras ni costumbres que puedan oponerse a la libertad misma del acto creador.
Anna Karénina es un drama doméstico y en ese ámbito se desarrolla, pero es un drama doméstico que hunde sus raíces hasta lo más hondo de la tierra. Todas las conductas tienen una doble cara y de ese juego constante surge la calidad y complejidad de los personajes. Todos los escenarios cubren el espacio en que transcurren hasta el último rincón: el baile (verdadera representación del drama), la lección de siega, la cacería en la finca de Levin... Y todo fluye por la vía de una constante precisión de palabras que se trasmutan en imágenes como ésta, por ejemplo: "En ese momento la serenidad y la suficiencia de Vronski chocaron, como una hoz sobre una piedra, con la fría altivez de Alekséi Aleksandróvich".
Anna Karénina es una experiencia literaria tan rica y amplia que no debe de faltar en la vida de una persona culta.
martes, 4 de diciembre de 2012
En la tumba de don Enrique Jardiel Poncela...
Si queréis los mejores elogios, moríos.
Enrique Jardiel Poncela.
lunes, 3 de diciembre de 2012
domingo, 2 de diciembre de 2012
Los amos opacos de Internet...
Los amos opacos de Internet
Megaupload y Rapidshare ocupan la cima del negocio de las descargas
Sus webs están entre las 30 más visitadas por los internautas. Miles de ellos las utilizan para bajar películas o música. Pero no busquen en Google ningún dato financiero ni las declaraciones de sus responsables. No las encontrarán. Su eficacia para facilitar las descargas por Internet, que los estudios cinematográficos y las discográficas consideran un saqueo ilegal, va paralela a su opacidad. Se llaman Megaupload y Rapidshare y son los verdaderos amos de la red.
Se les conoce como ciberlockers o discos duros virtuales y su función es alojar cientos de miles de archivos de cualquier tipo, entre ellos películas, videojuegos y música que pueden estar sujetos a derechos de autor. A diferencia de los originarios programas de intercambio p2p (par a par) en el que los archivos están alojados en los ordenadores personales de millones de usuarios que, de forma desinteresada, los comparten con otros millones de internautas anónimos como ellos, los ciberlockers son programas de descarga directa, es decir, sus enlaces redirigen a servidores que alojan el contenido completo, por ejemplo, de una película de estreno. Y eso les hace mucho más rápidos y eficaces que el nostálgico eMule.
Para escarnio de las productoras de Hollywood, bajarse los recientes éxitos Avatar o En tierra hostil con una conexión a Internet de seis megas tarda entre media hora y dos horas en descarga directa, y más de un día con eMule. Hay otra diferencia fundamental. Los programas p2p son gratis, y en torno a ellos apenas se mueve un negocio residual publicitario. Nadie se lucra. En el caso de las descargas directas hay un negocio fabuloso, que las sociedades de gestión de derechos llaman piratería digital.
Tanto Megaupload como Rapidshare tienen como principal fuente de ingresos el pago mensual de sus suscriptores, aunque dispongan de un servicio gratuito alternativo al premium, de pago. En ambos casos, las películas se bajan por trozos -más de diez-, pero mientras que cuando es gratis hay que esperar a que se descargue una parte para empezar a bajar la siguiente en el premium se bajan todas a la vez. Es decir, frente a la gratuita, la descarga premium es, como mínimo, diez veces más rápida, no tiene límite de descargas y ofrece seguridad de que lo que te estás bajando es la película que buscas y no un archivo falso (casi siempre pornográfico).
Los precios oficiales son casi idénticos, aunque Rapidshare acaba de sacar una oferta entre 3 y 5 euros más barata: 9,9 euros por un mes; 19,9 por tres meses y 59,9 por un año. Megaupload tiene además una curiosa oferta "vitalicia" de 199 euros. Oficialmente, los únicos datos corporativos que facilitan son: Rapidshare tiene su sede oficial en la ciudad suiza de Cham y Megaupload en Hong Kong, y como máximos responsables figuran Christian Schmid en el primer caso y un correo electrónico en el segundo. Ni accionistas, ni cifra de ingresos, ni beneficios, nada.
Megaupload y Rapidshare están en la cima de la pirámide. En la base de su negocio se encuentran los administradores de páginas (webmasters) nacionales, las páginas que facilitan a los usuarios de cada país la búsqueda de los enlaces donde encontrar las películas. Son páginas como Todotorrente, Vagos, Spadescargas y otros cientos que, casi en ningún caso, alojan los archivos con los contenidos, evitando así que prosperen la mayoría de las demandas por vulneración de la propiedad intelectual que les ponen las productoras.
