martes, 31 de diciembre de 2013

250.000 motivos para publicar...


250.000 motivos para publicar

La salida a la luz de los cables del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks muestra el mundo tal y como lo concibe Estados Unidos. La superpotencia trata de anular la capacidad de Julian Assange para seguir difundiendo documentos confidenciales

Unas instrucciones de cómo funciona el mundo. Podría valer para explicar qué son los 250.000 cables del Departamento de Estado filtrados por la organización Wikileaks y publicados esta semana por cinco medios internacionales, entre ellos EL PAÍS. Además de enjundioso, ese manual es complejo y está escrito por Estados Unidos. En su lenguaje. Es su manual, su visión del mundo. Y esa mirada permite comprobar el poder que ejerce o intenta ejercer la gran superpotencia. Observar cómo despliega sus tentáculos a través de sus terminales, las embajadas, en cada rincón del planeta. Confirmar que cada país tiene su soplón autóctono, su político complaciente, su juez, empresario o banquero dispuesto a aceptar una agenda ajena.

La línea que separa la diplomacia del espionaje es delgada. Algunos ya lo sabían, otros lo intuían, pero ahora hay una prueba documental accesible para periodistas, historiadores, analistas políticos y todo aquel que quiera mirar por el ojo de la cerradura y ver las intimidades del Estado; lo que piensa Washington de líderes como Putin, Berlusconi o Merkel, las órdenes para espiar a los diplomáticos de la ONU, la corrupción en Marruecos, Rusia y Afganistán, el miedo que despierta Irán entre los países árabes, el interés de China por controlar una futura Corea unificada. Y la profunda infiltración de los espías cubanos en Venezuela, las peticiones de informes sobre la salud de líderes como Cristina Kirchner o la connivencia de la administración socialista en España con EE UU para obstaculizar el caso Couso. Un puñado de historias cada día y una catarata de reacciones en cada extremo del globo.

El caso de los papeles del Departamento de Estado o, como Wikileaks lo ha llamado estos días, el Cablegate, pasará a la historia de las filtraciones junto con la publicación de otros documentos como los Papeles del Pentágono en 1971, o los de Irak, también difundidos por Wikileaks. Es la gran filtración, una historia de la que este periódico ha formado parte junto con otros cuatro medios de comunicación, el estadounidense The New York Times, el alemán Der Spiegel, el británico The Guardian y el francés Le Monde.

Siete días asistiendo a un capítulo de la historia del siglo XXI en directo. Hasta ahora había que esperar años para que los historiadores nos contaran lo que pasó realmente en las reuniones secretas entre líderes mundiales. Ahora sus conversaciones y tejemanejes saltan a nuestra pantalla. Habrá que ver qué se deriva de este episodio. Los usos en las relaciones diplomáticas pueden verse redefinidos. Los políticos quizás se vuelvan más precavidos en sus conversaciones. Eso sí, los medios han dado un salto de gigante en apenas siete días: cinco diarios de referencia saben que pueden tener un alcance global sin precedentes si deciden unir sus fuerzas.

La historia de esta coalición informativa arranca a finales de mayo, cuando The Guardian entra en contacto con Julian Assange en Bruselas. El diario británico intuye que el australiano, de 39 años, ha tenido acceso a documentos secretos de la administración norteamericana. Propone una alianza: la web de filtraciones, el diario británico y, fundamental, un gran diario norteamericano que permita multiplicar el alcance y que sirva de parapeto para que EE UU no tumbe una iniciativa llegada desde el otro lado del charco. "Era una cuestión de seguridad y de números", cuenta por teléfono desde Londres Alan Rusbridger, director del rotativo británico. Julian Assange dice entonces que habrá que sumar al alemán Der Spiegel.

Esta alianza de tres medios de comunicación con la web de Assange lanza el 25 de julio la primera filtración, los papeles de Afganistán, 75.000 documentos que destapan la muerte de cerca de 20.000 afganos.

La segunda entrega llega el pasado 24 de octubre. Julian Assange ofrece una conferencia de prensa mundial a través de Sky News en la que presenta Los papeles de Irak. Cerca de 400.000 documentos que destapan la guerra sucia del Ejército estadounidense. Una niña a la que matan mientras jugaba en la calle en Basora, un detenido esposado al que ejecutan a tiros en la calle, torturas, asesinatos, más de 15.000 civiles cuya muerte había sido ocultada. Un nuevo socio se incorpora a esta segunda entrega, el vespertino francés Le Monde.

El 1 de noviembre Julian Assange se reúne con los directores de los medios. Plantea que es necesario contar con EL PAÍS para la siguiente entrega. Es el diario que permite abrir la puerta a los lectores de habla hispana. Se está cocinando la filtración más ambiciosa de la historia.

Tras varios contactos telefónicos entre Assange y el director de EL PAÍS, Javier Moreno, el director adjunto, Vicente Jiménez, y el subdirector Jan Martínez Ahrens viajan a Ginebra, donde mantienen varias reuniones con el fundador de Wikileaks sobre los documentos secretos y su alcance. Las negociaciones con Assange culminan poco después en Londres con el director de EL PAÍS, quien coordina en la capital británica el ritmo de publicación con los otros directores de medios.

El material que hay que revisar exige una labor titánica. Son 250.000 cables, muchos de ellos extensos informes que deben pasar el filtro de una edición periodística para no poner en peligro vidas humanas. La información está almacenada en texto plano, formato CSV (del inglés comma-separated values), un montón de ficheros almacenados en hileras separadas por comas que hacen que los textos se asemejen más a un archivo de Excel, con tablas, que a un texto legible. Es indispensable el trabajo de los técnicos informáticos que los convierten en documentos analizables por los periodistas.

Con el material de Wikileaks los diarios eligen qué quieren publicar. No hay transacciones económicas de ningún tipo. Los medios informan a la Casa Blanca de que la información está en su poder y esperan las objeciones que ponga la administración de Obama si considera que en algún caso se pone en riesgo la vida de personas. Cuando proceda, se tendrán en cuenta sus recomendaciones. En unos casos se ignoran, en otros se aceptan.

No es fácil establecer el calendario de publicaciones. Tres diarios europeos, The Guardian, Le Monde y EL PAÍS, un semanario alemán y un diario al otro lado del Atlántico. La apuesta está clara. Esta vez todo saldrá primero, y simultáneamente, en la web. Para los medios de comunicación, este es un salto hacia adelante sin precedentes. Una nueva vuelta de tuerca a la revolución digital de la prensa.

Mientras tanto, el Departamento de Estado prepara su defensa. Es viernes 26 de noviembre, dos días antes de que la filtración se haga pública. Un grupo de funcionarios se muda al War Room, un espacio en el sótano de sus oficinas en Washington, donde a partir de entonces seguirán día a día las filtraciones. Hillary Clinton, según relatará luego, comienza a llamar a los líderes del mundo para prevenirles de que en los próximos días verán publicadas historias que pueden no ser de su agrado. Algunos lo encajan bien. Para quitarle hierro al asunto, uno de ellos dice a la secretaria de Estado: "No se preocupe, debería oír lo que nosotros decimos de usted".

Para Wikileaks es una semana de repeler ataques. Los ciberataques llegan desde varias zonas del mundo. Son ataques distribuidos de denegación de servicio (conocidos habitualmente por las siglas DDoS, del inglés Distributed Denial of Service) o lo que es lo mismo, acometidas realizadas desde decenas de miles de ordenadores infectados previamente con un virus informático que los convierte en robots al servicio del atacante (botnets). Cada uno de esos ordenadores recibe la orden de ejecutar múltiples peticiones simultáneas al servidor web de Wikileaks. Todos los ordenadores actúan al mismo tiempo y logran que la web atacada no sea capaz de atender a todas esas peticiones "malignas". Resultado: los usuarios que intentan entrar en la página ven que el servidor no responde.

Los ataques se repiten con más intensidad el día fijado para la publicación de los cables. "Estamos siendo atacados masivamente", dice ese día la organización en Twitter. Casi simultáneamente y en la misma red social, ocurre un extraño acontecimiento: se filtra la filtración. Por un error de distribución, según explica después la revista alemana Der Spiegel, varios ejemplares del semanario llegan a la estación de Basilea (Suiza). Una radio local consigue la revista pero se consigue evitar que destripen el contenido de la exclusiva en las ondas. No es suficiente. Un twittero que se hace llamar Freelancer_09 y que solo tiene unas decenas de seguidores se hace con un ejemplar. "Der Spiegel muy temprano en la estación. Veamos qué trae", escribe a mediodía. Poco después cuelga el esperado titular: "Destapado. Así ve América el mundo". Unos minutos después, Freelancer_09 cuelga la portada de la revista en la que se ven las fotos de los líderes mundiales y lo que dicen de ellos los embajadores estadounidenses: Ahmadinejad ("Es Hitler..."); Berlusconi ("Fiestas salvajes"); Putin ("Macho Alfa")... Freelancer_09, que sigue colgando todas las páginas de la revista, suma cada vez más seguidores. Ya son 240. El efecto de la exclusiva corre peligro de diluirse.

Se evalúan los riesgos. Son bajos. Para empezar, y aunque Freelancer_09, sigue colgando páginas, están en alemán. Las historias internacionales, además, no llegan hasta la página 96. Hay margen para actuar. Aún así, se decide adelantar unas horas la publicación en Internet de la exclusiva mundial.

Siete y media de la tarde, hora de Madrid. La gran filtración inunda la Red: la diplomacia americana queda al desnudo. Sus planes, sus secretos y sus obsesiones, a la vista de todo el mundo. El Cablegate devuelve más de 11,4 millones de resultados en Google y se convierte rápidamente en uno de los temas del momento en la red social Twitter. Wikileaks se convierte en la segunda búsqueda más solicitada en Google en todo el mundo, solo superada, cosas de la Red, por el actor Leslie Nielsen, fallecido ese mismo día. En España, la palabra se convierte en la que más crecimiento experimenta.

La historia es imparable y está por todos los rincones de la Red.

Se suceden las reacciones. A la mañana siguiente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, comparece ante un grupo de periodistas estadounidenses. "Señora Secretaria: ¿se siente usted avergonzada, personal o profesionalmente, por esta filtración?". Media sonrisa de Clinton. "Bueno, Charlie, como ya he dicho en mi comunicado, tengo confianza en que las relaciones que hemos creado durante esta Administración sobrevivirán a este desafío", dice. Califica la filtración de "robo" y de "ataque a la comunidad internacional". Es la puesta en escena de un control de daños activado semanas antes y que se produce en la víspera de su gira por Asia, que le llevará a encontrarse con muchos de los aludidos en los cables.

Clinton usa en esa conferencia de prensa la palabra desafío y el fiscal general, Eric Holder, ha hablado antes de abrir una "investigación criminal". El presidente Barack Obama no concede preguntas y delega los comentarios sobre el tema en miembros de su Gobierno. Robert Gates, secretario de Defensa, trata de minimizar los efectos del Cablegate y asegura que no complicarán mucho la política exterior de Estados Unidos. Gates recurre a una frase elocuente que quizás exponga el problema de una forma demasiado cruda: "Los Gobiernos tratan con Estados Unidos porque favorece sus intereses, no porque les caigamos bien, no porque confíen en nosotros ni porque piensen que podemos guardar secretos".

