sábado, 31 de mayo de 2014

Reloj, no marques las horas


Reloj, no marques las horas

Martí Guixé altera el uso de productos que empleamos habitualmente para forzar la reflexión de los usuarios

Tenemos demasiadas cosas y hemos dejado de verlas. Existen mil posibilidades de comunicación, pero vivimos incomunicados. Despreciamos lo valioso y acumulamos lo accesorio. A partir de estas paradojas de la sociedad actual, el diseñador Martí Guixé (Barcelona, 1965) ha ideado una serie de productos que invitan a vivir de otra manera. Asentado en Berlín porque siempre ha huido de las "atmósferas sobreprotectoras", Guixé cree que hay objetos que, con las necesidades actuales, podrían modificar su uso. Él lo ha hecho con el reloj de pared. "Hoy en día hay relojes en los ordenadores, en los microondas y en los móviles, ¿qué sentido tiene ya el reloj de pared?", pregunta. Y con su 24h Sentence Maker concluye que la nueva utilidad queda más allá de dar las horas. En su reloj de aluminio blanco -que Alessi acaba de sacar al mercado- puede pintarse. En el botón que hace girar las agujas, Guixé ha escrito el verbo "es" y cada una de las horas ha sido sustituida por un sustantivo. Así, las horas se explican con frases leyendo los sustantivos que unen las agujas. Las 8.10, por ejemplo, se traducen por "comida es emoción". Pero hay más. La hucha Seed Safe (semilla segura o caja fuerte de semillas) apuesta por un diseño sostenible. Y por una reflexión de calado. Imita las antiguas huchas infantiles de barro, pero apunta más alto. Le interesa más la generosidad que la acumulación. Recuerda que desde lo más cotidiano (la manzana o el melocotón que te comes de postre) puedes ayudar al planeta. E invita a hacerlo jugando: metiendo la semilla por la abertura que le corresponda, como en los rompecabezas infantiles en los que cada pieza debe introducirse por el agujero por el que cabe: "La idea es cambiar la percepción sobre algo tan cotidiano como una manzana. Que una semilla contenga toda la información es mágico. Y tirar la semilla tras comerte una manzana, un desprecio a la naturaleza". ¿Por qué no hacer que los niños coleccionen semillas y que aprendan a cuidar el planeta?

Los mensajes llegan claros con los productos de Guixé. Pero ¿no hay algo perverso en criticar hábitos cuestionables proponiendo más consumo? ¿Qué sentido tiene hacer un diseño subversivo en empresas poderosas como Alessi? "Me ha costado 10 años aceptar su propuesta. Lo primero que hice fue un libro de ideas. Y no funcionó. El mercado no estaba preparado. Me volvieron a llamar. Seguimos consumiendo. Pero hemos detectado fallos. Queremos tener cosas que nos representen.Y tenemos la asignatura pendiente de algo básico del ser humano: aprender a comunicarnos. Algunos objetos pueden ponerlo más fácil", explica.

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