Los ingresos de estos administradores provienen de dos fuentes: la publicidad que alojan (en forma de banners o pop up) y la venta de los datos personales de sus usuarios registrados. Y es que, a diferencia de los alojadores, las webmasters no cobran nada a sus usuarios pero, en casi todos los casos, les obligan a registrarse aportando una serie de datos personales: correo electrónico, edad, domicilio, profesión, aficiones, hábitos de consumo, etcétera.
Aquí precisamente entra el eslabón intermedio de la cadena. Son las empresas de marketing dirigido que remiten publicidad vía correo electrónico. Generan su base de datos a partir de las que les proporcionan los webmasters y remiten publicidad a sus usuarios, según su perfil. El beneficio que se genera se reparte al 50% entre la empresa y el site que aporta los correos. En España la firma más importante de marketing electrónico es Canalmail, que dice disponer de 10,8 millones de suscriptores únicos que le proporcionan administradores de páginas como Vagos.es que, a su vez, dice tener 3,7 millones de usuarios registrados. Respecto a los ingresos, Canalmail, en su página, señala que cada administrador puede ganar "entre 30 y 15.000 euros al mes".
Curiosamente, Megaupload y Rapidshare reciben menos denuncias que las nacionales que alimentan sus servidores con películas. Su principal defensa jurídica es que no conocen el contenido de los archivos que les suben sus usuarios o las webmasters. Además, poseen un servicio ágil de retirada de los archivos cuando los propietarios de los derechos como los estudios denuncian que se han colgado contenidos suyos. Existe un protocolo y basta remitir un email (abuse@rapidshare.com) para que, en unas horas, se retire el archivo. No obstante, en esas horas, otros miles de enlaces han reemplazado a los que han sido retirados, y la oferta de películas no varía.
No son del todo inmunes. Rapidshare fue condenado a pagar 24 millones de euros tras la denuncia de la GEMA (la SGAE alemana) por almacenar y distribuir archivos de música de forma ilegal. La compañía ha anunciado que almacenará la dirección IP (la matrícula de cada conexión) de los usuarios que suban o descarguen contenidos protegidos, lo que pone en peligro la intimidad de sus usuarios y su propio negocio. Megaupload y Rapidshare dominan el negocio de las descargas. Las páginas nacionales son sólo sus manteros, aunque, como los inmigrantes del top manta, ocupen los titulares de la prensa y los banquillos de los tribunales.
sábado, 1 de diciembre de 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
De dios a bufón en un clic...
De dios a bufón en un clic
La reputación 'online' está en alza - La Red bulle de rumores y las empresas contratan a consultoras para limpiar su nombre
El prestigio siempre ha sido algo de lo que preocuparse. Construir una identidad sin mácula era tarea de una vida, incluso de varias. En tiempos medievales bastaba echar una ojeada al escudo de armas, que garantizaba el buen nombre del portador. Yelmos y flores de lis fueron sustituidos por los contactos, gente importante que respaldaba la propia fama. Hoy, Internet se ha apropiado de las herramientas para labrarse una buena reputación. Ni cartas de recomendación ni blasones familiares. El linaje ha sido sustituido por el historial de Google.
La notoriedad nunca fue tan democrática como ahora. Cualquiera puede acceder a la Red y defenderse en ella sin dinero ni intermediarios. Sólo méritos y un público casi ilimitado. Pero al igual que en la Edad Media, los mentideros bullen de rumores que se extienden como la pólvora y que, también de manera democrática, salpican las reputaciones.
"Antes, si crecías en un pueblo, sabías quién era hijo de quién y, si te metías en líos, todos se enteraban. Ahora, ese pueblo es Facebook o Twitter. Si cometes un error, todos lo saben". Andy Beal es uno de los mayores expertos mundiales en reputación online y ha asesorado, entre otros, a Microsoft y Motorola. Asegura que los jefes consultan Google y Facebook para saber más sobre sus empleados: "Al menos una vez al año, supervisarán tu actividad online para encontrar algo que pueda hacerte prescindible. Muchos mánager se hacen amigos tuyos en las redes sociales para vigilarte".
Beal es el creador de Trackur, un programa que busca identidades en Internet para averiguar lo que se está diciendo de ellas. Es una iniciativa semejante a la de Twinfluence, web que utiliza Twitter (portal donde se pueden publicar comentarios de hasta 140 caracteres) para determinar la popularidad de cada usuario, a cuánta gente llegan sus mensajes.