Efectivamente, no pueden guardar secretos. O al menos, no en esta ocasión. Así que el miércoles, Obama anuncia la creación de un nuevo puesto: un zar antifiltraciones. Russell Travers, que hasta la fecha había sido subdirector del Centro Nacional Antiterrorista, se encargará de asesorar al presidente para que no se vuelva a producir una apropiación indebida de información de las dimensiones del Cablegate.

El intento de minimizar el golpe fracasa. No cuenta, por supuesto, con la ayuda de los republicanos, muchos de los cuales empiezan a pedir la cabeza de Assange en bandeja. El presentador de la Fox Bill O'Relly pide incluso la ejecución del australiano, mientras el republicano Pete King reclama que se considere a Wikileaks como organización terrorista. En el ala opuesta del Congreso, tampoco se contribuye a que la historia tenga un perfil bajo. Joe Lieberman, senador independiente y ex candidato demócrata a la vicepresidencia de EE UU en 2004 -hoy preside el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara Alta-, hace varias llamadas y fuerza al gigante Amazon a que expulse a Wikileaks de sus servidores. La web de las filtraciones llevaba una semana alojada en sus servidores para zafarse del aluvión de ataques informáticos.

A la iniciativa de Lieberman se suma la de miembros del Congreso de Estados Unidos, que tratan de acallar totalmente al grupo de Assange y exigen a su Gobierno que prohíba la visita a la web Wikileaks.org desde direcciones norteamericanas. Además, solicita que se elimine esa dirección permanentemente de todo el directorio de la web.

El jueves, este periódico se pone en contacto con Assange. El australiano, que acaba de entrar en la prestigiosa lista de candidatos a personaje del año de la revista Time, ilustra la situación en la que se encuentra: "Under attack" (en pleno ataque). Al día siguiente, su más estrecha colaboradora insiste en el mensaje: "Tenemos mucho encima: órdenes de arresto, ataques...".

La policía británica acecha a Assange. Lleva oculto desde agosto. La justicia sueca le busca para que testifique por los cargos que se le imputan: acoso sexual y violación. Dos encuentros sexuales que mantiene con dos mujeres en Estocolmo resultan en una doble denuncia. Acaba de agotar su último recurso ante el Tribunal Supremo del país escandinavo. Sobre él pesa una nota roja de la Interpol, una orden de búsqueda internacional que impide que pueda salir de su escondite. Su actual lugarteniente en Wikileaks, Kristine Hrafninn, asegura que ha recibido varias amenazas de muerte. Por si acaso, la organización ha colgado en la página web piratebay.org, una especie de seguro de vida; si algo le ocurre a su fundador, Wikileaks facilitará la clave para abrir el archivo INSURANCE.AES256, una nueva filtración con miles de documentos.

Aunque el cerco se estreche, apoyos no le faltan. El hombre que filtró los Papeles del Pentágono, Daniel Ellsberg, de 79 años, publicó ayer una dura carta en su página web en la que acusaba de cobardía a Amazon por haber expulsado a Wikileaks.

El alcance de la filtración de los Papeles del Departamento de Estado solo es comparable a la que protagonizó este analista militar. Ellsberg desafió a la administración de Nixon sacando a la luz el informe secreto del Departamento de Defensa de EE UU sobre la implicación militar y política del país en Indochina entre 1945 y 1967. Los papeles fueron publicados primero por The New York Times. Los documentos dejaron al descubierto la historia secreta de la guerra de Vietnam y revelaron que existían dos versiones: la que contaba la Administración Johnson al público y la que se urdía en secreto en los despachos.

¿Cuántas veces los periodistas acceden a lo que se cuece en esos despachos? "Hay muchas historias que al final no llegan a la opinión pública", opina Javier Moreno, director de EL PAÍS. "Encontrarse un material probatorio como este constituye un momento mágico para cualquier director de periódico. ¿Cuántas historias sabemos y no podemos contar porque no tenemos material documental para apoyarlas?".

Tener el privilegio de conocer de primera mano cómo se manejan los políticos entre bastidores es algo que ocurre pocas veces. La gran filtración, a través de diarios de referencia, de Internet y de las redes sociales permite al menos poner más trabas al abuso de los poderes y a la ocultación de secretos que no tienen por qué ser secretos.


Un soldado de 22 años con acceso a miles de documentos secretos

El soldado de primera clase Bradley E. Manning es, según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, el culpable de las filtraciones más conocidas difundidas por Wikileaks. Se le acusa de haber utilizado su puesto en una base de Bagdad para llevarse los papeles del Departamento de Estado, los documentos sobre las guerras de Afganistán e Irak y el vídeo en el que los pilotos de un helicóptero norteamericano Apache mataban, entre risas, a varias personas en Bagdad, entre ellas, un periodista de Reuters. Aparte de eso, la versión del Gobierno cuenta que el ego de Manning se desbordó y acabó contando en un chat sus logros. "Entraba con un CD regrabable con un rótulo en el que decía Lady Gaga, borraba la música y grababa un archivo comprimido [...] Escuchaba y cantaba la canción de Lady Gaga Telephone mientras cometía el que posiblemente es el mayor robo de información de la historia americana", escribió Manning. Al otro lado del chat, quien leía los alardes de Manning era Adrián Lamo, un hacker arrepentido y condenado por introducirse en las redes de The New York Times y Microsoft. Fue él quien le delató el pasado mayo. Se supone que Manning se llevó los documentos en noviembre de 2009. Wikileaks no emitió el vídeo de la matanza de Bagdad hasta abril de 2010 y los militares no le detienen hasta un mes después, cuando Lamo le ha traicionado.

Manning era un analista de inteligencia, categoría 35F. Los ordenadores que utilizaba estaban conectados a dos redes del Pentágono creadas tras los atentados del 11-S para evitar la descordinación entre las distintas agencias: SIPRNet - que acaba de ser desactivada para evitar fugas- y JWCIS. La primera para los cables secretos y clasificados y la segunda para los desclasificados. La pregunta que todo el mundo se hace ahora es cómo puede ser que un soldado de 22 años tenga acceso a miles de documentos del Departamento de Estado desde su puesto de Bagdad. ¿Cómo puede alguien llevarse en un CD de Lady Gaga tanta información valiosa para un país sin que nadie sospeche nada? Y lo más importante, ¿por qué se hizo con esos archivos? La mayoría de ellos son recientes, pero también hay ficheros no muy relevantes que se remontan a 1967. Manning se enfrenta a una condena de 52 años de prisión. Por ahora, permanece aislado en una celda en la base de los Marines en Quantico, Virginia, donde no puede responder a ninguna de estas preguntas. -

Una coalición informativa inédita

La publicación de los 250.000 cables del Departamento de Estado ha demandado una colaboración inédita hasta ahora entre cuatro medios escritos de Europa y uno de Estados Unidos: The New York Times, Le Monde, The Guardian, Der Spiegel y EL PAÍS. Desde un principio se acordó que era necesario compartir información. También había que dividirse la tarea de desbrozar montañas de telegramas por continentes: EL PAÍS aportaría músculo para hacerse cargo de los documentos relativos a América Latina. Tráfico constante de sms y correo electrónico, múltiples reuniones; la coordinación ha sido compleja, pero productiva. "Hemos desarrollado un mayor respeto mutuo aún, si cabe", dice Alan Rusbridger. "Todos aprendemos trabajando con fantásticos periodistas de otros países".

Coordinar un calendario de publicación era otro de los temas clave. Las historias comunes se han difundido primero en Internet y luego en la versión impresa. La publicación de los textos periodísticos se ha visto respaldada por la de los cables más esclarecedores, que se han colgado en los respectivos sitios web. Algunos han sido editados para evitar que se difundiera la identidad de personas que pudieran estar en peligro; otros, para no destapar historias que saldrían más adelante: muchos de los cables reflejan encuentros en lo que se abordan múltiples temas.

En la era de los soportes digitales, también ha sido necesario imprimir mucho papel. Solo la impresión de los 3.600 cables de la Embajada de España ha supuesto unos 12.000 folios. -

domingo, 29 de diciembre de 2013

sábado, 28 de diciembre de 2013

Capote regresa a Palamós...


Capote regresa a Palamós

El escritor y periodista pasó 18 meses en el pueblo gerundense, donde acabó 'A sangre fría'. Hoy celebra los 50 años de su llegada

El escritor Truman Capote (1924-1984) estaba en Palamós (Girona) cuando se enteró de la muerte de Marilyn Monroe. Esa mujer a la que describió cruelmente en una Adorable criatura había aparecido inconsciente sobre su cama el 4 de agosto de 1962. Capote supo del suicidio unos días después por la prensa internacional que llegaba al pueblo mediterráneo. Compró el periódico, una botella de ginebra y regresó consternado al hotel Trias. "¡Mi amiga ha muerto! ¡Mi amiga ha muerto!", repetía desolado al dueño, Josep Colomer.

Ese fue el último verano que Capote pasó en Palamós. Hoy la localidad celebra los 50 años de su llegada con una teatralizada puesta en escena: a las ocho de la tarde un Capote de mentirijilla llegará al auditorio La Gorga junto a su secretario y amante, Jack Dunphy, como hiciese en 1960 por primera vez. Después se proyectará la película que protagonizó Philip Seymour Hoffman. El municipio quiere dejar constancia de los 18 meses de Capote en Palamós. Mesas redondas, conferencias y una ruta literaria servirán para "transmitir aquellas sensaciones y emociones" que invadieron al periodista y escritor en sus días de asueto gerundense.

Capote pasó tres temporadas en la Costa Brava, que entonces era otra costa, menos construida, más virgen, más oculta. Primero se alojó en el hotel Trias, luego escogió una casa en el centro del pueblo y cuando ya conocía los rincones mágicos y secretos, Capote alquiló una mansión en un pequeño montículo en una cala, frente al mar. Lejos de las jaranas de la corte de intelectuales, actores y ricachones que le rodeaba, Capote escribió las últimas páginas de la novela A sangre fría, la historia del asesinato de una familia en Kansas; la historia que le destruyó.

En Palamós no despertó grandes pasiones. Capote, ensimismado y atormentado, se paseaba en bata por el pueblo (daba igual si hacía frío o calor), junto a Charlie, su inseparable bulldog, para comprar la prensa, la ginebra y los comestibles. La primera casa en la que vivió luce una placa con sus impresiones: "Esto es un pueblo de pescadores, el agua es tan clara y azul como el ojo de una sirena. Me levanto temprano porque los pescadores zarpan a las cinco de la mañana y arman tanto ruido que ni Rip Van Winkle podría dormir [el protagonista de un cuento de Washington Irving que se quedó dormido 20 años bajo la sombra de un árbol]".

