domingo, 1 de junio de 2014

Los tengo para impresionar a las visitas...


'Bibliotecas llenas de fantasmas', Jacques Bonnet

¿Tenéis libros en casa? Pero no digo unos pocos sino unos cuantos, es decir, varios cientos que amenazan con convertirse en miles, creciendo en estanterías, con posibilidades muy altas de transformarse en una avalancha de letras o apilados en el suelo cortándote el paso. Augusto Monterroso ya decía en un pequeño texto de ‘Movimiento perpetuo’, Cómo me deshice de quinientos libros, que a él le tocó vivir en una época en la que se editaban muchos libros. Y a nosotros también. El libro del Eclesiastés en la Biblia dice que No hay fin de hacer muchos libros y yo apostillaría, con asterisco en el texto Sagrado, a pie de página, y con la reverencia para estos casos indicada, que “leerlos tampoco lo tiene”.

Después está aquello de los amigos o conocidos que llegan a tu casa, caótica de libros, suplementos literarios y revistas especializadas: “¿Te los has leído todos?” Pero ¿a qué viene esa pregunta? ¿Qué esconde en su oscuro revés? En la película Descubriendo a Forrester encontré la respuesta perfecta para la preguntita de marras, en uno de los diálogos entre el escritor atormentado y su pupilo. Ante la pregunta, Forrester responde serio: “No, los tengo para impresionar a las visitas” y te quedas tan ancho. O no.

Lo cierto es que esta bendita (o maldita) manía de hacer acopio de libros tiene en ‘Bibliotecas llenas de fantasmas’ (Anagrama, 2010) una hermosa encarnación. El francés Jacques Bonnet nos narra sus propias peripecias en esto de mantener en equilibrio una biblioteca, de mantener el amor por los libros y el equilibrio propio. Porque, como dice el autor, “las bibliotecas se parecen a sus dueños”. Así que cuidado, a ver como colocáis los libros.

Se trata de una obra que pone de manifiesto que los frikis de los libros no estamos solos, que lo que nos pasa con nuestras bibliotecas es bastante común dentro del planeta Libro, es decir, que estamos todos literatosos perdidos. Un libro encantador, cómplice y que pone de manifiesto el poder de los libros sobre las personas.

Dos peculiaridades que se abordan en el libro entre otras muchas: la de marcar los libros y la de guardar y ordenarlos.

Siempre he creído que los libros son como la mujer a la que amas: tienes que tocarla, repasar sus pliegues, marcarla a besos y caricias para saber dónde dejaste el afecto y la pasión para volver luego sobre ella y seguir disfrutando. Pues Jacques Bonnet no puede leer sin tener algo en la mano, sin marcar a lápiz o bolígrafo los libros que va leyendo.

Son para él una suerte de hitos de memoria (yo los llamo así), un lugar dónde volver a posar la mirada y la memoria. Pero le pasa como a todos: llegados al hito no nos acordamos exactamente por qué lo marcamos. Cita Bonet a Alberto Manguel el cual comentaba que tiene un libro fechado en 1978 de su puño y letra en Trieste pero le pasa algo sobre cogedor: no recuerda haber estado allí pero el libro y la fecha no mienten. Cosas de la vida y de los libros.

Sobre guardar y ordenar los libros Bonnet cita al querido Georges Perec que intentó en su día citar todas las maneras de ordenar una biblioteca (un valiente), y nos avisa: clasificar una biblioteca es una locura. Resulta revelador de las malas pulgas de muchos bibliófilos poner a autores antagónicos juntos en la misma balda. ¿Qué se dirían? ¿Cómo reaccionarían? Disfruto pensando en una reconciliación Vargas Llosa-García Márquez fraguándose en mi estantería, la de arriba del todo: espalda con espalda están ‘Conversación en la Catedral’ y ‘Cien años de soledad’. Allí es nada.

Un rato armonioso y festivo es esta lectura de ‘Bibliotecas llenas de fantasmas’. Un texto para reconciliarnos con nuestra biblioteca aunque amenace con echarnos de casa o aplastarnos en un descuido, incluidos los niños y la mujer. Un texto hábil y erudito que promete ocupar un lugar privilegiado en nuestras bibliotecas. No podía ser de otra manera.

Editorial: Anagrama
ISBN: 978-84-339-6306-2
PÁGINAS: 144 páginas

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