Medir la reputación y mejorarla es tarea de profesionales. En España, despuntan las primeras consultoras especializadas. Estudian la presencia en Internet de la empresa, institución o particular que les contrata y generan contenido positivo sobre ellas (texto, fotos y vídeos sobre lo que hacen y dicen, cuanto más, mejor). Si el daño ya está hecho, solicitan a blogs, foros y webs que retiren los comentarios injuriosos sobre sus clientes.
En Overalia, trabajan sobre todo con pymes. "Las empresas son conscientes de que Google les afecta. Cuando encuentran informaciones sobre ellos creadas por otros, se preocupan", explica Victor Puig, director de contenidos, que ofrece el siguiente ejemplo: "Un señor llega a una compañía y su mala gestión la lleva a la quiebra. La gente le critica en la Red. Si intenta crear otra empresa, tendrá problemas. Al buscarle en Google, su perfil arrastrará esas críticas".
Esto se conoce como "crisis de marca", y es la especialidad de la consultora Customer Hunt. Oriol Gifra, su director, ha trabajado con cantantes, políticos y también con un empresario que perdía hasta 100.000 euros a la semana por un solo insulto anónimo en un foro: "Los proveedores anulaban pedidos, el banco le negaba la ampliación de la póliza de seguros e incluso le costaba que alguien se presentara para una entrevista de trabajo".
¿Existen quitamanchas? "El 90% de las ofensas vienen de los foros. Les pedimos que retiren los comentarios. Muchos se niegan, alegando que no están obligados. Por eso, no prometemos nada. A corto plazo, es muy difícil solucionar algo. Hay clientes que se creen que esto es apretar un botón y ya está", asegura Gifra.
Se puede gestionar la reputación en Internet sin recurrir a expertos. Para hacerlo hay que sumergirse en un sinfín de webs en las que se pone nota a compañeros de trabajo, amigos y hasta a completos desconocidos. Todavía en pruebas, Unvarnished ("sin barniz", en español) permite publicar comentarios sobre jefes y colegas de manera anónima. Se puntúan las diferentes aptitudes (productividad, sociabilidad...) y se ofrece una valoración general (de una a cinco estrellas). Después, se escribe a voluntad: "Nunca consiguió hacer nada. Se dedicó a hacer la pelota y a desperdiciar sus años en la empresa". Es uno de los comentarios que pueden leerse en el perfil de un directivo de Google. Es imposible saber quién fue el rencoroso autor y tampoco puede borrarse.
Esta oportunidad para vengarse ha llevado a The New York Times a calificar a Unvarnished como "la pared de un baño en el que todo el mundo puede entrar". Sin embargo, casi todas las pintadas son positivas. En muchas ocasiones, los que son amigos en Facebook se valoran mutuamente con la máxima puntuación, en una complicidad interesada. Peter Kazanjy, fundador de Unvarnished, explica que la mejor manera de controlar tu reputación es conectar con los demás: "Pedir a personas que te conocen que escriban sobre ti. Agradecer esos mensajes, matizarlos o incluso desmentirlos". Es posible replicar a una crítica y ofrecer argumentos que cuestionen su veracidad, así como invitar a otros compañeros para que te defiendan.
No en todas las webs hay tanto control. Formspring y Jerk se centran en la reputación personal y apuestan porque el círculo de confianza del usuario entre a valorar sus aspectos más íntimos. Preguntas como: "¿Es Mary sensible, es leal, está enamorada?". Abundan las obscenidades y las salidas de tono, también los perfiles falsos, como uno sobre el Papa. El vertedero de la reputación se encuentra en Jerk, donde existe un top 100 de "estúpidos". Gente real que es duramente insultada, a menudo por desconocidos. Hay una sección de pujas en la que se ofrece dinero para que alguien resulte elegido "estúpido del día" (también hay del mes y del año). El que paga más, decide quién será humillado en la plaza pública.