La actriz británica Madeleine Carroll fue la culpable de que durante los años sesenta Palamós viviese un espejismo de glamour. Ella sedujo al periodista Robert Ruark, y este a Capote para que pasase temporadas en la Costa Brava. Antes la puso de moda Ava Gardner, con su película rodada en Tossa de Mar Pandora y el holandés errante.

Esta tarde se podrá revivir algo de aquel glamour perdido. A las ocho llega el falso Capote. El viernes de la semana que viene los que le conocieron hablarán sobre él en la biblioteca municipal. El 4 de junio, el museo de la pesca exhibirá fotos y recortes de prensa de la época.

Hasta el 19 de junio no se podrá hacer la ruta literaria, basada en el libro del periodista Màrius Carol, L'home dels pijames de seda. El Ayuntamiento aún está acabando los últimos detalles. La lástima es que no se podrá visitar ninguna de las casas en las que vivió el escritor. La que tuvo en el pueblo fue derribada y se levantó otra nueva. La de cala Sanià es de propiedad privada. Sólo queda el hotel Trias, por donde de vez en cuando se deja ver Josep Colomer, el anterior propietario y la persona que consoló a Capote cuando se enteró de la muerte de Marilyn.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Genial, decadente, dandi y ambiguo...


Genial, decadente, dandi y ambiguo

El Museo de Cerdanyola recupera al sorprendente Ismael Smith, olvidado artista clave del 'noucentisme'

Personaje sorprendente, sobrado de talento y de destino trágico, Ismael Smith i Marí (Barcelona, 1886-White Plains, Nueva York, 1972) es el perfecto ejemplo del artista voraz, que toca todas las teclas, aparece en el momento oportuno en los lugares precisos y desaparece con la misma facilidad, y deja una obra extensa y dispar, razón, tal vez, por la que cayó en un inmerecido olvido.

Gracias, en parte, a la labor de Enrique García-Herraiz, en cuyas manos cayó el material que guardaba su hermano en Nueva York, la figura de Smith empieza a recuperar el lugar que merece. Ahora, el Museo de Arte de Cerdanyola (MAC), en Can Domènech -poseedor de un importante legado del artista- presenta de la mano de la Fundación Mapfre el Quadern de París, que Smith realizó en la capital francesa entre 1910 y 1914, en plena Belle Époque.

Al dibujante, escultor, grabador, creador de ex libris -una curiosa especialidad casi desaparecida-, científico autodidacta, cartelista, proyectista de monumentos, grabador, diseñador de joyas, etcétera, el apellido anglosajón le venía a tanto por parte de padre como de madre: Victoriano Smith i Vicens y Mónica Marí i Smith eran descendientes de un constructor de barcos inglés que se estableció en Tarragona en el siglo XVIII. Persona pudiente, el padre había invertido mucho dinero en Cuba cuando, en 1898, se conoció la derrota de la Armada española y la inevitable independencia de las últimas colonias. Desesperado, Victoriano se lanzó a la calle. Llovía a cántaros y hacía mucho frío. Murió de una pulmonía fulminante.

La madre se hizo cargo de los cinco hijos, que ya nunca se separaron -solo uno de ellos contrajo matrimonio, pero este fue breve-, e Ismael inició sus estudios en la Llotja de Barcelona.

Como escultor aprendió de Llimona y Vallmitjana, y en la primera década del siglo XX abrazó el noucentisme y adquirió fama de "dandi y decadente". Ganó varios premios, trabajó para las revistas Papitu y Cu-Cut, y realizó retratos de personalidades de la época, como Prat de la Riba y Cambó. Fue amigo íntimo de Enrique Granados y Pau Casals. Eugeni d'Ors le tenía en gran consideración y escribió que era el principal escultor del noucentisme.

En 1911 consiguió una beca del Ayuntamiento de Barcelona para estudiar en París, donde se quedó hasta el estallido de la I Guerra Mundial, en 1914. Fueron años de esplendor. Entre sus amigos se cuentan desde Zuloaga a Manolo Hugué, pasando por Casas y el mismísimo Picasso, de quien realizó un preciso retrato con pipa que figura en la exposición del MAC. Hombre de gustos exquisitos, jugaba especialmente con la provocación sexual, manteniendo una actitud de una deliberada ambigüedad poco corriente para la época.

Cuando sale de París abandona su taller lleno de obra, algo que se convertirá en una especie de constante de su vida. A finales de aquel año, forma parte de la Exposición de Arte Español Moderno en Brighton y en la Grafton Gallery de Londres con una serie de grabados sobre tauromaquia. Vuelve a Barcelona y pasa una temporada en Sevilla.

En 1919 toda la familia se traslada a Nueva York y se instala en una espléndida mansión en Riverside Drive. Las dos décadas siguientes le sirven para realizar una obra extensa, por una parte de temas españoles para la Spanish Society y por otra cada vez más centrada en el sexo y el erotismo. De golpe, a mediados de la década de 1930 deja su carrera de artista y, en un vuelco sorprendente, se dedica a investigar y escribir sobre tratamientos para el cáncer, cuyo origen pretendía haber descubierto.

Todavía está cuerdo cuando en 1955 recibe al joven Antoni Tàpies, que lo recuerda con afecto. Pero poco a poco sus extravagancias se conviertien en delirios y en 1960 su hermmano Francesc lo ingresa, contra su voluntad, en un sanatorio en White Plains, cerca de Nueva York, después de que se recibieran varias denuncias porque se paseaba desnudo por el jardín. Ya no saldrá, aunque en el sanatorio vuelve a la práctica artística. Morirá en 1972.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Si mi médico me dijera que...

Si mi médico me dijera que tengo solo 6 minutos de vida, me apresuraría a escribir más rápido
 - Isaac Asimov

domingo, 22 de diciembre de 2013

El 'hippy' irreductible


El 'hippy' irreductible

Siempre que se despotrica contra los históricos del rock de los sesenta, debe hacerse una salvedad. Neil Young ha esquivado muchas de las trampas que ensuciaron a sus compañeros de generación. Supo interactuar con Devo, Johnny Rotten, Kurt Cobain, Pearl Jam. Nunca pulsó la tecla de la nostalgia y, si la sentía cerca, subía la apuesta: la última gira con Crosby Stills & Nash rebosaba mensajes contra Bush y la invasión de Irak, que reventaron la supuesta armonía de la tribu de Acuario; hubo abucheos del público más patriotero, que abandonaba los auditorios.

Ninguna novedad: ya había indignado a otro sector de su audiencia en los ochenta, al defender los afanes anticomunistas de Reagan. Ni siquiera se libran sus colegas. Ridiculizó a los artistas encamados con las grandes corporaciones: el vídeo de This note's for you escenificaba el accidente de Michael Jackson, cuando ardió su cabellera mientras rodaba un anuncio para Pepsi.

Musicalmente, Neil ha sido un saltamontes, probando desde el tecno al rockabilly, ajeno al desconcierto de seguidores y discográficas. Entre sus méritos, yo destacaría el desenmascarar al magnate David Geffen, un lobo con modales de cordero que llegó a demandarle por grabar "discos de naturaleza no comercial, alejados de lo que previamente caracterizaba a Neil Young".

Sus criterios estéticos son misteriosos. Frecuentemente, no le funciona el control de calidad. En 1977, retiró un disco brillantísimo, Chrome dreams, y lo despiezó, repartiendo sus temas entre posteriores lanzamientos. Ha repetido esa jugada en otras ocasiones, con bovina testarudez.

El resultado final es una obra poliédrica e inmensa, situada por debajo del radar del gran público. La transmisión del primer Rock In Rio madrileño lo demostró: el locutor destacado por TVE parecía no conocer más allá de Heart of gold; enfrentado con aquel rockero greñudo y feroz, reaccionó con chistes. Además, TVE destrozó el concierto, intercalando bloques publicitarios de entre 5 y 9 minutos.

Meses después, entrevisté a Neil y el asunto le divertía: "A pesar de todo, ¡lo han pirateado!". Tenía la teoría de que YouTube era la nueva radio libre: "Cualquier cosa que toques, termina allí, aunque suene horrible". Su respuesta era mimar el sonido, la envoltura de sus propios discos.

Con Le noise (Reprise), vuelve a romper la baraja. El título es una certera broma respecto al apellido de su cómplice, el productor Daniel Lanois. Venía de una gira en la que nuevamente saboteó las expectativas de seguidores y promotores; incluso vendía una camiseta provocadora: "Yo dije que iba a actuar solo... ellos dijeron que era en acústico".

En Le noise, Neil está solo pero alejado del modelo cantautoril. Se grabó en la mansión californiana de Lanois, preferentemente con guitarra eléctrica. De hecho, el único antecedente es la abrupta banda sonora que Neil confeccionó para Dead man, aquel western alucinado de Jim Jarmusch. Contaba que le llamaron cuando el presupuesto se había agotado y solo tuvo un día: improvisó y salió triunfal del brete.

También Le noise se hizo a pelo. Neil cantaba y tocaba mientras Lanois añadía sus ruidos: ecos y manipulaciones varias. La guitarra gruñe como un animal prehistórico, la voz se desdobla en bucles hipnóticos. Son canciones escritas al borde del abismo: la guerra, el impacto del hombre sobre la naturaleza, la necesidad de liderazgo ante el calentamiento global, la urgencia del amor ante la amenaza del Apocalipsis. Más una añeja crónica autobiográfica, Hitchiker, donde explica los efectos de cada droga que tomó; sobrevivió gracias "a mis niños y mi fiel esposa".

Asegura Lanois que las canciones resultaron fáciles, que a veces bastaba con dos tomas. Pero Neil especifica que se necesitaron varias tandas de tres o cuatro días. No salen las cuentas. Hasta que confiesan que las sesiones siguieron el calendario lunar: para el compositor de Harvest moon, la mejor música brota con la Luna llena. Neil Young puede ser un experto en coches eléctricos pero, oye, no le importa nada que le llames hippy.

viernes, 20 de diciembre de 2013

jueves, 19 de diciembre de 2013

En el siglo XIX Google no era nadie...


En el siglo XIX Google no era nadie

En mayo de 2000 Ciberp@ís s ehacía eco de que un nuevo buscador, Google, se había llevado varios premios Webbys. En agosto se ganó su primer gran titular, pese a que sólo se llevaba el 3,8% de la sbúsquedas de EE UU y ocupa el 12º lugar. Yahoo (47%) y el MSN de Microsoft (35,8%) dominaban en este campo, donde nadie veía futuro negocio. Año y medio antes, dos chavales de Stanford, Sergey Brin y Larry Page, habían creado un algoritmo que conseguía buscar automáticamente páginas y clasificarlas según los enlaces a ellas. La página era, rompiendo con la estética de entonces, casi absolutamente limpia, blanca, con el logo y una barra para escribir la búsqueda. Su mantra: No hagas el mal; su objetivo: poner toda la información al alcance de la humanidad, y gratis. El resto, ya lo ven ustedes a diario.

Primero dominaron lasbúsquedas y luego la publicidad relacionada con ellas (un negocio que nadie supo ver antes), y con ese dinero crearon perlas como Google Earth, más su propio correo, editor de fotos, mapas, el navegador Chrome... digitalizaron millones de libros y de tesinas y se metieron en los móviles con Android. Hoy el mundo gira alrededor de Google (más Apple y Facebook).

martes, 17 de diciembre de 2013

lunes, 16 de diciembre de 2013

Señoras que dominan el mundo...


Señoras que dominan el mundo

Las costumbres de las españolas revolucionan Facebook

Si su madre, esposa o amiga se pone una bolsa de plástico en la cabeza cuando llueve, sepa que tiene casi 150.000 seguidores en Facebook. Y es que las peculiaridades costumbristas de las señoras españolas han revolucionado esta red social. En menos de un año se han abierto alrededor de 500 páginas y más de 200 grupos dedicados a ellas: "señoras que guardan las mejores bragas para cuando van al médico", "señoras que guardan el pañuelo en el sujetador"... De los ocho millones de usuarios que tenía la web en España en enero -cuando se hizo el último recuento oficial-, al menos dos millones eran seguidores de algún grupo de señoras, según Laura González Estefani-Ramiro, directiva de Facebook.

El hecho de que el perfil del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuente con 1.340 seguidores, mientras que "señoras que dicen oyoyoyoy" cuando les cuentan un cotilleo tenga casi 130.000, da idea de las dimensiones del fenómeno. "Todos conocemos a mujeres que son así. Nos despierta ternura las cosas adorables y surrealistas que a veces hacen", explica Marc Crehuet, guionista de Señoras, el corto.

La prueba definitiva del tirón es que se empiezan a utilizar en publicidad. Como la ONG Acción Contra el Hambre que creó el grupo -de discutible gusto- "señoras que ven morir a sus hijos porque no tienen agua potable". "Nos dimos cuenta de la fuerza que tenía este movimiento y pensamos que podría servirnos para llamar la atención", cuenta Carmen Gayo, responsable de la campaña.

"Es que en España las señoras siempre nos han gustado. Piensa en Martes y Trece y su sketch de Encarna de Móstoles y sus empanadillas", argumenta Juan Soto. Este publicista ha creado casi un centenar de grupos. No es vicio sino devoción laboral. "Estaba en una agencia y hacía páginas para ver qué funcionaba más", explica. Y lo que descubrió es que después de los grupos que describían conductas, empezaron a triunfar los de humor posmoderno, como "señoras que en su flashforward vieron el final de Perdidos y no lo cuentan", en referencia a dos series de Cuatro. Y, finalmente, las páginas que responden con humor a la actualidad. De todos los grupos fundados por Soto, el que más éxito tuvo fue "señoras que atizan a Berlusconi". En 24 horas consiguió 20.000 seguidores. "Facebook me pidió que lo retirase".

"La red social es un reflejo de la sociedad. Si en la calle algo te hace gracia, te ríes y se lo cuentas a tus amigos. En Facebook, le das al botón de 'me gusta' o creas un grupo", cuenta la responsable de desarrollo de Facebook.

Pero en Internet los famosos cinco minutos de fama se quedan, como mucho, en cinco segundos, y ya empiezan a surgir grupos de "señoras que están hartas de los grupos de señoras".

sábado, 14 de diciembre de 2013

Para mi el placer...

Para mi el placer de la escritura no es sobre lo que trata sino la música de las palabras
- Truman Capote

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Quién filtra los datos?...


¿Quién filtra los datos?

El Chaos Communication Congress, el encuentro más veterano de háckers, analiza la seguridad de los archivos. La neutralidad de la Red a debate

La 27 edición del Chaos Communication Congress arranca con fuerza. No solo por las conferencias de carácter técnico como las "Aventuras en el análisis de Stuxnet" de Bruce Dang (Microsoft) ininteligibles para los legos en la materia pero que fue, además de interesante, muy amena a juzgar por las risotadas y el buen humor del público durante toda la conferencia. Todo un logro conseguir que una sala abarrotada de hackers se rían con y no de Microsoft y que cristalizó en el piropo que le echó un hacker al joven señor Dang durante la ronda de preguntas: "nunca creí que iba a disfrutar tanto de una presentación de Microsoft".

El filtrado de datos en un tema fundamental para el el activismo político muy presente en este primer día de congreso. Y la problemática del filtrador (whistleblower en inglés) es en punto central de la intervención de Johannes Ludwig, de la plataforma ansTegeslicht.de y Guido Strack de la red alemana Whistleblower-Netzwerk que arranca con la lectura de una nota de apoyo a Bradley Manning, acusado de haber filtrado datos del departamento de defensa estadounidense a WikiLeaks. Lo típico de las personas que filtran es que son atípicos, que suelen actuar por cuenta propia y siguiendo sus conciencia, que no se debe confundir alguien que filtra información con informantes o testigos. Uno de los puntos a destacar es que mientras los informantes y los testigos tienen protección legal, aquellos que filtran datos quedan completamente desprotegidos con lo que uno de los puntos reivindicativos es la exigencia de instaurar medidas de protección para los mismos. La necesidad de que existan mecanismos, cuantos más mejor, para hacer públicos datos que demuestren situaciones de abuso de poder, ilegalidades o irregularidades ya sean institucionales o en otros ámbitos. Por último el apoyo y consejo, moral y legal, a personas que se plantean la posibilidad de hacer algún tipo de filtracción y un cambio de paradigma cultural en el que no se confunda entre sentido crítico y falta de lealtad, son fundamental también para conseguir una sociedad democratica garantizada por la transparencia de información.

En 2008 documentos filtrados a WikiLeaks sacaron a la luz que diversos gobiernos, entre los que se encuentra la Unión Europea con sus 27 miembros, estaban trabajando en la redacción de un documento para un acuerdo comercial que implementara medidas plurilaterales contra bienes falsificados así como obras protegidas por copyright compartidas por internet. ACTA (Acuerdo comercial anti- falsificación en sus siglas en inglés) tiene como uno de los mayores objetivos obligar a las partes firmantes a instaurar medidas para evitar y prevenir el compartir archivos entre los internautas, aplicando mecanismos de bloqueo y filtrado así como, también a proveer las identidades de individuos supuestamente infrigentes. El problema que surge es que esto puentea los procesos democrátivos y atenta contra derechos básicos como la libertad de expresión, privacidad y lo que es más grave, el derecho fundamental a un proceso justo. Jérémie Zimmermann, de La Quadrature du Net que abre su conferencia demostrando su completo apoyo a WikiLeaks, insta a los todos los interesados a crear grupos activos y conseguir así que el Parlamento Europeo, recordando a los asitentes que es la única institución europea realmente democrática y sobre la cual se puede conseguir influencia, se decante en la única ocasión en que va a decidir sobre ACTA por rechazar el acuerdo.

"La neutralidad de la red es esto: si pago conectarme a la red con cierta calidad de servicio, y usted paga conectarse con esa o mayor calidad de servicio, entonces podemos comunicarnos en ese nivel (de calidad)" con esta cita de Tim Bernes-Lee en mente se abre un debate sobre la neutralidad de la red frente a la calidad del servicio (QoS) donde se ha analizado el impacto que pude tener que las compañias que ofrecen conexiones a internet puedan dar prioridad a la transmisión de un tipo de datos frente a otros.

Otra llamada a la acción es el problema de la retención de datos en las telecomunicaciones. Con algunos países claramente en contra (es inconstitucional en Rumanía y en Alemania, por ejemplo) pero otros haciendo uso de ellos, la EU se plantea la aprobación (todavía en proceso de evaluación por una comisión) de una ley vinculante que, según los argumentos expuesto en la conferencia, no proporciona diferencias relevantes contra la criminalidad ni en la cantidad de delitos cometidos, ni en la resolución de investiaciones criminales (estadísticamente hablando) y chocaría con derechos fundamentales de los individuos: libertad de información, de expresión, de reunión, y de organización y que anula la presunción de inocencia, anonimidad.

Dos jóvenes estudiantes de informática de la universidad Humboldt de Berlin, Frank Morgner y Dominik Oepen, pusiero de manifiesto, con una demostración práctica sobre la marcha, las deficiencias en la seguridad del nuevo carnet de identidad alemán (parecido pero no igual al moderno DNI español con chip).

También hubo espacio para el arte y la belleza con la presentación del proyecto "All Colors Are Beautiful" llevado a cabo por la sección del CCC (Chaos Computer Club) en Munich en un edificio vacío de la capital bávara y que retomaba el proyecto "Blinkenlights" realizado en Berlin en 2001, esta vez añadiendo una dimensión más con la utilización de lámparas LED que emiten en todos los colores. La instalación Blinkenwall en el área de descanso del congreso utiliza el sistema desarrollado (de código libre y que se puede descargar de http://github.com/muccc) y tiene un interfaz táctil en el que cualquiera puede generar una animación de luces de colores con las que deleitar a los asistentes. La creatividad también se pude fomentar con robots. Esta es la propuesta del proyecto Students Robotics que enseña en las escuelas cómo construir robots autónomos y dispositivos para controlarlos modificando elementos y utensilios que adolescentes de 16 a 18 años conocen con una consola de videojuegos portátil. Al final, una competición decidirá quienes han construido el mejor robot de todos.

El día se cerró con un toque lúdico: Pentanews Game Show, una especia de quien quiere ser millonario para hackers y cuyo ganador recibió entre otras cosas DVDs (originales y precintados) de las series IT Crowd, The Big Bang Theory y un medidor de megabits.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

martes, 10 de diciembre de 2013

Rosa y Alfonso, 27 años después...


Rosa y Alfonso, 27 años después

Sola, con 17 años, dio a su bebé en adopción en un proceso lleno de irregularidades. La pareja que se lo quedó pagó por el niño. La tenacidad de Alfonso, hoy un joven abogado, ha permitido el reencuentro entre madre e hijo. Esta es la historia

Durante décadas miles de bebés en España fueron sustraídos o separados irregularmente de sus padres. EL PAÍS inicia hoy una serie sobre este tráfico de niños y ofrece el relato de las víctimas y de quienes participaron en las tramas. | Consulta el especial: Vidas robadas. | Participa en Eskup. ¿Crees que eres un niño robado o conoces a algún caso? Envíanos un correo electrónico.

A los 17 años me quedé embarazada de un chico con el que había salido tres o cuatro veces. Él tenía 19 o 20 y estaba estudiando. Se desentendió rápidamente. La última vez que lo vi fue el día que le dije que estaba embarazada. Yo vivía con mi hermana mayor en una pensión en Madrid, y mis padres, en un pueblo de Segovia. No me atreví a decirles nada. Al irme de casa, mi padre me había advertido: 'Te vas a trabajar, ni se te ocurra venir con una barriga...'. A los cuatro meses me echaron de la casa donde estaba sirviendo. Di a luz el 28 de diciembre de 1983 en la maternidad de Santa Cristina. Les conté a los médicos que no podía hacerme cargo del niño y ellos me explicaron que yo, que entonces era menor de edad, no podía firmar la renuncia. Pero a mi hijo se lo llevaron ese mismo día, antes de que mi hermana firmara en mi nombre".