El escarnio de la reputación existe, pero también su monetarización. En The Whuffie Bank quieren sustituir el dólar por el whuffie, una forma de pago virtual. Miden el prestigio basándose en la influencia que tienen los usuarios a través de su cuenta de Twitter, y en breve esperan dar el salto a Facebook. No intentan responder a "quién tiene más reputación que quién", sino determinar la especialización de cada uno. Si alguien demuestra que es un líder de opinión en un tema, le otorgan el título y una buena cantidad de moneda virtual. ¿Para qué sirve? "El día de mañana podrás saber qué 10 personas saben más de fútbol en tu ciudad o quién sabe más de Los Simpson en tu barrio. Si alguien tiene muchos whuffies en Barcelona sobre Messi, podrá canjear su moneda por un descuento en Adidas", afirma Santiago Siri, uno de los fundadores. ¿El resultado? Una economía de reputación con forma de sofocracia o gobierno de sabios a la que todo el mundo tenga acceso. "Una que cumpla la máxima de Marx: 'de cada uno según sus capacidades, a cada uno de acuerdo con sus necesidades".
Existe también una versión ONG, promovida por Amnistía Internacional. Tyrannybook es un Facebook para criticar a "los líderes que no respetan los derechos humanos". Los amigos se llaman "aliados" y se unen en grupos como "los 20 peores dictadores que siguen con vida", en una clasificación encabezada por el norcoreano Kim Jong-il y en la que aparecen también Ahmadineyad (Irán) o Hu Jintao, presidente de China.
Eduardo Press, psicólogo especializado en conflictos laborales, recomienda separar la herramienta del uso que se hace de ella ("con un martillo puedo clavar un clavo o romperte la cabeza"), pero se centra en los riesgos: "Al carecer de reglas, todo queda ligado a la responsabilidad, que se diluye con el anonimato. El riesgo es el linchamiento. Destruir una reputación siempre es más fácil y lleva menos tiempo que construirla".
La mayoría de los expertos minimizan los riesgos y se sienten molestos por la distorsión mediática: "El miedo vende", dice Neus Arqués, de la consultora Manfatta. "Antes, para llegar a grandes audiencias, hacía falta dinero para pagar a un responsable de comunicación. Ahora, cualquiera, incluso un autónomo, puede llegar más allá de su barrio".
No todos los rumores son infundados. "Hay gente que merece su mala fama", afirma Victor Puig, de Overalia. Pero incluso estos, señala Oriol Gifra, de Customer Hunt, tienen derecho a limpiar su reputación: "Esto es como si van a un abogado: yo les defenderé, sean inocentes o no".
¿Cómo hacer para no perder el buen nombre en el lodazal de insultos anónimos que puede ser la Red? Jeremiah Owyang se presenta como "estratega web" y es columnista de Forbes: "Debes apropiarte de tu nombre en Internet antes de que otro lo haga". Blindarse ante posibles ataques,tal y como hace la Casa del Rey, que ha ido comprando y cerrando los dominios web con el nombre de los hijos del Príncipe y las Infantas a medida que estos nacían. Pero ni siquiera esto es suficiente. La mujer del hombre más poderoso del planeta, Michelle Obama, tuvo que soportar hace meses cómo una foto suya se asociaba en Google a la palabra monkey (mono) y a un montaje fotográfico de un simio con su rostro.
En el medievo, bastaba un mal lance en batalla para perder la vida. Si el caballero no había dejado descendencia, desaparecía su nombre. Hoy, quien deja huella en Internet lo hace para siempre. Borrarse de las redes sociales no garantiza nada, la información sigue ahí. ¿Hay esperanza si la losa de la reputación resulta demasiado pesada? En la web Seppukoo (cuyo nombre hace referencia a una modalidad de haraquiri) ofrecen suicidios virtuales gratuitos. Un clic y el perfil de Facebook se convierte en un epitafio. Pero también después de muerto, los demás opinarán sobre el difunto y dejarán sus condolencias. En este cementerio ya hay 20.000 lápidas.
Improperios 'made in' Google
- El buscador Google ofrece la opción de autocompletar los términos de la búsqueda, basándose en las consultas más frecuentes. Así, al introducir los nombres de algunos personajes públicos, no faltan las sorpresas. ¿Es esto un atentado contra la reputación o solo el resultado de un algoritmo?
- José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno. Google lo asocia con "Mr. Bean", "Pinocho" y "masón".
- Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular. El buscador propone "homosexual" al teclear su nombre.
- Benedicto XVI. Entre las sugerencias destacan "nazi" y "Opus Dei".
- Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, es un "judío" y Benjamín Netanyahu, su homólogo israelí, está vinculado con la palabra "inquisición".
- Kim Jong-il, dictador de Corea del Norte, ve su nombre acompañado de la combinación "sangre de vírgenes".
- Lady Gaga, diva del pop, "es un hombre" y Michael Jackson, fallecido en junio de 2009, "está vivo".
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