Rosa acaba de reencontrarse ahora con su hijo Alfonso, aquel niño al que ella renunció obligada por sus circunstancias (la pobreza y el rechazo frontal de su familia a afrontar la situación). Como su caso hay miles en la España del franquismo y de la Transición: miles de jóvenes que quedaron embarazadas fruto de relaciones esporádicas, con sus novios o por abusos de sus patronos. Y, en esa tesitura, se vieron forzadas a renunciar a sus hijos.

A Rosa le dijeron que iban a entregar a su hijo "a un matrimonio de abogados de Madrid con mucho dinero". Al carpintero y su mujer de Alicante, a los que realmente se lo dieron, les aseguraron que la madre era "una universitaria del País Vasco" y que el bebé estaba "un poco delgado porque ella se había puesto un corsé durante el embarazo para disimular". Veintisiete años después, el 7 de noviembre del año pasado, Alfonso y Rosa averiguaron la verdad.

El reencuentro ha sido posible gracias a la tenacidad de Alfonso, hoy un joven abogado. "De siempre me sentí como alguien extraño, fuera de lugar. Siempre había tenido sospechas de que era adoptado por cosas que decían otros niños en el colegio, porque mis padres eran muy mayores y porque miraba las fotos de mi familia y no me parecía a nadie. Descubrí que era adoptado en enero del año pasado, cuando pedí mi partida de nacimiento y leí: 'Madre y padre desconocidos".

Alfonso fue inscrito a los pocos días de nacer como "expósito", es decir, como si hubiera sido abandonado a la puerta de un convento, en lugar de hacer constar que había sido dado en adopción en un hospital público.

No es la única irregularidad de este caso. "Mis padres adoptivos no podían tener hijos. Una amiga que había adoptado a sus tres hijos en la clínica San Ramón les habló de una monja, sor María Gómez Valbuena, que conseguía niños en Madrid, y fueron a verla. La monja les derivó a la Asociación Española para la Protección de la Adopción (AEPA). Allí no les consideraron aptos para adoptar un hijo, pero casi un año después sor María les llamó y les dijo: 'Tienen ustedes amigos muy importantes'. Vinieron, pagaron una cantidad considerable, aunque no han querido decirme cuánto, y me recogieron. Cada año, por Navidad, le mandaban una cesta con comida y dinero a sor María. Recuerdo hablar con ella de pequeño de las notas del colegio".

"Yo no recibí ni un céntimo", añade Rosa, la madre biológica. "Pero sí recuerdo que al poco de dar a luz se presentó en mi habitación un matrimonio mayor que me dijo que si bajaba a la puerta del hospital con mi niño y se lo entregaba, me darían dos millones de pesetas". Ella les echó del cuarto tras rechazar de plano la proposición, pese a sus agobios económicos. Los padres adoptivos de Alfonso se lo llevaron ese mismo día, 28 de diciembre de 1983, cuando la hermana de Rosa aún no había firmado la renuncia, que en cualquier caso debería haberse hecho ante un notario. "Durante los primeros meses iba a preguntar por el niño, para ver qué tal estaba, pero me decían que me olvidara del tema", relata Rosa.

La lista de irregularidades que rodeó la adopción no impidió el encuentro. "Presenté una demanda de jurisdicción voluntaria para que un juez obligara al hospital de Santa Cristina a facilitarme los datos de mi madre biológica y me dieron una ficha con su nombre, apellidos, fecha de nacimiento, DNI y grupo sanguíneo", cuenta Alfonso. Le fue fácil dar con la dirección de Rosa. "¡Vivíamos a solo 10 minutos! Me planté en el portal, pero no me atreví a tocar el timbre". Jaime, el mediador que colabora con la Plataforma de Afectados de las clínicas San Ramón, Santa Cristina y Belén a la que Alfonso acudió cuando empezó a buscar a su madre, apenas podía contener su ansiedad. Normalmente, el mediador prepara durante varios meses a madre e hijo para el encuentro, pero Alfonso no podía esperar.

Rosa le escucha embelesada. Son calcados: los mismos ojos, grandes y expresivos. La misma sonrisa. "Me llamaron a primeros de octubre del año pasado. Me preguntaron: '¿Usted no tuvo un hijo el 28 de diciembre de 1983?'. Jaime, el mediador, me explicó que el crío me estaba buscando. Yo quería conocerlo, pero me daba miedo que me echara cosas en cara, que viniera a pedirme algo... No estaba preparada. Le pedí fotos, una carta, y yo le escribí otra contándole lo que me había pasado. El día que nos conocimos, el pasado 7 de noviembre, organizó una fiesta en su casa. Me dijo que había invitado a un par de amigos y cuando llegué allí ¡había 30 o 40 personas!", relata Rosa. Entre los invitados estaba su hijo pequeño, David, con el que Alfonso había contactado por su cuenta sin que ella se enterara.

David tiene 10 años menos que el hermano mayor al que acaba de conocer. "También nació en Santa Cristina. Cuando me puse de parto, las enfermeras me preguntaron: '¿También lo vas a dejar en adopción?'. Yo les contesté que no, pero me extrañó que supieran eso".

Rosa cuenta entre bromas que casi ve más a Alfonso que a David, su hijo menor. "Alfonso me manda mensajes todas las semanas: '¿Vamos al Retiro?', '¿Sacamos de paseo a los perros?'. Te da pena porque echas de menos la infancia". "Te has perdido lo peor: los pañales, la edad del pavo...", la anima Alfonso. Asegura que no tiene nada que reprocharle a su madre, a la que ahora ve todas las semanas, y lamenta que sus padres adoptivos no entiendan por qué la ha buscado hasta hallarla. "La confianza se ha resentido. No quieren saber nada de Rosa ni de su familia. Pero yo ahora me siento completo. He sanado una herida".

domingo, 8 de diciembre de 2013

El mayor desafío...


El mayor desafío de los humanos son los otros humanos.
- "EL VIAJE AL PODER DE LA MENTE" DE EDUARDO PUNSET -

sábado, 7 de diciembre de 2013

¿Quién desea la muerte de la www?


¿Quién desea la muerte de la www?

La revista Wired, biblia de la era digital, proclama el declive de la web y el triunfo de los servicios fuera de los buscadores y de la venta de aplicaciones.

Fútbol, política e Internet. ¿Qué tienen en común estas disciplinas? La polémica que son capaces de generar. La publicación el mes pasado de un reportaje en Wired, biblia de los tecnólogos, ha calentado la blogosfera. Un incendiario titular de Chris Anderson, director de la publicación, ha convertido Internet en un campo de batalla. Teclear el entrecomillado The Web is dead, long live the Internet [la Red ha muerto, larga vida a Internet] en el buscador de Google genera 1,2 millones de resultados, y subiendo. Desentrañamos las claves de uno de los debates más acalorados de la era digital e intentamos ir un poquito más allá.

¿Las aplicaciones mataron la web? Según Anderson, sí. Pero tampoco hay que exagerar… La aparición del iPhone en 2007 supuso una manera alternativa de acceder a los contenidos: las aplicaciones. En un móvil ya no hay que teclear la dirección de Facebook, Twitter o Spotify en el navegador. Basta con pinchar en el icono de esos servicios para abrirlos, lo que resulta a todas luces mucho más práctico. Pero eso no significa que las páginas web no gocen de buena salud. La reputada bitácora Boing Boing ha demostrado que en la última década el tráfico en Internet generado por webs no ha dejado de crecer.

Capitalismo versus comunismo. Las aplicaciones del iPhone y del iPad son de pago y, según Anderson, el consumidor las prefiere —por seguras y rápidas— al caos de las páginas web. Hemos crecido y preferimos pagar por un buen servicio que nos ahorre tiempo. ¿Significa eso que estamos ante el fin de la libertad y la neutralidad de Internet? Bueno, algo de independencia sí se pierde: es el gigante Apple quien dicta qué aplicaciones se pueden instalar en un iPhone. Steve Jobs prohibió por ejemplo que el Flash de Adobe funcione en el iPhone, lo que ha dejado fuera a muchas aplicaciones.

El rey sigue siendo el internauta. Según Wired, el usuario se contenta —como en el mundo globalizado— con consumir lo que se le ofrece. Pero olvida que los gigantes 2.0 cambian cada dos por tres. ¿Y quién los sustituye? El internauta: Facebook reemplazó a MySpace; Google a Yahoo!, Gmail a Hotmail… Además, no todos los cibernautas optan por pagar: servicios gratuitos como Spotify (el iTunes gratuito) o Skype (videollamadas) demuestran el triunfo de la cultura del todo por la cara.

Contar la feria según nos va. De acuerdo con Tim O'Reilly y John Battelle, organizadores del Web 2.0 Summit, a Anderson no le faltan motivaciones para publicar este reportaje. Las páginas web no han funcionado como modelo económico para los medios tradicionales. No hay quien se forre vendiendo diarios online. Y la publicidad en la web no es la panacea. Sin embargo, con el iPhone y el iPad la cosa cambia. Los usuarios pagan por leer sus cabeceras preferidas en esos soportes. Que un soporte como Wired (perteneciente a Condé Nast, como Vogue, Vanity Fair o GQ) declare la muerte de la página web y augure la victoria de las aplicaciones es suficiente para azuzar los ánimos.

Si no fuera por el sensacionalismo…"Si quitamos el titular y el gráfico, muchos estaríamos de acuerdo —con matices— con lo que dice Chris Anderson. Pero tal y como plantea el tema, parece que lo que quiere es conseguir vender revistas en un mes [agosto] en el que cuesta colocarlas", asegura Julio Alonso, fundador de Weblogs SL, una potente comunidad de blogs de temática especializada. Y añade: "Hace 10 años ya publicaron una portada en la que mataban las páginas web. Esto es como la manía de los economistas con predecir la crisis. A base de decir vaticinarla, en algún momento aciertas".

jueves, 5 de diciembre de 2013

Todos los país están mal gobernados...

Todos los países están mal gobernados y la única salvación consistiría en que los filósofos fueran los políticos o cosa improbable, que los políticos fueran filósofos.
 - Platón

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Retorno a Chernóbil...


Retorno a Chernóbil

Cerca de 3.500 personas trabajan para cerrar el sarcófago de la central nuclear, uno de cuyos reactores estalló hace 25 años. EL PAÍS visita las ciudades fantasma de la zona de exclusión

En el cuarto de siglo transcurrido desde el accidente de Chernóbil, la central nuclear ucrania y sus alrededores se han transformado en un espacio en el que se entretejen realidades y mitos. Chernóbil, a 120 kilómetros al norte de Kiev, fue clausurada en 2000, catorce años después del accidente. Sin embargo, mientras las cargas radiactivas de su interior no sean almacenadas de forma estable y segura, la central sigue siendo un problema pendiente.

Un consorcio internacional ha comenzado a construir la nueva cubierta para el sarcófago que protege el reactor número 4, el que hizo explosión en la madrugada del 26 de abril de 1986. La futura cubierta, en forma de arco de 105 metros de altura, impedirá las filtraciones de agua y también las fugas de radiactividad. Con su protección y la ayuda de robots, tal vez un día sea posible acometer el desmontaje del reactor. La semana próxima, los donantes internacionales se reúnen en Kiev. Su fin es conseguir 740 millones de euros para acabar de financiar la infraestructura necesaria para la seguridad de Chernóbil y el almacenamiento de sus residuos.

De momento, las excavadoras remueven la tierra junto a la central y el polvo que levantan ha incrementado el nivel de radiación, según constata, dosímetro en mano, el biólogo Igor Chizhevski, mi guía en un viaje por la zona de exclusión de 30 kilómetros. El periplo de dos días cuesta 470 dólares e incluye una pernoctación en Chernóbil: su casco urbano está situado a 15 kilómetros de la central a la que ha dado su nombre. Lo organiza una de las agencias autorizadas por el Ministerio de Emergencias.


La zona de exclusión en torno a Chernóbil tiene un radio de 30 kilómetros, donde trabajan cerca de 3.500 personas. La mayoría se desplaza desde Slavutich, la ciudad (fuera de la zona de exclusión) que sustituyó a Prípiat como lugar de residencia de los trabajadores del sector nuclear.

Prípiat fue fundada en 1970 a poco más de un par de kilómetros de la central y cuando ocurrió el accidente tenía casi 48.000 habitantes. Todos ellos fueron evacuados en contados días en un éxodo que afectó a 130.000 personas, sumadas otras localidades cercanas. La que fuera una ciudad confortable y bien abastecida es ahora un paraíso para los fotógrafos, no solo por ilustrar el triunfo de la naturaleza sobre lo urbano, sino también por las imágenes que inspira. En una escuela, sobre un pupitre, hay un tocadiscos con un disco (la sinfonía 40 de Mozart) y un cuaderno del curso 1983-1984 entreabierto por una página en la que alguno de los pedagogos escribió: "El grupo está formado por 36 personas...". En una guardería, todas las muñecas han sido disfrazadas con máscaras antigás. Son "naturalezas muertas", composiciones forzadas en un escaparate de ruinas.

Prípiat fue acuñando su imagen de ciudad fantasma. Tras ser evacuada, la localidad funcionó parcialmente durante más de una década. Igor Chizhevski cuidaba unos invernaderos experimentales desde 1993 y también iba a la piscina. Los nadadores eran tantos que había que "pedir hora", explica frente a un agujero de 25 metros de longitud, aún forrado de azulejos. Cuando la central de Chernóbil se cerró en 2000, las actividades cesaron simplemente porque se cortó el suministro energético.


En Prípiat estaba Yupíter, una fábrica militar secreta identificada solo con un número. Camuflada como productora de magnetófonos, Yupíter "hacía piezas para la industria de defensa", afirma Nina, que trabajó en aquella empresa. Tras el accidente, los talleres de Yupíter siguieron abiertos. "Los años noventa fueron terribles. Los sueldos eran de miseria", explica. En Yupíter se instalaron "unidades de especialistas en energía atómica que participaban en la descontaminación de la central", explica Vladímir Jolosha, presidente de la agencia estatal responsable de la zona de exclusión.

En los talleres desmantelados de Yupíter quedan filtros, válvulas y roscas esparcidos por el piso de cemento. Las instrucciones de seguridad que aún pueden encontrarse entre los escombros llevan fechas de los noventa. "Se llevaron el metal para venderlo. No por afán de lucro, sino por desesperación. Había que sobrevivir", dice Nina, que hoy cobra el equivalente a 280 euros como encargada de la residencia de Chernóbil. En los noventa, su sueldo no llegaba a los 10 dólares. En teoría, está prohibido sacar objetos de la zona sin los debidos controles de radiación, pero el contrabando de metales, maderas, ladrillos y enseres ha sido un fenómeno crónico.


Todo lo que podía ser vendido ha desaparecido en Prípiat: barandillas, bañeras y radiadores de metal, cañerías, cables y muebles. Desafiando el tiempo, queda el papel: periódicos con las consignas del Partido Comunista, libros de marxismo, juegos infantiles de inspiración militar y escudos de la URSS.

La zona evoca un inquietante parque temático. Hay en ella barcos abandonados que transportaron materiales para construir el sarcófago y cementerios de vehículos y aviones usados en las tareas de descontaminación, como el de Rossoja, el más grande. El entorno más secreto, al que no llegamos, tal vez fuera Chernóbil-2, una ciudad militar al servicio de unas instalaciones de radar ultramodernas que podían detectar los lanzamientos de cohetes en Estados Unidos. Fantasmales son las siluetas rojizas que debían convertirse en el quinto y el sexto reactor, y el gigantesco silo que debía almacenar el combustible utilizado. Este proyecto de 1999, auspiciado por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo e iniciado por la empresa francesa Framatome, nunca llegó a terminarse y "constituye un monumento a la incompetencia y también al derroche por los que nadie ha respondido", afirma una fuente europea del sector energético.


En la zona de exclusión viven unas 210 personas, de las cuales cerca de 100 residen en Chernóbil. Otras hacen turnos, como Nina, que pasa 15 días en esta localidad y 15 días en Kiev. La residencia donde trabaja fue erigida para los especialistas, pero aloja también turistas. Siete mil visitantes vinieron a Chernóbil en 2010, y este año se esperan más. Nina trae sus provisiones y procura no probar los alimentos locales. Los turistas comen en la cantina de los trabajadores de la central.

En las aldeas derruidas viven familias que se resisten a marcharse o que regresaron tras ser evacuados, como Vasili y Motrona Lavrienko, que recibieron casa en Kiev, pero volvieron a Teremtsí, su aldea, situada en un lugar idílico, en la confluencia del río Prípiat con el Dniéper. Los Lavrienko trabajaron en los servicios de navegación fluvial hasta que estos fueron suprimidos, porque no eran rentables y porque Bielorrusia "vendió sus lanchas a Nicaragua", según cuenta Vasili, que a sus 55 años es el más joven del pueblo. En Teremtsí, dice, viven 30 personas. La familia Lavrienko es trabajadora y hospitalaria. Su jata (modesta vivienda rural ucrania) está ordenada y limpia. Motrona nos ofrece un plato de aromático pescado frito. Lo han pescado en el Dniéper y no deberíamos comerlo sin medir su radiación. Teremtsí es un entorno relativamente limpio.


Los Lavrienko pagan por la electricidad, que era gratuita antes del accidente. La cocina es calentada por un horno de leña e iluminada por una bombilla de bajo consumo. "Nos la trajo nuestra hija", afirma Vasili. La hija, de 40 años, y la nieta, de 20, viven en Kiev. Desde que subió el precio de la gasolina vienen menos a Teremtsí. "Mi hija quiere venir aquí cuando se jubile, y mi nieta se crió aquí", afirma Motrona. Los Lavrienko tienen su propio huerto, sus gallinas, un cerdo y una yegua. Se desprendieron de la vaca porque el buey más próximo estaba a 25 kilómetros, en territorio de Bielorrusia. Según la normativa, los Lavrienko son ilegales en su propia casa. En la práctica, son una realidad aceptada por las autoridades. Camionetas de abastecimiento recorren los pueblos de la zona y venden leche, aceite, mantequilla, pan y otros comestibles a los campesinos.

Al caer la noche, el silencio es absoluto en el pueblo de Chernóbil, aunque el alcohol fluye en abundancia entre los trabajadores que se reúnen tras la jornada en un café. Todos se preparan para celebrar el 25º aniversario. Repintan la iglesia y el monumento a los bomberos que fueron víctimas de la radiación, cuando les enviaron a la central sin la protección adecuada.


En Kiev, Yuri Andréyev, presidente de la Unión de Chernóbil de Ucrania, calcula que miles de personas (la cifra que suele manejarse es de 25.000) murieron por causas vinculadas de forma directa o indirecta con Chernóbil. Los "liquidadores" (profesionales de distintas especialidades que combatieron la catástrofe) forman un contingente de 219.000 personas en Ucrania, señala Andréyev, un ingeniero que era jefe de turno del segundo bloque el 25 de abril de 1986. Andréyev recibió una dosis de radiación de primer grado, pero la aguantó "de pie" sin pasar por la clínica. Posteriormente tuvo que ser operado de un tumor en las cuerdas vocales. Andréyev acusa al Gobierno de haber liquidado los programas de construcción de viviendas para inválidos y de paralizar la evacuación de las familias que residían en zonas contaminadas fuera del perímetro de la zona. Andréyev prepara una manifestación de protesta porque el Gobierno quiere desvincular las subidas de pensiones de las compensaciones a los veteranos de Chernóbil.

Mientras tanto, en otro barrio de Kiev, Mijaíl Grishankov y Valentín Odégov opinan que ya es hora de poner orden en la proliferación de liquidadores. Los dos son miembros de la asociación Hermanamiento, que integra a veteranos de Chernóbil y de Afganistán. Cuando ocurrió el accidente eran oficiales de destacamentos especiales del Ministerio del Interior. A Odégov le mandaron a apagar un incendio sin informarle de la naturaleza radiactiva del mismo, pero a los pocos días le hicieron volver a Kiev "para asegurar el orden público en la carrera de bicicletas del 1 de mayo". A Grishankov le mandaron a evacuar a la población. "Metía a la gente en autobuses casi con lo puesto, rodeaba el pueblo de alambre de espino, ponía un centinela para que no saqueasen el pueblo", cuenta.


Los ucranios están hoy divididos sobre la energía atómica. Un 66,2% opina que las centrales nucleares de su país no son seguras, frente a un 27,1% que opina lo contrario, según una encuesta del Instituto de Gorshenin realizada en marzo. Un 54,9% teme que la avería en la central de Fukushima pueda repercutir negativamente en su salud y un 5,2% vincula el futuro de Ucrania a la energía nuclear. Un 38,7% es partidario de las energías alternativas; un 28%, de explotar los yacimientos propios de gas y petróleo, y un 17,4%, de apoyar la industria del carbón. Además, un 81,9% de los ucranios consideran peligrosa la central de Chernóbil y el 85,1% se oponen a la construcción de un depósito de residuos radiactivos en su país.

Ucrania tiene cuatro centrales nucleares que producen cerca de un 50% de toda su electricidad. Kiev, sin embargo, se replantea la ambiciosa estrategia que preveía la construcción de 20 nuevos reactores de un millón o más de kilovatios cada uno para 2030. Esta estrategia está en proceso de "corrección" y sus objetivos van a "rebajarse", señala Natalia Shumkova, vicepresidenta de la compañía EnergoAtom, dependiente del Ministerio de Energía. Las correcciones, matiza Shumkova, tienen que ver con las realidades económicas y son anteriores a Fukushima. Del accidente en la central japonesa, Ucrania "está sacando todas las conclusiones organizativas y técnicas pertinentes, pero debemos esperar un poco para hacer planes. Debemos reflexionar antes de tomar decisiones que afectan al desarrollo energético, la economía y el destino del Estado", afirma.

lunes, 2 de diciembre de 2013

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tres tramas en la sombra...


Tres tramas en la sombra

La dimisión de Adolfo Suárez fue aprovechada por los golpistas para lanzar su intentona, tras un cruce de proyectos golpistas que trabajaban en secreto. Ni el general Armada ni el teniente general Milans del Bosch contaban con la decisiva intervención de don Juan Carlos

Tres décadas más tarde, la intentona golpista del 23-F que desbarató el Rey todavía se resiste a ser enterrada para la historia con la losa de una interpretación definitiva. Aunque los hechos han quedado esclarecidos en su casi totalidad, las últimas versiones publicadas divergen en función del énfasis con que se subraya la importancia del papel desempeñado por cada una de las tramas que convergieron aquel día. ¿Fue fundamentalmente un tejerazo improvisado, un audaz golpe de mano llevado a cabo por elementos espontáneos, o un pronunciamiento militar que se sirvió de la acción detonante de los primeros? Y en la intención de algunos de los protagonistas, ¿no se trataba de una operación política estancada en la vía parlamentaria que quedó desvirtuada al tratar de imponerla por la presión de las armas?

Está suficientemente acreditado que a finales de 1980 había una operación política en marcha inspirada en los negros presagios sobre el futuro inmediato de España que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Josep Tarradellas, venía realizando desde su regreso del exilio. Esa operación, avalada o auspiciada por el Rey, contaba también con la conformidad de algunos dirigentes del PSOE, PCE, Alianza Popular (AP) y de la propia Unión de Centro Democrático (UCD) gobernante, que temían que la grave situación económica y política del momento desembocara en un golpe de Estado y que la democracia volviera a ser, como también dijo Adolfo Suárez en su discurso de dimisión, "un paréntesis en la historia de España". La idea era remover al presidente Suárez con una moción de censura que contara con el respaldo de la oposición y del sector de UCD liderado por Miguel Herrero de Miñón. Se trataba de formar un Gobierno de concentración para llevar a cabo el "golpe de timón" propuesto por Tarradellas: superar la crisis económica, combatir a ETA, corregir el rumbo del proceso autonómico -"corremos el riesgo de que el Estado se vaya por el sumidero", había dicho el propio presidente de la Generalitat- y enfriar los ánimos golpistas latentes en los cuarteles de los que el Rey, como jefe de las Fuerzas Armadas, tenía constancia.

Ese Gobierno debía estar presidido por un militar para apaciguar a los sectores más encrespados del Ejército y transmitir a la sociedad un mensaje de firmeza. Y ese militar debía ser monárquico, ya que había que asegurarse de que, a la vuelta de dos o tres años, dejaría su puesto a indicación del Rey. Durante algún tiempo, la duda estuvo en el nombre del pretendido mirlo blanco militar. El jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, fue considerado candidato potencial, pero al final se optó por un perfil menos jurídico y más militar. El elegido, Alfonso Armada, antiguo preceptor del Rey y hombre que bebía los vientos por el Monarca, había luchado con la División Azul en el frente de Rusia y era amigo del capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bosch, el otro alto militar de más declarada pasión monárquica. Milans no disimulaba su irritación por el rumbo político del país y había llegado a insinuar que convendría "hacer algo", antes de que le llegara su pase a la reserva, en marzo de 1981.

El Rey necesitaba devolver a Madrid al general Armada, en un puesto visible y de rango superior al que ocupaba como gobernador militar de Lleida y jefe de una división de montaña, lo que implicaba vencer la resistencia del Gobierno. El antiguo preceptor del Rey había tenido que dejar su cargo de secretario de la Casa del Rey porque Adolfo Suárez y el vicepresidente Manuel Gutiérrez Mellado pensaban que ejercía una influencia negativa sobre el Monarca. La pluma que 12 años atrás había redactado la carta con la que el entonces príncipe Juan Carlos comunicó a Franco su disposición a saltarse a su padre en la línea sucesoria no parecía darse cuenta de que el niño había crecido y era el Rey. Pero en el otoño de 1980, preocupado, alarmado más bien, por la situación, el Monarca normalizó los contactos con su antiguo preceptor, que no renunciaba a recuperar el favor real. Armada se comprometió a tenerle al tanto de los movimientos en el Ejército y se mostró bien dispuesto a "sacrificarse" y a presidir, llegado el caso, un Gobierno de concentración.


Concebida como alternativa para una situación de emergencia -algunos líderes exageraron la gravedad del momento de cara a poder justificar ante sus bases la eventual elección de un militar como presidente-, la Operación Armada entró a partir de entonces en fase de efervescencia. Durante los meses previos al 23-F, el gobernador militar de Lleida se ocupó de tomar la temperatura a los políticos: mantuvo más de un centenar de encuentros con personas relevantes, al tiempo que la situación de Suárez se hacía insostenible. Suárez conocía las críticas del Rey a su gestión, pero no dimitió por eso, ni por el conocimiento de un golpe en ciernes.

El primer aldabonazo de que iba camino de convertirse en cadáver político le llegó a Suárez de sus propias filas con el nombramiento de Miguel Herrero de Miñón como portavoz parlamentario de UCD. Era la señal de que la moción de censura contra él estaba próxima y contaría con el respaldo de un sector de su partido. El segundo aldabonazo fue constatar el empeño real en nombrar a Armada segundo jefe del Estado Mayor del Ejército. Suárez comprendió que la operación Gobierno de concentración con general al frente estaba lanzada y que la tenaza creada en torno a él empezaba a cerrarse. Valeroso como era, todavía pensó en quemar un último cartucho y reivindicarse ante el congreso de su partido en Palma de Mallorca, pero el aplazamiento del acto, obligado por una huelga de controladores aéreos, le llevó a arrojar la toalla. El 29 de enero dimitió con el propósito de arrumbar así la Operación Armada y darle la alternativa sucesoria a su vicepresidente para Asuntos Económicos, Leopoldo Calvo Sotelo, que fue elegido candidato a la presidencia por UCD el 6 de febrero, en medio de una fortísima división interna.

Con el presidente en situación de dimisionario, la decisión del ministro de Defensa y hombre de su confianza, Agustín Rodríguez Sahagún, de aceptar la sugerencia de La Zarzuela para nombrar a Armada segundo jefe del Ejército le llenó de inquietud. "Rodríguez Sahagún nos preguntó a Javier Calderón (secretario general del servicio de información Cesid en el 23-F) y a mí por Alfonso Armada, y le dijimos que era un tipo estupendo y un buen jefe", señala hoy Florentino Ruiz Platero, coronel de Artillería ya retirado. Calderón y él formaron parte del grupo de militares de confianza de Manuel Gutiérrez Mellado, a los que Rodríguez Sahagún consultaba los nombramientos y cambios de destinos en el Ejército.

A consecuencia de esos informes, Milans del Bosch fue destinado a la capitanía general de Valencia, y no a la de Madrid como pretendía, y el general Torres Rojas fue relevado de la jefatura de la división acorazada Brunete, acuartelada en Madrid y sus proximidades, y destinado a A Coruña. Por lo mismo, en sentido contrario y de cara a asegurar Madrid, centro neurálgico del poder político, el teniente coronel Emilio Alonso Manglano fue ascendido a jefe de Estado Mayor de la Brigada Paracaidista (Bripac).

La dimisión de Suárez desactivó la Operación Armada como proyecto parlamentario legal, pero acentuó las circunstancias objetivas de vacío de poder, descrédito y división política que aprovecharon los golpistas: los del golpe blando, partidarios de presionar militarmente a los políticos para imponerles un Gobierno de firmeza; y los del golpe duro, que pretendían volver a la dictadura. El 23-F cabalga sobre el equívoco establecido entre la Operación Armada y la Operación De Gaulle. Ambas fueron nombradas indistintamente en artículos de los periodistas Emilio Romero y Luis María Anson, pese a que la primera no dejaba de ser constitucional, por discutible que lo fuera políticamente, y la segunda implicaba forzar el brazo de la democracia con la intolerable presión militar. Por mucho que se exagerara la gravedad de la situación -y en esto los involucionistas encontraron un sorprendente eco en la frivolidad de algunos demócratas-, España no estaba perdiendo la guerra en Argelia y no tenía al general Jacques Massu que amenazaba con tomar París y el resto de las capitales si no se le entregaba el poder al general Charles de Gaulle. No existía esa guerra, ni ese general ni ese ultimátum, pero alguien pensó que podría fabricarse. Alfonso Armada conocía muy bien el caso francés porque inició sus estudios en la Escuela de Guerra de París en 1959, al año siguiente de que, bajo la presión del ultimátum militar, De Gaulle fuera votado como presidente de la República.

A finales de 1980, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero era un hombre sin destino profesional, profundamente resentido e irritado, que llevaba un proyecto de golpe de Estado bajo el brazo. Había estudiado técnicamente la ocupación del Palacio Nacional de Managua llevada a cabo por el líder de la guerrilla nicaragüense Edén Pastora, Comandante Cero, dos años antes y pensaba que él también podría realizar una acción similar. En las vacaciones navideñas organizó cenas en Madrid con oficiales de la Guardia Civil destinados en el País Vasco, y a una de esas cenas asistió Vicente Gómez Iglesias, capitán de la Guardia Civil adscrito al Cesid que, años antes, había compartido destino con él en la Comandancia de Guipúzcoa.

Durante la cena, tras dibujar un panorama catastrófico, Tejero les instó a hacer algo. "¿Y qué haría el Ejército?", preguntó un capitán. "Con ellos no se puede contar, son unos calzonazos que harán lo que les diga el Rey", le respondió Tejero. "Entonces no hay nada que hacer. ¿Qué puede hacer la Guardia Civil por su cuenta?". El interrogante quedó flotando en el aire, pero hubo quien ató cabos y pensó que el imprescindible apoyo militar podía venir de la mano del capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bosch, que ejercía cierto liderazgo entre sus pares y no ocultaba su enfado. Por su ayudante, el teniente coronel Pedro Mas Oliver, que tenía casa en Madrid y se relacionaba con el ultraderechista García Carrés, muy amigo de Tejero, Milans supo que el teniente coronel de la Guardia Civil había concebido un nuevo golpe de mano, el segundo, ya que dos años antes había sido arrestado por promover la Operación Galaxia, un proyecto de asalto al palacio de la Moncloa. El capitán general de Valencia estaba también al tanto de las tramas de coroneles y tenientes coroneles que trabajaban minuciosamente y en silencio en un golpe más duro y, por supuesto, sabía que otros capitanes generales, franquistas rendidos como él, querían acabar con el estado de cosas en la España de la Transición.

Tras el encuentro del 10 de enero en Valencia, en el que Armada le habló de atribuirle el cargo de jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, Milans convocó una reunión de grupos golpistas en el domicilio de su ayudante Mas Oliver en Madrid, en la calle del General Cabrera. En aquel encuentro, celebrado el día 18 de enero y al que asistieron los generales Carlos Alvarado, Francisco Dueñas, Luis Torres Rojas y Carlos Iniesta Cano, entre otros, Milans se erigió en jefe de la conspiración, congeló las operaciones en marcha y las supeditó a la solución Armada que debía permitir modificar la Constitución y encauzar el proceso autonómico. Armada excusó su asistencia por la necesidad de atender otros compromisos ineludibles. Milans se lo reprocharía meses más tarde, durante el juicio: "Alfonso, tú siempre te escapas, tú siempre guardándote".

Sobre el papel, la retirada de Adolfo Suárez y de su vicepresidente para Asuntos de la Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado, la otra "bestia negra" de los conspiradores, debía contribuir a calmar los ánimos involucionistas, pero los golpistas no se resignaron a dejar pasar la ocasión. Espoleado por la ultraderecha civil y por una serie de generales retirados, parte de los cuales asumió posteriormente la defensa profesional de los procesados, Antonio Tejero decidió lanzarse y abortar la investidura del sucesor de Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo. ¿Hubo alguien más, fuera de su círculo, que le dijo "ahora"?

La muerte por torturas en comisaría del activista de ETA Joseba Arregui, que falleció el 13 de febrero de 1981, crispó todavía más las relaciones políticas y enconó los exaltados ánimos de los ultras, que juzgaban intolerable que se pidiera cuentas a la policía por un etarra. Uno de los oficiales de la Guardia Civil asistentes a la cena navideña, el capitán Jesús Muñecas, se ofreció a Tejero: "Cuente conmigo si se decide a hacer algo". Ese oficial mandaba solo a una treintena de hombres, pero a Tejero le pareció suficiente para echar a andar. El 20 de febrero, viernes, envió a Milans el mensaje de que la operación estaba lanzada y ya no se podía parar. Era falso, puesto que en ese momento no contaba con la tropa necesaria para llevar a cabo la operación. Tenía, eso sí, una poderosa razón para improvisar sobre la marcha la ejecución de su plan, y es que su proyecto de asalto a La Moncloa había sido abortado en noviembre de 1978 porque a uno de los guardias implicados le entró el vértigo de la responsabilidad y acabó yendo a la policía.

Apremiado por Tejero -"a mí no me empujan los tenientes coroneles", dijo-, parece que el capitán general de Valencia vaciló inicialmente antes de subirse al carro, el de combate, un gesto familiar en él puesto que lo había invocado a menudo en las charlas de sobremesa. Pero su ayudante, Mas Oliver, y sobre todo su segundo en el mando, el coronel Diego Ibáñez Inglés, que era su enlace con Armada y el cerebro organizador de la capitanía, terminaron de despejarle las dudas: "Mi capitán general, ahora no podemos dejar tirada a la Guardia Civil". Todo se decantó durante el fin de semana. El domingo por la mañana, Milans comunicó a Armada que iba haber una acción importante; convocó al comandante Pardo Zancada a Valencia para encargarle de que activara a la Brunete; envió al gobernador militar de A Coruña, Luis Torres Rojas, el recado de que acudiera a Madrid a hacerse cargo de la jefatura de esa misma división -todavía el mismo lunes, 23-F, por la mañana, tardaron dos horas en localizarle porque estaba haciendo footing-, y ultimó el programa de despliegue de tropas en su región.


Durante el juicio y con posterioridad, Milans, Ibáñez Inglés y Mas Oliver sostuvieron que el general Armada transmitió por teléfono su conformidad con la acción detonante (tejerazo) que debía desencadenar la intervención militar. Como Armada ha negado siempre esas llamadas del domingo 22-F, los antiguos mandos del Cesid Javier Calderón y Florentino Ruiz Platero, autores del libro Algo más que el 23-F, apuntan la posibilidad de que, por indicación de Ibáñez Inglés -planificó el golpe en Valencia, incluida la detención de la antena del Cesid en esa capital-, alguien se hiciera pasar por Armada al otro lado del teléfono para convencer a Milans de que la Corona estaba de acuerdo. De esas conversaciones, reales o ficticias, salió el anuncio de que Armada estaría el 23-F por la tarde en La Zarzuela asesorando al Rey y la idea, utilizada igualmente a modo de consigna con la que vencer resistencias, de que la operación tenía una cabeza bicéfala: Milans-Armada, los dos generales más declaradamente monárquicos.

El 23-F fue el infame tránsito de la Operación Armada a la Operación De Gaulle, abortado por Tejero con su proyecto de junta militar y su irrupción vocinglera y violenta que, transmitida en vivo y directo por la radio, forzó a más de uno a volverse atrás. Y es que en el plan diseñado por los conspiradores de salón hacía falta un poco de presión, pero no tanta. Bastaba, seguramente, un amago de golpe, la escenificación del malestar en el Ejército y las Fuerzas Armadas, y estaban de más los disparos en el hemiciclo, el tono y lenguaje cuartelero, la humillación y violencia contra un hombre mayor y tan digno como Gutiérrez Mellado. También Milans se retrató esa noche con su comportamiento. Mandó al comandante Pardo Zancada, de la División Acorazada, que acudiera al Congreso con su unidad de policía militar a respaldar la posición de Tejero, al tiempo que ordenaba a este último que obedeciera a Armada y le permitiera postularse ante los diputados para que, con el miedo en el cuerpo, le votasen presidente del Gobierno.

Armada, maestro de las medias verdades, habilísimo a la hora de solaparse y fabricar coartadas, consiguió de Milans que reuniera y controlara a las tramas golpistas "por si surge un movimiento que el Rey necesite encauzar", y luego, cuando las piezas saltaron del tablero, excitadas con la oportunidad y animadas con tantos reclamos, no las denunció, ni desactivó. La tarde del 23-F trató de ser convocado a La Zarzuela para avalar la consigna de que se actuaba a las órdenes del Rey. El antiguo tutor del príncipe incumplió el precepto monárquico de "no hablarás en nombre del Rey en vano", incluso mientras el Monarca trataba de sujetar al Ejército y parar el golpe. "Eres tan monárquico que para salvar al Rey eres capaz de cargarte la monarquía", le había indicado Manuel Gutiérrez Mellado en una de sus discusiones. Armada aterrizó con su proyecto de Gobierno de concentración en una situación de emergencia que él no había organizado personalmente, pero se sirvió de ella para tratar de hacer cumplir, esta vez con la presión de las armas, su sueño de presidir el Gobierno. "Yo era bastante vanidoso antes de ir a la cárcel", ha admitido.

Está fuera de toda duda que, como señala Javier Calderón, "Alfonso Armada incurrió, al menos, en un pecado de omisión", ya que él mismo ha reconocido que sabía que "algo importante" iba a pasar en Madrid y que el movimiento se iba a iniciar en A Coruña (no pensó en Torres Rojas, interpretó que la iniciativa le correspondería al capitán general de Galicia, Manuel Fernández Posse). En su defensa, el antiguo preceptor del Rey argumenta que si no informó al Monarca, tampoco cuando supo que la acción era inminente, fue porque pensó que, como en ocasiones precedentes, el Monarca le remitiría a Gutiérrez Mellado.

"Tengo 90 años y algunos achaques, pero estoy muy bien de cabeza, y le digo que el 13 de febrero de 1981 ya le advertí a Gutiérrez Mellado del peligro que había y él me contestó: 'Tú sueñas', y me instó a dejar de alarmar al Rey con lo del malestar en el Ejército", manifestó Alfonso Armada, semanas atrás, a este periódico. "El día que comí con Enrique Múgica (encargado de las cuestiones de Defensa del PSOE) no hablamos del golpe, ni de política. Él me preguntó por otras personas, que cómo era Sabino Fernández Campo... Me atribuían la presidencia de un futuro Gobierno y yo tenía el prestigio y estaba dispuesto a sacrificarme", subraya. Alfonso Armada, que sigue definiéndose "español, católico, apostólico, romano y monárquico", dice que todavía no entiende por qué le acusó el Rey. Piensa que también ahora España pasa por una situación similar a la del 23-F. "Hemos llegado a un punto peligroso. Yo proponía otra cosa distinta: una España con autonomía administrativa, como decía el testamento de Franco, pero no este galimatías de las 17 autonomías. El 23-F yo saqué a los diputados sanos y salvos", enfatiza. A su manera, ¿no contribuyó también a colocarles bajo el cañón de las armas?


El factor sorpresa permitió a Tejero ocupar el Congreso porque el Gobierno lo ignoraba todo. ¿También el Cesid? Pese a los años transcurridos, ese sigue siendo un terreno movedizo desde que Tejero, en una de las cuatro versiones judiciales que dio sobre los hechos, acusó al entonces comandante José Luis Cortina, del Cesid -absuelto en el juicio-, de haberle empujado a actuar y haber preparado la supuesta, nunca probada, reunión suya con Armada. ¿Hay algo de verdad en ese testimonio que cerraría el círculo Tejero-Milans-Armada o forma parte en su totalidad de las versiones que los procesados y sus defensores urdieron durante el juicio para implicar lo más posible al Rey, servirse así de la coartada exculpatoria de la "obediencia debida" y, de paso, contaminar a las instituciones?

Nadie que conozca a los personajes se imaginaría a Tejero y a José Luis Cortina remando en la misma barca, aunque algunos oficiales reformistas confiaron ciegamente en Armada porque veían en él el escudo del Rey y no concebían que pudiera traicionarle. Puede que tocaran la música sin conocer la letra y ese día se llevaran una sorpresa mayúscula. El informe interno del Cesid elaborado por el teniente coronel Juan Jáudenes dejó constancia de la implicación de Vicente Gómez Iglesias, condenado en la vista, y de que el cabo Rafael Monge guió por Madrid con un coche a la columna del capitán Muñecas en su ruta hacia el Congreso y, según declaraciones de uno de sus compañeros, se jactó de haber sido advertido por uno de sus superiores con una semana de antelación de la inminencia de una "acción importante". Jáudenes confirmó, sobre todo, la existencia de un clima interno de fuerte división y versiones contrapuestas.

Javier Calderón, que dirigió el Cesid entre 1996 y 2001, y Florentino Ruiz Platero aseguran que el servicio, como tal, no estuvo implicado en la intentona golpista y reducen el asunto a algunas actitudes personales, poco significativas. Claro que, según algunos de los libros publicados, los que atribuyen la intentona golpista a una ingente tarea de inteligencia y manipulación a cargo del Cesid, este hombre, Javier Calderón, sería poco menos que el cerebro del 23-F. Tres décadas después, parte del anecdotario que los condenados y sus abogados fabricaron durante el juicio sigue todavía circulando en boca de catedráticos e investigadores.

Es como si, en lugar de actuar de trilla que separa el grano de la paja, depura y consolida la verdad, el paso del tiempo agitara los sedimentos de las evidencias ya establecidas y aventara de nuevo rumores y ficciones. "Curioso país, el nuestro, que gusta de dar verosimilitud a los rumores, sean del 23-F o del 11-M, y hace suya la frase 'cuando el río suena, agua lleva', especialmente si el agua que corre es agua turbia", comenta con ironía y acidez Javier Calderón. ¿No cabe pedirles ya a Antonio Tejero y otros protagonistas que se sinceren en aras de la verdad histórica?